Traductor: Lord
Editor: Lord
08 La Búsqueda
"La firorial legendaria...
Ella realmente existe."
Fitoria y la Tortuga Espiritual
continuaron su titánica batalla en la distancia. Habíamos regresado a salvo a las
filas del ejército de coalición, y permítanme ser franco: nos veíamos muy mal
por el desgaste. Mi armadura apenas se mantenía unida. Estaba llena de
abolladuras y agujeros.
"Esperemos que ella pueda
ponerle fin a todo esto."
Fitoria desataba una asombrosa
serie de ataques, uno tras otro, con una velocidad impresionante.
"¡ROOOAAAAAAARRR!"
Los misiles en forma de estacas
en el caparazón de la Tortuga Espiritual salieron disparados al aire, y Fitoria
los siguió con sus ojos. Saltando hacia atrás para conseguir algo de distancia,
esquivó hábilmente cada estaca cuidadosamente y su consiguiente explosión.
Una vez más, me impresionó.
"¡Crash! ¡A la carga!" ‒
Gritó Fitoria mientras abría una de sus alas. ¡Entonces el carruaje que ella
había estado tirando creció a un tamaño enorme y comenzó a transformarse!
El carruaje se convirtió en un
carro de guerra (chariot). Fitoria corrió a toda velocidad, con el carro de
guerra a remolque, y chocó contra la Tortuga Espiritual. Luego subió sobre el
monstruo aturdido y le dio un golpe aplastante en la cabeza y las patas
delanteras.
“...”
Hizo fuerza contra su caparazón
pero no fue capaz de empujarlo hacia atrás.
Retrocediendo para orientarse, el
carro de guerra se transformó en un carruaje. En el momento en que se liberó de
su ataque, la Tortuga Espiritual regeneró sus miembros y cabeza perdidos, e
inmediatamente abrió la boca para disparar otro rayo de partículas.
"¡Amo! ¡Tengo un mensaje de
Fitoria!"
"¿Qué pasa?"
"Dice que no puede romper el
caparazón. Dice que lo mantendrá ocupado, pero que necesitamos encontrar una
forma de matarlo".
Me gustaría que nos hablara con
normalidad, aunque teniendo en cuenta su tamaño, su voz probablemente sería
demasiado alta para entenderla. Probablemente habría sonado como un ruido
ensordecedor.
"¿No puede usar una bandada
de sus amigos firoriales para atacar en masa?"
"¡Dice que tuvo que
apresurarse para llegar aquí, así que está sola!"
Oh bien. Supongo que no podía
esperar que una gran bandada de firoriales la siguiera. Ella era muy rápida. Además,
¿en qué estaba pensando al esperar que los firoriales normales pelearan con la
Tortuga Espiritual?
"¡Sr. Naofumi!"
Raphtalia y los otros volvieron
corriendo desde la dirección del castillo.
"¿Cómo van las
evacuaciones?"
"La ciudad castillo ha sido
evacuada en su mayor parte. Escuché que la batalla iba a pasar a la siguiente
etapa, así que me apresuré a volver".
"Buena idea. Parece que no
nos relajaremos por un tiempo".
Fitoria iba a mantener ocupada a
la Tortuga Espiritual, pero si no descubrimos cómo matar a la tortuga de forma
definitiva, entonces terminaríamos justo donde empezamos.
¡Me estaba cansando de mirar a
esa maldita tortuga!
Me volví hacia la reina ‒
"Escuchaste lo que dijo Firo, ¿verdad?"
"Sí. Y como sospechábamos,
supongo que nuestra mejor opción es escabullirnos dentro del cuerpo de la
Tortuga Espiritual e intentar el procedimiento de sellado. La otra opción,
aunque ciertamente no es una apuesta segura, sería buscar el resto del mensaje
de los antiguos héroes y esperar que usted, Sr. Iwatani, pueda leerlo".
"Supongo que tendremos que
hacer las dos cosas al mismo tiempo."
Mientras discutíamos nuestras
opciones, la batalla continuó en la distancia.
"¡¿Qué demonios...?!" ‒
No podía creer lo que estaba viendo. ¡La Tortuga Espiritual tenía más de una
cabeza! Peor aún, todas estaban disparando rayos de partículas hacia Fitoria.
Hubo una buena noticia, al menos.
Desde mi punto de vista, parecía que los rayos mismos eran menos poderosos de
lo que habían sido. Quizás fue porque ahora estaba disparando más de uno al
mismo tiempo.
"Será mejor que nos
vayamos".
Ost bajó de Firo y se paró sobre sus
piernas temblorosas. Ella miró fijamente a la Tortuga Espiritual con
incredulidad. O bien había caído en la desesperación, o bien estaba molesta por
lo que estaba haciendo su ‘verdadero cuerpo’.
"¿Crees que podemos subirnos
a su espalda?"
"Será difícil. Pero, Sr.
Iwatani, observe de cerca a la Tortuga Espiritual conmigo".
"¿Eh?"
Hice lo que me dijo y entrecerré
los ojos ante la tortuga. Cuando miré con mucha atención el nuevo y desgastado
caparazón, estaba cubierto en su mayor parte de picos. Pero pude ver los restos
de montañas que aún cubrían el caparazón, allá abajo, donde los picos se
extendían desde la dura superficie.
Tal vez, si escaláramos esas
montañas, podríamos encontrar una cueva que nos llevaría adentro.
También observé el patrón de
ataque de la tortuga mientras se enfrentaba a Fitoria. Atacaba con la cabeza,
las patas y los picos en la espalda. Por lo que pude ver, no tenía ningún
ataque que pudiera herir a un enemigo de tamaño humano en su espalda. ¿Podría
hacernos daño si nos subíamos a su espalda? Estaríamos en problemas si de
repente se parara sobre sus patas traseras, o si girara, o si se volteara sobre
su caparazón. Si Fitoria mantuviese sus ataques hasta el punto de que la Tortuga
Espiritual intentase cualquiera de estas cosas, entonces podríamos acabar
aplastados en la batalla.
"Debido a que la Tortuga
Espiritual está actualmente distraída por su batalla con la firorial legendaria,
creo que podremos subir a su espalda si nos acercamos por detrás."
"Será peligroso, pero
supongo que no tenemos elección." ‒ Me volví hacia Firo ‒ "¿Has oído
eso, Fitoria? Vamos a intentar subir al caparazón. Vamos a buscar su corazón o
lo que sea. ¿Puedes mantenerlo ocupado mientras estamos allí arriba?"
"Dice que hará lo que pueda,
pero será mejor que te des prisa".
Entonces no había tiempo que
perder. Si era posible, quería asegurarme de que la batalla no se intensificara
demasiado mientras estábamos en el caparazón, pero no tenía sentido
mencionarlo. ‒ "¡Está bien! ¡Todos, vamos a subirnos al caparazón mientras
la tortuga se mueve y nos dirigiremos a su corazón! ¡Todos ustedes, quédense conmigo!"
"¡Todos! ¡Por el bien del
mundo, hagamos lo que dice el Héroe del Escudo, Sr. Iwatani!"
La multitud gritó.
"¡Todos han visto al Sr.
Iwatani defendernos de innumerables ataques! ¿No empujó eso su alma a la
acción? ¡Ahora es nuestro momento!"
Tenía una pregunta para la reina
‒ "Sólo es para comprobar, ¿pero vienes con nosotros?"
"Había pensado que yo podría
ser necesaria para distraer a la Tortuga Espiritual, pero la situación actual
ya no lo requiere. Mientras la firorial legendaria lo mantenga ocupado, yo lo
acompañaré en este esfuerzo".
"Genial" ‒ dije,
girándome para ver cómo estaban Raphtalia y las demás. Estaban claramente
exhaustas. Por supuesto que lo estarían. Yo también estaba agotado y quería
dormir unos días. Pero no había tiempo para eso.
"Fueh... Maestro
Itsuki..." ‒ Cada vez que Rishia estaba asustada o preocupada, no podía
evitar gemir el nombre de Itsuki. Todavía me costaba creer que ella pudiera ver
tanto bien en él.
"Sr. Naofumi, ¿se siente
bien?"
"No es nada que no pueda manejar,
pero cuando todo esto termine, voy a tener que trabajar en mi armadura." ‒
Aún se mantenía unida, pero apenas. Si la batalla continuaba durante mucho más
tiempo, tendría que pensar en cambiarla, aunque no por uno de esos kigurumi. En
realidad, dudo que el kigurumi que tenía ayudase mucho, considerando al
enemigo. Quizás tendría más sentido quitarle el Firo kigurumi que llevaba
Rishia.
"¡¿Fueh?!" ‒ Rishia
saltó, de alguna manera intuyendo mis pensamientos, y apretó más el kigurumi con
todo su cuerpo. Luego le extendió la mano a Ost, que seguía tambaleándose con
los pies temblorosos.
"Está todo bien. Todos
compartimos el mismo objetivo. El fin de la batalla se acerca."
"Correcto".
"Si vamos a subir a la
Tortuga Espiritual, quizás ha llegado el momento en el que pueda ser de
ayuda" ‒ dijo Eclair, contemplando la monstruosa batalla que se avecinaba
en el horizonte. Sus ojos estaban muy abiertos.
"La Tortuga Espiritual ha
cambiado considerablemente desde la última vez que luchamos contra ella. Existe
la posibilidad de que las cuevas de las montañas que conducen al interior de su
cuerpo también hayan cambiado".
"Buen punto."
"Y no hay forma de saber qué
tipo de familiares de la Tortuga Espiritual nos vamos a encontrar en esos
túneles. Vamos a necesitar tu ayuda para salir adelante. Asegúrate de estar
preparada".
"Correcto".
"¡Estaré allí contigo!"
‒ gritó la vieja.
"Sí. Es la hora. ¡Sr.
Naofumi, vámonos!"
"¡Sí!"
La batalla contra la Tortuga
Espiritual había llegado al punto sin retorno. No teníamos más remedio que
escabullirnos detrás de la tortuga y subirnos a su caparazón. Ya era hora.