Traductor: Lord
Editor: Lord
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El Hombre Llamado Gregorius (1)
En
la actualidad, todo el ejército Cruzado que había desembarcado en Pandora
estaba dividido en tres partes.
El
Primer Batallón: liderado por el Comandante en Jefe de los Cruzados, Sariel, el
7º Apóstol, este ejército fue el primero en ser desplegado en Pandora, y
contaba con 15.000 hombres. Los soldados que se habían perdido en la Batalla de
la Colina de Goldran habían sido reabastecidos por las tropas de reserva
proporcionadas por el Cardenal Ars.
El
Segundo Batallón: Desplegado bajo el pretexto de refuerzos, este gran ejército
había desembarcado en Pandora poco después de Sariel y su Primer Batallón. La
mayoría de las tropas dentro de este Segundo Batallón pertenecía al Cardenal
Mercedes, quien era bien conocido por estar en una lucha de poder contra el
Cardenal Ars.
El
Segundo Batallón había quedado a cargo de ocupar todo el territorio de Dédalos,
aparte de su capital, ya que ese gran logro había recaído claramente en el
Primer Batallón y en su Comandante en Jefe. Habían cumplido esta tarea sin
problemas, aparte de su ligero contratiempo en Alsace, un pueblo rural en la
esquina oeste.
Y
finalmente, el Tercer Batallón: este ejército estaba formado por las tropas
combinadas de muchos de los nobles de Sinclair que llegaron tarde para
desplegarse, habiendo dejado que el Cardenal Mercedes diera un paso adelante.
Así
que para hacer las cosas justas esta vez, el Segundo Batallón tuvo que dejar
que el Tercero manejara la invasión del vecino de Dédalos: Spada.
Aunque
sus planes se habían retrasado debido a que tuvieron que lidiar con los muchos
incidentes aislados causados por las fuerzas rebeldes de Dédalos.
Pero
el otro día circularon informes de que gracias al contraataque de las Fuerzas
Especiales del Primer Batallón contra los rebeldes que habían atacado el
Instituto de Investigación 4 dentro de las Ruinas Medea, los rebeldes habían
sufrido un golpe devastador y las continuas escaramuzas contra ellos habían
sido purgadas.
(NT:
Nuevamente cambiaron ‘Ruinas Media’ por ‘Ruinas Medea’, pero como éste es del
traductor actual, lo dejaré como Medea)
Por
consiguiente, el Tercer Batallón finalmente encontró el tiempo para comenzar su
expedición a Spada. Sin embargo, el invierno se acercaría pronto y muchos
dudaban de la conveniencia de desplegar un ejército tan grande durante este
tiempo.
Muchos
rumores infundados y sin bases circulaban en la capital de Dédalos, tales como,
tal vez, que esta era una estratagema de la iglesia donde podían
convenientemente disminuir las fuerzas del Tercer Batallón que estaban
compuestas por hombres provistos por la nobleza, o tal vez era que los Condes
que lideraban este ejército estaban muy encantados por la belleza de Sariel y
querían impresionar al Apóstol.
"Idiotas...
todos ellos son unos idiotas..."
Cansado
exhaló un hombre, un hombre solitario de mediana edad.
Dédalos.
Dentro de una Iglesia de la Cruz de construcción reciente, hecha para el
beneficio de los inmigrantes que llegan de Sinclair. Sin embargo, fue
construida apresuradamente y en un lugar desolado en la esquina de la ciudad,
lejos de la gran y robusta iglesia erigida en el centro de la capital, era una
pequeña y destartalada casa de culto. Esta capilla estaba tan mal hecha que los
vientos de principios de invierno ya habían enfriado el aire en su interior en
una medida considerable.
Y
era la misma iglesia que este miserable hombre de mediana edad, el Sumo
Sacerdote Norz, había sido abandonado para mantener.
"¡¡¡Argh,
mierda!!! Si no hubiera conocido al Diablo en Alsace, yo…"
Rugió,
sabiendo que no había nadie más presente en el pequeño edificio con él. Pateó
uno de los amplios bancos donde los piadosos se sentaban durante la adoración.
A pesar del símbolo de su Dios Blanco, la Cruz, exhibida abiertamente en el
altar, a este Sumo Sacerdote no le importaba un bledo enfadar a Dios mientras
actuaba por sus frustraciones.
Durante
unos instantes, el sonido del banco siendo derribado resonó seco dentro de la
habitación. Luego vino más silencio, más miserable silencio.
"...
Maldita sea."
El
Sumo Sacerdote Norz era un hombre que, hace sólo 6 meses, había dirigido un
regimiento de ocupación del Segundo Batallón. El regimiento de Norz se había
jactado de tener miles de hombres. El mando a una parte tan grande del ejército
le había sido otorgado debido a sus muchos logros y experiencia en el campo de
batalla, en otras palabras, a su mérito.
Su
ocupación del territorio de Dédalos había progresado tan suavemente como
cualquier otro de los regimientos desplegados. Su ayudante, la mujer llamada
Sylvia, tenía una lengua rápida y aún más había escondido el hecho increíble de
que ella fue enviada por el 8º Apóstol para supervisarlo, pero no había interferido
con ninguna de sus obras. De hecho, ella fue muy útil.
Todo
le había ido tan bien. Hasta que apareció ese demonio, ese diablo de pelo
negro.
"No
me merecía esto..."
Había
fracasado. Malamente. Había permitido que innumerables de sus hombres murieran
ante sólo 100 aventureros, y sólo después de recibir ayuda del 8º Apóstol, Ai,
y del 11º Apóstol, Misa, pudieron finalmente... conquistar esa pequeña e
insignificante aldea.
No
podía evitar tener que asumir la responsabilidad como comandante, y no pudo
evitar la inevitable degradación.
Pero
se podría decir que Norz fue un hombre afortunado. Los Cruzados lo habían
tenido fácil en toda su invasión, pero si no fuera sido así, era probable que
no solo hubiera sido retirado de su posición, sino también ejecutado.
Se
había escapado con una simple degradación. No sólo eso, sino que mantuvo su
título de Sumo Sacerdote e incluso tenía una iglesia que dirigir. Era casi como
si se hubiera librado de cargar con el pecado de perder a miles de sus
subordinados.
Dicho
esto, no podía simplemente sentarse sin hacer nada sabiendo que se le había
mostrado misericordia. No, Norz tenía un sueño. O mejor dicho, un deseo. Un
deseo de una carrera exitosa, un deseo de fama y fortuna. Aunque no nació en la
nobleza, con suficiente éxito como clérigo, pudo satisfacer todos sus deseos.
Puede
sonar inapropiado para un hombre de costumbres tener un deseo tan fuerte, pero
muchos hombres que eran llamados Sacerdote tenían pensamientos internos
similares. En ese sentido, Norz era un hombre corriente.
Y
los hombres comunes no tenían segundas oportunidades. Los hombres comunes no
tenían los medios para revertir un fracaso tan devastador.
Norz
lo sabía extrañamente. Sabía que tendría que pasar los años que le quedaban de
su vida en esa pequeña iglesia lejos de su patria. El ejército Cruzado puede
conquistar con el tiempo la totalidad de Pandora, pero su nombre será borrado
para siempre de los que condujeron al logro. No se le permitiría ser reconocido.
El
edificio vacío parecía representar una prisión donde sólo podía pudrirse.
Pero
ese día, alguien abrió la puerta de su celda desolada.
"¡Hooolaaa,
ha pasado mucho tiempo, Sumo Sacerdote Norz! ¿Cómo haaas estado?"
La
ruidosa puerta crujió fuerte cuando un solo hombre entró en la tenue capilla.
"¿G-Gregorius-sama!?"
El
hombre tenía un tono particularmente sospechoso de hablar mientras miraba a
Norz con ojos astutos y estrechos como los de un zorro. Sus manierismos podrían
haber dado la impresión de que era un estafador pegajoso, pero sus vestimentas
señalaban claramente su rango como Obispo de la Cruz.
Era
sin duda el hombre que servía como oficial al mando del Segundo Batallón.
Gregorius, el Oráculo.
"Miis
disculpas por visitaaarte así de repente, pero me imaginé que te aburriríííías
ya que prácticamente naaadie viene aquí, ¿no?"
"Es
como usted dice... ¿y qué podría necesitar de mí hoy, lord Obispo?"
Con
su cabeza aún baja, pensó Norz, seguramente este hombre no había venido a
castigarlo ahora, era demasiado tarde para eso. Fue capaz de mantener la calma.
Entonces
ganó la esperanza. Incluso si era por un capricho, este hombre tenía el poder
de liberarlo de su vida de pudrirse ociosamente. Lo que también significaba que
con una palabra de él y podría estar en una posición aún peor. Si no jugaba sus
cartas aquí mismo, podía ver como lo enviaran a una aldea remota y lo obligaran
a jugar a ser sacerdote de la aldea para los nuevos inmigrantes.
La
expectación y el miedo se arremolinaron en su pecho en igual cantidad. Un pecho
que se había vuelto más delgado junto con el resto de su cuerpo, probablemente debido
a su falta de entrenamiento en los últimos meses.
"Sííí,
ha habido rumores de que el Tercer Batallón comenzará prooonto su travesía a
Spada, ¿seguuuro lo sabes?"
"Esos
rumores también han llegado a mis oídos, ¿pero no son simplemente
rumores...?"
En
su puesto actual, tenía muy pocos medios para reunir información adecuada. Sin
ayudantes ni subordinados, Norz había caído más allá de su antigua posición
como comandante de miles de hombres.
"Ya
veeeo, es bueeeno que lo sepas. Para ser sincero, me uniré a la expedición, y
esperaba que te unieeeeras a mí..."
"¿Me
quieres a mí?"
"Me
alegra oír tu buena voluntad, Sumo Sacerdote."
Una
vil sonrisa apareció en las mejillas de Gregorius. Pero para Norz, incluso esa
parecía ser la sonrisa santa de un santo.
Yo soy, y siempre
he sido un hombre hecho a sí mismo. Y si se me da la oportunidad de estar en el
campo de batalla, es entonces cuando realmente puedo... Su esperanza y ambición se
dispararon.
Esa
era precisamente la reacción que el astuto Obispo esperaba.
Era
un hombre dudoso. Él mismo desfilaba con su título de 'Oráculo', y su
apariencia en sí misma era cuestionable en el mejor de los casos. Era un hombre
que no ocultaba su naturaleza sospechosa, sino que alardeaba de ella. Era el
hombre llamado Gregorius.
"¡Le
ruego, Lord Obispo, por indigno que sea, por favor permita que yo, Norz, sirva
bajo su mando!"
"Estaré
coomplaciiido. Ha sido un poco difícil recluuutar personal, con el rigor que
esta vez exige la misión".
Norz
no había sido elegido por mérito, sino porque otros se habían negado a aceptar
el trabajo.
Pero
en lo que respecta a Norz, era la última oportunidad que tenía de hacer
realidad sus ambiciones. Una oportunidad que incluso había descartado por
inexistente.
"Entonces,
Sumo Sacerdote Norz, ¿ruego poder contar contigo?"
"¡Sí,
mi Lord Obispo! ¡Juro por Dios que te traeré los resultados que deseas!"
Delirios de Lord:
¿Cuáles serán los planes de ese tipo?
De lo que podemos estar seguros es de que no será nada bueno.