Traductor: Lord
Editor: Lord
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Revolucionarios de Q'ten Lo
“¿Y?
¿Qué demonios está pasando?” ‒ pregunté.
Salvamos
a un civil derrotando a un monstruo que lo atacaba y nos regañaron por ello.
¿Qué pasa con eso?
“Aparentemente,
el gobernante del país -el Emperador Celestial- ha emitido un mandato
declarando que toda vida debe ser atesorada. En otras palabras, cualquiera que
mate a un monstruo, o a cualquier otro ser vivo, será castigado severamente” ‒
explicó Sadina.
“¿Como
una especie de ley contra la crueldad hacia los animales?” ‒ Dije.
Lo
intentaron en el período Edo y fracasaron. Supongo que este país también tenía que
lidiar con una ley tan ridícula. ¿No se daban cuenta de lo tonto que era eso?
“¿Hay
algo así en tu mundo también, pequeño Naofumi?” ‒ preguntó Sadina.
“Sí,
hubo un shogun -un rey, básicamente- que supuestamente intentó algo similar
hace mucho tiempo en mi mundo” ‒ dije.
Después
de escuchar la explicación de Sadina, entendí por qué hizo que Gaelion matara
al monstruo. Básicamente, si uno de los habitantes del pueblo mata a un
monstruo, será castigado. Pero Gaelion era un dragón. Si un monstruo mata a
otro monstruo, no habrá castigo.
“Ese
adorno que el Dragón del Agua le dejó a Gaelion nos salvó” ‒ dijo Sadina.
“¿Así
que no pueden castigar a un monstruo que es considerado vasallo del Dragón del Agua?”
‒ Le pregunté.
“Fue
sólo una suposición, pero funcionó” ‒ dijo.
“¡Kwaaaaaa!”
Gaelion
saltó sobre mi hombro. Parecía feliz de haber podido ayudar.
“Si
el monstruo está siendo controlado, entonces normalmente el dueño sería
castigado” ‒ continuó ella.
“Por
eso actuaste como si Gaelion fuera un monstruo salvaje. Y un vasallo del Dragón
del Agua, además de eso” ‒ le dije.
Supongo
que el Dragón del Agua era muy importante en Q'ten Lo. Estoy seguro que el
Emperador Celestial, o lo que sea, era más importante, pero usar al Dragón del Agua
complicó el asunto lo suficiente como para que los oficiales no quisieran
involucrarse. Además, seguramente una ley que proteja a todas las criaturas
también protegería al Dragón del Agua. Eso lo convertía en una zona gris legal.
“Fue
un movimiento audaz, pero funcionó ya que el pequeño Gaelion es un dragón” ‒
dijo Sadina.
“¿Yo,
el vasallo de alguien? Me insultas” ‒refunfuñó Gaelion.
¿Oh?
El Gaelion adulto estaba hablando de nuevo.
“Bueno,
técnicamente, nos perteneces a mí y a Wyndia” ‒ le dije.
Él
gimió. Al bebé Gaelion no parecía importarle.
“Increíble…
Pensar que tendrían una ley tan terrible” ‒ dijo Raphtalia.
“Ahora
tiene sentido por qué te ven como una amenaza para su emperador” ‒ le dije.
Al
promulgar leyes tan ridículas, pone al emperador en desacuerdo con el pueblo.
Por supuesto que los líderes se pondrían nerviosos si alguien de la línea de
sangre imperial apareciera vistiendo el atuendo real cuando la opinión pública
del emperador era volátil. Considerando lo que había ocurrido en mi caso, no
era difícil adivinar cómo responderían los ciudadanos.
“Tengo
la sensación de que ahora estoy empezando a entender cómo usted se sentía, Sr.
Naofumi” ‒ dijo Raphtalia.
“¡Somos
amigos de la miseria!” ‒ Le dije a ella.
Entendía
por lo que estaba pasando tan claramente que dolía. Pero mi escudo había
ayudado mayormente a resolver las cosas en mi caso.
“De
cualquier manera, esta es la oportunidad perfecta. Si jugamos bien nuestras
cartas, derrocar al líder actual debería ser fácil” ‒ dije.
A
juzgar por la reacción de Sadina, esta ley parecía ser relativamente nueva. Y
los ciudadanos tampoco parecían estar contentos con ella. Arrastrar a su
estúpido shogun -emperador en este caso- desde el trono sería más que factible.
“¿Oh?
¿Eso significa que tienes un plan, pequeño Naofumi?” ‒ preguntó Sadina.
“Se
podría decir que sí. En cualquier caso, necesitamos que Firo y el barco con
Itsuki y los otros aquí primero” ‒ contesté.
Empezamos
a prepararnos para atacar, una vez que nos acercamos al faro.
Rayos…
Me he estado cansando de todo este asunto de los asesinos últimamente. ¡Era
hora de que vieran lo que se sentía al ser atacados! Decidí asegurarme de
exagerar un poco.
Al
acercarnos al faro, noté algo. El faro era en realidad sólo una estructura de
madera construida alrededor de un árbol de sakuras luminarias de gran altura
para ayudar a sostenerlo.
“¿Se
supone que debemos quemar esa cosa?” ‒ Le pregunté.
“No.
Una vez que derrotemos a los guardias, se supone que podremos tener acceso a
esa sakura luminaria, usando el Camino del Dragón” ‒ contestó Gaelion.
“¿Ah,
sí?”
“Sí”.
Hmm.
Estábamos escondidos en un callejón y observando el faro cuando, de repente, un
tipo que llevaba lo que parecía una armadura de samurái vino corriendo hacia
nosotros. Eso no estaba bien. Alguien debe haber alertado a los oficiales o
algo así.
“Vamos
a retirarnos. Sólo actúa con normalidad. Pero muévete rápido. Raphtalia,
prepárate para usar tu magia de ocultación” ‒ le dije.
“¡En-entendido!”
‒ Raphtalia respondió.
“Oh,
Dios… supongo que parece que forzar nuestra entrada podría ser difícil” ‒ dijo
Sadina.
“En
cualquier caso podemos destruir el faro. Entonces podría sacarnos de aquí
usando mi forma más grande” ‒ sugirió Gaelion.
Su
estrategia también podría funcionar. Pero había un riesgo de ser descubiertos.
Si íbamos a entrar a la fuerza, probablemente era mejor esperar hasta la noche
y decidirnos por una ruta de escape de antemano.
Seguimos
moviéndonos y Raphtalia continuó recitando el encantamiento mágico de
ocultación para que pudiéramos escapar del guerrero samurái.
“Ok,
activaré el hechizo cuando doblemos en la esquina” ‒ dijo ella.
“De
acuerdo” ‒ le contesté.
Nos
apresuramos a la vuelta de la esquina y Raphtalia lanzó su magia.
“¡Todo
Zweite Espejismo de Ocultación!” (Zweite Espejismo de Ocultación a Todos)
La
magia del ocultamiento nos envolvió suavemente. Asumí que habíamos
desaparecido. El guerrero samurái vino corriendo a la vuelta de la esquina y
empezó a buscarnos por todas partes. ¡Bien! Ahora sólo necesitábamos dejar el
área sin ser notados y esperar otra oportunidad para…
“¡Se
lo ruego, por favor, muéstrense! No soy enemigo suyos” ‒ exclamó el hombre.
De
repente cayó al suelo y se postró. Nos alejamos varios metros y empezamos a
susurrarnos unos a otros. El guerrero samurái permaneció inmóvil con la frente
enterrada en el suelo.
“¿Qué
les parece?” ‒ pregunté.
“Umm…
no estoy segura de qué pensar” ‒ respondió Raphtalia.
“Bueno,
mi intuición me dice que no tiene malas intenciones. Al menos no parece estar
mintiendo” ‒ dijo Sadina.
“¿No
te había pasado antes algo así?” ‒ me preguntó Gaelion.
Eso
me lo recordó. Algo similar sucedió cuando me estaba preparando para ir a
luchar contra la segunda ola. Había sido el joven soldado de Riyute en ese
momento, pero Gaelion tenía razón. Este tipo parecía estar actuando de la misma
manera.
“No
estaría de más oír lo que tiene que decir, ¿verdad? Me encargaré rápidamente de
él si algo sale mal” ‒ dijo Sadina.
“Tengo
la sensación de que esto se va a convertir en un gran dolor de cabeza, pero
bien” ‒ dije.
Sabía
que tener acceso al faro iba a ser un dolor de cabeza de todos modos. ‘Encargarse
rápidamente de él’ hizo que sonara como si ella estuviera planeando hacer algo
realmente violento, pero a pesar de todo supongo que sería mejor escuchar lo
que el tipo tenía que decir.
“Muy
bien, entonces. Cancela el ocultamiento, Raphtalia” ‒ le dije.
“Entendido”.
Raphtalia
canceló su magia de ocultación y reaparecimos frente al guerrero samurái
postrado.
“¿Qué
quieres de nosotros?” ‒ Le pregunté.
Aunque
nos habíamos mostrado y hablado con él, el guerrero samurái permaneció inmóvil.
¿Qué es lo que quería? Intenté preguntarle, pero no se movió. Me preguntaba si
estaba esperando a que le dijera que levantara la cabeza o algo así.
“Levántate
de ahí y dinos lo que quieres” ‒ le dije.
Cuando
dije eso, finalmente levantó la cabeza del suelo. Pero lo que hizo después fue
inesperado. Primero miró a Gaelion, y luego a Raphtalia, y luego puso una mano
sobre su corazón e inclinó la cabeza.
“Humildemente
pedimos su ayuda, futura Emperatriz Celestial” ‒ dijo.
“¿Eh?
¿Qué? Umm… uhh…” ‒ Raphtalia tartamudeó.
“Explícate.
De lo contrario, no sé lo que esta compañera alcohólica de aquí te va a hacer,
pero estoy seguro de que no va a ser bonito” ‒ dije.
“¡Oh,
tú!” ‒ exclamó Sadina.
Cuando
la señalé, el guerrero samurái agitó la cabeza varias veces como señal de
sumisión.
“¡En-entendido!
Por favor, acompáñenme a la mansión del pueblo, donde será seguro hablar. Si
eso no es posible, entonces les daré un resumen aquí” ‒ respondió.
“Seguirte
podría llevarnos a una trampa. Danos la versión corta ahora. Y dinos quién eres
tú también” ‒ le dije.
El
guerrero samurái asintió, se puso en pie derecho, y empezó a hablar.
“Mis
disculpas. Vine a buscarlos por orden de mi padre, que es el alcalde de este
pueblo” ‒ dijo.
¿Era
el hijo del alcalde? Me preguntaba si podría probarlo. ¿Y qué hay de ese tonto atuendo?
Parecía un guerrero samurái de camino al campo de batalla.
“Asumo
que Su Divina Majestad, la próxima Emperatriz Celestial, y aquellos de ustedes
que la acompañaron desde Siltvelt han comenzado a entender la situación aquí en
Q'ten Lo” ‒ continuó.
“Sí,
supongo que te refieres a la ley contra matar monstruos” ‒ respondí.
“Sí.
No ha recibido más que críticas de todos a lo largo de Q'ten Lo, y eso incluye
a mi padre. Pero como el mandato viene del propio Emperador Celestial, el
gobierno continúa oprimiendo al pueblo. Sin embargo, uno de nuestros agentes
acuáticos entregó antes un mensaje del Dragón del Agua, informándonos que había
traído a la siguiente Emperatriz Celestial a Q'ten Lo. Fui enviado para
recibirlos” ‒ explicó el hombre.
Ah,
ahora entendía cuál era su objetivo.
“¿Así
es como nos encontraste?” ‒ Le pregunté.
Señalé
la cuerda de paja alrededor del cuello de Gaelion y el guerrero samurái
asintió.
“Entendemos
que aún tienen otros compañeros de Siltvelt que desean entrar en Q'ten Lo. Creo
que podemos ayudarles a que entren con éxito, pero debemos regresar a la
mansión del pueblo para discutir nuestra estrategia” ‒ dijo.
Hmm.
No podía negar que tenía información que nosotros no le habíamos dado. También
tenía todos los hechos claros. Pero siempre había la posibilidad de que
siguiera siendo una trampa. ¿Qué debería hacer?
“Sadina.
Gaelion. En el peor de los casos, ¿podemos quemar esta ciudad hasta los cimientos
y huir?” ‒ Les pregunté.
“¿Por
qué asumes que tendremos que quemar la ciudad?” ‒ Soltó Raphtalia.
“Este
tipo claramente tiene conexiones con agentes. Sólo estoy considerando la
posibilidad de que esto pueda seguir siendo una trampa” ‒ dije.
“¡Oh,
Dios mío!” ‒ exclamó Sadina.
“Estoy
seguro de que podría quemar la ciudad si llegara a eso. ¿Es eso lo que quieres
hacer?” ‒ preguntó Gaelion.
“Sólo
como último recurso. Espero que no tengamos que hacerlo” ‒ dije.
El
guerrero samurái empezó a temblar.
“¡Po-por
favor, deje de pensar en cosas tan aterradoras! Nunca llegaremos a ninguna
parte si no konfían en mí” ‒ suplicó.
“Sí,
sí, de acuerdo. Pero es mejor que no lo olvides, no descartaríamos hacer algo
así” ‒ le contesté.
“¡Ay,
stáh gravado en mi celebro!” ‒ exclamó.
¿Qué
pasa con el discurso de este tipo? Seguramente mi escudo lo traducía
correctamente. ¿Pero ‘konfían’? Estaba usando unas extrañas elecciones de
palabras.
“Bien.
Pero antes de nada, quítate ese casco y muéstranos tu cara” ‒ dije.
“¡Como
desees!”
El
guerrero samurái se quitó el casco y nos miró. Hmm… Él era un semi-humano tipo
pájaro. Su cabello me recordaba a un halcón, no demasiado emplumado y tampoco
muy caídas. Era joven, tal vez de unos veinte años, y tenía un aire japonés.
No
era lo que yo llamaría guapo. Parecía más del tipo guerrero. Supongo que se
podría decir algo sobre su cara que lo hacía parecer un peleador. Como un samurái
de aspecto tosco.
“¿Tienes
una cola? ¿O serían plumas de cola?” ‒ pregunté.
Di
la vuelta detrás de él y le miré la espalda. Rápidamente cubrió algo con sus
manos.
“¡Pe-perdóname!”
El
tembloroso guerrero samurái apartó sus manos para revelar algo que se parecía a
plumas de cola.
“¿Por
qué está preocupado por algo así, Sr. Naofumi?” ‒ preguntó Raphtalia.
“Me
preguntaba qué clase de semi-humano era” ‒ le respondí.
“Es
un shoon” ‒ dijo Sadina.
Me
quedé allí pensando mientras miraba las plumas de su cola. ¿‘Shoon’? Eso sonaba
como otra pronunciación para hayabusa, que en japonés significa halcón. Así que
era un halcón, después de todo.
“Así
que si es un semi-humano tipo pájaro, ¿significa que sus brazos son alas?” ‒
pregunté.
Seguramente
no tenía un par de alas en la espalda como Firo en su forma humana. Me acordé
de los semi-humanos shusaku en Siltvelt que tenían brazos y manos como alas.
Apuesto a que también tenía piernas fuertes. Patear era probablemente su
principal modo de ataque cuando luchaba.
“Umm,
¿Cuánto tiempo vas a pasar analizando sus características raciales?” ‒ preguntó
Raphtalia.
Volví
a la realidad y de repente me di cuenta de que con mirar la cola de este tipo y
analizarlo no iba a lograr nada. Tosí nerviosamente.
“Uhh,
sí, he terminado. Vamos” ‒ le dije.
Seguimos
al débilmente sonrojado guerrero samurái y nos llevó a la mansión de la ciudad.
Definitivamente
era una casa grande. Tenía un aire japonés, como una gran residencia samurái
con un jardín japonés tradicional. Podía oír el silencioso sonido de una de
esas fuentes zen, las que tenían un palo de bambú que caía contra una roca cada
vez que se vaciaba el agua. Escuchar ese sonido en un mundo que no es el mío me
pareció extraño. Incluso había un jardín de rocas. Este lugar se sentía aún más
japonés que el mundo de Kizuna.
Nos
llevaron a una habitación con pisos de tatami. Y oh sí, el padre del guerrero samurái
era un teriántropo, así que supongo que su raza podría usar formas teriántropas.
Intenté adivinar la edad del padre basándome en la apariencia del hijo. Los semi-humanos
crecían a diferentes velocidades dependiendo de sus niveles, así que no había
forma de saberlo. Aun así, me di cuenta de que estaba envejecido incluso cuando
estaba en su forma de pájaro, o teriántropo.
“Bienvenida
de vuelta a Q'ten Lo, hija del legítimo heredero del Emperador Celestial.
¿Debería llamarla Srta. Raphtalia?” ‒ preguntó el hombre.
Se
postró ante Raphtalia, casi como si le estuviera rezando. Ella parecía muy
incómoda.
“Mi
nombre es Raluva. Estoy encantado de conocerlos” ‒ continuó.
“Soy
Naofumi Iwatani. No estoy seguro de que importe aquí, pero soy el Héroe del Escudo.
Parece que conoces a mi compañera, Raphtalia. Y la de ahí es Sadina. Es como su
hermana mayor. El dragón es Gaelion” ‒ dije, presentando a todos.
Raluva
se acercó a Raphtalia e intentó con indecisión mirarla a la cara a través del
velo improvisado.
“¿Le
importaría mostrarme su cara?” ‒ preguntó en un susurro.
“Uh,
umm…”
Raphtalia
me miró. Suspiré y asentí. Ella quitó la tela y le mostró a Raluva su cara y su
cola. Él jadeó e inclinó la cabeza.
Sadina
había asentido con la cabeza cuando escuchó el nombre de Raluva.
“Sé
quién eres. Eras muy cercano al padre de la pequeña Raphtalia y le ayudaste a
escapar” ‒ dijo de repente.
“Tú
debes ser la ex sacerdotisa miko del Dragón del Agua. ¿No recuerdas haberme
visto?” ‒ preguntó.
“Recuerdo
haberle conocido justo antes de dejar el país” ‒ dijo.
Raluva
miró a los ojos a Sadina y asintió. Debe haber sido uno de los seguidores del
padre de Raphtalia.
“Así
que vayamos al grano. ¿Cuál es tu objetivo?” ‒ Le pregunté.
Raluva
levantó la cabeza y me miró.
“¿Están
preguntando qué nos gustaría de todos ustedes? Eso no hace falta decirlo. Nos
gustaría que la Srta. Raphtalia tomara el lugar que le corresponde como la
verdadera Emperatriz Celestial de Q'ten Lo. La responsabilidad del trono es
claramente demasiado grande para la familia de la rama secundaria. Estas leyes
sin sentido están causando un inmenso sufrimiento a nuestro pueblo” ‒
respondió.
Hmm,
por la forma en que se desarrollaba la conversación, nuestros intereses
parecían estar alineados en su mayor parte.
“Mi
familia y la gente de Q'ten Lo están dispuestos a prestar toda la ayuda que sea
necesaria para que eso suceda” ‒ continuó.
“¿Y
ya conoces nuestra situación?” ‒ Le pregunté.
Raluva
agitó la cabeza. Ah, así que sólo había recibido órdenes del Dragón del Agua
para dejar claro que estaban dispuestos a hacer lo que les pidamos.
“Empecemos
por aclarar eso. Así que no tienes idea de por qué vinimos aquí en primer
lugar, ¿verdad?” ‒ Continué.
Probablemente
sólo asumió que Raphtalia, la hija huérfana del hombre que una vez conoció,
lamentaba el estado actual de su país y por eso había regresado. Si no le
aclaramos nuestra situación, podrían intentar poner a Raphtalia en el trono.
Entonces podrían continuar con su política de aislamiento, incluso después de
que hayamos conseguido derrocar el gobierno actual.
Las
negociaciones habían comenzado. Tenía que considerar la posibilidad de que
alguien que ahora era un aliado pudiera convertirse en un enemigo una vez que
ganáramos la pelea.
“Puede
que no lo sepas, ya que este país está aislado del resto del mundo, pero el
mundo exterior está lidiando con algunos asuntos complicados en este momento” ‒
dije.
“Eso
ya lo sé. Después de todo, esta ciudad comercia con Siltvelt y yo soy el
alcalde” ‒ respondió.
Supongo
que eso significaba que él también sabía lo de las olas.
“También
sé que eres conocido como el Héroe del Escudo fuera de Q'ten Lo” ‒ continuó.
“Bueno,
eso debería hacer las cosas más fáciles. Vinimos a este país para derrotar a la
gente que está tras la vida de Raphtalia. Tenemos la intención de irnos una vez
que lo hayamos logrado” ‒ dije.
Raluva
y sus amigos tal vez no quieran oír eso. Pero si se lo dices directamente y te
arriesgas a que se rompan las negociaciones ahora, será mejor que si terminas
peleándote por ello más tarde. En realidad, dejar las cosas en manos de alguien
a quien favorecieran después de haber resuelto nuestro problema también era una
opción.
“Somos
conscientes de ello. De hecho, el Emperador Celestial o Emperatriz existe para
la gente y para el mundo. El gobierno títere podrido que tenemos en este
momento traspasa los límites de la estupidez. Ahora más que nunca, entiendo por
qué el padre de la Srta. Raphtalia se sentía así” ‒ contestó Raluva.
Me
gustó cómo sonó esa respuesta. No sabía cuáles eran sus verdaderas intenciones,
pero aun así debería ser fácil utilizarlo.
“La
barrera alrededor de este país es nuestro punto de contacto con el mundo
exterior. Queremos deshacernos de los funcionarios del gobierno que
recientemente han tomado el control de esa barrera” ‒ continuó.
Al
parecer, los funcionarios habían estado utilizando su autoridad para interferir
con la barrera que bloqueaba la entrada de barcos de Siltvelt. A Raluva no le
gustaban esos funcionarios, así que propuso que Raphtalia liderara una
revolución. Eso significaba que el descontento entre los ciudadanos, y este
alcalde que los representaba, se había vuelto insoportable y estaban a punto de
explotar.
“Sr.
Naofumi, está sonriendo” ‒ dijo Raphtalia.
“¡Mira
Raphtalia, tu traje de miko está listo!” ‒ exclamé.
“¿Por
qué estás tan emocionado?”
Les
pedí que prepararan un traje de miko para Raphtalia, y el hijo de Raluva
acababa de traer la ropa.
“Este
traje de miko está diseñado para parecerse al que se dice que fue presentado al
Emperador Celestial por el Dragón del Agua en tiempos antiguos. Espero que le
agrade” ‒ dijo Raluva.
Desplegué
el atuendo y lo revisé. Los colores eran un poco diferentes, pero aun así era
un traje de miko.
Traje Miko del
Dragón del Agua
Resistencia al Impacto
(pequeño), Resistencia al Corte (pequeño), Resistencia al Agua (mediano), Aumento
del Tiempo de Inmersión, Procesamiento de Defensa Mágica, Parar.
Las
estadísticas no eran tan buenas como las del equipo Miko del Tigre Blanco del
mundo de Kizuna, pero aun así era un equipo muy bonito, aunque no ofrecía mucho
en cuanto a defensa. Tal vez la suposición era que el usuario no sería
golpeado.
“Adelante,
Raphtalia” ‒ le dije.
¡Póntelo! Pensé mientras le daba el
atuendo.
“¿Por
qué siento que me están engañando para que haga algo?” ‒ contestó ella.
“Sabes
que esta es la única manera, ¿verdad?” ‒ Le dije a ella.
“Bueno…
Sí, supongo que sí”.
“Vamos,
pequeña Raphtalia. Te ayudaré a ponértelo” ‒ dijo Sadina.
Raphtalia
fue con Sadina a cambiarse en otra habitación.
“En
cualquier caso, si dices que quieres empezar una revolución, ¡entonces tienes
que estar listo para llevar a la práctica tus palabras!” ‒ Le dije a Raluva.
“¡Por
supuesto! No haríamos tal propuesta de otra manera” ‒ contestó.
Un
grupo de guerreros de aspecto feroz, listos para el combate, entró en la sala.
Debe haberles ordenado que se reunieran en la mansión de antemano. ¡Sería una
tontería no aprovecharse de esto! Estoy seguro de que también tenían otros
objetivos en mente, pero nuestros intereses seguían estando alineados. Si más
tarde trataban de causarnos algún problema, podíamos tratar con ellos cuando
llegara el momento.
“¡Bien!
¡Escuchen, hombres! ¡Los estaré comandando en nombre de Raphtalia! ¡Estamos a
punto de ir a por todas contra este opresivo gobierno que tienen! Si están
listo para hacer eso, ¡entonces únanse a mí!” ‒ Aullé.
Todos
los hombres rugieron afirmativamente. Estaba seguro de que las cosas estaban
empezando a salir como queríamos.
“Empezaremos
trayendo refuerzos a la ciudad desde Siltvelt. Después de eso, ¡avanzaremos a
toda velocidad!” ‒ Continué.
Los
hombres dieron otro grito de guerra. Estaban ansiosos por ir a la guerra.
Gaelion se subió a mi hombro.
“Realmente
mordieron el anzuelo” ‒ dijo.
“Claro
que sí” ‒ le contesté.
Este
tipo de cosas se basaban en el ímpetu. Los líderes del país asumían tontamente
que Raphtalia tenía la intención de tomar el control de Q'ten Lo sólo porque se
había puesto un traje de miko. Metieron sus narices donde no les correspondía,
y lo hicieron en un momento en que su actual Emperador Celestial ya estaba
perdiendo credibilidad debido a sus propias acciones tontas. Habían sellado su
propio destino. Si querían tanto que tomáramos el control, entonces lo
haríamos. Les mostraría que fue su propia estupidez la que provocó su caída.
Impulsado
por mi determinación, ya estaba preparando una estrategia cuando Raphtalia y
Sadina regresaron.
“Estamos
de vuelta” ‒ dijo Raphtalia.
Miré
su traje de miko y asentí varias veces. Maldición, eso se veía bien en ella.
“Te
ves muy bien con un traje de miko, pequeña Raphtalia. Supongo que tiene sentido
que te veas así” ‒ dijo Sadina.
“Aun
así, sigo pensando que al Sr. Naofumi le gustan demasiado los trajes de miko” ‒
contestó Raphtalia.
Ella
siempre tenía que presentar una queja. Cuando los hombres que había estado
reuniendo vieron a Raphtalia, sus bocas se abrieron y cayeron al suelo y se
postraron ante ella. ¿Eh? ¿En qué estaban pensando?
“¡Su
Divina Majestad!”
“¡Estamos
a sus órdenes!”
“¡Ahora
estoy seguro de que estamos haciendo lo correcto para Q'ten Lo!”
“¡Arriesgar
nuestras vidas es la decisión correcta! ¡Sí!”
“¡Como
guerreros, es nuestro deber luchar hasta el amargo final por Su Divina
Majestad, Raphtalia, la Emperatriz Celestial!”
¡Las
cosas se estaban empezando a descontrolar!
“Supongo
que es tu turno de ser catapultada al primer plano, Raphtalia. Asegúrate de
hacer que Firo y a Atlas tengan que esforzarse” ‒ les dije.
Firo
era muy popular en las tabernas. No me importaría ver a Raphtalia seducir al
público de vez en cuando.
“¡No
quiero hacer que nadie se tenga que esforzar! Sé que tengo que hacer esto, pero
¿por qué todos tienen que inclinarse cuando estoy vestida así?” ‒ exclamó
Raphtalia.
Decidí
ignorar sus quejas.
“¡Ven,
Raphtalia, estos hombres esperan tus órdenes! ¡Se lanzarán de cabeza a las
fauces de la muerte por ti!” ‒ Grité.
“¡No,
gracias! No quiero asumir esa responsabilidad” ‒ respondió ella.
“¡Guerreros
de Q'ten Lo, vamos a derrocar a su podrido gobierno! ¡En el nombre de Dios! ¡Por
el pueblo!” ‒ Rugí.
Pensé
en agitarlos un poco. Esto es exactamente con lo que tuve que lidiar en
Siltvelt. Podría simpatizar totalmente con Raphtalia, pero en este momento me
apetecía imitar a Atlas.
“¡Orgullosos
ciudadanos de Q'ten Lo! ¡Si realmente creen en la Emperatriz Celestial,
entonces ahora es el momento de demostrar su lealtad!” ‒ Continué.
Todos
los hombres aullaron al unísono.
“¡Sr.
Naofumi! ¡Deje de actuar como Atlas! Todos ustedes, no dejen que las palabras
del Sr. Naofumi…”
Antes
de que Raphtalia pudiera terminar su frase, el grupo de guerreros, muy eufórico,
se puso en pie y salió corriendo de la habitación. Raphtalia tenía la cabeza
entre las manos y miraba incrédula.
“No
te preocupes, me aseguraré de que ninguno de ellos muera. Quiero que tú también
tengas cuidado, Raphtalia. La batalla no ha hecho más que empezar” ‒ dije.
“¡Ahora
sí que estoy empezando a emocionarme!” ‒ exclamó Sadina.
Sonaba
como si perteneciera a una tribu de belicistas o algo así.
“¡Kwaaaa!”
Gaelion
también estaba entusiasmado. Ahora bien, si él o Sadina pudieran acceder a la sakura
luminaria del faro, podríamos desactivar la barrera que mantenía fuera a los
barcos de Siltvelt. Teníamos que intentarlo.
“Entendido.
Si no se puede evitar un obstáculo, entonces tendremos que atravesarlo” ‒ dijo
Raphtalia.
Ella
suspiró y me siguió hacia la puerta.
“Además,
sería bueno saber más sobre mi padre” ‒ agregó.
“Estoy
seguro de que tendrás muchas oportunidades de hacerlo. Hagamos todo lo posible
para mantener nuestras pérdidas al mínimo mientras maximizamos el daño de su
parte” ‒ respondí.
Si
irrumpimos con tanta gente, podríamos abrumarlos, aunque estos guerreros no
fueran tan duros.
“Yo
también soy mucho más fuerte que antes de dejar este país. Debería ser capaz de
hacer el papel de un pequeño ejército” ‒ dijo Sadina.
Ella
giró su arpón alegremente.
“Cuento
con ello” ‒ respondí.
Su
historia de origen seguía siendo básicamente un gran misterio, pero era lo
suficientemente fuerte como para haber sido capaz de cambiar las tornas sobre
casi todos los ataques a los que nos habíamos enfrentado hasta ahora. También
había muchas cosas que no sabíamos sobre el equipo del enemigo. Pero
preocuparnos por eso todo el día no nos iba a llevar a ninguna parte. ¡Tendríamos
que reunir todo el apoyo que pudiéramos y derrocar al gobierno! ¡Igual que
cuando conquisté Melromarc!
“Je…
Contigo no es posible aburrirse” ‒ murmuró Gaelion.
La
mirada de emoción en sus ojos realmente se quedó conmigo.
Delirios de Lord:
¡QUE TODO SEA POR VER A RAPHTALIA EN TRAJE DE MIKO!
¡MUERAN POR ESTA GRAN RAZÓN!