24 feb 2021

Kuro No Maou Cap 439

  Autor: Hishi Kage Dairi


Traductor: Lord

Editor: Lord



439 El comienzo de una Pesadilla


“¡Ja, ja! ¡Ríndete, viejo elfo!”

 Con una vigorosa estocada, Eliwood apenas logró apuñalar a un Caballero Blindado y matarlo. Después de que la figura acorazada se desplomara, apareció un joven pelirrojo que sostenía una lanza en alto.

 Sabiendo que un poderoso golpe iba a venir hacia él, Eliwood obligó de alguna manera a su cansado brazo por el cual ha perdido mucha sangre a alistar su escudo.

 “¡[Tiger Drill / Perforación del Tigre]!”

 Un aura de poder mágico rojo iluminó la gran punta de la lanza, que ahora era el doble de grande de lo habitual. Era lo suficientemente larga como para alcanzar el punto en el que Eliwood se encontraba tras su escudo astillado.

 Al momento siguiente, la lanza se convirtió en un destello rojo imposible de seguir a simple vista, y golpeó mandando una terrible descarga.

 “¿¡Guuh!?”

 ¿El escudo salió volando como resultado de un error, o iba a suceder a pesar de todo? Sea como fuere, el otrora bello escudo que se había deformado al protegerlo de innumerables golpes de alabarda, [Taurus Dorado], había abandonado finalmente la mano de su dueño.

 “Hay más… ¡[Wolf Sweep / Barrido del Lobo]!”

 “¡[Mow Brush / Corta Maleza]!”

 Sin demora, Eliwood apenas respondió con una técnica de lanza con movimiento de barrido para igualar el ataque del hombre.

 Aunque son técnicas de lanza completamente diferentes, ambas lanzas ardían con un aura mágica roja. Sin embargo, había una clara diferencia de poder entre el hombre de pelo rojo, que acababa de empezar a luchar triunfalmente, y Eliwood, que estaba agotado por la larga batalla.

 “Kuh…”

 Consiguió evitar que su lanza saliera despedida en el último momento. Si perdía su arma justo después de su escudo, podía considerarse como muerto.

 Sin embargo, ya casi no podía sentir el agarre de su arma en la mano derecha, a la que se había acostumbrado tanto.

 Parecía que su brazo derecho había quedado completamente entumecido por la fuerza del impacto recibido del ataque frontal del pelirrojo. Además, las laceraciones de sus hombros y brazos comenzaron a sangrar de nuevo.

 La ya preciada poca vitalidad que le quedaba en el cuerpo había vuelto a caer un poco.

 “Hasta aquí he llegado…”

 Su objetivo estaba apenas a unas decenas de metros. Sin embargo, esa corta distancia ahora parecía ser infinitamente lejana. El muro de Caballeros Blindados parecía no tener fin, y el hombre pelirrojo que estaba frente a él era muy hábil. Era un oponente difícil de vencer en su estado actual.

 Un vistazo fugaz a su entorno reveló que parecía que el Samurái y el Gólem también estaban luchando ante fuertes oponentes. No podía esperar ninguna ayuda de ellos esta vez. Y aún era menos probable que los refuerzos externos pudieran llegar justo en medio de la línea enemiga.

 Era un punto muerto en todas las direcciones. Parecía que al final sus fuerzas eran abrumadoramente insuficientes para un asalto exitoso. Eliwood sabía que se estaban jugando la vida con esta estrategia, pero ahora que se enfrentaban a la aniquilación total, no podía evitar sentir un tinte de vacío.

 “Supongo que aquí es donde morimos, ¿no?”

 Sin embargo, Eliwood no tenía intención de desperdiciar el trabajo de los caballeros y aventureros que habían llegado tan lejos, jugándose la vida. Eso no tenía nada que ver con su deber como Subcomandante, sino como hombre.

 Lleno de determinación, Eliwood sabía que éste era el último ataque y miró fijamente a su destino.

 “Oye, te estás quedando sin aliento, vejestorio. He oído que los elfos viven mucho, pero parece que la edad finalmente te ha alcanzado, ¿eh?”

 Si hubieran sido circunstancias normales, habría arrancado de un golpe la sonrisa chulesca de la cara de este joven beligerante, pero ahora Eliwood no podía ni mover las cejas.

 Lo que había en su mente no era rabia por un mocoso que se había dejado llevar, sino más bien, una mera simulación para que el siguiente ataque fuera un éxito.

 Entonces, en el siguiente momento, se pondría en marcha tal y como había previsto. Comenzaría la última batalla de su vida.

 “¡Haaah!”

 Con un grito, dio un golpe… uno falso.

 En otras palabras, una finta. Un golpe certero y rápido, pero sin peso, fue lanzado a la punta de la nariz del pelirrojo.

 Tal vez él supo inmediatamente que era una finta. Lo evadió con un ligero movimiento de su cuerpo, y no pareció sorprenderse por ello.

 Pero eso estaba bien. Si conseguía obligarle a retroceder aunque fuera un poco, incluso en lo más mínimo, el primer paso estaría completo.

 La segunda etapa vino justo después de la primera. Rápidamente giró su lanza tras la finta, con la punta apuntando al suelo.

 “¡Wooh!”

 Barrió el suelo y utilizó el impulso de la lanza para lanzar nieve y tierra a los ojos del pelirrojo. Era una táctica utilizada por los gamberros de los barrios bajos. Los Caballeros de Avalon lo considerarían un truco barato, indigno de un caballero, pero los Caballeros de Spada lo utilizan como una de sus mejores técnicas.

 Sin embargo, en su día, el joven Eliwood nunca soñó que utilizaría este ‘golpe bajo’ en batallas reales cuando se unió a [Corazón Valiente].

 “Tsk, ¿realmente crees que caería en eso? ¿Eh?”

 El pelirrojo, que no parecía un caballero real por su forma de hablar y su equipo de bandido, reaccionó a esta táctica cegadora también sin dificultad. Rápidamente se giró hacia un lado, evitando que le golpeara la tierra fría y la arena en la cara.

 Sin embargo, esto también formaba parte del plan. El segundo paso había sido un éxito.

 Gracias a su acción evasiva tanto contra la finta como contra la técnica de cegamiento, el pelirrojo se había alejado del alcance de la lanza. Gracias a la segunda etapa, ninguna hoja alcanzaría el cuerpo de Eliwood.

 No era más que un paso a un lado, pero le dio a Eliwood el tiempo absolutamente necesario para que su golpe final tuviera éxito.

 Esta era la etapa final.

 “¡Uooooooooohhhh!”

 El rugido que resonó desde el fondo de su abdomen fue un soplo de espíritu que comprimió y amasó su poder mágico restante en un solo ataque. Llenó su cuerpo con un poder explosivo sin necesidad de ningún canto o hechizo.

 Eliwood levantó su [Pilum Bermellón] con ambas manos con esta fuerza. En lugar de su postura habitual, estaba levantando la lanza con ambas manos, alzándola más arriba de la cabeza.

 Se estaba preparando para atacar arrojando su lanza.

 “¡¿Qué?!”

 El pelirrojo abrió los ojos de asombro. Tal vez vio de inmediato hacia dónde apuntaba Eliwood.

 La punta de la lanza roja, que se alzaba vigorosamente, apuntaba a la linda chica que estaba siendo protegida por estos generales.

 La distancia entre Eliwood y ella era de unos 30 metros. Estaba dentro del rango efectivo.

 Sin embargo, el problema era el grupo de escoltas que se encontraba en esa corta distancia. Por no hablar del pelirrojo que tenía delante, pero incluso más allá de él, había un muro de caballeros pesados, y finalmente había otro joven caballero que nunca se había apartado del lado de la chica.

 Sin embargo, afortunadamente para Eliwood, su objetivo era el único a caballo en aquel campamento enemigo. Normalmente, esa chica estaría rodeada de grandes hombres y enterrada hasta la punta de la cabeza, pero gracias a ese unicornio blanco y puro que montaba, una parte de su cabeza asomaba entre la multitud.

 Su objetivo tenía que estar a la vista. Desde el otro lado, tal vez ni siquiera esperaban que se hubiera acercado tanto a ellos.

 Subestimarlo así podría resultar su ruina.

 Eliwood dio un lanzamiento mortal, apuntando al hueco entre los soldados que protegían a la chica, que era el agujero por el que tenía que pasar la aguja.

 “[Disparo de Elignis] ¡Ooohhh!”

 (NT: No encontré nada sobre ‘Elignis’, tal vez sea un error y sea ‘Ignis shot’, lo que sería ‘Disparo de Fuego’ lo que tendría sentido]

 Su lanza, envuelta en un torrente de llamas carmesí, surcó el aire.

 El disparo de la lanza de Eliwood, en la que volcó toda la energía que había estado reuniendo en un solo ataque, fue más parecido a una flecha de un arco completamente cargado… no, voló incluso más rápido que eso. Más que atravesar al enemigo, era más apropiado decir que esa fuerza destructiva los aplastabas.

 De hecho, aunque uno o dos soldados se lanzaran frente al objetivo de Eliwood, dejando que sus propios escudos, armaduras y cuerpos fueran atravesados en su lugar, el objetivo era que su lanza llegara a ese lugar. Incluso en el peor de los casos, el ataque de Eliwood había sido imbuido con un poderoso atributo de fuego que causaría una gran explosión al contacto.

 Dado que su [Pilum Bermellón] tenía una alta resistencia tanto al choque como al calor, podía seguir utilizándose como arma incluso después de utilizar su normal [Disparo de Elignis].

 Sin embargo, Eliwood, que vio que ya no podía blandirla con sus propias manos, optó por utilizar su gloriosa lanza roja, que le había sido otorgada por la gracia del rey, como compañera del otro mundo. En otras palabras, se había cargado con más poder explosivo del que normalmente podía soportar.

 El ataque, que ahora se había convertido en un golpe de fuego aún más peligroso que cualquier hechizo avanzado lanzado por un hábil mago de llamas, se acercó finalmente a su objetivo, tal y como Eliwood había planeado.

 El caballero rubio, que había estado esperando junto a la chica, había sacado su hermoso estoque plateado y se lanzó a interceptarlo, pero era demasiado tarde. Si la lanza tocaba a aquel tipo, o bien no podría resistir el poder de la lanza y sería ensartado en el acto, o bien la posterior explosión los envolvería a él y a la chica juntos en llamas.

 A treinta metros delante de él, se produjo la explosión, y Eliwood se llenó de una sensación de logro debido a una operación exitosa, y se sintió aliviado al saber que ahora podía morir en el campo de batalla sin ningún remordimiento.

 “… ¡Eso estuvo cerca! ¡¡Pensé que moriría!!”

 Esa voz gritona pertenecía a la chica.

 Tanto el sonido rugiente como la onda expansiva de la explosión habían pasado. Su ataque tuvo que haber golpeado sin que nadie le detuviera.

 Pero aun así, allí estaba ella, más allá de la brisa que soplaba a través del humo negro. Una hermosa chica de pelo y ojos negros. Al igual que antes, se veía completamente sin quemaduras, ilesa e indemne, vistiendo su túnica blanca y pura.

 “N-no puede ser…”

 La idea de que algo así simplemente no podía haber ocurrido fue inmediatamente desmentida por la tenue luz blanca que parpadeó en su campo de visión. Si revela la causa, era bastante simple, en realidad. No había sido más que una protección habitual.

 No había sido más que estar dentro del área de efecto de [Santuario]. Al desplegarlo de nuevo, el [Disparo de Elignis] de Eliwood había quedado completamente bloqueado.

 No importaba lo fuerte que fuera la técnica, ni siquiera el viento que pudiera levantarse al lanzar un ataque pasaría mientras esa fuerte barrera se interpusiera.

 Eliwood reconoció al instante el razonamiento al ver a la chica chillando y haciendo ruido sobre algo con el joven caballero que estaba a su lado sin el menor atisbo de tensión.

 Incluso después de saber eso, la conclusión de que era ‘imposible’ volvía a su mente, dándose cuenta de que aunque ella había estado poniendo una barrera tan grande delante, se las arregló para crear instantáneamente una nueva capa delante de ella en respuesta al inminente ataque de Eliwood.

 Era como si hubiera sido él quien los subestimara. Con una barrera enorme que divide la totalidad de las murallas del castillo, y una activación mágica a tan gran escala, ella tendría que usar toda su concentración y poder mágico para mantenerla en su lugar, por lo que no podría haber sido capaz de lanzar otro hechizo. Eliwood había hecho esa suposición, ya que era la regla general para el usuario medio de magia.

 Sin embargo, en la realidad, esto sucedió en cambio. Evitó fácilmente el peligro que se acercaba a ella. Quizás esta gran barrera no era nada especial para ella, y no tenía que poner tanto esfuerzo o poder mágico en ella.

 Sin embargo, era aún más ahora que comprendía el insondable poder mágico de la chica.

 “Oye, bastardo…” ‒ Eliwood se había quedado aturdido por la inutilidad de su último ataque, pero tanto su instinto de caballero como su cuerpo reaccionaron ante la aguda intención asesina que se desprendía justo delante de él. ‒ “… ¡Cómo te atreves a intentar poner tus sucias manos sobre mi Rin!”

 Lleno de rabia, el pelirrojo estaba girando ferozmente su lanza. Tal vez su ira pura se manifestaba como un alto nivel de poder mágico, ya que el aura roja envolvía no sólo la punta de su lanza, sino también su mango, e incluso alcanzaba sus antebrazos.

 Todo lo que Eliwood tenía para defenderse tras perder su lanza y su escudo era su espada estándar de doble filo [Gladius]. Su afilada, robusta y práctica hoja fue liberada con un movimiento fluido, evitando el destello rojo que se acercaba.

 “¡Guhh!”

 No era de extrañar que lograra reaccionar ante el ataque del pelirrojo, a pesar de que había sido lanzado con toda la fuerza de su cuerpo. Un caballero normal habría sido atravesado por él allí mismo.

 Sin embargo, Eliwood ya no tenía fuerzas para defenderse.

“¡No te perdonaré! ¡No perdonaré a nadie que intente hacer daño a Rin!”

 Aparentemente su rabia se debía a que Eliwood había apuntado a esa chica. ¿Era por su gran respeto y afecto hacia ella, o esos sentimientos eran simplemente el amor de un joven?

 Ya sea que su razón emocional estuviera justificada o no, el hecho de que Eliwood permaneciera impotente ante su tortura, alimentada por su ardiente ira, no cambiaba. El pelirrojo había cambiado su expresión distante por una de pura rabia, ladrando como un perro rabioso mientras atacaba con su lanza a Eliwood una y otra vez.

 La armadura roja que protegía a Eliwood se hizo rápidamente añicos ante la tormenta de ataques. Cada vez que la hoja de la lanza, que brillaba con un aura ardiente, rozaba el cuerpo de Eliwood, se desprendía un trozo de su armadura. Su gruesa coraza se resquebrajó tras recibir una estocada que iba dirigida a su corazón, e incluso su famoso guantelete dorado [Gloria de la Mano Derecha] acabó cediendo también.

 Tanto su cuerpo como su armadura estaban al borde del colapso. Aun así, el hecho de que hubiera conseguido evitar una herida mortal utilizando el Gladius de su mano derecha era una manifestación del orgullo de este Caballero de Spada, que nunca se rendiría hasta el final.

 Eliwood había esperado al menos poder llevarse a este furioso pelirrojo con él a la otra vida, pero ese también parecía ser un deseo que no podría cumplir.

 La idea de estar a punto de morir en vano cruzó la mente de Eliwood.

 Las palabras ‘lo siento’ se precipitaron sobre su corazón, llenándolo por completo. Quería disculparse por no haber logrado nada realmente relevante, y por quedarse sin fuerzas en un lugar como aquel.

 Quería disculparse con sus padres, que le habían criado para ser un orgulloso hijo de Spada. Al instructor que le había golpeado con la lanza y la espada por igual muchas veces. A los superiores que le habían enseñado a sobrevivir en el campo de batalla. A los amigos y subordinados que habían creído en él y le habían seguido hasta ahora. A Su Majestad el Rey Leonhart, a quien había jurado volver victorioso.

 Y a su esposa, que amaba a un hombre tan aburrido que sólo sabía luchar, y a su amada hija, a la que había traído a este mundo.

 “… Lo siento, Erina.”

 “¡Yo! ¡Protegeré! ¡A! ¡Rin!”

 Una postura muy alterada y deformada. Eliwood se dio cuenta de que su próxima estocada sería poderosa, y que alcanzaría su desprotegida garganta.

 Moriría instantáneamente después de recibir tal ataque. Enfrentando sus últimos momentos, Eliwood cerró los ojos, y lo único que estaba en su mente era la sonrisa de su hija, la niña más linda del mundo entero.

 “… Si ella es tan importante para ti, entonces no la traigas a un lugar tan peligroso como este.”

 Aunque se suponía que el campo de batalla estaba dominado por el entusiasta ajetreo, sólo esa fría voz fue extrañamente clara.

 ¿Quién?

 En el momento en que se hizo esa pregunta, escuchó el sonido del cuerpo de una persona siendo aplastado.

 ¿Estoy… muerto?... No.

 Quien lo negaba era el pensamiento de su hija, que seguía sonriendo, diciendo ‘Quiero a papá’. ¿Esto es el cielo? No, todavía estoy en medio del campo de batalla.

 Entonces, mientras estaba tumbado de espaldas, pensando que parecía un idiota, miró fijamente el amplio cielo azul.

 “¿Qué… qué ha pasado…?”

 Un segundo después, y a pesar de sentir que su cuerpo volvería a derrumbarse en cualquier momento, levantó enérgicamente la mitad superior de su cuerpo.

 Al mismo tiempo, el pelirrojo, que había permanecido inamovible frente a él con su lanza en la mano, se desplomó. Haciendo un ruido sordo al caer, se tumbó en el suelo mirando hacia arriba tal y como él mismo había hecho hace un momento.

 “Ah… Q… Qué… Rin… Voy a…”

 Dejando atrás esa frase inconclusa, el pelirrojo se desvaneció. Sus ojos, que habían estado quemando con una furia ardiente hasta hace poco, ahora habían perdido toda su luz y sólo miraban vacuamente al cielo.

 El suelo, que se había convertido en un desastre por la mortífera batalla que acababa de tener lugar sobre la nieve y el barro, estaba ahora teñido de rojo por la gran cantidad de sangre fresca que derramó.

 Había un gran agujero en el pecho del pelirrojo. Un agujero tan grande que se podía ver claramente a través de él. La causa de la muerte era evidente.

 “Este… ¿Quién…?”

 No preguntó a nadie, pero la respuesta llegó justo después de su murmullo.

 “¿Está usted bien, subcomandante Eliwood?”

 Antes de que se diera cuenta, un hombre de negro estaba a su lado. No era el hombre samurái. Era más alto y más grande que él y, sobre todo, tenía una presencia ominosa.

 Aunque le produjo un escalofrío por su espina dorsal, el rostro que contemplaba le resultaba familiar.

 “Aventurero Kurono… ¿Por qué… por qué estás aquí…?”

 “Encontré un usuario de magia de confianza, así que le confié la retaguardia a esa persona. Pero además, esas heridas son terribles. Aquí tienes una Gran Poción.”

 Con una mirada aterradora y una sonrisa, su forma de hablar era lo suficientemente tranquila como para olvidar que aún estaban en medio del campo de batalla.

 Este hombre no es normal.

 Esta fue la honesta impresión que tuvo Eliwood en ese momento. Era extraño hasta el punto de que ni siquiera sus actos de valor podían encubrirlo.

Sin embargo, también comprendió el hecho de que había escapado de la muerte por poco gracias a Kurono. Por lo tanto, Eliwood aceptó con gratitud su poción.

 Aunque los espeluznantes tentáculos negros que brotaban de la sombra de Kurono abrieran con destreza el frasco de poción o si, por el contrario, se lo rompieran en la cabeza, no se quejaría de ello.

 “Ouch, eché demasiado…”

 Eliwood podría o no haber oído el avergonzado murmullo de Kurono.

 “Estoy realmente en deuda contigo… Ahora puedo luchar un poco más.”

 La gran poción de color ámbar, que a primera vista se parecía un poco al whisky, estaba seguramente en el mercado como una medicina de recuperación de alta gama en Spada. Sus efectos eran tan poderosos que incluso un aventurero novato podía ver la diferencia tanto en la cantidad como en la velocidad de recuperación con respecto a la poción media que normalmente llevaría consigo. El ‘Gran’ de su nombre no era sólo para aparentar.

 El cuerpo moribundo de Eliwood recibió al instante la fuerza necesaria para ponerse en pie y volver a coger su espada.

 “No, no es necesario.”

 Pronunciando una contundente negación, Kurono ya no miraba a Eliwood.

 Su cara estaba de frente, y su mirada negra y roja probablemente estaba atravesando a la chica que estaba a decenas de metros.

 Su atención estaba completamente dirigida al objetivo original, el que crea esas barreras, pero el arma en la mano de Kurono apuntaba en otra dirección.

 Era un arma mágica hecha de hierro y madera que sostenía con la mano izquierda. Eliwood sabía que existía esa varita mágica llamada ‘pistola’ porque solía pasar su tiempo en la tienda de armas como pasatiempo. Probablemente fue así como disparó al hombre de pelo rojo.

 Y la doble boca horizontal de la pistola, que emitía un apagado y frío resplandor de hierro, volvió a apuntar a ese hombre pelirrojo, aunque ya se había convertido en un cuerpo sin vida.

 El zumbido de dos disparos se superpuso al mismo tiempo. El cadáver del pelirrojo rebotó ligeramente debido al impacto de su destello negro. Las balas parecían impactar en el abdomen, pero no importaba en qué lugar impactaran, nada cambiaba. El cadáver seguía siendo un cadáver.

 Kurono lo sabía, pero Eliwood seguía sin entender por qué se tomaba la molestia de volver a disparar al cadáver.

 No tenía miedo de que el cadáver volviera a la vida y les atacara. ¿Acaso había tanto odio a los Cruzados en su corazón, o era porque realmente era un guerrero loco como sugería su apodo?

 “Siguiente…”

 Con un movimiento fluido, Kurono blandió una gran espada en su mano derecha. A primera vista, parecía un arma maldita, y además ridículamente fuerte. Con un arma así, Kurono lanzó un tajo al cadáver.

 La espada maldita, que emitía una aterradora aura de color rojo oscuro, arrasó con el cuello del cadáver del pelirrojo. Si hubiera estado vivo, aunque hubiera utilizado las mejores técnicas de guardia posibles, su cabeza habría rodado igualmente.

 Por supuesto, cortar el cuello de un cadáver no era más que una tarea sencilla para una hoja que ostentaba el aterrador filo característico de un arma maldita.

 Entonces, Kurono pateó la cabeza cortada hacia el enemigo del otro lado. Un grito casi ridículo resonó en un grupo de soldados de infantería que saltaron de repente cuando la cabeza del pelirrojo cayó a sus pies.

 “Por favor, déjeme esto a mí.”

 Kurono dijo eso con un aire que autoponía dignidad, casi como si no fuera consciente del hecho de que acababa de profanar un cadáver como un desquiciado.

 Todo lo que Eliwood pudo hacer en respuesta fue suspirar profundamente sin decir una palabra. Era una reacción comprensible. Kurono parecía haberse convertido en un berserk poseído por algún tipo de pesadilla.



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Delirios de Lord:
Uuuff se vienen los coñazos.
Al menos que en el siguiente cambien el POV xD