26 feb 2019

Tate No Yuusha Vol 13 Cap 04

Autor: Aneko Yusagi

Traductor: Lord

Editor: Lord



04 Escudo del Rey de las Bestia

“Esto parece más uno de los dormitorios de la familia real que un cuarto de huéspedes” ‒ murmuré.

Werner nos había traído a una enorme habitación preparada exclusivamente para mí. Estaba en el último piso del castillo y tenía una terraza con una vista increíble.

Tenía la impresión de que la habitación que se había preparado para Raphtalia y los demás era algo así como una sala de espera destinada a los sirvientes, lo que les permitía venir corriendo rápidamente cuando llamara un miembro de la familia real. No había nada más que una cama en la habitación, como si fuera sólo para siestas o algo así. Supuestamente había otras habitaciones disponibles, pero todas estaban situadas más lejos.

“Sí… Eso parece” ‒ respondió Raphtalia en un susurro.

Ella estaba revisando cuidadosamente el interior de la habitación.

“Seguramente en esta habitación pueden dormir varias personas” ‒ dije.


“Me temo que no podemos permitirlo. Espero que sus compañeros lo entiendan” ‒ respondió Werner.

Él había adoptado una actitud de humildad que dificultaba la discusión.

“Entendemos, pero…” ‒ murmuró Raphtalia.

“Mientras podamos quedarnos en la habitación contigua, no hay problema” ‒ exclamó Atlas.

“¡Atlas!” ‒ irrumpí.

“¡La cama se ve taaaaan suuave! ¿Eh? ¿No puedo acostarme en ella?” ‒ Preguntó Firo.

Intentó subirse a la cama, pero una señorita que parecía una sirvienta la detuvo. El ambiente en la sala se puso muy tenso. Parecía que Siltvelt iba a ser un verdadero dolor de cabeza, después de todo.

“Ahora, permítanme que los lleve a su habitación. Por favor, síganme” ‒ dijo Werner.

Intenté ir con ellos, pero una de las sirvientas me detuvo.

“Por favor, quédese aquí y descanse, Héroe del Escudo. Tendrá una audiencia con los líderes en breve. Después de eso tendremos la fiesta de la noche, seguida de su baño, y luego será hora de acostarse” ‒ dijo la sirvienta.

“Ok, ¿y cuándo tendré un tiempo discrecional?” ‒ Le pregunté.

“Usted siempre es libre de actuar a su propia discreción” ‒ contestó la sirvienta.

“En ese caso, la audiencia puede esperar. Necesito hablar con mis compañeros” ‒ dije.

“Me temo que eso sería problemático. Agradecemos su paciencia” ‒ respondió la sirvienta.

¡¿Qué demonios hay de libre en eso?! Empecé a enfadarme y Raphtalia tenía una mirada frenética.

“Por favor, tenga paciencia, Sr. Naofumi. Enojarse ahora mismo no solucionará nada” ‒ dijo.

“¡No, si han molestado al Sr. Naofumi, entonces deberíamos castigarlos!” ‒ Gritó Atlas.

Su respuesta demasiado extrema ayudó a que mi ira se calmara un poco. ¿Qué le pasaba a esa pequeña tirana? Era plenamente consciente de que yo actuaba como un dictador, pero al menos no era un tirano… todavía.

Necesitaba calmarme. Es cierto que comprometerse un poco ahora sería mejor si quisiera que las negociaciones se desarrollaran sin problemas más adelante.

“Bien. Es sólo por hoy, después de todo. Pero…” ‒ Dije que antes de volverme hacia Raph-chan y hacerle señas para que viniera.

“¿Rafu?”

Raph-chan se me acercó y la tomé en mis brazos.

“Exijo que permitan que Raph-chan se quede conmigo. Ella es mi querida mascota” ‒ anuncié.

“E-entendido” ‒ dijo la sirvienta.

Las sirvientas de Siltvelt se miraron entre sí y parecieron pensar que estaría bien que fuera una mascota. A regañadientes me acerqué a la cama y me despedí de Raphtalia y de los demás.

“¡Raafuuuu!”

“Ya sabes qué hacer si pasa algo, Raph-chan” ‒ dijo Raphtalia.

“¡Rafu! ¡Rafu, rafu!”

Raph-chan se puso de pie sobre sus patas traseras y golpeó su pata contra su pecho, como si dijera: ‘¡Déjamelo a mí!’ Aww, ella era tan linda. Pero al igual que Raph-chan estaba ligada a mí, también tenía algún tipo de conexión mágica con Raphtalia que le permitiría enviar una señal de socorro. Probablemente podría actuar como una alarma si algo sucediera.

“De acuerdo, entonces…” ‒ dijo Raphtalia.

“Esperaré en la habitación contigua” ‒ proclamó Atlas.

“Entiendo cómo te sientes, pero primero nos van a mostrar las habitaciones de huéspedes” ‒ respondió Raphtalia.

“¡Vamos, Atlas! ¡Vámonos! Los de nuestra clase no pueden estar al lado de este tipo. Está en un nivel completamente diferente” ‒ resopló Fohl.

“¡Pero, Sr. Naofumi!” ‒ gritó Atlas.

Fohl estaba haciendo todo lo posible para ser sarcástico. Agarró a Atlas y se la llevó. Ese pequeño bastardo. Comenzaba a sentirme mal por Fohl, pero esa actitud se estaba pasando de la raya.

“Muy bien, pequeño Naofumi, me pasaré a saludar más tarde, ¿de acuerdo?” ‒ dijo Sadina.

“Claro” ‒ le contesté.

Todavía me sentía un poco incómodo con todo esto, pero seguí adelante y vi a Raphtalia y a los demás irse.

“¡Rafuuuu!”

Estaba de pie en la terraza disfrutando viendo a Raph-chan explorar la habitación. Miré por encima de la ciudad del castillo de abajo. El sol había comenzado a bajar por el horizonte, pero no estaba del todo al punto de lo que yo llamaría puesta de sol todavía.

Había notado en nuestro camino que el paisaje de Siltvelt era mucho más salvaje de lo que estaba acostumbrado a ver en Melromarc, pero era aún más evidente cuando miraba las cosas desde arriba. Había mucha variación en la constitución de los semi-humanos también. Algunos eran enormes, y otros eran pequeños. Era una vista interesante desde lejos. Y con una mezcla de semi-humanos y teriántropos, había toneladas de diversidad entre los residentes. Probablemente había bastantes razas en total.

Eso también iba para los edificios. Algunos tenían diseños realmente primitivos, mientras que otros eran edificios de madera más comunes. También había elementos de estilo chino. Siltvelt era una verdadera mezcolanza de pueblos y culturas en comparación con Melromarc.

“¿Rafu?”

“¿Hm? ¿Qué pasa, Raph-chan?” ‒ Le pregunté.

Raph-chan tenía los ojos fijos en un escudo que colgaba decorativamente sobre la chimenea. Me imaginé que era una especie de accesorio ceremonial. Tenía un diseño realmente extravagante, pero también se veía un poco golpeado en varios lugares. Era difícil de describir. El recubrimiento se había realizado claramente utilizando una serie de pieles curtidas diferentes.

Me preguntaba si debería intentar usar mi copiado de arma en él. Lo saqué de la pared y lo sostuve en mi mano.

Sistema de copiado de armas activado.

Condiciones del Escudo del Rey de las Bestias cumplidas.

Escudo del Rey de las Bestias 0/80 C: Habilidades Bloqueadas
Bonos al Equipar: Aumento de las Habilidades de Teriántropos (grande), Aumento de las Habilidades de Semi-humanos (grande), habilidad ‘Asistencia de Transformación Bestial’ ‘Reforma Territorial’.
Efecto Especial: Poder de Devoción

¡Whoa! ¡Así que no era sólo decoración! Rey de las Bestias, ¿eh? ¿Significaba eso que el Héroe del Escudo era el rey de las bestias? Imágenes de firoriales, dragones y Raph-chan aparecieron en el fondo de mi mente. No estaba seguro de cómo sentirme al respecto.

“¿Rafu?”

Debo haber puesto una cara extraña, porque Raph-chan me miró con preocupación. Sonreí para hacerle saber que no había nada de qué preocuparse y luego revisé la descripción del escudo una vez más.

“¿Asistencia de Transformación Bestial?”

Intenté probar la habilidad, pero me dio un mensaje diciendo que no se podía usar. Tal vez ciertas condiciones tenían que cumplirse primero o algo así. Tenía una buena idea de lo que eran los bonos de ‘aumento de habilidad’. Intenté comprobar las estadísticas. Eso era extraño. Los valores parecían inestables. Cambiaban cada vez que los miraba. No sabía si eran altos o bajos. Qué extraño escudo.

En cualquier caso, me pareció una buena idea intentarlo y desbloquear las habilidades. Este país adoraba al Héroe del Escudo, así que la tienda de armas probablemente estaba llena de escudos que yo nunca había visto. Había una posibilidad de que pudiera aumentar mis estadísticas o adquirir nuevas habilidades, así que pensé que tal vez debería pasar a echar un vistazo más tarde.

“Me pregunto qué es la ‘Reforma Territorial’”.

Intenté probarla también, pero apareció un mapa en mi pantalla y no tenía ni idea de lo que se suponía que debía hacer. Mi territorio en Melromarc parecía estar resaltado en el mapa, pero me decía que estaba fuera de alcance cuando intenté elegirlo. Supongo que volvería a intentarlo luego cuando volviera a la aldea.

“Me pregunto si se me permite echar un vistazo al castillo”.

Sabía que era un invitado y se suponía que debía sentirme como en casa, pero tal vez había cosas que no querían que nadie viera. Después de todo, había lugares así en el castillo de Melromarc. Hasta yo tenía la sensatez de no hurgar en el castillo de otro.

Pero en los RPG, siempre había cosas como tesoros en los castillos, así que no pude evitar preguntarme si podría encontrar algunos aquí también. Aunque no pudiera quedarme con el material, sería bueno si me encontrara con un escudo. Todo lo que tenía que hacer era copiarlo y podría terminar un poco más fuerte.

Cuando realmente lo pensé, podría haber otros países que le presentarían a Ren o Itsuki oportunidades similares. Si tuviéramos algo de tiempo libre luego, tal vez les pediría que fueran a buscar países que adoraran sólo la espada o sólo el arco y entraran a hurtadillas. No sería justo si yo fuera el único que tuviera una oportunidad como ésta.

“Los líderes de Siltvelt se han reunido y están listos para recibirle, Héroe del Escudo” ‒ dijo una sirvienta.

“De acuerdo, ya voy” ‒ respondí.

Supongo que era hora de que me pusiera a trabajar.

“¡Rafu!”

Abracé a Raph-chan y seguí a la sirvienta por el pasillo.

Me llevaron a lo que parecía una sala de conferencias de mesa redonda. Era mucho más grande que cualquiera de las salas de conferencias que había visto en Melromarc. Ese fue el primer pensamiento que se me pasó por la cabeza, pero cuando vi a los miembros líderes, comprendí por qué.

Los semi-humanos no estaban tan mal. Eran grandes, pero no a una medida grotesca. Sin embargo, algunos de los teriántropos eran masivos. Pensándolo bien, supongo que Sadina también era bastante grande cuando estaba en su forma de teriántropa.

“¡El Héroe del Escudo ha llegado!”

Todos se pusieron de pie, y tan pronto como entré en la habitación todos se inclinaron y comenzaron a rezarme. Ugh… Hablando de cosas incómodas.

“¡Rafu!”

Inconscientemente me había aferrado demasiado fuerte a Raph-chan.

“Estamos realmente encantados de que finalmente haya regresado a casa a Siltvelt” ‒ dijo uno de los miembros que parecía ser el moderador de hoy.

“¿Regresado a casa? No vivo aquí” ‒ le contesté.

“Por supuesto que no. Pero el Héroe del Escudo es el héroe de Siltvelt. Aunque haya sido invocado por otro país, su estancia en el extranjero no es más que una expedición temporal” ‒ explicó el moderador.

Ah, así que básicamente, el Héroe del Escudo pertenecía a Siltvelt para empezar. Así que a sus ojos yo sólo estaba visitando otro país. Habría mentido si hubiera dicho que no estaba harto. ¡Era muy agradable poder dejar todas las políticas y formalidades molestas como esta a la reina y Melty en Melromarc!

“Ahora, comencemos con una ronda de auto-presentaciones. ¿Podría eso complacer al Héroe del Escudo?” ‒ preguntó el moderador.

“¿Podremos seguir con la discusión si digo que no?” ‒ Le contesté.

El moderador parecía no tener palabras.

“¡Mi-mis sinceras disculpas! Por favor, no se enfade” ‒ suplicó.

Oh demonios, ¿realmente iba a actuar como si un simple comentario mío fuera a conjurar el final de su vida? Di un largo y fuerte suspiro.

“No estoy enfadado. Sólo date prisa y continúa” ‒ le dije.

“¡Como quiera!” ‒ gritó.

Se inclinó ante mí otra vez. Todo esto era demasiado formal. Ya me estaba hartando. Quería apurarme y hablar con Raphtalia y los demás. Bueno, quería escapar de este lugar.

“Permítame…”

Empezaron a presentarse, uno por uno. Conté diez en total. Realmente esperaba que hubiera más. Tal vez estos eran sólo los representantes de alto rango.

Todos eran semi-humanos y teriántropos, así que había un león y toda clase de bestias. Uno de los teriántropos parecía un mamut. El tipo era absolutamente masivo, así que tenía sentido que necesitaran que la habitación fuera grande también. Cada vez que miraba a alguno de ellos, se avergonzaban y apartaban la mirada. Creo que podrían haber tenido un malentendido.

“¿Y ahora qué? Quiero decir, es agradable tener una audiencia y todo eso, ¿pero vamos a discutir algo? Vine a este país por una razón, así que, ¿debería seguir adelante y explicar cuál es esa razón?” ‒ pregunté.

“No, hablaremos de eso más adelante. En primer lugar, nos gustaría escuchar un relato de sus actividades en Melromarc de su propia boca, Héroe del Escudo” ‒ contestó el moderador.

¿A quién le importaba eso? ¡Los rumores eran más que suficientes! Bueno, así era como me sentía, pero supongo que escucharlo directamente de mí podría haber tenido algún tipo de significado especial para ellos. O algo por el estilo.

“Después de eso, nos gustaría darle una demostración de la fuerza de nuestros soldados y luego conocer mejor el pasado, presente y futuro de nuestro país” ‒ continuó el director.

“¡Oh, vamos! No desperdicien el tiempo de otra persona con esas cosas” ‒ le dije.

“Pero, Héroe del Escudo, debe estar preparado para las próximas olas. Sería problemático si no le familiarizáramos con estos asuntos” ‒ respondió el moderador.

“Oh…”

Normalmente yo habría estado a cargo de toda esta región. Gracias a que la reina tiraba de algunos hilos, me había librado de tener que lidiar con mi pequeño territorio en Melromarc. Y las olas solo se habían detenido temporalmente debido al incidente de la Tortuga Espiritual. Pero aun así, ¿no tenía Siltvelt ya otro héroe? ¿No tenían su propio héroe de las siete estrellas?

“Por cierto, ¿dónde está el otro héroe que supervisa este país?” ‒ Les pregunté.

Todos ellos miraron rápidamente hacia otro lado cuando les pregunté. ¿Por qué mirarían para otro lado? Sabían que les había pedido a los héroes de las siete estrellas que vinieran a Melromarc, ¿verdad? Sin mencionar que yo había hecho la petición por medio de la reina y le había hecho comunicar explícitamente el hecho de que había un grupo de gente ahí fuera que estaba tratando de matar a los héroes.

“La cosa es que el héroe de las siete estrellas que protege a Siltvelt está muy dedicado a su entrenamiento. Sus apariciones tienden a limitarse a los momentos en que se requiere su ayuda” ‒ respondió el moderador.

“¿Entonces lo que quieres decir es que su paradero es desconocido?” ‒ Le pregunté.

“Normalmente viene cuando es convocado. Sin embargo, tras el reciente incidente dela Tortuga Espiritual, partió en un viaje para entrenar y fortalecerse” ‒ dijo el moderador.

Si los héroes se reunieran para compartir e implementar todos los métodos de mejorado, se volverían mucho más fuertes casi instantáneamente. Qué dolor de cabeza. Por otra parte, si alguno de los héroes de las siete estrellas fuera un bueno para nada como algunos de los héroes en el mundo de Kizuna, contarles sobre los métodos de mejora sería un suicidio. Tendría que determinar si podemos confiar o no en ellos primero. Después de todo, ya teníamos asesinos matando héroes en nuestras manos.

“Lo que sea. Quiero que busquen en todos los rincones. Encuéntrenlo y tráiganlo aquí. Incluso si sólo estamos considerando lo que nos espera, su presencia es necesaria” ‒ dije.

“¡Como desee!” ‒ respondió el moderador.

Cielos…

“Quiero que venga a verme antes de que aparezca el Fénix” ‒ agregué.

Tenía la sensación de que había un millón de otras cosas que necesitaban ser tratadas, pero decidí seguir adelante y moverme.

“Todos saben por qué vine a Siltvelt, ¿verdad?” ‒ pregunté.

“Umm…”

“Estamos en el proceso de verificar esa información”.

“¡Siltvelt no escatimará esfuerzos para celebrar el glorioso regreso del Héroe del Escudo!”

Todos ellos respondieron a la vez con respuestas completamente diferentes. ¿Y qué diablos pasó con ese último? ¿Estaba ese tipo escuchando lo que pregunté?

Un fuerte aplauso tronó. El teriántropo que parecía un león había aplaudido para llamar la atención de los demás.

“¡Todos! ¡La palabra del Héroe del Escudo es ley! Como ciudadanos de Siltvelt, debemos priorizar sus deseos por encima de todo lo demás, ¿no es así?” ‒ rugió el león.

Todos ellos estaban de acuerdo. ¡Bien! Este tipo león parecía entender cómo deberían ser las cosas.

“¡El Héroe del Escudo desea dejar nuestro país de inmediato y actuar en nombre del mundo!

¡Este es una señal de su intención como héroe de hacer del mundo un lugar mejor! Como tal, es el deber de Siltvelt eliminar la guerra de este mundo, ¿no es así?” ‒ continuó.

“¿Qué se supone que significa eso?” ‒ Yo intervine.

¡Estaba tergiversando completamente mis palabras!

“¿Quién dijo…?”

“¡Para hacer eso, debemos expandir nuestras operaciones militares! ¡Adquiriremos nueva fuerza con la ayuda del Héroe del Escudo y formaremos un ejército invencible! Esta es la tarea que tenemos por delante, ¿no es así?” ‒ El león rugió, ahogando por completo mi intento de protestar.

Todos aplaudieron de acuerdo.

“¡Oye! ¡Deja de ignorarme!” ‒ Grité.

“¿Rafu?”

Raph-chan se tapó los oídos en un intento de ahogar la cacofonía de aplausos y gritos.

“¡Héroe del Escudo! Nosotros, el pueblo de Siltvelt, esperamos que su bendición nos sea otorgada” ‒ rugió el león.

¿Me estaba diciendo que los hiciera mis esclavos? Era eso o quería que yo formara un equipo y lo usara para organizar y dirigir un ejército.

“Ahora, debemos volver a reunirnos en una nueva reunión para refinar los detalles del plan del Héroe del Escudo. Vamos, debemos pasar a la siguiente reunión rápidamente” ‒ continuó el león.

“¿Eh? ¿Quién dijo...?”

Antes de que pudiera terminar de hablar, el león le pidió a un asistente que me sacara de la habitación. ¡Mierda! ¡Estos bastardos no tenían intención de escuchar nada de lo que yo dijera! ¡Maldita sea! ¡No había forma de que me fuera!

“¡Por supuesto! ¡No podemos esperar que el Héroe del Escudo se vaya! ¡Deberíamos ser nosotros los que nos movamos a otra parte para continuar esta discusión! Respetuosamente nos despedimos” ‒ dijo el león.

Cuando se dieron cuenta de que no iba a dejar que me echaran, todos se levantaron de la mesa redonda y empezaron a salir de la sala. Casi parecía que estaban huyendo para salvar sus vidas.

“¡Ey!” ‒ grité.

“¡Nos volveremos a ver pronto!”

La puerta se cerró de golpe, y estabamos sólo yo y la sirvienta quien me había traído. Mierda. Supongo que iban a ser sorprendentemente descarados por sus intentos de controlarme. Me preguntaba si debía mantener la boca cerrada y huir del país. Pero si lo hiciera, no habría forma de que nos ayudaran a llegar a Q'ten Lo.

Esperaba que hubiera semi-humanos o teriántropos que se asemejaran a las cuatro bestias sagradas en una reunión de los altos mandos, pero no había visto a nadie así. Era como si todos estuvieran haciendo todo lo que podían para asegurarse de que yo no dijera que sólo quería que se ocuparan de mi asunto y dejar Siltvelt tan pronto como fuera posible. Así que empezaron a hablar sobre mí y luego huyeron a algún lado.

No se podía poner más molesto que esto. Me preguntaba si debería ignorar completamente todo esto y forzar mis demandas sobre ellos. Por otra parte, estoy seguro de que elegirían interpretarlo todo de una manera que sólo causaría problemas diplomáticos para Melromarc. Bien. Entonces les impondría mis demandas de una manera que no llamara la atención.

Estaba perdido en mis pensamientos cuando me di cuenta de que ya estaba oscureciendo afuera. Recordé que habían mencionado que habría una fiesta esa noche para celebrar mi ‘regreso’. Me preguntaba si podría hablar con Raphtalia y los demás allí.

“¿Qué están haciendo Raphtalia y los demás?” ‒ Le pregunté a Raph-chan.

“¿Rafu?”

Empezó a hacer gestos con sus manos en un intento de responder a mi pregunta.

“Umm… ¿Una habitación pequeña? ¿Entrenamiento? ¿No? ¿Discusión? ¿Yo? ¿Libro?” ‒ Adiviné la respuesta.

No pude evitar sonreír ante la forma en que Raph-chan señalaba diferentes cosas en la sala y posaba de ciertas maneras.

“Así que si pongo todo eso junto, están en una habitación en algún lugar hablando de episodios que me involucran. ¿Es eso correcto?” ‒ Le pregunté.

“¡Rafu!”

Raph-chan asintió emocionada. Lo tengo. Así que no los habían traído a esta zona del castillo.

“¡Rafuuuu!”

“¿Hm? ¿Eso significa que terminaron de hablar?” ‒ Le pregunté.

“¡Rafuuu!”

Después de eso, Raph-chan empezó a fingir que estaba comiendo. Ah, eso debía significar que habían ido al salón donde se estaba celebrando la fiesta.

“Héroe del Escudo, los preparativos para la fiesta de la noche han sido completados. Su presencia es requerida” ‒ dijo la sirvienta.

“Está bien”.

“Antes de que asista, le vestiremos con el atuendo apropiado. Por favor, perdone nuestro atrevimiento”.

De repente, varias sirvientas me rodearon y empezaron a agarrarme para intentar cambiarme la ropa.

“¡Puedo cambiarme la ropa yo solo! ¡Soy un héroe, no un noble! ¡Al menos déjenme cambiarme la ropa!” ‒ Grité.

“¡Como desee! ¡Por favor, perdónenos!”

Suspiré.

“No es como si estuviera enfadado con ustedes o no me desagradaran” ‒ les dije.

Rayos… Sólo era un dolor de cabeza tras otro aquí. Me preguntaba si Motoyasu o los otros héroes habían experimentado este tipo de cosas en Melromarc. Quizás le preguntaría a Ren e Itsuki luego. Al menos, la reina no era tan tensa con ese tipo de cosas. O mejor dicho, me trataba bien mientras evitaba las cosas que me molestaban.

De todos modos, ¿qué pasaba con la ropa que me habían preparado? ¿Se suponía que iba a ser una elección de moda punk rock o algo así? El cuello de la camisa estaba forrado con piel. Me sentía como un aspirante a cantante de punk rock. Peor aún, el tocado estaba hecho de algún animal carnívoro. ¿En serio tenía que usar este traje?

“…”

Probablemente se quejarían si no me lo ponía. Pero no había forma de que pudiera aceptar un sentido de la moda como este.

“¿Rafu?”

“Está bien, te usaré en lugar del tocado, Raph-chan” ‒ le dije.

“Rafu…”

La idea de ser usada como un accesorio de moda parecía avergonzar a Raph-chan, pero me adelanté y la puse sobre mi cabeza cuando terminé de cambiarme y luego salí de la habitación.

“¡Damas y caballeros, el Héroe del Escudo ha llegado!”

Las trompetas irrumpieron en fanfarria, acompañadas de una actuación instrumental que sonaba como el rugido de una bestia. Me llevaron a un escenario al frente del pasillo. ¡Era ridícula la cantidad de asistentes que se habían presentado! Y como este era un país de semi-humanos y teriántropos, todos eran de diferentes tamaños. Había un enorme teriántropo a lo lejos, pero todavía podía oír sus gritos y aplausos claramente.

“¡Rafuuuu!”

“Lo siento, Raph-chan” ‒ me disculpé.

Raph-chan parecía un poco molesta por todo el ruido fuerte.

“Ofrezcamos una oración al Héroe del Escudo” ‒ dijo el maestro de ceremonias.

Y entonces casi todos en el salón juntaron sus manos y comenzaron a orar. Oh, ¡vamos! Quiero decir, incluso en Melromarc me habían llamado el santo del Dios pájaro, ¡pero nadie lo había llevado tan lejos!

“Y eso concluye nuestra audiencia con el Héroe del Escudo. Por favor, disfruten de la comida” ‒ anunció el maestro de ceremonias.

Umm, ¿era sólo mi imaginación o ni siquiera habían intentado darme la oportunidad de hablar? Seguramente habían planeado originalmente que yo dijera una o dos palabras. Supongo que habría sido problemático para ellos si hubiera empezado a hablar de querer ir a Q'ten Lo en un evento como este. Pero no iba a dejar que se salieran con la suya. Pensé que algo así podría pasar, así que ya tenía un plan. Cambié a mi Escudo Imitador de Voz y hablé por el megáfono.

“¡Ejem! ¡Probando! ¡Probando! Así que sí, aparentemente no quieren que hable, pero después de todo lo que tuve que superar para tener éxito en Melromarc, ¿realmente creen que detenerme va a ser así de fácil?”

¿Oh? Había visto a Raphtalia y a los otros. Atlas estaba apretando sus manos y tenía una mirada enamorada en su cara, pero decidí ignorarla.

“Permítanme comenzar diciendo que entiendo lo que están tratando de hacer. Pero ahora mismo necesito dar prioridad a actuar en nombre de todo el mundo. Quiero que sepan que no es porque no haya considerado a la gente de Siltvelt” ‒ continué.

Después de todo, centrarse únicamente en las propias demandas de uno no sería una negociación en absoluto. Negarse a aceptar las demandas de la otra parte hasta cierto punto no iba a abrir ninguna puerta. Entendía ese hecho.

“Pero no tengo intención de decirle a nadie que vaya a la guerra con Melromarc. De lo contrario, ¿por qué hablar de paz? ¿El territorio de Saeto y sus lazos amistosos con los semi-humanos no significan nada? Quiero que piensen en eso” ‒ les dije.

Podía oír el débil sonido de los aplausos. Miré a Werner para advertirle. Pero la próxima vez que algo así sucediera, él iba a recibir mucho más que una advertencia.

“Ahora bien, no quiero ser un aguafiestas. ¿Qué tal si les proporciono un poco de entretenimiento a todos ustedes también? ¡Es una fiesta, después de todo!”

Le hice una seña a Firo. Ella se señaló a sí misma como preguntando y yo asentí. ¡No, tú no, Atlas! Les pedí a Fohl y a Raphtalia que reprimieran a Atlas. Firo saltó alegremente al escenario.

“¿Quéééé?” ‒ preguntó ella.

“Quiero que cantes una canción. Tu trabajo como compañera del Héroe del Escudo es animar esta fiesta” ‒ le dije.

Firo estaba conmigo en el escenario. Se dio la vuelta para mirar al público y empezó a temblar. Esa reacción… ¿Aún no se había recuperado de haber sido exhibida en el mundo de Kizuna? No tenía problemas para cantar en las tabernas, así que ¿por qué no podía hacerlo aquí? ¿O era por culpa de Motoyasu?

“No te preocupes, Motoyasu no va a aparecer. Y si algo pasa, te prometo que te protegeré” ‒ le dije.

“Peeeeeero no me protegiste del tipo de la lanza” ‒ se quejó.

“Eso es porque actuaste por tu cuenta en ese momento” ‒ respondí.

Le ordené que cantara esta vez, así que asumiría la responsabilidad si algo pasaba.

“Okaaay, entonces daré mi mejor esssfueeerzooo” ‒ dijo Firo.

“Canta algo que se les quede en la cabeza” ‒ le dije.

“¡Okaaay!”

Firo empezó a cantar en el megáfono de mi escudo. Su canto siempre era un verdadero placer para el público, incluso en las tabernas.

¿Podría la gente de Siltvelt conservar su capacidad de pensar racionalmente después de escuchar la encantadora canción de Firo? Le pedí que cantara algo adictivo y luego aplastara sus tácticas de mano dura y los obligara a aceptar que enviaran un barco mercante a Q'ten Lo. Por supuesto, siempre existía la posibilidad de que la canción fuera demasiado efectiva. Si las cosas fueran cuesta abajo, le daría a Raphtalia y a los demás una señal antes de irrumpir en la multitud y aprovechar la confusión para escapar.

Firo estaba cantando de todo corazón. Cuando realmente se metía en esto, siempre entraba en una especie de estado de trance. Era obvio que estaba increíblemente concentrada. Su voz resonó por el salón.

La gente de la audiencia que tenía la mejor audición comenzó a tambalearse y a reunirse frente al escenario, hipnotizada por la canción. Eso significaba que las cosas iban bien, ¿verdad? Debe haber estado cantando una canción de lavado cerebral. Probablemente aplicaba algún tipo de efecto de estado de seducción o algo así. Me podía imaginar a Motoyasu apareciendo de la nada. Pensar en ello me asustó.

Firo finalmente terminó de cantar su canción. Varias personas del público empezaron a aplaudir, y en poco tiempo el rugido de las ovaciones llenó la sala.

“Y ahí lo tienen. Algo para animar la fiesta, cortesía del Héroe del Escudo. Ahora diviértanse, a menos que intenten algo furtivo. Entonces no esperen divertirse. Muy bien, hasta luego” ‒ les dije.

Le dije a Firo que volviera con los otros. Mientras regresaba, el público se apiñó a su alrededor. Podía oírlos a todos derramar sus elogios.

“Nuestra sincera gratitud al Héroe del Escudo por sus amables palabras” ‒ gritó el maestro de ceremonias.

“¡Rafuuuu!”

Raph-chan chillaba, casi como si estuviera saludando a la multitud. Los líderes de Siltvelt deben haber pensado que me harían enojar si trataban de interponerse en el camino, porque se echaron atrás. Me bajé del escenario y me dirigí hacia Raphtalia y los demás. La gente se amontonaba, tratando de verme mejor, pero eran retenidos por una soga que les impedía realmente interponerse en mi camino. Bien, así es como debería ser.

Finalmente llegué a donde estaban Raphtalia y los otros.

“¿Cómo va todo? ¿Les han causado algún problema?” ‒ Le pregunté.

“Nada hasta ahora. Pero es aterrador no saber qué es lo que van a intentar ahora” ‒ respondió Raphtalia.

“Raph-chan me dijo que estaban preguntando sobre sus aventuras conmigo” ‒ le dije.

“Sí. Me hicieron explicar cómo nos conocimos y contar todo lo que hemos pasado hasta ahora. Hicieron casi lo mismo con todos los demás también” ‒ respondió ella.

“Ya veo”.

“Sadina y Atlas aparentemente lo hicieron sonar como si tuvieran relaciones físicas contigo y terminaron siendo tratadas sospechosamente”.

¿Qué demonios estaban tratando de hacer esas dos? Sobre todo Atlas, que todavía parecía una niña, ¡por el amor de Dios! Pero, aparentemente, había gente en este país que estaba convencida de que me gustaban las niñas.

“¿Crees que nos dejarán volver a la aldea después de esto?” ‒ Le pregunté.

“¿Quieres volver?” ‒ Raphtalia respondió.

Honestamente, quería irme inmediatamente. ¿Cómo diablos iba a relajarme en una situación como ésta?

“Bueno, todo lo que vamos a hacer después de esto es dormir de todos modos. Tenemos que pedirles que arreglen el barco para ir a Q'ten Lo mañana, así que supongo que no está de más pasar la noche aquí. No bajes la guardia ni por un segundo” ‒ le dije.

“Entendido”.

Ahora bien… Me preguntaba qué seguiría mientras me daba la vuelta y miraba detrás de mí. Los líderes de Siltvelt me observaban como si fuera un animal peligroso que requería extrema precaución. Me di cuenta de que les preocupaba que yo dijera algo que les causara problemas. Si ese fuera el caso, deberían haber cedido a mis demandas y haberme echado ya.

Estaba comiendo comida del buffet mientras pensaba en su estupidez. Habían preparado una comida especial sólo para mí, pero la ignoré.

“Así que esto es la comida de Siltvelt, ¿eh?” ‒ Murmuré.

Muchos de los sabores carecían de refinamiento. Incluso se podría decir que el sabor era malo, pero también se podría argumentar que era una oportunidad para disfrutar de una comida inusual.

“Hmm… Tendría que ajustar el condimento si fuera a servir esto a los aldeanos. Sin embargo, la elaboración de una receta no debería ser demasiado difícil” ‒ dije.

Analicé cada plato mientras comía la comida. Pensé que los aldeanos harían un escándalo por querer probar la comida cuando les hablara de ella. Sería mejor ir un paso adelante y pensar en cómo recrearla hasta cierto punto.

“¿De verdad lo crees? Esta es una comida realmente extraña” ‒ dijo Raphtalia.

Había algo con forma de una bolsita que parecía una fruta. Lo abrí para analizarlo. Tal vez era sólo yo, pero había algo que me parecía muy desagradable.

“Hacer algo que parezca similar no debería ser un gran problema. Sin embargo, los ingredientes en sí parecen estar contribuyendo mucho al saborizante” ‒ respondí.

No había muchos platos a los que realmente se les había dado un sabor añadido distinto. Pero los sabores naturales de los ingredientes mismos, por otro lado, eran bastante peculiares. Podría hacer algo similar pero diferente para los aldeanos.

“Ellos también tienen algo que se parece al ratatouille” ‒ dije.

“¿Qué es eso?” ‒ preguntó Raphtalia.

“Es un plato de mi mundo. Es más bien un plato de cocina casera en el lugar de donde vengo. Pero es común en las prisiones y esas cosas, ya que es barato de hacer. El plato tiene algunos apodos bastante insípidos, como ‘bazofia apestosa’” ‒ expliqué.

Me imagino a Keel disgustada en este momento, si hubiera estado escuchando. Se había vuelto muy quisquillosa con los olores desde que empezó a transformarse en perro. Honestamente, alguien que estaba acostumbrado a la comida de Melromarc probablemente pensaría que apestaba y podría no ser capaz de comerla.

“¿Y eso es algo que comes?” ‒ preguntó Raphtalia.

“Eso es lo que es. Si usas ingredientes de calidad, puede ser bastante bueno. Hay otro plato similar conocido como caponata también”.

“Me di cuenta hace mucho tiempo, pero parece que sabe mucho de cocina, Sr. Naofumi”.

“¿Eso crees?”

“¿Recuerda aquella vez en que los niños de la aldea hicieron algo y estaban tan orgullosos de ello? Sólo le diste un mordisco y luego hiciste varios ajustes que realmente lo mejoraron”.

“Oh sí. Y entonces el esclavo que había estado a cargo de cocinar se deprimió”.

Sólo hice un par de pequeños ajustes que pensé que harían que el plato supiera mejor. Pero, al parecer, esto perjudicó el orgullo del esclavo que había estado a cargo de la cocina. Hasta yo me di cuenta de que quizá había ido demasiado lejos. Me sentí mal por ello, así que no me había metido en la cocina de los esclavos desde entonces. Si ellos iban a cocinar, entonces merecían hacer las cosas a su manera. Pero honestamente, esa niña me miraba como si hubiera matado a sus padres cada vez que cocinaba.

“Probablemente debería evitar cocinar, pero siguen haciendo peticiones. Esa niña que estaba cocinando en ese momento probablemente me odiará hasta que muera” ‒ dije.

“¿Odiarlo?” ‒ preguntó Raphtalia.

“Bueno, sí. ¿No has notado que me mira sin parar cada vez que cocino?”

“¡Esa es sólo su manera de asegurarse de no perderse de nada de lo que estás haciendo!”

“Ah, ya veo. Así que sólo quiere verme cometer un error”.

“No es eso. Está haciendo todo lo posible por aprender de usted para poder mejorar”.

“¿Entonces no me odia?”

“¡Al contrario, ella tiene el mayor respeto por usted!”

Raphtalia parecía completamente segura de sí misma. Me sentí muy bien al escuchar eso, pero no podía confiar en que Raphtalia fuera objetiva.

“¡Impresionante como siempre, Sr. Naofumi! ¿Por qué perder el tiempo capturando los corazones de los esclavos cuando puede controlarlos capturando sus estómagos?” ‒ exclamó Atlas.

Ella sabía cómo hacer que las cosas sonaran mal. Había oído a gente decir cosas similares en el la aldea y en la ciudad vecina. Parecía haber rumores de que yo hacía que los esclavos hicieran lo que yo quisiera, dándoles comida que era adictiva.

“Sé que a ti también te gusta cocinar, Raphtalia. Deberías cocinar más a menudo” ‒ le dije.

“Umm, Sr. Naofumi… ¿Realmente querrías cocinar para alguien que es mucho mejor cocinero que usted?” ‒ Ella replicó.

¿Eh? ¿Se suponía que eso significaba que ella tenía reservas acerca de que yo comiera su comida porque yo era un buen cocinero?

“Eso no es nada de lo que debas preocuparte. ¿Alguna vez he criticado la cocina de otra persona como si fuera un esnob de la comida?” ‒ Le pregunté.

“Supongo que en realidad no critica a los demás cuando se trata de comida” ‒ respondió Raphtalia.

“Noté que te aseguraste de especificar ‘comida’ allí…”

De repente recordé haber criticado la forma en que un comerciante corrupto estaba haciendo negocios en las islas de Cal Mira una vez.

“Como sea. Me aseguraré de ver algunos de los platos por los que Siltvelt es famoso luego. De lo contrario, nunca voy a dejar de escuchar las quejas de Keel” ‒ dije.

“¿Hm?” ‒ Murmuró Firo.

Empezó a llenarse la boca de comida. No iba a durar mucho ahora que se había puesto en marcha. La noche continuó y el banquete terminó sin incidentes.


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Delirios de Lord:
Naofumi está aprendiendo a contenerse.
En otros tiempos hubiera gritado cuando iban saliendo algo como:
"¡SI VAN A LA GUERRA IMPLICÁNDOME
ME ENCARGARÉ DE MATARLOS A TODOS USTEDES!"
O algo así. Yo lo habría hecho.