13 nov 2019

Tate No Yuusha Vol 14 Cap 11

Autor: Aneko Yusagi

Traductor: Lord

Editor: Lord



11 Un breve viaje de regreso

Viajamos a la aldea usando Escudo Portal.

“¡Estamos de vuelta!”

“¡Rafu!” ‒ Firo y Raph-chan gritaron alegremente.

“Parece que no ha habido ningún problema aquí.” ‒ declaró Raphtalia.

“¡Ah, han vuelto! ¡Yay!” ‒ Keel nos vio y se apresuró a venir. ‒ “¡Bienvenidos a casa! ¿Han derrotado a esos tipos malos que intentan matar a Raphtalia?” ‒ La última vez que hablamos con ellos fue por la mañana antes de salir de Siltvelt en barco, así que fue hace un tiempo. Al oír a Keel, Ren también apareció.

“Naofumi, ¿cómo les va?” ‒ dijo.


“Acabamos de encontrar un reloj de arena del dragón durante nuestro viaje, así que vinimos a ver cómo iba todo en la aldea.” ‒ expliqué.

“Ya veo.”

“Sin embargo, hemos progresado mucho. ¿Qué hay de ustedes?”

“No se han producido más ataques. Estoy pensando que es desde que se dieron cuenta de que estás dando un golpe en Q’ten Lo” ‒ respondió. Hmmm. Así que ya no tenían margen para atacar aquí. Ya habían tenido problemas con cosas como el lenguaje. Y traer más mano de obra a una distancia tan grande no iba a ser fácil. Sin mencionar que con su patria bajo ataque, necesitarían a todos los que pudieran reunir en casa.

“Una cosa, Naofumi. ¿Qué le dijiste a Eclair antes de tu partida?” ‒ se preguntó.

“¿Qué quieres decir?”

“Eclair se ha estado quejando de algo que le dijiste. ¿Sobre no tener ninguna capacidad como gobernador? ¿Algo así?”

Uwah. Sí, para mantener a Melty contenta, podría haberle dicho a Eclair que se retirara. Pero sólo dije la verdad, así que no pude evitarlo. Era un hecho que Eclair había pasado mucho más tiempo entrenando que ocupándose del papeleo.

Lo mejor es ignorar este tema y seguir adelante.

“Si el pueblo no va a ser atacado, Ren, te agregaré al equipo de invasión. Estás con nosotros ahora. Ya no hay barcos involucrados, así que estarás bien.”

“Uf, qué bueno.” ‒ Ren asintió con la cabeza, parecía aliviado. No le gustaba nadar, ¿verdad? ‒ “Admito que fue un poco preocupante vigilar este lugar en tu ausencia. Y como S’yne se fue también, todos en el pueblo han estado muy preocupados.” ‒ Por esa razón, tener a S’yne aquí había sido muy conveniente. Aunque se suponía que ella no debía ir, fue de todos modos.

“Tienen técnicas antihéroes y otras cosas únicas, pero honestamente, el enemigo es tan estúpido que en realidad se está volviendo un poco ridículo.” ‒ bromeé.

“Es triste, casi, que no pueda negar esa afirmación en absoluto.” ‒ murmuró Raphtalia, casi sin palabras.

Procedimos a darle a Ren un simple desglose de todo lo que había sucedido en Q’ten Lo. Por supuesto, eso incluyó el haber descubierto los métodos de aumento de poder de las armas.

“¿Así que esto nos ayudará a ser más fuertes?” ‒ preguntó.

“¡Quiero ver la patria de Raphtalia por mí mismo!” ‒ Los ojos de Keel brillaban mientras su cola se movía, cuando lo pidió. ‒ “¡Llévame contigo! ¡Por favor, llévanos a todos contigo!”

“Aun así, aún no sabemos cuándo podría ser atacada la aldea. Me preocupa dejar este lugar demasiado indefenso.” ‒ dije.

“¿Por qué no llevarse a todos del pueblo?” ‒ Ah. ¿Llevar a todos los de aquí a Q’ten Lo? Miré a Raphtalia, y ella estaba haciendo una gran mueca.

“Eso es demasiada gente, seguramente. Los llevaremos de visita una vez que todo esté arreglado. Sólo aguanten hasta entonces.”

“Pensé que era una buena idea.” ‒ dijo Ren.

“Si todos vamos a la batalla, dejando la aldea vacía, ¿qué pasa si aparecen ladrones?” ‒ Se lo advertí. Teníamos oro y otros objetos de valor aquí, en un número no pequeño.

“Podríamos dejar a Melty a cargo. ¿Qué te parece eso?” ‒ Hmmm. Esa era una opción.

“Sr. Naofumi.” ‒ Raphtalia aún no estaba convencida.

“Míralo de esta manera, Keel. Estamos en Q’ten Lo, esencialmente luchando una guerra. No los estoy criando a todos para que luchen en el campo de batalla, así que tengan un poco más de paciencia.” ‒ le expliqué. No podíamos permitirnos el lujo de distraernos de nuestro verdadero objetivo: reconstruir y prepararnos para las olas.

“Ya veo. Qué lástima.” ‒ gimió.

“Una vez que todos los problemas se hayan resuelto, te llevaré.” ‒ Era un buen lugar para hacer turismo. Definitivamente lo pensaría.

“¡Aaamooo! ¿Puedo ir a ver a Mel-chan?” ‒ Firo estaba claramente contenta de estar de visita.

“Sí, lárgate. Quédate en el pueblo y te recogeremos más tarde, así que diviértete.”

“¡Yaaaaaay! ¡Mel-chan!” ‒ Firo se fue en un abrir y cerrar de ojos.

“Una cosa más. Tienen aguas termales por allí que son efectivas en maldiciones. Viendo que no conseguimos un portal a las islas de Cal Mira, tal vez podamos usarlas para curarnos.” ‒ supuse. Estábamos sufriendo de una serie de héroes malditos, incluido yo mismo, y ya era hora de que nos ocupáramos de ello. Definitivamente estábamos en desventaja en la batalla debido al debilitamiento que causaban.

“Rafu.” ‒ Raph-chan fue a saludar a los monstruos del pueblo. Deberíamos ir a buscar a Rat y Wyndia de Siltvelt también.

“Tengo que decirlo de nuevo, este teletransporte es muy conveniente.” ‒ comenté. Una distancia que tardaría semanas en cubrir en Firo o Gaelion, viajada en un instante. ‒ “Normalmente debería estar disponible en todo momento, pero hay demasiadas regiones que no podemos usar ahora. Es un verdadero problema.”

“Sí.” ‒ murmuró Ren.

“¿Y bien? Ren, ¿has aprendido a nadar?”

"¡El hermano de la Espada puede nadar unos quince metros! ¡Yo le enseñé!”

“Hmmm.” ‒ Miré a Ren, y él miró hacia otro lado. Todo este tiempo, varias técnicas, ¿y sólo podía nadar quince metros?

“No sea demasiado duro con él, Sr. Naofumi.” ‒ me reprendió Raphtalia.

Y así fue como terminamos llevando a Ren a Q’ten Lo.

***

Rat y Wyndia habían hecho un buen progreso con su investigación ecológica en Siltvelt. Fue un punto de partida perfecto para traerlas con nosotros. Cuando le mostré una rama de luminarias sakura a Rat, sus ojos habían brillado mientras la investigaba. Su curiosidad por Q’ten Lo iba en aumento.

“¡Oh! ¡Ese parece un ecosistema interesante! Cuenta con nosotras.” ‒ exclamó.

“¿Dónde está Gaelion?” ‒ preguntó Wyndia.

“En una operación separada, proporcionando transporte a Atlas y su grupo. Nos volveremos a encontrar con ellos pronto.”

“De acuerdo.”

“Bien, vamos a ir a echar un vistazo a los alrededores.”

“Adelante. Puede que todavía haya enemigos por aquí, así que ten cuidado.”

“Conozco el procedimiento.” ‒ Con eso, las dos se alejaron. Iban a unirse al apoyo de la retaguardia, pero al traerlas con nosotros buscaban avanzar definitivamente en su investigación.

Después de eso, también me puse en contacto con el tío de Imiya, que dirigía la tienda de armas.

“¿El Maestro y Erhard están ahí?” ‒ preguntó.

Viendo que no se iría por mucho tiempo, le hice cerrar la tienda y lo llevé al taller de Motoyasu II en Q’ten Lo.

“Sí. Ya deberían haber llegado al taller. Vamos a verlos. Ven conmigo.”

“Claro.” ‒ El tío de Imiya, si no recuerdo mal, tuvo que interrumpir su formación de herrero por problemas familiares. Había rellenado algunos huecos ayudando al viejo, pero esta era una buena oportunidad para que adquiriera la experiencia adecuada.

Como otra ventaja, no estaría de más tener otro par de ojos en Motoyasu II.

Con todos esos factores en juego, llevé al tío de Imiya con el viejo y su maestro.

“¿Oh? ¡Es Tolly! Chico, ¿qué está pasando aquí?” ‒ preguntó el viejo. Habíamos llegado al taller de Motoyasu II y nos encontramos con una forja increíblemente grande. Todo estaba bien cuidado, e incluso incluía una ferretería. El horno siempre estaba encendido, y la chimenea del techo siempre echaba humo. Incluso tenía instalaciones mágicas. Desde ese punto de vista, la tienda del viejo no podría competir con todo esto. De particular importancia era un dispositivo que parecía tener algunas propiedades mágicas bastante buenas, un horno que parecía que podía hornear pan conectado a algún tipo de mango.

“Había un reloj de arena del dragón en la ciudad vieja. Sabiendo que todavía tienes mucho trabajo que hacer, le pedí que cerrara la tienda en casa y lo traje aquí.” ‒ le dije al viejo.

“Eso me hace preocuparme un poco por Melromarc, pero definitivamente es una gran ayuda.” ‒  dijo.

“¡Geh! ¿Ahora Tolly también?” ‒ Motoyasu II miró primero al tío de Imiya y luego me miró fijamente. ‒ “¡Demonio! ¿Cuánta presión me estás poniendo?”

“Cállate y sigue trabajando. ¡Puedes divertirte una vez que le hayas enseñado al viejo y al tío de Imiya todas tus técnicas!”

“¡Cállate! Tuve un dolor de cabeza terrible que duró tres días, gracias a ti.” ‒ gritó.

“No me mires a mí. Tú pediste esas bebidas.” ‒ dije. Yo sólo hice los, digamos, ajustes.

“Ha sido duro vigilar al maestro y asegurarse de que no huya.” ‒ comentó el viejo, cruzando los brazos. ‒ “Con Tolly aquí, eso debería ser más fácil.”

“Bueno, está bien. Haré lo mejor que pueda.” ‒ dijo el tío de Imiya, por lo que parecía que la responsabilidad era quizás demasiado para él, una reacción muy parecida a la que su sobrina habría dado en la misma situación.

“Oh, y esos materiales de la Tortuga Espiritual por los que preguntabas, viejo. Hice los arreglos, así que sólo pídelo.”

“¡Genial! Eso es una gran ayuda. Si mi maestro y yo trabajamos juntos en ellos, estoy seguro de que seremos capaces de hacer un gran equipo nuevo.”

“¡Malditos sean sus ojos, de todos ustedes! ¡Muy bien, Tolly! Voy a ponerte en forma a martillazos, así que espero una parte de tus ganancias luego.” ‒ gruñó. Qué condiciones más locas. Estaba entrenando a dos estudiantes, ¿así que esperaba ver un rembolso? Bueno, mala suerte, pervertido. Cualquier beneficio creado por el tío de Imiya vendría a mí. ¡Nada para ti, viejo cabrón!

“Ah, algo más. También traje a Ren, el Héroe de la Espada.” ‒ anuncié.

“¿Eh? ¿Este es el momento en que me presentas?” ‒ Ren habló en voz alta, habiéndonos escuchado en silencio hasta ese momento.

“Sí. Tenemos una espada que se ve muy bien. Estaba pensando en que lo copiaras, Ren.” ‒ le dije.

“Todavía se está purificando. No tengo ni idea de lo que pasará si pones tus sucios dedos sobre ella.” ‒ gruñó Motoyasu II y señaló el arma que colgaba de la pared en un rincón de la habitación. ‒ “Incluso con estas instalaciones, esto va a tomar un poco más de tiempo.”

“¿Una espada? Interesante. Tiene una energía increíble. Como si sintiera la espada… latiendo, podría decirse.” ‒ Mientras hablaba, Ren puso su mano sobre la empuñadura de su propia espada.

“¿Ah? Interesado en la fabricación de armas, ¿verdad?” ‒ Soltó Motoyasu II.

“Ah, bueno. Un poco. Me gusta coleccionar armas finas.”

“Hmmm. Tienes un aura que repele a las mujeres, preferible a ese idiota del Escudo. Creo que vamos a llevarnos bien. Muy bien. Tal vez te enseñe algunas cosas, si me ayudas a escapar más tarde.” ‒ continuó. En serio, tenía agallas. ¡Diciendo cosas así delante de mi cara!

“Seguro, eso suena bien. Mi nombre es Ren Amaki.” ‒ ¿Por qué diablos sonreía Ren? ¡Se habían burlado de él! ¡‘Repelente de mujeres’ no era un cumplido!

“Basta de esto. Ren, vigila a ese viejo pervertido.” ‒ ordené.

“Muy bien.” ‒ Asintió con la cabeza. Con eso, dejé a Ren en el taller.

“¡Mi espada! ¡Noooooo!” ‒ Los gritos de Motoyasu II sonaron en el momento en que nos fuimos.

“¡Lo siento, lo siento! Lo olvidé por completo. ¡Mi maldición hace que las cosas que toco se degraden!” ‒ El daño fue una piedra sakura del destino de la espada. No iba a ser fácil conseguir que Ren copiara las armas. Le ordené que se dirigiera a las aguas termales lo antes posible para recuperarse completamente de la maldición.


<< Anterior - Indice - Siguiente >>

Delirios de Lord:

Jajaja. Eclair sigue molesta.
Hablando de Eclair, siempre que leo su nombre,
me imagino un pinguino xD