Traductor: Lord
Editor: Lord
430
Un Doloroso Regreso a Casa
En
un rincón de la Fortaleza de Galahad, había un chico mirando la ventisca a
través de una pequeña ventana al fondo de un oscuro pasillo rodeado de piedra
endurecida.
“Entonces,
Nell… ya deberías estar camino a Avalon, ¿verdad?”
Debajo
de la máscara blanca que cubría sus melancólicos ojos estaba Nero de [Wing Road],
o mejor dicho, ‘X’ de [Alter Face]. Llevaba una simple túnica negra usada
normalmente por aprendices de brujo, pero la forma en que estaba de pie junto a
la ventana le hacía parecer algo digno.
Ocasionalmente,
los soldados de Spada y otros aventureros que pasaban por ese pasillo se
intrigaban por su apariencia, pero debido a su humor distante, nadie era lo
suficientemente curioso o caprichoso para acercarse a él.
Sin
embargo, ese silencio pronto se rompería.
“¡Ahh!
¡Finalmente te he encontrado! ¡Deberías decidir un lugar de encuentro adecuado
la próxima vez!”
Nero
frunció un poco el ceño ante la voz aguda que acababa de hablar tan fuerte
detrás de él. Sin embargo, sus cejas estaban cubiertas por su máscara, así que
nadie notó su reacción.
Aun
así, nada podía ocultar el indicio de descontento en su tono de voz.
“No
seas tan ruidosa, tu voz resuena en todo el pasillo.”
“¡Desearía
que pensaras en el tiempo que llevo buscándote!”
Era
su amiga de la infancia a la que estaba tan acostumbrado a ver, con su abrigo
rojo y sus coletas balanceándose mientras expresaba abiertamente su ira.
Incluso detrás de su máscara, que parecía un gato deforme, no había posibilidad
de equivocarse.
“De
todos modos, ¿cómo fue la reunión?”
“No
dijeron mucho. Aunque llamaron a esos Gólems Antiguos ‘Tauro’… y hablaron de
proteger los agujeros que hicieron y otras cosas obvias como esas.”
Nero
habló como si hubiera estado en esa reunión, pero esa reunión no era lugar para
él ya que estaba bajo la apariencia de un nuevo aventurero de rango 1. Los
únicos que habían sido convocados a esa reunión eran aventureros de rango 5 que
habían sido confiados como comandantes y los que formaban parte de la ‘Orden de
Asalto’.
“Como
de costumbre, eres bueno escuchando a escondidas.”
“Haces
que suene como si yo fuera una especie de bribón. Simplemente escuché algunas
cosas por casualidad.”
Esa
reunión de tácticas no parecía ser tan secreta, después de todo. La mantuvieron
en una habitación cerrada rodeada de gruesos muros, pero no había habido ningún
tipo de insonorización o magia para evitar que se escuchara en el lugar. Ese
nivel de seguridad es fácil de burlar para cualquier ladrón o asesino de rango
4.
“Nadie
podría haber imaginado que se las arreglarían para abrir un agujero en las
paredes el primer día que la guerra comenzó. El Rey Leonhart sonaba bastante
serio.”
“Bueno,
si esos chicos grandes regresan, los haré estallar con mi trueno, ¡así que
estaremos bien!”
“¡Hoho!
Te has vuelto muy confiable, Charlotte!”
Quien
se burló de Charlotte, que seguramente tenía una expresión de confianza detrás
de su máscara de gato, no había sido Nero.
“Espera,
¿no eres ahora el aventurero de rango 1 ‘S’?”
Una
gran mano cayó en la parte posterior de la cabeza de Charlotte y comenzó a
acariciar su cabello rojo.
El
tipo había aparecido bruscamente a sus espaldas de repente, pero ella no
contrarrestó su intrusión con su rayo.
“¿Eh?
De ninguna manera… ¿hermano mayor Eis?”
“¡Ey,
bribones!”
El
joven con una gran complexión y los mismos ojos rojos y dorados de Charlotte
sonreía con una sonrisa bestial. Era el oficial al mando de la cuarta unidad ‘Gladiador’,
y el genuino hermano mayor de Charlotte: Eisenhart Tristan Spada.
“Jaa…
así que ya lo sabías, hermano mayor…”
“¿Cómo
no me voy a dar cuenta después de verte derribar ese Gólem de una manera tan
llamativa?”
Eisenhart
dijo eso mientras sonreía maliciosamente a Nero, quien suspiró como si dijera ‘Dame
un respiro’.
“¡Por
favor, hermano mayor! No le digas a papá…”
“Creo
que Padre también se dio cuenta… pero no quiero traerle problemas innecesarios,
así que me quedaré callado por ahora. Además, estoy aquí de todos modos, así
que no hay mucho que pueda hacer al respecto.”
Eisenhart
le da palmaditas en la cabeza a Charlotte, diciendo – “¿Qué más podría haber esperado
de mi hermana pequeña?” – de tal manera que convertiría a un gato travieso en
uno adorable.
“No
me importa por qué se han molestado en venir a este asqueroso campo de batalla.
No les preguntaré. Deben tener sus propias razones.”
Nero
levantó las cejas, aparentemente sintiendo un poco de pena por sus palabras
algo inexplicables.
Eisenhart
siempre tuvo una debilidad por los dos. Es por eso que incluso Nero quería
llamarlo ‘hermano mayor’. Había reconocido su grandeza a lo largo de los años
hasta tal punto.
“Lo
siento, hermano mayor.”
“He
dicho que está bien. En vez de castigarlos, les voy a hacer trabajar hasta el
culo, así que es mejor que se preparen.”
“Ah,
gracias, hermano mayor Eis…”
Charlotte
le agradece a su hermano con una actitud mansa que definitivamente nunca
mostraría a Wilhart, aunque él también es su hermano.
“Por
cierto, no pude ver a Lady Nell en ningún sitio… ¿Ya ha vuelto a Avalon?”
“Sí.
Vinimos aquí después de despedirnos de Nell. Definitivamente se dirigía a
Avalon.”
“Eres
sobreprotector como siempre, ¿no es así Nero?”
“Detente.
Se suponía que Nell iba a venir aquí con nosotros esta vez.”
Los
ojos dorados de Eisenhart lo miraron, medio sorprendidos y medio dudosos. Los
ojos rojos de Nero desviaron su mirada a un lado.
“Pero
supongo que así es la situación actual.”
“¿Qué
quieres decir?”
“La
salud de Nell parece haber empeorado desde que regresó de Iskia.”
Eisenhart
recordó haber escuchado algo sobre la pobre condición física de Nell y que tuvo
que quedarse en su habitación por un tiempo. Parece que la noticia de la salud
de la princesa de Avalon había llegado naturalmente a oídos del príncipe de
todo el país.
“No
estaba postrada en la cama ni nada… pero no está en condiciones de luchar.”
“¿Tan
malo fue? No puedo imaginarme a Nell en ese estado. Quiero decir, ¿sabes por
qué se sentía tan deprimida?”
Nero
frunció aún más el ceño detrás de su máscara y respondió a Eisenhart, cuyo
rostro insinuaba que había pensado que la enfermedad de Nell se debía a razones
desconocidas.
“Parece
que algo pasó con Kurono otra vez.”
“¿Qué
quieres decir con ‘otra vez’? ¿Pasó lo mismo en Iskia?”
“Bueno,
no conozco exactamente los detalles.”
Nero
sonaba totalmente disgustado mientras murmuraba eso. Parecía muy enojado.
Aunque
no le toma mucho tiempo a Eisenhart -por decir lo menos a cualquiera que pase 5
minutos con este frío príncipe de Avalon- entender que se preocupa
profundamente por su linda hermana menor.
“Eh,
así que se trata de Kurono, ¿eh? Luce como alguien que haría llorar a una
chica…”
“No
es tan frío como parece, simplemente su cara da miedo.” – El hermano mayor
respondió con confianza al agudo comentario de su hermana menor. – “No, hay
muchas mujeres que se sentirían atraídas por ese tipo de hombre de aspecto
peligroso. Tiene ese coraje y estilo que lo hace inquebrantable incluso ante
nuestro padre… Además, su fuerza como aventurero de Rango 5 es real. No creo
que haya una sola mujer en Spada que no esté interesada en él.”
“¡Pero
saca tentáculos y cosas así!”
“En
mi opinión, ya debe haber hecho gritar a muchas mujeres. Aunque no sé nada de
ningún tentáculo.”
“¡Eww!
¡Lo sabía, ese tipo con tentáculos es el peor!”
“Sin
embargo, prefiero verlo como un héroe. Es bueno, incluso creo que es el mejor
luchador que hay hoy en día. No es de extrañar que Nell cayera redondita por
alguien como él…”
“¡Eso
no importa!”
Había
sido una expresión de negación tan aguda y fría que se podía sentir su odio.
Nadie más que Nero pudo haberlo dicho.
“No
importa, ya que Nell no va a ver a ese tipo de todos modos.”
“…
Ah, cierto, su tiempo de estudio en el extranjero aquí en Spada ha terminado,
¿verdad?”
Después
de murmurar ‘Bueno, eso es triste’, Eisenhart dio la vuelta a su capa roja y
comenzó a irse.
“Bueno,
me voy. Soy un oficial al mando después de todo, ¡así que obviamente estoy
ocupado!”
“¡Cuídate,
hermano mayor!”
Eisenhart
giró la cabeza una vez más después de las palabras de aliento de su linda
hermana menor, y dijo una última cosa antes de irse:
“Estarán
estacionados en el lado izquierdo del sur. Asegúrense de decírselo a ese idiota
de Galbraith y a esa bruja de Hydra, ¿quieren? Espero mucho de ustedes, [Alter
Face].”
***
“Ya
hemos dejado la aldea de Dakia. Deberíamos llegar a Avalon mañana, princesa.”
Con
un tono de voz mucho más tierno que el habitual, Helen, la hija de la noble
familia Azrael de Avalon, y jefa de los guardaespaldas de la princesa Nell,
habla suavemente con su amada princesa.
“…”
Por
otro lado, la primera princesa de Avalon, Nell Julius Elrod, miró fijamente a
la nada y no respondió ni con una sola mirada.
El
carruaje real en el que estaban era sorprendentemente estable, o mejor dicho,
no parecía que estuviera temblando en absoluto. La vista exterior desde su
pequeña ventana era una blanca cadena de montañas que probablemente eran las
montañas nevadas de Galahad.
Nell
estaba en camino de regreso a Avalon después de dejar Spada.
Su
Guardia Real, vestida con armadura de plata, la escoltaba, rodeando el
carruaje. Había pasado una semana desde que llegaron a Spada con órdenes del
rey de escoltar a los hermanos de vuelta a Avalon.
Sin
embargo, sólo Nell regresará a Avalon. Nero desapareció rápidamente después de
prometer llevar a su hermana, que se había debilitado considerablemente, de
vuelta a los caballeros.
Es
un hecho bien conocido en Avalon que el primer príncipe Nero suele vagar para
pasar el tiempo donde le apetece, incluso a algunos lugares absurdos. Y una vez
que se va, nadie lo verá hasta que esté satisfecho. Tanto su propia guardia
real como su padre ya no lo reprenden por su comportamiento desesperanzador.
Después
de recibir una carta de Nero explicando las circunstancias actuales, los
guardias reales se resignaron a proteger la identidad del príncipe, y dedicaron
sus esfuerzos sólo al convoy de la princesa Nell.
La
inerte Nell no les dijo una sola palabra debido a su extraña condición, pero
afortunadamente, siguió obedientemente sus instrucciones.
Ni
las doncellas que acompañaban a los caballeros, ni Helen, que se ofreció como
escolta personal de Nell, ni la guardia real estaban al tanto de la situación
de la princesa, y sólo trataban de cumplir sus deberes lo mejor posible.
En
otras palabras, la única que podía llegar a Nell era nada menos que Helen, que
había sido su amiga desde que era una estudiante extranjera en la misma escuela
que ella.
“Será
sólo un día más.”
Y
así, el corazón de Helen se rompe delante de Nell, que no mostró ninguna
reacción en absoluto. Sólo su amor serio y su lealtad pudieron permitirle
seguir hablando con una persona que era más como una muñeca que nunca respondió
durante una semana entera.
O
tal vez era porque pensaba que lo peor estaba por venir.
El
Berserker de Pesadilla Kurono era un enemigo jurado que era el causante de la
situación de Nell, siendo alguien que intentaba ponerse en manos de un demonio
por sus propios y bajos deseos. Ese hombre había emprendido una misión urgente
para defender la fortaleza de Galahad y desde entonces se había separado de
Nell. Para Helen, nada le había dado más tranquilidad.
Parecía
que Nell estaba terriblemente triste por su separación ya que se había hecho
pasar por su amigo, pero Helen creía que ahora que estaban separados era sólo
cuestión de tiempo para reparar su corazón roto. Después de regresar a Avalon,
Nell debería ser capaz de mejorar y volver a su antiguo yo alegre.
“…
Ah.”
De
repente, Nell abrió la boca. Había sido breve y más bien corta de aire, pero
definitivamente salió una voz.
Helen
estaba a punto de llamarla, feliz de haber oído por fin una reacción humana
después de tanto tiempo, Nell se inclinó un poco hacia delante y miró por la
ventana del carruaje.
“¿Qué
pasa, princesa?”
“Aquí…
es donde conocí a Kurono…”
Nell
sonrió. Era una sonrisa fantasmal que hacía temblar a cualquiera.
“Ah,
¿e-es así?”
Helen
se las arregló para dar una respuesta frente al extraño rostro de su princesa.
“Sí,
mi caballo no se movía… jeje… estaba en graves problemas… jeje… fue
encantador.”
Una
risa extraña se escapó de sus labios. Estaban dentro de un lujoso carruaje
real, pero en ese momento Helen sintió la tensión de haber sido arrojada a un
calabozo en un túmulo subterráneo, donde resonaban las risas de los muertos.
Nell
no estaba teniendo una conversación. Era un monólogo. Hablaba consigo misma
mientras miraba por la ventana sin darse cuenta de que Helen estaba delante de
ella.
“Quiero
montar ese caballo, esa ‘Marie’, Kurono…”
Helen
se dio cuenta de repente de que hablaba de la época en que Kurono la había
secuestrado, o mejor dicho, la había acompañado a salir de Spada, cuando el
ejército de monstruos había asediado a los estudiantes de la Academia en la
Fortaleza de Iskia. Al menos Nell podía estar segura de que estaba montando el
amado caballo de Kurono en ese momento.
La
idea de alguien que parecía un aventurero y la princesa montando juntos en el
mismo caballo disgustaba a Helen. No tenía más remedio que esperar que tal
acontecimiento hubiera ocurrido sólo una vez. ¿Algo así sucedió dos o tres
veces, tal vez? Definitivamente no quería saberlo.
“¿Cuándo
podremos cabalgar? ¿Cuándo me llevarás a dar un paseo de nuevo?”
Nell
seguía murmurando como si estuviera hablando con Kurono, que aún estaba a
millas de distancia dentro de la fortaleza de Galahad. Agarraba los dos lados
de la ventana con sus manos, como si estuviera a punto de saltar del carruaje
en cualquier momento.
Por
supuesto, la ventana del carruaje no era lo suficientemente grande para que una
persona la atravesara, y abrir la puerta mientras el carruaje se movía era
impensable. Helen estaba sentada junto a la cerradura de la puerta, y delante
de Nell. Incluso si Nell intentaba abrir la puerta, Helen le bloquearía el paso
con su cuerpo.
Helen
no podía hacer otra cosa que mirar a Nell con un sudor frío en su cara mientras
continuaba con sus excentricidades.
“Cómo,
cuándo… yo… Ah.”
Luego
hubo silencio. Nell de repente dejó de hablar consigo misma, y dejó de moverse
por completo como si se hubiera congelado.
Antes
de que Helen pudiera preguntarle si algo estaba mal, Nell la miró. La forma en
que había girado la cara hacia ella le recordaba a un gólem mecánico. Pero sus pantanosos
ojos parecían los de un monstruo no muerto.
“Ah,
um… ¿algo anda mal… princesa?”
“Helen.”
Había
dicho su nombre. Por fin, después de tanto tiempo, Nell había mirado por fin a
Helen y la había llamado por su nombre. Había dicho su nombre con una sonrisa,
una sonrisa diferente a las anteriores. Había sido una sonrisa que parecía un
sol.
“¡S-sí!
¿Qué puedo hacer por ti, princesa?”
La
tensa Helen se inclinó hacia adelante mientras respondía, ansiosa por cumplir
cualquier deseo que su princesa tuviera.
“Eres
mi amiga, ¿verdad?”
Dudó
un momento ante su impulso inicial de responder de inmediato. Sin embargo,
después de considerarlo por un momento se dio cuenta de que no había mejor
opción que tranquilizarla.
“Sí,
me has impresionado mucho, ya que fuimos juntos al colegio en Spada, y nos
hicimos amigas.”
“Ya
veo. Yo también te veo como una amiga cercana. Has sido una compañera de clase
importante para mí también.”
Helen
estaba abrumada por la emoción. Las tiernas palabras de la princesa, que había
visto incluso en sueños, la habían hecho tan feliz que las lágrimas empezaron a
brotar de sus ojos. Los ojos de Nell, sin embargo, todavía estaban pantanosos y
sin luz.
“Tengo
una petición que hacerte.”
“¡Sí,
princesa! ¡Puedes pedirme cualquier cosa!”
Esas
no fueron las palabras de alguien que está ahí como soporte, sino las de una
amiga. Nadie habría podido decir lo contrario aunque alguien más hubiera estado
allí.
“¿Es
así? Bueno, en ese caso…”
Entonces
Nell declaró su petición irrazonable.
“Volvamos
a la fortaleza de Galahad y luchemos.”
“…
¿Eh?”
No
pudo entender inmediatamente su petición.
Luego,
un segundo después, finalmente fue capaz de entender lo que dijo. Sin embargo,
todavía no podía leer las intenciones de Nell.
“¿Qué
sucede? Por favor, regresemos de inmediato.”
Sólo
cuando Nell se levantó y agarró los hombros de Helen como si estuviera apurada,
pudo finalmente sentir que algo andaba mal, y le habló.
“¡E-espere
un momento, princesa!”
“Todo
lo que necesitas hacer es ir, no hay necesidad de conseguir ningún equipo ni
nada de eso. Sólo ve así, por favor, apúrate. ¡Deprisa!”
“Por
favor, princesa, ¡deténgase! ¡No tiene ningún sentido!”
En
contra de las claras palabras de rechazo de Helen, Nell levantó las cejas
mientras expresaba su disgusto con su cara, y finalmente volvió a su asiento.
“…
¿Por qué no atiende a mi petición?”
Parecía
una niña malcriada, pero sus ojos estaban ahora manchados por el odio.
“Ah,
es que lo que me pides es simplemente imposible… y lo que es más, no entiendo
realmente por qué me pides eso de entre todas las cosas…”
“¿No
entiendes por qué?”
Sonaba
como una profesora arrogante regañando a un pobre estudiante. Aunque todo
parecía completamente irrazonable, Helen no tuvo más remedio que inclinarse y
disculparse.
“No…
lo siento mucho…”
Nell
suspiró de manera tan exagerada que fue similar a lo que Nero había hecho antes
cuando se enteró de la locura de Kai.
“Si
vas a la fortaleza de Galahad, puedo ayudarte a luchar, ¿no crees?”
“…
¿Sí?”
“Eres
mi amiga, así que iré a la fortaleza de Galahad para ayudarte. Y si lo hago,
podré ver a Kurono de nuevo, ¿verdad?”
Esa
clase de lógica no sería normalmente entendida por la gente común.
“Eso…
eso no servirá, princesa. Eso no…”
“Quiero
ver a Kurono. Quiero verlo ahora. No me importa lo que pase, quiero verlo, hablar
con él, y abrazarlo fuerte.”
Así que ve a la
fortaleza de Galahad y conviértete en mi excusa para verle.
Eso
es lo que Nell estaba diciendo.
“Eres
mi amiga, ¿verdad? ¡Así que por favor hazme este favor!”
“¡Por
favor, no digas estas cosas irrazonables! Entiendo que su corazón está alterado
ahora mismo, pero por favor, ¡trate de calmarse!”
“En
ese caso, lo convertiré en una orden, ¿de acuerdo? Una orden de la Primera
Princesa de Avalon para ti, Helen. Ve a la fortaleza de Galahad de inmediato.”
“Qué…
qué mier…”
“¡Ah,
lo sé! Por favor, lucha con valentía y muere. Si lo haces, estaré tan triste
por la muerte de mi querida amiga que Kurono tendrá que venir a consolarme.”
“Pero
princesa, eso… eso es demasiado…”
“Jeje,
ejeje, no puedo esperar… Sí, hagamos eso. Vamos, Helen, date prisa y muere.”
Los
ojos azul claro de Nell miraban a Helen con expectación. Ella lo deseaba de
todo corazón, así que no se podía evitar. De los ojos de Helen comenzaron a
brotar lágrimas mientras bajaba la cabeza y pedía perdón.
“Lo
siento, princesa… tengo la intención de llevar a cabo la orden de Su Majestad…
el Rey Miriald. Me ha confiado llevar a Su Alteza de vuelta a Avalon a salvo…
No puedo obedecer sus órdenes, princesa.”
Helen
lloró mientras recurría a la explicación más apropiada que se le ocurría.
“…
es así…”
El
rostro de Nell volvió a pasar de estar de buen humor a una máscara sin
expresión y de aspecto enfermizo mientras escupía sus siguientes palabras.
“Mujer
inútil.”
Con
otro suspiro forzado y antinatural, Nell se arrojó sobre el suave y tierno
asiento que soportaría muchos cuerpos reales en tan largos viajes. No había
nadie en ese carruaje que la reprendiera por tal postura impropia.
“Dime,
Helen, ¿en qué caballería querías inscribirte después de graduarte? Para
alguien tan inútil como tú, puedo decirle a mi padre que te designe como
cuidadora del almacén.”
Tendida
en su asiento como una muñeca desechada, Nell habla precipitadamente de
arrebatarle a Helen su brillante futuro, murmurando como si estuviera medio
dormida.
“Hay
un viejo abuelo llamado Thomas que está a cargo de la 13ª bodega del castillo,
pero ha estado en ese puesto él solo todo este tiempo, incluso antes de que yo
naciera… Ha estado haciendo eso durante tanto tiempo, que sería bueno que
alguien más se hiciera cargo de su puesto para que finalmente pueda descansar
esos viejos huesos, ¿no crees?”
Proteger
el tesoro del castillo era uno de los deberes de los caballeros de élite, pero
Helen comprendió rápidamente que este ‘13º almacén’ era obviamente un lugar
mucho menos importante que era claramente mucho menos usado, y del que se habla
mucho menos.
“Jeje,
será un trabajo perfecto para alguien tan incompetente como tú.”
Helen
no podía hacer nada más que aguantar, mordiéndose el labio mientras continuaba
derramando lágrimas.
Llorando
a mares, el corazón de Helen estaba siendo pintado con oscuras emociones en
lugar de estar lleno de dolor.
La
princesa había cambiado. No, más bien, había sido cambiada. Cambiada por ese
hombre diabólico.
La
amable y tierna Nell nunca abusaría o ridiculizaría a nadie así. Era pura y
bondadosa. Era un ejemplo, no, un ideal, de lo que una princesa debería ser.
Por
eso no tenía sentido que fuera tan cruel con Helen como para poner a prueba su
lealtad de esa manera.
Helen
no podía sentir nada más que odio por el responsable de volver loca a su
hermosa y pura princesa.
“…
Oh bueno, ¿cómo voy a ver a Kurono, entonces?”
¿A
quién le estaba haciendo esa pregunta? Al menos Helen no tenía interés en
responderla. Ella ya piensa lo suficiente en su princesa, pero su corazón no
estaba tan entumecido como para soportar más abusos de ella.
“Quiero
verte, y sin embargo, yo… yo…. no soy buena, ¿o sí…?”
Enterró
su cara en los cojines del asiento mientras murmuraba incomprensiblemente,
respondiendo a sus propias preguntas. Era casi como si no quisiera escuchar sus
propias respuestas.
“¿Por
qué, por qué no soy yo la que está a tu lado, por qué es así…? Eso… ah…”
Sus
palabras fueron cortadas de repente. Helen se dio cuenta. El cuerpo de Nell
temblaba mientras gemía, incapaz de decir otra palabra.
“¿¡Princesa!?
¡Deténganse! ¡Detengan el auto ahora!”
Helen
levantó su rostro, que aún tenía rastros de lágrimas secas, mientras gritaba su
orden tan fuerte como podía, y el conductor del carruaje reaccionó
instantáneamente. El carruaje se detuvo sin hacer ningún sonido ni temblar ni
una sola vez. No hace falta decir que los caballeros que estaban alrededor del
carruaje también se detuvieron, formando líneas junto a él.
“Ah,
uh, uuhh…”
“Princesa,
vamos afuera.”
Helen
desbloqueó rápidamente la puerta y la abrió, y luego llevó el tierno cuerpo de
Nell afuera. El rostro de la princesa estaba pálido, y sus ojos estaban en
blanco y sin luz.
Las
dos bajaron del carruaje al suelo nevado, casi cayendo.
Sin
prestar atención al caballero plateado que bajó rápidamente de su caballo para
atender a su princesa, Nell se colocó cara al suelo blanco y…
“Uh,
kuh… bleeaaaaargggghhhh…”
Empezó
a vomitar.
A
pesar de no haber comido ni bebido nada durante el viaje a casa, vómito sucio
fue expulsado de la bonita boca de Nell.
Al
ver esa desagradable y miserable exhibición, Helen comenzó a llorar por tercera
vez.
“Oh,
pobre, pobre princesa…”
Delirios de Lord:
Buenas lectores rapaces. Tiempos sin publicar, la vida no está fácil Dx
Yendo al capítulo. Esta tipa esta cada vez peor.
Yendo al capítulo. Esta tipa esta cada vez peor.
Cierro comentario.