Traductor: Lord
Editor: Lord
13
Epílogo Kizuna Entre los Mundos
Cuando
matamos a Kyo y destruimos el cuerpo en el tanque que contenía la energía de la
Tortuga Espiritual, la energía se liberó y entró en mi escudo. Tomó un tiempo
para que toda la energía se abriera camino hacia el escudo, pero finalmente lo
hizo.
Mientras
tanto, parecía que Kizuna y los otros debían haber terminado la batalla contra
la ola, porque nuestros niveles volvieron a ser como antes.
El
cristal en el centro del escudo ahora brillaba tan resplandecientemente que era
cegador.
Deber cumplido. La
energía de la Tortuga Espiritual fue recuperada.
Tiempo restante
para el procesamiento especial para completar la repatriación... 71:55.
Las
palabras aparecieron ante mis ojos.
Supongo
que realmente se había acabado.
Ahora
que la energía de la Tortuga Espiritual había sido recuperada, solo podíamos
permanecer en este mundo tres días más.
Cuando
el tiempo se agotara, supongo que eso significaba que seríamos enviados de
vuelta al mundo anterior automáticamente.
"Muy
bien, entonces, será mejor que nos vayamos."
"Correcto".
"¡Estoy
hecha pooooolvo!"
Todo
el mundo parecía agotarse aún más al pensar en todo el esfuerzo que supondría
volver al castillo.
"Ey
chicos ¿qué ha pasado?"
"Es
la maldición. Será mejor que no nos toques".
Tal
vez estaba siendo un poco dramático, pero usar Aura de Sacrificio realmente
había bajado todas nuestras estadísticas significativamente.
Por
suerte para mí, la maldición no tocó mi índice de defensa, pero todas mis otras
estadísticas habían caído. A juzgar por los números, parecen haber caído a
cerca del treinta por ciento.
Si
sólo me hubiera afectado a mí, habría sido lo mismo que el Sacrificio de
Sangre, pero esta vez también había afectado a Raphtalia y a Firo. Con las cosas
como estaban, no creía que pudiéramos sobrevivir a otra pelea.
"Hay
monstruos de camino a casa, ¿no?"
"Sí...
los hay."
Y
no quería encontrármelos. ¿Y si vinimos hasta aquí, sólo para morir de camino a
casa?
Tal
vez sería mejor que nos quedáramos donde estábamos hasta que nos sintiéramos
mejor.
Pero
no tuve tiempo de preocuparme por eso, porque de repente encontré las armas
vasallas del libro y el espejo flotando en el aire cerca de nosotros.
Parecía... bueno, casi parecía que nos daban las gracias.
O
volaban a buscar nuevos maestros, o se pegaban en algún lugar y esperaban a que
aparezca alguien digno, como había hecho Excalibur.
Flotaron
suavemente fuera de la habitación, deteniéndose y volviéndose hacia nosotros,
como si trataran de mostrarnos el camino. A veces flotaban delante de una
puerta y nos impedían pasar por ella, pero ¿por qué?
Afortunadamente,
no nos encontramos con ninguna de las copias de las bestias sagradas de Kyo.
Subimos
lentamente desde el sótano y volvimos por el camino que habíamos usado para
entrar en el laboratorio.
"¿Puedes
usar Escudo Portal?"
Intenté
usarlo, pero todavía estaba bloqueado por algo.
Vagabundear
y llamar la atención sobre nosotros mismos no era inteligente, así que nos
tomamos nuestro tiempo, moviéndonos con cautela. Probablemente habían pasado
unas dos horas cuando entramos en una habitación con un espejo en la pared. El
arma vasalla del espejo flotó en él y desapareció.
Un
segundo después...
"N...
¡Naofumi!"
Kizuna
y los demás salieron del espejo.
¿Qué
acababa de pasar? ¿Había volado hasta donde ellos estaban y los había traído?
“Este
espejo apareció frente a nosotros y... ¿es el laboratorio de Kyo? ¡¿Qué le pasó
a Kyo?!”
"Si
hubiéramos perdido, probablemente estarías peleando con él ahora, ¿no?"
"Supongo
que es un buen punto. ¿Se encuentran bien? Todos parecen agotados."
"Usamos
la técnica prohibida, y el precio que pagamos nos aniquiló. No me hagas
explicártelo todo".
"¿Están
bien?"
"En
realidad no. Nuestras estadísticas han caído en picado. Es algo serio.
Estábamos pensando en quedarnos y recuperarnos. Sin su ayuda, no estoy seguro
de que podamos hacer mucho más".
L'Arc
extendió la mano y me deslizó un brazo por debajo del hombro, apoyándome.
Therese
y Cristal estaban ayudando a Raphtalia.
Firo
era un poco más baja, así que Kizuna y Ethnobalt la ayudaron a mantenerse en
pie.
"Lo
hiciste bien, chiquillo. Derrotaron a Kyo sin nuestra ayuda."
"El
monstruo ese tenía montones de trucos bajo la manga. Fue estresante."
Yomogi
dijo en voz baja ‒ "¿Y Kyo?"
"Está
allá atrás en esa habitación, muerto. También matamos su alma, el tipo tenía un
cuerpo de respaldo preparado".
"¿Ah,
sí? Ojalá hubiera pasado por mis manos, pero gracias".
El
arma vasalla del libro voló una vez por el perímetro de la habitación, luego se
deslizó a través de la pared y desapareció.
"Parece
que el libro y el espejo de las armas vasallas los protegieron hasta que
pudimos encontrarnos."
Cristal
asintió. No podría discutir eso. No habíamos encontrado ningún monstruo y el espejo
había traído a nuestros amigos directamente a nosotros.
"Sí,
supongo que sí. No nos topamos con ninguna de las copias de las bestias sagradas,
ni caímos en ninguna de las estúpidas trampas de Kyo".
"La
niebla que impedía nuestra entrada parece haberse disipado también. Por eso
pudimos llegar aquí tan rápido".
Las
armas vasallas habían sido de gran ayuda. Supongo que eran ellos mostrándonos
su agradecimiento por liberarlos del control de Kyo. Esas armas vasallas seguro
que sabían cómo tratar bien a alguien, a diferencia de cierto escudo que yo
conocía.
"Vayamos
a casa. Supongo que aún tienes tiempo en nuestro mundo, ya que cumpliste tu
misión".
"Sí.
Unos tres días."
"Tres
días, ¿eh? Supongo que tendremos que despedirnos muy pronto, ¿eh, chiquillo?"
"Supongo
que sí".
"No
estoy seguro de que este sea el mejor lugar para tener esta conversación. ¿Por
qué no abordamos mi nave y nos vamos de aquí?" ‒ dijo Ethnobalt, golpeando
su báculo en el suelo.
Supongo
que el tipo se las había arreglado para seguir vivo. Incluso después de lanzar
uno de esos ‘¡no se preocupen por mí! ¡Sigan sin mí!’.
Es
mejor que no haya muerto, ¿verdad? Como sea. No estaba en desacuerdo con volver
al castillo lo antes posible.
Todo
lo que quería era descansar un poco.
Había
sido una pelea tras otra durante tanto tiempo.
Ni
siquiera sabía por dónde empezar a contar las batallas en las que había estado
desde que cruzamos a este mundo.
Rápidamente
subimos a la nave de Ethnobalt y regresamos a un lugar seguro.
Una
vez que aterrizamos, el espejo de las armas vasallas despegó, volando lejos.
¿Estaba
buscando un nuevo maestro? ¿O se clavaría en una roca como Excalibur, esperando
a alguien digno?
En
cuanto al país que Kyo había manipulado para la guerra, Yomogi volvió a
reunirse con sus líderes ese mismo día y expuso todas las fechorías de Kyo.
Como prueba de eso llevó a Tsugumi y a las otras mujeres con ella. Además, el
libro de las armas vasallas apareció en la capital y reprodujo grabaciones de
todas las palabras que Kyo había intercambiado con nosotros.
Además,
cuando perdieron a Kyo, también perdieron gran parte de su tecnología.
Aparentemente, la fuerza principal de su ejército eran las copias de las bestias
sagradas de Kyo. Todas se volvieron locas cuando Kyo murió. La guerra había
terminado en ese momento. Estaban en desventaja. Pero cuando el seguidor más
confiable de Kyo, Yomogi, apareció y comenzó a contarles todas las cosas malas
que había hecho, no les quedó mucho por decir.
El
resto son rumores, pero cuando el país perdió a su líder títere, los
funcionarios restantes pensaron que era su oportunidad de tomar el liderazgo, y
todo el lugar cayó en el caos.
Los
tres países que alguna vez habían poseído las armas vasallas del libro, el
espejo y la katana estaban todos en desorden. Pero conociendo a Kizuna y a sus
amigos, no sería difícil imaginarme a esos países uniéndose eventualmente con
el de L'Arc en una alianza restauradora.
***
Pero
ya basta de todos esos problemas: ¿qué pasa con nuestra maldición?
L’Arca
convocó a un médico especializado para que nos echara un vistazo, y esto es lo
que dijo:
"Esa
es una maldición bastante mala."
Creo
que alguien había dicho lo mismo de mí después de que usé el Sacrificio de
Sangre.
Cuando
volviera a nuestro mundo, tenía que ir a unos baños medicinales tan pronto
como...
"Lo
único que la curará es el tiempo. Estimo que tomará al menos dos o tres
meses."
"¿Qué?
¡Aguanta! ¿No hay un balneario para este tipo de cosas? ¿O alguna medicina que
pueda usar?"
El
médico simplemente agitó la cabeza.
"Esta
es una maldición bastante particular. Además, si se aplicara de nuevo antes de
que se recuperara por completo, no estoy seguro de que sobrevivirás al calvario".
¡¿QUÉ?!
¡Ese
no era el tipo de recuerdo que quería llevarme a casa después de todo esto!
Para
empeorar las cosas, esta vez no fui sólo yo: Raphtalia y Firo también estaban
malditas, y estaban muy aletargadas.
En
retrospectiva, me alegro de no haberlo usado en Rishia. No quería pensar en lo
que le habría pasado.
¡Probablemente
habría muerto! Lo que sea que me hizo parar antes de usarlo en ella, me
impresionó.
"¡Oh,
no! Supongo que no hay nada que podamos hacer al respecto ahora, pero qué
dolor" ‒ dijo Kizuna, como si no estuviera realmente preocupada.
¡Ja!
¡Todo esto debería haber sido responsabilidad de ELLA en primer lugar!
Oh
bien. Conocía los riesgos cuando lo usé.
"Este
es el resultado de servirte del arma maldita, y pensar que asumiste esta carga
en ti mismo por el bien de nuestro mundo. No puedo empezar a expresar mi
gratitud" ‒ dijo Cristal.
"Puedes
empezar por no dejar que esto vuelva a pasar. Todavía hay tres bestias
protectoras en nuestro mundo. Lo último que quiero es que otro Kyo aparezca y
cause problemas".
"Naturalmente,
Kizuna y yo lucharemos para asegurarnos de que esto no vuelva a pasar."
"Definitivamente.
Pero sabes, chiquillo, estoy seguro de que las cosas se calmarán por un tiempo
una vez que devuelvas la energía de la Tortuga Espiritual a tu mundo".
"¿Tú
crees?"
L’Arc
asintió.
"Sí,
al menos así fue para nosotros. Cuando cayó la primera bestia protectora, hubo
un tiempo en el que no hubo olas".
"Las
cosas no irán tan bien si los portadores de armas vasallas invaden nuestro
mundo antes de que yo regrese."
¿Por
qué siempre tenía que haber algo de qué preocuparse?
"Relájate.
Sin olas significa que no hay visitantes de otros mundos, así que tendrás mucho
menos de qué preocuparte".
Todavía
había muchas cosas de las que preocuparse, pero al menos podía contar con que la
gente de Melromarc estaba atenta.
La
reina de Melromarc habría corrido la voz sobre la posesión de la Tortuga Espiritual
mientras yo estaba ocupado con Kyo en este mundo.
"Así
que la Tortuga Espiritual está acabada. Sólo estoy adivinando, pero eso nos
deja a los Fénix, Qilin y Dragón. Supongo que no tendremos ningún problema
hasta que esos sellos se rompan también".
"Probablemente.
No es que yo sea una autoridad en cómo funciona tu mundo, chiquillo".
Ese
fue un buen punto. ¿Por qué me molesté en preguntarles algo sobre nuestro
mundo?
"Supongo
que seguiré esperando que no aparezca otro Kyo."
No
tenía idea de cuánto tiempo la energía de la Tortuga Espiritual mantendría las
olas a raya.
Pero
había muchos preparativos que necesitábamos poner en marcha mientras
pudiéramos.
Tendríamos
que reunir los ejércitos del mundo y encontrar nuevos aliados.
Aprendí
muchas tácticas nuevas para contrarrestar la amenaza de las olas durante mi
estancia en el mundo de Cristal.
Tendría
que asegurarme de que se les diera un buen uso.
Fitoria
estaba haciendo todo lo que podía para manejar las olas que no podíamos cubrir
por nosotros mismos, pero si queríamos sobrevivir a lo que se avecinaba,
teníamos que encontrar alguna forma de conseguir que el mundo cooperara.
Pensar
en todo lo que teníamos que hacer era deprimente.
Y
lo que es peor, podríamos encontrarnos con más gente como Cristal durante la
ola.
No
veía la hora de volver a mi mundo original una vez que todo esto hubiera
terminado, y eso nunca cambiaría.
El
mundo al que fui convocado era basura, un montón de inmundicia. No podía
esperar a dejarlo, es decir, una vez que lo rehaga para que Raphtalia pudiera
vivir allí en paz.
"¡Me
parece bien, chiquillo! ¡Hora de la fiesta de la victoria!" ‒ L’Arc dijo,
lanzando sus manos al aire como un niño pequeño.
"Este
tipo..." ‒ Suspiré.
"¿Qué?
¿Cuál es el problema? ¿No acabamos de ganar una batalla? ¿No acabamos de ganar
una guerra? ¿Qué es lo que no hay que celebrar?"
"¡Rafuuuu!"
‒ Raph-chan saltó sobre sus patas traseras y trató de verse linda.
No
podría discutir eso.
"Bien,
bien. Harás lo que quieras de todos modos, así que no me quejaré. Voy a
descansar un poco."
"¡Sí!
Los soldados también están de humor para una fiesta. ¡Va a ser salvaje!" ‒
L’Arc aulló y se fue.
Whew.
Pasamos
el resto de nuestro tiempo con Kizuna y sus amigos, bebiendo el dulce licor de
la victoria. En realidad es sólo una expresión, nunca he estado borracho.
***
Era
casi la hora de volver a nuestro mundo.
Nos
preparamos en el patio del castillo, y Kizuna, Cristal, L'Arc y Therese,
Ethnobalt, Alto, Romina, y todos los demás vinieron a despedirnos.
Kizuna
levantó la mano y se acercó caminando.
"Supongo
que han pasado muchas cosas desde que nos conocimos."
"Sólo
ha pasado un mes más o menos."
"¿Eso
es todo? Supongo que fue bastante corto".
"Supongo
que sí".
Un
héroe santo de otro mundo era alguien a quien nunca debí haber podido conocer,
debido a las limitaciones impuestas por nuestras armas. En cierto modo, fue un
milagro que nos hubiéramos conocido.
"Sé
que vivimos en mundos separados, pero espero que podamos seguir luchando en el
mismo bando. Desearía que pudiéramos formar una alianza entre nuestros
mundos."
"Sí,
sí. No te pases todo el tiempo pescando, ¿de acuerdo? En cuanto a tu alianza,
considérala un acuerdo verbal. No tengo ninguna razón para romperlo."
Todo
lo que podía hacer era proteger a la gente, después de todo.
Las
cosas que habíamos aprendido en este mundo sacudirían el misterio de las olas
hasta la médula. ¿Qué se suponía que debía hacer con todo lo que habíamos oído?
¿Sobre un mundo que extiende su vida útil destruyendo otro mundo?
"Y
te abres un poco, ¿de acuerdo? Puedes confiar en la gente que conoces".
"¡Oh,
cállate!"
"Raphtalia,
por favor cuida bien de Naofumi. Al igual que Cristal y yo, espero que lo
mantengas cerca".
"Sí,
eso pretendo."
"Firo,
Rishia. Les deseo lo mejor".
"¡Síp!
¡Aprendí un montón de canciones aquí, así que seguiré cantando cuando volvamos
a casa!"
"Sí,
aprendí mucho."
Kizuna
estrechó sus manos y se alejó.
Luego
vino Cristal.
"Primero
fuimos enemigos, luego nos hicimos amigos. La vida puede ser tan
misteriosa".
"Claro".
Cristal
me miró muy seriamente, y luego se inclinó.
"Muchas
gracias por encontrar a Kizuna. No sé qué nos espera en el futuro, pero haré lo
que pueda para devolver el favor".
"Si
tienes que pelear con nosotros, la próxima vez detente y explícate."
"¿Es
eso realmente lo que querías decir?" ‒ Raphtalia me regañó.
"Las
cosas pueden cambiar muy rápido. ¿Por qué seguir luchando ante la ignorancia?
Sólo digo que si tenemos que luchar, al menos quiero saber por qué estoy
luchando".
Había
tantas veces que había caído en situaciones que no podía creer. L’Arc y Therese
entraron en la conversación, el chico aventurero, tan alegre como siempre.
"De
todos modos, sigamos siendo amigos, ¿eh, chiquillo? ¡No puedo esperar a verte
de nuevo!"
"Puedo
esperar. Espero que nunca ocurra".
Si
sucediera, estaría en medio de una ola o algún otro evento horrible.
Teníamos
que detener las olas. No quería que L’Arc se sentara a esperarlas.
Therese
suspiró ‒ "Las piedras preciosas que me has hecho se entristecen al ver
que te vas".
Estaba
toda engalanada con los accesorios que le había hecho, y todos brillaban bajo
el sol. ¡Se veía ridícula! ¡Era tan brillante! ¡Deja de cegarme con esas cosas!
"L’Arc..."
L’Arc
asintió gravemente.
"Lo
haré. Si no lo hago, Therese escapará a tu mundo la próxima vez que venga una
ola".
"No
creo que ella sea tan fría."
Lo
juro, la novia de este tipo era realmente molesta.
Concedido,
ella nos había ayudado muchas veces.
"Srta.
Raphtalia, Firo, Srta. Rishia... Les deseo lo mejor."
"Igualmente.
Por favor, mantente bien" ‒ respondió Raphtalia.
"Eso
me recuerda... Chico."
"¿Sigues
llamándome así, chiquillo?"
"Siempre
estás hablando de Raphtalia y de las mujeres como si fueran niñas, ¿alguna vez
te diste cuenta de eso?"
"Supongo
que tienes razón".
Kizuna
asintió.
"¡Ya
está bien! ¡Cielos! Qué puedo decir, no me gusta llamar a la gente más joven
que yo por sus nombres, ¿de acuerdo? Hay tantas chicas por aquí que es más
fácil llamarlas igual. ¿Cuál es el problema con eso?"
De
hecho, tuve un problema con eso, pero no valía la pena pelear por ello.
"¡Además,
tú eres el que lo dice, chiquillo! ¡Siempre se te ocurren apodos locos para la
gente!"
"A
ti también".
"Sí,
sí, bueno..."
"Por
fin lo entiendes, ¿verdad, L’Arc?" ‒ dijo Ethnobalt, flotando. ‒ "Gracias
por todo. Por todo lo que hicieron por Kizuna, Cristal, L'Arc y Therese."
No
podía evitar la sensación de que estaba actuando un poco familiar conmigo. ¿Fue
mi imaginación? No. Él era un chico atractivo que en realidad era un conejo
gigante. Al igual que Fitoria, actuaba como si nos conociéramos desde hace
mucho tiempo.
Firo
corrió hacia mí y se aferró a mí, y Raph-chan saltó sobre mi hombro.
"¡Muuu!"
"No
se preocupe, Srta. Firo. No es nada de eso" ‒ dijo Ethnobalt sonriendo
suavemente.
Este
tipo parecía el típico erudito.
Tal
vez tenía verdaderos poderes, como los de Fitoria, pero diferentes, a los que
se había despertado muy pronto.
"No
desperdiciaré la experiencia que gané peleando junto a ustedes."
"Espero
que no. Buena suerte."
Luego
se dirigió a Rishia ‒ "Srta. Rishia, he oído hablar de sus increíbles
hazañas en la reciente batalla. Trabajaré duro para ser más como tú".
"Fueh..."
‒ murmuró y su cara enrojeció de vergüenza. Probablemente no estaba
acostumbrada a recibir cumplidos como esos.
"Por
favor, tome este libro que encontré en la biblioteca del laberinto. Rezo para
que te sea útil".
"¡Ok!
¡Gracias!"
Conociendo
a Rishia, averiguaría cómo leerlo.
"Y..."
‒ dijo, extendiendo la mano y quitando un pequeño accesorio parecido a un ancla
que estaba unido al arma vasalla del barco, y me la pasó.
"¿Qué
es esto?"
"Este
accesorio fue descrito en un libro que encontré recientemente. Por favor,
llévatelo contigo. Creo que resultará... útil".
"Oh..."
Si
lo estaba regalando, no había razón para no tomarlo.
"Si
te lo ofrecen, lo aceptarás, ¿no? Eres un mercader, después de todo."
"Buen
punto. Pero si sigo con eso, nunca conseguirás que me calle".
"Disculpe.
El Sr. Naofumi no es un mercader. Es un héroe" ‒ le corrigió Raphtalia a
Romina y Alto.
"De
todos modos, llévate esto también, un regalo de despedida si quieres" ‒
dijo Romina dándome una bolsa. Era pesada, y parecía tener todo tipo de cosas
diferentes.
Eché
un vistazo al interior y vi que contenía accesorios con las tecnologías
especiales de este mundo, tales como funciones de emulador de caída de objetos
y teletransporte a sitios de las olas.
Había
un montón de otras cosas también.
Estas
cosas ni siquiera existían en nuestro mundo; seguramente nos vendrían bien.
"Sé
que también tiraste otras cosas ahí."
Supongo
que Romina me tenía bien medido.
En
cuanto a Alto, si sonriera y me diera algo, me sentiría raro.
"Parece
que piensas que soy una especie de avaro, pero te equivocas en eso."
"Mentiroso".
"Sí,
eso es mentira" ‒ Kizuna y Cristal se lanzaron.
Pero
Alto no se echó atrás.
"Pude
sacar un buen beneficio con todas las locuras que has estado haciendo. Esto es
en agradecimiento por eso."
"Ah,
así que eso es lo que querías decir."
Era
como el traficante de esclavos en Melromarc. Al final había visto un aumento de
beneficios gracias a mí. Alto tenía la reputación de ser un comerciante avaro,
y me pareció que se había ganado esa reputación.
"Ah,
es cierto. Cristal…"
Tenía
un libro de recetas escrito en japonés. Se lo di a Cristal.
"¿Qué
es esto?"
"Escribí
una colección de recetas que deberías poder seguir con las herramientas e ingredientes
que tienen en este mundo. Haz que Kizuna te lo lea."
Verás,
no había estado sólo vagando al azar en un mundo que no podía entender. Mucho
del lenguaje en mi menú de estado era confuso cuando cruzamos entre mundos, así
que había estado tomando notas meticulosas sobre los efectos que habían dejado
de funcionar, y sobre las diferencias entre los elementos que reunimos.
Cosas
que no podía hacer en este mundo, porque los materiales necesarios no existían,
tendían a aparecer confusas.
Pero
podíamos usar agua sanadora del alma como de costumbre, y yo también podía
leerla.
Eso
significaba que podías hacerla con materiales de este mundo.
Íbamos
a enfrentarnos a batallas más duras en el futuro. Ella necesitaría beber agua sanadora
del alma como si fuera agua normal. Así que escribí la receta.
"Esto
debería hacer lo mismo. Pruébalo."
"¡Wow!
Eres impresionante, Naofumi."
"Tú
también podrías serlo si alguna vez hicieras algo más que pescar. Pero en
realidad, se necesita pescado para hacer esa receta, así que ella necesitará tu
ayuda".
Para
hacer la medicina que funcionaba como agua sanadora del alma a partir de
materiales disponibles en su mundo, necesitaban cierto tipo de peces raros.
Lo
encontré por accidente mientras analizaba una captura de la que Kizuna había
estado particularmente orgullosa.
"¡Gracias!
¡Haré lo que pueda!"
"No
dejes que los otros héroes santos de este mundo mueran ni nada."
"Oh...
cierto. Sí, haremos lo que podamos".
Los
dos teníamos problemas con nuestros héroes santos, así que sabía cómo se
sentía. Nos dimos la mano.
"Y
cuidado con Alto."
Él
era astuto.
¿Quién
quedó? Oh… Yomogi, Tsugumi y las otras mujeres.
"Kyo
hizo cosas terribles. Déjanos el resto a nosotros."
"Dile
eso a Kizuna también. Lo hice pagar por sus crímenes y a su ayudante también.
Incluso maté sus almas."
"Sí."
‒ Dijo Tsugumi. Parecía como si todavía tuviera sentimientos negativos hacia
mí, pero no era tan malo como había sido. ‒ "Si no hubieran venido, esto
nunca habría pasado."
"No
podemos ir atrás… se libre de odiarnos todo lo que quieras."
¿Qué
le pasaba a ella? ¿Vino sólo a quejarse de nosotros?
"...
Pero también nos salvaste a todos. Gracias por dejarlo... libre. Kyo lo usó
incluso después de su muerte. Gracias."
Un
viento sopló en el momento equivocado y, una vez más, no pude captar el nombre
de Basura #2. Decidí dejar de intentar averiguar cuál era. Tsugumi
probablemente se enfadaría si se lo preguntara de nuevo. Y además,
probablemente no lo escucharía. Decidí preguntarle a Raphtalia otro día.
"Me
pregunto si alguna vez sabremos por qué estaba tan obsesionado con la katana de
las armas vasallas."
"Oye,
eso me recuerda. ¿Dijiste que había algunos Espíritus en tu grupo que
desaparecieron?"
“...”
Tsugumi
no dijo nada, pero asintió.
Algunos
de sus cuerpos habían sido encontrados en un sótano de la mansión de Kyo.
Aparentemente
Kyo había tomado el alma de Basura #2 de su cuerpo y la había usado para
alimentar a los Devoradores de Almas.
Los
Espíritus que le habían seguido se enteraron de la verdad y todas fueron
asesinadas por ello.
Tanta
gente había muerto. Incluyendo a Albert, el poseedor del arma vasalla del
espejo, que sufrió la misma suerte que el resto de ellos.
"La
katana era esencial para el bienestar del país. Pero no hay forma de que
sepamos por qué estaba tan seguro de que lo elegiría para blandirla".
Raphtalia
desenvainó la espada, y luego la levantó horizontalmente hacia Kizuna y los
demás.
"Les
devuelvo esta arma vasalla."
Cierto,
supongo que ella no tenía elección. Incluso si la hubiera elegido a ella, no
podríamos llevarnos las armas vasallas de este mundo con nosotros.
Pero
le debíamos mucho al arma. Nos había ayudado cuando más lo necesitábamos.
"No
parece que quiera dejarte."
"Y
por alguna razón, no la llamó cuando ocurrió la ola."
Cristal
y Therese, que era una Joya, tocaron la espada y le hablaron, pero no les
respondió.
Kizuna
también lo tocó, y no pasó nada.
"Es
inútil. Es difícil de explicar, pero tiene un sentido de deber hacia ella, y
parece tener emociones complejas. No nos responderá a nosotros."
"¿Saben
lo que quiere? ¿Está clara su voluntad?"
"Sólo
tenemos un vago sentido de su intención."
Hmm...
¿Significaba que Raphtalia iba a ser capaz de llevársela al mundo anterior con
ella?
"Tal
vez se sienta responsable por las acciones de Kyo contra su mundo. Tal vez
quiera luchar por el bien de su mundo, al menos hasta que este mundo realmente
la necesite" ‒ dijo Kizuna.
La
katana resplandeció con luz en respuesta.
"Parece
que Kizuna podría tener razón."
"Hm..."
Hablamos
de muchas cosas, pero se nos estaba acabando el tiempo.
Muy
pronto, se nos acabaría el tiempo a todos de estar juntos.
"¡Muy
bien!" ‒ Ladré, sonriendo malvadamente. ‒ "¡Entonces nos llevaremos
el arma vasalla de la katana con nosotros! ¡Todos sólo podrán desear tenerla!"
"Aww,
Naofumi está fingiendo ser un mal tipo otra vez."
"El
chiquillo siempre hace eso".
"En
realidad es una buena persona".
Kizuna
y sus amigos suspiraron mientras me analizaban.
Raphtalia
agitó la cabeza. Firo parecía confundida.
Rishia
miraba a su alrededor con nerviosismo. Raph-chan saltó sobre mi hombro y se
despidió de todos.
"Supongo
que es hora de decir adiós."
Sólo
había unos segundos más en el temporizador.
Cuando
se acabara, seríamos convocados de vuelta a nuestro mundo automáticamente.
"Nuestras
armas probablemente nos impedirán volver a vernos, pero lo pasamos bien
mientras duró. Hasta luego."
"Sí,
adiós. Naofumi, gracias por ayudarme. Si no hubieras aparecido, aún estaría
atrapada en ese laberinto. Estaremos en mundos diferentes, pero somos héroes en
el mismo bando".
Todos
nos estábamos despidiendo.
"¡Naofumi!"
‒ L’Arc gritó, alto y claro.
Todos
saludaron y gritaron juntos al unísono ‒ "¡Gracias!"
Sus
palabras resonaron en mis oídos, pero antes de que pudiéramos responder el contador
se acabó, y fuimos transportados de vuelta a nuestro mundo.
Pasamos
por un túnel con una luz extraña en el camino, pero se acabó en un instante.
…
Y estábamos de vuelta en el mundo del que venimos.
Delirios de Lord:
Carajo, un mes con este capítulo ahí traducido pero sin Internet.
Disculpen la tardanza pero es algo que escapa a mis manos.