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2 jul 2018

Tate No Yuusha Vol 07 Cap 08

Autor: Aneko Yusagi

Traductor: Lord


Editor: Lord




08 La Búsqueda

"La firorial legendaria... Ella realmente existe."

Fitoria y la Tortuga Espiritual continuaron su titánica batalla en la distancia. Habíamos regresado a salvo a las filas del ejército de coalición, y permítanme ser franco: nos veíamos muy mal por el desgaste. Mi armadura apenas se mantenía unida. Estaba llena de abolladuras y agujeros.

"Esperemos que ella pueda ponerle fin a todo esto."


Fitoria desataba una asombrosa serie de ataques, uno tras otro, con una velocidad impresionante.

"¡ROOOAAAAAAARRR!"

Los misiles en forma de estacas en el caparazón de la Tortuga Espiritual salieron disparados al aire, y Fitoria los siguió con sus ojos. Saltando hacia atrás para conseguir algo de distancia, esquivó hábilmente cada estaca cuidadosamente y su consiguiente explosión.

Una vez más, me impresionó.

"¡Crash! ¡A la carga!" ‒ Gritó Fitoria mientras abría una de sus alas. ¡Entonces el carruaje que ella había estado tirando creció a un tamaño enorme y comenzó a transformarse!

El carruaje se convirtió en un carro de guerra (chariot). Fitoria corrió a toda velocidad, con el carro de guerra a remolque, y chocó contra la Tortuga Espiritual. Luego subió sobre el monstruo aturdido y le dio un golpe aplastante en la cabeza y las patas delanteras.

“...”

Hizo fuerza contra su caparazón pero no fue capaz de empujarlo hacia atrás.

Retrocediendo para orientarse, el carro de guerra se transformó en un carruaje. En el momento en que se liberó de su ataque, la Tortuga Espiritual regeneró sus miembros y cabeza perdidos, e inmediatamente abrió la boca para disparar otro rayo de partículas.

"¡Amo! ¡Tengo un mensaje de Fitoria!"

"¿Qué pasa?"

"Dice que no puede romper el caparazón. Dice que lo mantendrá ocupado, pero que necesitamos encontrar una forma de matarlo".

Me gustaría que nos hablara con normalidad, aunque teniendo en cuenta su tamaño, su voz probablemente sería demasiado alta para entenderla. Probablemente habría sonado como un ruido ensordecedor.

"¿No puede usar una bandada de sus amigos firoriales para atacar en masa?"

"¡Dice que tuvo que apresurarse para llegar aquí, así que está sola!"

Oh bien. Supongo que no podía esperar que una gran bandada de firoriales la siguiera. Ella era muy rápida. Además, ¿en qué estaba pensando al esperar que los firoriales normales pelearan con la Tortuga Espiritual?

"¡Sr. Naofumi!"

Raphtalia y los otros volvieron corriendo desde la dirección del castillo.

"¿Cómo van las evacuaciones?"

"La ciudad castillo ha sido evacuada en su mayor parte. Escuché que la batalla iba a pasar a la siguiente etapa, así que me apresuré a volver".

"Buena idea. Parece que no nos relajaremos por un tiempo".

Fitoria iba a mantener ocupada a la Tortuga Espiritual, pero si no descubrimos cómo matar a la tortuga de forma definitiva, entonces terminaríamos justo donde empezamos.

¡Me estaba cansando de mirar a esa maldita tortuga!

Me volví hacia la reina ‒ "Escuchaste lo que dijo Firo, ¿verdad?"

"Sí. Y como sospechábamos, supongo que nuestra mejor opción es escabullirnos dentro del cuerpo de la Tortuga Espiritual e intentar el procedimiento de sellado. La otra opción, aunque ciertamente no es una apuesta segura, sería buscar el resto del mensaje de los antiguos héroes y esperar que usted, Sr. Iwatani, pueda leerlo".

"Supongo que tendremos que hacer las dos cosas al mismo tiempo."

Mientras discutíamos nuestras opciones, la batalla continuó en la distancia.

"¡¿Qué demonios...?!" ‒ No podía creer lo que estaba viendo. ¡La Tortuga Espiritual tenía más de una cabeza! Peor aún, todas estaban disparando rayos de partículas hacia Fitoria.

Hubo una buena noticia, al menos. Desde mi punto de vista, parecía que los rayos mismos eran menos poderosos de lo que habían sido. Quizás fue porque ahora estaba disparando más de uno al mismo tiempo.

"Será mejor que nos vayamos".

Ost bajó de Firo y se paró sobre sus piernas temblorosas. Ella miró fijamente a la Tortuga Espiritual con incredulidad. O bien había caído en la desesperación, o bien estaba molesta por lo que estaba haciendo su ‘verdadero cuerpo’.

"¿Crees que podemos subirnos a su espalda?"

"Será difícil. Pero, Sr. Iwatani, observe de cerca a la Tortuga Espiritual conmigo".

"¿Eh?"

Hice lo que me dijo y entrecerré los ojos ante la tortuga. Cuando miré con mucha atención el nuevo y desgastado caparazón, estaba cubierto en su mayor parte de picos. Pero pude ver los restos de montañas que aún cubrían el caparazón, allá abajo, donde los picos se extendían desde la dura superficie.

Tal vez, si escaláramos esas montañas, podríamos encontrar una cueva que nos llevaría adentro.

También observé el patrón de ataque de la tortuga mientras se enfrentaba a Fitoria. Atacaba con la cabeza, las patas y los picos en la espalda. Por lo que pude ver, no tenía ningún ataque que pudiera herir a un enemigo de tamaño humano en su espalda. ¿Podría hacernos daño si nos subíamos a su espalda? Estaríamos en problemas si de repente se parara sobre sus patas traseras, o si girara, o si se volteara sobre su caparazón. Si Fitoria mantuviese sus ataques hasta el punto de que la Tortuga Espiritual intentase cualquiera de estas cosas, entonces podríamos acabar aplastados en la batalla.

"Debido a que la Tortuga Espiritual está actualmente distraída por su batalla con la firorial legendaria, creo que podremos subir a su espalda si nos acercamos por detrás."

"Será peligroso, pero supongo que no tenemos elección." ‒ Me volví hacia Firo ‒ "¿Has oído eso, Fitoria? Vamos a intentar subir al caparazón. Vamos a buscar su corazón o lo que sea. ¿Puedes mantenerlo ocupado mientras estamos allí arriba?"

"Dice que hará lo que pueda, pero será mejor que te des prisa".

Entonces no había tiempo que perder. Si era posible, quería asegurarme de que la batalla no se intensificara demasiado mientras estábamos en el caparazón, pero no tenía sentido mencionarlo. ‒ "¡Está bien! ¡Todos, vamos a subirnos al caparazón mientras la tortuga se mueve y nos dirigiremos a su corazón! ¡Todos ustedes, quédense conmigo!"

"¡Todos! ¡Por el bien del mundo, hagamos lo que dice el Héroe del Escudo, Sr. Iwatani!"

La multitud gritó.

"¡Todos han visto al Sr. Iwatani defendernos de innumerables ataques! ¿No empujó eso su alma a la acción? ¡Ahora es nuestro momento!"

Tenía una pregunta para la reina ‒ "Sólo es para comprobar, ¿pero vienes con nosotros?"

"Había pensado que yo podría ser necesaria para distraer a la Tortuga Espiritual, pero la situación actual ya no lo requiere. Mientras la firorial legendaria lo mantenga ocupado, yo lo acompañaré en este esfuerzo".

"Genial" ‒ dije, girándome para ver cómo estaban Raphtalia y las demás. Estaban claramente exhaustas. Por supuesto que lo estarían. Yo también estaba agotado y quería dormir unos días. Pero no había tiempo para eso.

"Fueh... Maestro Itsuki..." ‒ Cada vez que Rishia estaba asustada o preocupada, no podía evitar gemir el nombre de Itsuki. Todavía me costaba creer que ella pudiera ver tanto bien en él.

"Sr. Naofumi, ¿se siente bien?"

"No es nada que no pueda manejar, pero cuando todo esto termine, voy a tener que trabajar en mi armadura." ‒ Aún se mantenía unida, pero apenas. Si la batalla continuaba durante mucho más tiempo, tendría que pensar en cambiarla, aunque no por uno de esos kigurumi. En realidad, dudo que el kigurumi que tenía ayudase mucho, considerando al enemigo. Quizás tendría más sentido quitarle el Firo kigurumi que llevaba Rishia.

"¡¿Fueh?!" ‒ Rishia saltó, de alguna manera intuyendo mis pensamientos, y apretó más el kigurumi con todo su cuerpo. Luego le extendió la mano a Ost, que seguía tambaleándose con los pies temblorosos.

"Está todo bien. Todos compartimos el mismo objetivo. El fin de la batalla se acerca."

"Correcto".

"Si vamos a subir a la Tortuga Espiritual, quizás ha llegado el momento en el que pueda ser de ayuda" ‒ dijo Eclair, contemplando la monstruosa batalla que se avecinaba en el horizonte. Sus ojos estaban muy abiertos.

"La Tortuga Espiritual ha cambiado considerablemente desde la última vez que luchamos contra ella. Existe la posibilidad de que las cuevas de las montañas que conducen al interior de su cuerpo también hayan cambiado".

"Buen punto."

"Y no hay forma de saber qué tipo de familiares de la Tortuga Espiritual nos vamos a encontrar en esos túneles. Vamos a necesitar tu ayuda para salir adelante. Asegúrate de estar preparada".

"Correcto".

"¡Estaré allí contigo!" ‒ gritó la vieja.

"Sí. Es la hora. ¡Sr. Naofumi, vámonos!"

"¡Sí!"

La batalla contra la Tortuga Espiritual había llegado al punto sin retorno. No teníamos más remedio que escabullirnos detrás de la tortuga y subirnos a su caparazón. Ya era hora.


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