Traductor: Lord
Editor: Lord
08
Honor en Batalla
Atlas
exhaló con fuerza y el sonido de su respiración resonó por toda la sala. El
aire a su alrededor salió disparado, como si una onda expansiva hubiese salido
de su cuerpo. Los oponentes -Jaralis y el minotauro- deben haber sentido el
increíble poder que se acumulaba dentro de Atlas, porque ambos tragaron sin
darse cuenta.
“¡Hmph!
¡Somos guerreros de sangre pura! ¡Una pareja de mestizos hakuko nunca podría
derrotarnos! ¡Hagámoslo!” ‒ Rugió Jaralis.
Sacó
un par de nudillos de bronce de su bolsillo trasero, se los puso y corrió hacia
Atlas y Fohl. El minotauro se mantuvo firme en la retaguardia, esperando una
apertura.
“¡Atlas!”
‒ Gritó Fohl.
Él
saltó para proteger a Atlas, pero el objetivo de Jaralis parecía haber sido
Fohl desde el principio. El minotauro saltó por encima de ambos y lanzó su
enorme hacha hacia Atlas. Parecía un peso pesado, pero era sorprendentemente
rápido. Saltó hacia Atlas a una velocidad increíble, dado su enorme cuerpo. La visión
de él volando por el aire mientras balanceaba su hacha fue, en una palabra, desconcertante.
“¡Demasiado
lento!” ‒ Atlas se burló.
Ella
esquivó el hacha por el ancho de un pelo mientras volaba hacia ella y luego usó
la fuerza de su impacto para lanzarse al aire.
“Pensar
que podrías esquivar eso… Parece que podría divertirme un poco, después de
todo” ‒ dijo el minotauro.
Él
debe ser uno de esos tipos belicosos, cerebro de músculos, porque sonreía de
emoción cuando vio cómo se movía Atlas.
“¡Te
la dejo a ti! ¡Este mestizo hakuko que es puro espectáculo sin nada bueno es
mío!” ‒ Rugió Jaralis.
Oh
wow, él llamó a Fohl ‘puro espectáculo sin nada bueno ‘. Eso no fue gracioso,
considerando el hecho de que era bastante cierto.
“¡Di
lo que quieras! ¡No pienso dejar que me ganes! ¡Después de todo, tengo que
proteger a Atlas!” ‒ Gritó Fohl.
Corrió
hacia Jaralis balanceándose, pero Jaralis sólo sonrió.
“¡Ja!
¿Realmente crees que perdería contra alguien con un golpe como ese?” ‒ gruñó.
Jaralis
se movió tan rápido que su imagen posterior pareció quedarse atrás. En un
instante, enterró un puño en el estómago de Fohl.
“¡Eso
fue demasiado fácil! ¡Tu defensa es débil, mestizo hakuko!” ‒ rugió.
Sin
siquiera darle la oportunidad de respirar, Jaralis lanzó una ráfaga de ataques
contra Fohl.
“¡¿Se
supone que este miserable es uno de los soldados del Héroe del Escudo?! No me
hagas reír” ‒ se mofó.
Pateó
a Fohl, le dio un poderoso gancho y luego siguió con un golpe directo. Después
de eso… ¡¿Hizo un hechizo?!
“¡Zweite
Aumento de Velocidad!”
Jaralis
apareció detrás de Fohl casi instantáneamente, como si se hubiera
teletransportado. Luego apretó las manos y las estrelló contra el suelo. Hubo
un fuerte estruendo y se produjo un temblor que sacudió la tierra.
Para
ser capaz de llevar a cabo tal bombardeo de ataques en cuestión de segundos…
Había oído que Siltvelt era un país militante. No era difícil de creer ver
tanta destreza en combate. Me preguntaba si Fohl estaría bien.
“Hmph.
¿Ya estás acabado? ¡Qué aburrido!” ‒ Gruñó Jaralis.
“¡Raaaaahhh!”
‒ gritó el minotauro.
Miré
hacia Atlas justo a tiempo para vislumbrar el instante en que el minotauro le
lanzó el hacha. Debe haber usado la versión de hacha de un Hadouken o algo así,
porque el pilar detrás de Atlas se partió en dos.
“Jaralis,
será mejor que no intentes interferir” ‒ gritó el minotauro con una sonrisa.
“Me
temo que no puedo dejar que te diviertas esta vez. Este duelo es sagrado. Esa
mestiza hakuko me deshonró, y por eso la haré pagar” ‒ contestó Jaralis.
“Oh,
¿en serio? No me importa pelear con ambos por mi cuenta, pero es un poco pronto
para que asumas que has derrotado a mi hermano” ‒ dijo Atlas.
Ella
esquivó el golpe del minotauro e intentó acercarse a él con un movimiento
fluido, pero la guardia de él estaba tensa. Él desvió su ataque con su hacha y
luego la usó para repelerla, lanzándola al aire.
“He
peleado con gente como tú antes. Sé que recibir cualquiera de tus ataques de
frente tendría consecuencias nefastas. Puedo ver porque el Héroe del Escudo te
eligió” ‒ dijo el minotauro.
“¿Oh?
¿Debería parar por ese comentario, entonces? Dios, nunca esperé que esto fuera
tan difícil” ‒ se mofó Atlas.
“Parece
que estás convencido de que has ganado, Jaralis. Será mejor que mantengas los
ojos en tu propio oponente” ‒ dijo el minotauro.
“¡Hmph!
Ustedes los guerreros son demasiado serios. ¡Mira esto! Mi victoria ya está…”
Jaralis
había agarrado a Fohl por la pierna y lo había levantado en el aire como si
estuviera a punto de acabar con él. Pero Fohl pateó la mano de Jaralis con el
otro pie, aterrizó sobre sus manos y se alejó de Jaralis en un rápido
movimiento.
“Eres
rápido, pero golpeas como una chica. En realidad, te haces parecer rápido, pero
en realidad no lo eres tanto” ‒ se burló Jaralis.
Fohl
se lanzó a un lado, encaró a Jaralis y se preparó para luchar de nuevo.
“¿Qué
has dicho?” ‒ gritó.
“¿Oh?
Eres muy duro después de todo, hermano” ‒ dijo Atlas.
“Esto
no es nada comparado con mi entrenamiento en la aldea. Espero que no me digas que
esos ataques fueron en serio” ‒ Fohl se rio de Jaralis.
Jaralis
gruñó y su aura se volvió aún más amenazante que antes. Supongo que eso
significaba que se había estado conteniendo. Después de todo, sus ataques
habían sido lo suficientemente lentos como para que yo pudiera seguirlos
fácilmente. Raphtalia o Firo no habrían tenido problemas para esquivar y
contraatacar.
Ahora
que Fohl lo mencionó, recuerdo que no sólo había estado entrenando a diario,
sino que también tenía que luchar contra Atlas todas las noches. ‘Duro’ podría
haber sido una descripción apropiada. Tal vez había recibido los ataques a
propósito para hacerse una idea de la fuerza de su oponente.
“¿Por
qué iba a luchar seriamente contra un mestizo hakuko? No me insultes” ‒
respondió Jaralis.
“¡Nada
es más insultante que no tomar en serio a un oponente!” ‒ Fohl gritó enfadado.
Sus
ojos estaban ardiendo.
“¿Alguna
vez has estado en un campo de batalla de verdad? No es un lugar para que los
aristócratas jueguen a hacerse el duro” ‒ dijo Fohl.
Jaralis
soltó un rugido de enojo.
“¡Mocoso
parlanchín! Te arrepentirás de eso” ‒ dijo con estruendo.
Los
dos siguieron discutiendo, pero volví a prestar atención a Atlas y al
minotauro. Este duelo se suponía que iba a ser una batalla por equipos, pero terminó
siendo dos peleas uno contra uno. No es que me importara de todos modos.
“¡Allá
voy! ¡Aiya!” ‒ gritó Atlas.
¡El
minotauro dio un grito de guerra y bajó su hacha con todas sus fuerzas! Pero el
camino del hacha se movió misteriosamente a un lado, y la hoja cayó justo al
lado de Atlas.
“Hmph…”
“Ni
en un millón de años me golpearía un ataque así. ¡Si todo lo que tienes es tu
fuerza sobrehumana, esquivar es tan fácil como robarle el dulce a un niño!” ‒
Se mofó ella.
“¡Esto
se está poniendo interesante! Entonces, ¿qué tal esto?” ‒ gritó el minotauro.
Agarró
su hacha con ambas manos y la sostuvo directamente delante de sí mismo. Luego
se quedó de pie y cerró los ojos. ¿Eh? ¿Qué estaba haciendo? El hacha empezó a
brillar débilmente.
“No
subestimes la fuerza pura. Tus pequeños trucos no funcionarán si la fuerza es
tan grande que no pueda ser detenida” ‒ dijo.
“Impresionante.
Atacar lo es todo para ti. Admiro eso. En ese caso, no me contendré. ¡Desviaré
todo lo que puedas tirarme!” ‒ Contestó Atlas.
“¡Más
vale que no pienses que esa fuerza es todo lo que tengo!”
El
minotauro gritó otro largo y penetrante grito de guerra. Extraños patrones
aparecieron repentinamente en la superficie de su cuerpo y sus músculos
comenzaron a abultarse. Pero, ¿ese grito de guerra era realmente necesario?
Duró tanto tiempo que me quedé dormido por un segundo.
“Eso
es…” ‒ murmuró Raphtalia.
Se
quedó sin palabras.
“¿Pasó
algo?” ‒ Le pregunté.
“No
es lo mismo que la técnica de Activación de Muso, pero es similar a la versión
suavizada de Firo, el haikuikku. Está aumentando sus estadísticas al hacer
circular el poder mágico por todo su cuerpo” ‒ explicó.
Hmph,
supongo que realmente era un guerrero legendario.
“¿Oh?
Eso es interesante. Déjame intentarlo” ‒ dijo Atlas.
Y
así como así, algo parecido al poder mágico comenzó a acumularse alrededor de Atlas.
Pude sentirlo gracias a mi entrenamiento con el Camino de la Vena del Dragón.
“Como
sospechaba, debes ser un prodigio. ¡Allá voy!” ‒ gritó el minotauro.
Atlas
exhaló con fuerza y el sonido de su aliento llenó la sala. ¡El minotauro fue
rápido! Ver un cuerpo de ese tamaño moverse tan rápidamente me recordó a Firo
luchando en su forma de reina firorial.
“Guau,
los dos son muy rááááápidos” ‒ dijo Firo.
Ella
podía seguir sus movimientos con los ojos. Supongo que no era sorprendente,
considerando que ella también podía moverse así.
“¡Veamos
cómo recibes esto! ¡Toro Aplastante!”
El
minotauro plantó sus pies firmemente y blandió su hacha hacia Atlas.
“De
hecho, sería mi fin si ese ataque me golpeara. Pero no voy a quedarme aquí
parada” ‒ contestó Atlas.
Saltó
hacia un lado con un ligero paso y anticipó la trayectoria del hacha, dando una
rápida patada a la hoja desde el lado cuando ésta cayó. En un movimiento
fluido, siguió con golpes usando el codo, el talón y el puño antes de dar un
golpe final de empuje. Hubo un fuerte estallido, y algo parecido a poder mágico
explotó desde el hacha y se dispersó.
“¡Hmph!
Pensar que tal evasión sería posible” ‒ gruñó el minotauro.
“Saqué
el poder que concentrabas en la espada y lo usé para contrarrestar el poder de
tu golpe. Es una técnica que uso a menudo para desviar los ataques de mi rival”
‒ respondió Atlas.
El
minotauro gruñó un poco irritado.
“Hacer
una demostración tan indiscreta de fuerza vital es sólo pedir ser repelido.
Necesitas esperar hasta el momento antes del impacto para canalizar la fuerza
vital o simplemente hacer que esté tan concentrada que sea indetectable. De lo
contrario, nunca concretarás el ataque” ‒ continuó.
Miré
a Raphtalia sin decir nada.
“Ella
tiene razón. Es lo menos que se puede hacer para superar la defensa de Atlas” ‒
dijo.
En
otras palabras, Atlas no tuvo ningún problema en frustrar la jugada final del
minotauro, gracias a haber entrenado con Raphtalia. Supongo que eso significaba
que sus combates eran al menos tan intensos como esta pelea.
Hmm,
seguro que era un inconveniente no poder ver la fuerza vital. Quería aprender
cómo, pero no encontraba tiempo. Por otra parte, tenía la sensación de que
estaba empezando a verla últimamente.
“¡Ya
veo! Quieres decir así” ‒ gritó el minotauro con emoción.
Justo
como Atlas sugirió, blandió su hacha y el poder surgió de la hoja en el último
segundo, justo antes del impacto.
“¡Necesitas
practicar! Ahora es mi turno” ‒ dijo ella.
Después
de agacharse para esquivar el ataque del minotauro, Atlas le dio un rápido
golpe en el estómago, el brazo y, finalmente, en la espalda, después de pasar
por debajo del brazo y dar vueltas a su alrededor. Inmediatamente después, sonó
un fuerte sonido de ruptura.
“Urg….
¡gah! No es un mal ataque para un cuerpo tan frágil…”
El
minotauro se tragó la sangre que había llenado su boca y le sonrió a Atlas.
“¿Oh?
Parece que eres mucho más duro de lo que esperaba” ‒ dijo ella.
“Ha
pasado mucho tiempo desde la última vez que peleé con alguien que agitaba tanto
mi sangre. Esto está empezando a ponerse divertido. La gracia sin esfuerzo de
tus movimientos es inusual para un hakuko. ¡Quiero más! No dejes que la
diversión se detenga todavía” ‒ exclamó el minotauro.
El
oponente de Atlas parecía estar disfrutando de su pelea.
“No
tengo tiempo para pasar todo el día peleando contigo, pero admitiré que estoy
disfrutando de esto” ‒ dijo.
“¡Entonces
hagámoslo!” ‒ gritó antes de dar otro grito de guerra.
No
sé si el minotauro usó magia o qué, pero sus cuernos de repente se hicieron más
largos y afilados. Se agachó hacia delante como si estuviera a punto de atacar
y apuntó con sus cuernos a Atlas.
“Oh
Dios, de hecho, eso parece ser un ataque salvaje. Supongo que cargarás hacia
delante y luego usarás ese impulso para atacar con tu hacha, una transferencia
de energía cinética” ‒ dijo ella.
“Bien
leído, chica ciega. Puedo decir con confianza que eres uno de los luchadores
más formidables que conozco, incluso dentro de Siltvelt” ‒ contestó el
minotauro.
“¡Me
halagas! Supongo que debería adelantarme y hacer algo con esa fuerza sobrehumana
que tienes” ‒ dijo.
Se
puso de puntillas como una bailarina y extendió la mano hacia el minotauro. Atlas
era mucho más llamativa que Fohl cuando se trataba de pelear.
Miré
a Fohl. Estaba intercambiando golpes con Jaralis. Bueno, no. En realidad, era
Fohl el que hacía todos los golpes. Era un marcado contraste con el enfoque
defensivo de Atlas. Dicho esto, Jaralis estaba esquivando todos sus puñetazos
con un elegante juego de piernas. Además, Jaralis debe tener una inclinación
más táctica que Fohl, porque también estaba usando herramientas a su favor.
“¡Toma
esto!” ‒ Gritó Jaralis.
“¡¿Eso
otra vez?!” ‒ Fohl gimió.
Jaralis
lanzó una bomba de humo al suelo y el humo se elevó alrededor de Fohl.
Realmente deseaba que dejara de hacer eso, porque hacía que la lucha fuera
difícil de ver. Fohl parecía entender el peligro potencial de tal cosa, porque
salió del humo inmediatamente. Pero cuando lo hizo, Jaralis le arrojó algo que
parecía clavos de metal. ¿Se suponía que era una especie de asesino ninja o
algo así? Había un montón de armas similares esparcidas por toda la zona.
“¡Peleas
sucio! ¡Pensé que se suponía que esto era una pelea a mano!” ‒ Gritó Fohl.
“¿Sucio?
¡Prefiero decir que lucho inteligentemente!” ‒ Contestó Jaralis.
Sacó
una larga espada que estaba cubierta de adornos y la blandió contra Fohl. Debe
haber estado escondida bajo su capa todo este tiempo.
“Nunca
dije nada sobre pelear a manos desnudas. Pase lo que pase, la victoria llega
hasta el último hombre que quede en pie” ‒ dijo.
Supongo
que no habíamos establecido ninguna regla con respecto a los detalles más
finos. Y el oponente de Atlas también usaba un hacha. No había reglas contra
las armas. A pesar de todo, todavía no me gustaba cómo había empezado desarmado
y de repente empezó a usar armas ocultas después. ¿Creía que podía salirse con
la suyas si yo me oponía?
“¿Qué
pasó con toda esa confianza?” ‒ Jaralis se burló después de cortarle el brazo a
Fohl con la espada que había estado escondiendo.
“¡Ugh!”
‒ Gruñó Fohl.
Después
de ser atacado, miró la herida de su brazo y luego sostuvo una mano en su
frente como si se hubiera mareado.
“¿Qué
tan sucio puedes ser?” ‒ murmuró.
“¿No
estabas escuchando? Ganar es lo único que importa” ‒ Rugió Jaralis.
“Tonto.
No tienes concepto del honor en batalla. ¡Nunca conocerás lo que es la
verdadera fuerza!” ‒ Gritó Fohl.
Parecía
que podría desmayarse por un momento, pero rápidamente recuperó la compostura y
miró a Jaralis, manteniéndose firme como si nada hubiera pasado.
“¿Qué?”
‒ Murmuró Jaralis.
“¡No
sé qué veneno usaste, pero se necesita más que eso para derrotarme!” ‒ exclamó
Fohl.
¡Oh!
Ahora parecía un tipo muy duro. Por curiosidad, eché un vistazo a las
estadísticas de Fohl. Debería haber sido capaz de decir si había ingerido algún
veneno, pero nada parecía fuera de lo normal. Supongo que eso significaba que
ya lo había anulado.
“Como
se esperaba de un hakuko” ‒ susurró el viejo genmu.
Fohl
se estaba volviendo cada día más duro, gracias a Atlas. Practicar con ella se
suponía que me ayudaría a despertar algún tipo de fuerza latente, pero casi
sentía como si él me hubiera ganado.
“¡Hmph!
Hablas mucho para ser alguien que apenas puede estar de pie” ‒ Rugió Jaralis.
“¡Ya
he tenido suficiente de tus sucios ataques!” ‒ Gritó Fohl.
Bloqueó
el golpe de Jaralis y partió su espada por la mitad antes de golpearlo en la
cara.
“¡Gah!”
La
sangre salía de la nariz de Jaralis. Se agarró la cara y gimió de dolor.
“¿Cómo
te atreves…? ¡Cómo te atreves a dejar una marca en mi cara! ¡No eres más que un
patético mestizo hakuko!” ‒ Rugió Jaralis.
Este
tipo me recordaba a alguien, su manera arrogante de hablar. ¿Quién era? Sabía
que era alguien con quien no había interactuado mucho. Acabo de recordar que él
tenía un orgullo desbordante y que se las arregló para presentarse con buenos
modales sin dejar de ser insolente. Si prestas mucha atención, es evidente que
es un megalómano egoísta.
¡Y
luego vino a mí! Jaralis emitía las mismas vibraciones que Armadura, uno de los
antiguos miembros del equipo de Itsuki. Me alegré de haberme dado cuenta,
porque me habría molestado para siempre.
“Umm,
¿Sr. Naofumi? ¿En qué estás pensando? Es algo que no tiene nada que ver con el
duelo, ¿verdad?” ‒ preguntó Raphtalia.
“¿Eh?
No, en realidad no” ‒ respondí.
Pasé
por alto su pregunta, satisfecho con mi revelación. Tenía mucho sentido.
Jaralis era un megalómano que intentaba aprovecharse de un héroe. Igual que
Armadura. ¡Y era arrogante como el infierno!
“‘¡Mestizo!
¡Mestizo!’ ¡Eres tan molesto! ¿Se supone que tus sucias tácticas son nobles,
entonces?” ‒ Fohl vapuleó.
“¡Ugh!
¡Nunca te detienes! ¡La forma en que me insultas constantemente me recuerda a
tu padre!” ‒ Contestó Jaralis.
“Me
preguntaba cuándo mencionarías a mi padre. Me dijiste que preguntara con los
puños, pero tus puños no me dicen nada de él. Estaba pensando en lo decepcionante
que era” ‒ dijo Fohl.
“¡Bah!
El hombre fue repudiado por sus padres y dejó su propio país, ¡y aun así
parecía conocer a todos! ¡Pensar en él me enfurece!” ‒ Gruñó Jaralis.
¿Estaba
celoso? Algo parecía sospechoso aquí.
“Sí,
hablé con un hakuko que conoció a mi padre esta mañana temprano. Me dijo que tú
luchaste en la misma guerra en la que murió mi padre” ‒ dijo Fohl.
Me
volví hacia el hakuko que estaba detrás del viejo genmu.
“¿Cuál
es la historia detrás de eso?” ‒ pregunté.
El
viejo genmu respondió ‒ “El padre de ese chico hakuko era probablemente el hijo
de Tyron, un hombre que una vez gobernó sobre Siltvelt con su extraordinario
carisma. El hijo de Tyron era un hombre valiente, pero no le gustaba la guerra
y su relación con Tyron sufrió por ello”.
Podría
haberlo adivinado. Lo que me interesaba era lo que vino después. Me pareció
recordar algo sobre que se comprometió con la hermana menor de Basura.
“Un
día, el hijo de Tyron estaba en Melromarc intentando finalizar un tratado de
paz. No lo supe hasta después que pasó, pero alguien en Melromarc le tendió una
trampa. Asesinaron a los miembros de la facción pacifista con la que se estaba
reuniendo y luego echaron la culpa al hijo de Tyron” ‒ continuó.
“¿Oh?”
“Después
de eso, el hijo de Tyron desapareció. Eso fue hasta que el país, donde se
escondía, se vio envuelto en una guerra. Cuando se descubrió su verdadera
identidad, se vio obligado a ir a la guerra como soldado de uno de los aliados
de Siltvelt. Es muy probable que sea allí donde conoció a Jaralis” ‒ explicó el
genmu.
Hmm…
Habiendo visto cómo luchaba ese león bastardo, podía imaginarme lo que podría
haber salido mal cuando los dos se conocieron. El padre de Fohl era un hombre
valiente y tenaz. A Jaralis le gustaba pelear sucio y probablemente le encantaba
hacer ataques sorpresa.
“¡Vamos,
escúpelo! Háblame de los últimos momentos de mi padre” ‒ Preguntó Fohl.
“¡Hmph!
¡Corrió directo hacia el enemigo como un tonto y murió en batalla, por
supuesto! El tonto fue superado vastamente en número y no pudo derrotar ni a un
solo enemigo” ‒ Jaralis resopló.
“¡Mentiras!
¡No hay forma de que mi padre fuera tan débil! Era un hombre amable, pero
valientemente se mantuvo firme en la batalla” ‒ exclamó Fohl.
Me
preguntaba qué clase de padre había sido en realidad.
“Le
gustaba leer libros cuando era niño. Sus talentos naturales superaron incluso a
los de Tyron, pero hizo todo lo que pudo para evitar la lucha. Aun así, no era
menos impresionante que su padre cuando decidía luchar” ‒ dijo el viejo genmu.
“¿Así
que era más bien el Sr. Buen Tipo?” ‒ Le pregunté.
El
viejo genmu asintió. No esperaba que el Sr. Buen Tipo se tradujera. De todos
modos, eso tenía sentido. Así que estaba dispuesto a luchar cuando fuera
necesario, pero tendió a ser suave en todo caso. Lo estaba imaginando como un
personaje de un programa de anime, manga o algún juego. Ese tipo era tan
cliché.
“¿Como
el Amo cuando mima a Raph-chan?” ‒ Preguntó Firo.
“Podrías
estar cerca. El Sr. Naofumi no es indulgente con sus enemigos, pero
considerando la forma en que cuida de todos, parecen bastante similares” ‒ dijo
Raphtalia.
“¡Se
equivocan!” ‒ intervine.
Yo
era un tirano. Yo no era el Sr. Buen Tipo. Y para ser honesto, antes de venir a
este mundo era un frívolo otaku. ¡¿Qué estaban pensando?!
Seguimos
hablando y Fohl le dio otro golpe a Jaralis. Decidido a no perder, Jaralis sacó
una lanza plegable por detrás de su espalda e intentó contraatacar con ella
mientras esquivaba el feroz golpe de Fohl. La punta de la lanza se desprendió
repentinamente y se dirigió directamente a la cara de Fohl. Pero Fohl debe
haber anticipado el ataque, porque inclinó la cabeza hacia un lado y lo
esquivó.
“¡Ja!
¿Realmente pensaste que un ataque como ese funcionaría? Los mercenarios de
Zeltoble son mucho más sucios que eso” ‒ exclamó.
Bueno,
sí, Zeltoble era básicamente una gran colección de cobardes.
“¿Dicen
que eran camaradas de armas? ¡Sacrilegio! Cualquiera que sea la verdad, no
confío ni en una palabra que salga de tu boca” ‒ Fohl continuó.
“¡¿Qué?!
¿Te atreves a intentar deshonrarme? ¿Un patético mestizo como tú? ¡Has ido
demasiado lejos!” ‒ Rugió Jaralis.
“De
ninguna manera…” ‒ murmuró Werner.
Él
debe haber sabido algo que yo no sabía, porque parecía horrorizado. Pero eso no
me preocupaba en este momento. El rugido del león llenó la sala. Creí que el
león era el rey de la sabana. ¿Eran realmente criaturas tan malvadas? Bueno,
supongo que este era un mundo diferente. Y este bastardo era sólo un
teriántropo. Probablemente pensaba que nada estaba fuera de los límites
mientras ganara.
Al
contrario, esta lucha estaba haciendo que Fohl se viera mejor. Él había estado
a punto de ser declarado el más débil de todos nosotros.
“¡Deja
de hacer el tonto! ¡Ayúdame a acabar con este bastardo!” ‒ Jaralis le gritó al
minotauro.
Ordenó
al minotauro que ayudara a derrotar a Fohl, pero el minotauro estaba
completamente absorto en su lucha con Atlas y no estaba escuchando.
“Nunca
he visto a nadie esquivar así. Tratar de pegarte es como golpear una pluma danzando
en el viento, es tan difícil” ‒ dijo el minotauro.
Cada
vez que el minotauro atacaba, Atlas desviaba el ataque con sus propias manos y
luego daba vueltas. Se maravillaba de la forma en que ella maniobraba para
desviar todos y cada uno de ellos, sin importar cuán hábilmente hubiese
ejecutado el ataque. Esperaba que se sintiera abrumado por la rabia y se
volviera loco, pero parecía ser más del tipo ‘guerrero intelectual’. Permanecía
tranquilo y sensato durante la batalla. Estaba claro que era un luchador
formidable.
“¿Entonces
qué tal esto?” ‒ gritó él.
Con
un fuerte golpe, su hacha se partió por la mitad, transformándola en dos hachas
de batalla de una sola mano. Hizo girar las hachas hacia Atlas por ambos lados
en un intento de emparedarla para que no pudiera desviar el ataque.
“Eso
puede ser desviado así” ‒ contestó Atlas.
Mientras
las hachas le llegaban por ambos lados, puso una mano sobre cada una de ellas y
luego saltó en el aire con tanta gracia como si estuviera bailando. Con un
grito decidido, el minotauro alteró la trayectoria de las hachas en un intento
de aplastarla desde arriba y desde abajo. Pero Atlas cuidadosamente colocó su
mano en la hoja del hacha superior y se elevó sobre ella en un rápido y fluido
movimiento.
“¡No
te vas a escapar!” ‒ bramó el minotauro.
“Ciertamente.
Porque ahora te tengo justo donde te quiero” ‒ contestó ella.
El
minotauro clavó los cuernos hacia Atlas y ella le dio un ligero pinchazo entre
los ojos.
“¡¿Qué?!”
‒ exclamó él.
“Finalmente
dejaste una abertura. Ahora bien, me pregunto cuánta energía te queda después
de todo eso. En cuanto a mí, sólo he estado saltando y desviando tus ataques” ‒
dijo Atlas.
Atlas
aterrizó en el suelo y se acercó al minotauro en un abrir y cerrar de ojos
antes de desencadenar un aluvión de golpes en su pecho.
“¡Ugh!
¡Gah! Argh! No he terminado contigo” ‒ bramó el minotauro.
A
pesar de estar doblado hacia atrás y cayendo hacia el suelo, se agarró y volvió
a una posición erguida, pero sus hachas se le escaparon de las manos y
terminaron en el suelo.
“No
podrás usar tu fuerza por un tiempo. La sellé con esos golpes” ‒ dijo Atlas.
“¡Todavía
no voy a dejarte ganar!” ‒ gritó.
El
mismo poder mágico que había canalizado en su hacha cuando la golpeó antes, de
repente empezó a brotar de cada centímetro de su cuerpo.
“Como
un verdadero guerrero legendario, nunca te rindes” ‒ dijo Atlas.
“Tu
elevado sentido de compostura me recuerda el espíritu de ese hombre. ¡Ja! Me
encanta” ‒ exclamó el minotauro.
Los
dos se estaban metiendo de lleno en el duelo. Mientras tanto, Jaralis seguía gritándole
al minotauro para que centrara sus ataques en Fohl.
“¡Ugh!
¿Por qué estoy rodeado de bárbaros? ¡¿No entienden el concepto de estrategia en
una batalla?!” ‒ Gruñó Jaralis.
“¿Estrategia?
¡Ja! No me hagas reír” ‒ dije riendo.
Jaralis
me miró fijamente.
“Eso
no es estrategia. Eres tú pidiendo ayuda porque estás a punto de perder. La
forma en que luchas es demasiado descuidada para que la llamen estrategia” ‒
continué.
Aunque
el minotauro hubiera estado escuchando, ¿qué planeaba hacer Jaralis con Atlas?
No es como si fuera a quedarse ahí callada y ver cómo los dos terminan con
Fohl. Bueno, supongo que era posible en el caso de Atlas. Pero de cualquier
manera, sin duda habría habido consecuencias.
“Usas
un montón de armas ocultas y ataques sorpresa, y luego vas rogando a tu amigo
que te ayude cuando estás a punto de perder. Me imagino que también le echarás
la culpa de todo cuando pierdas el duelo. Lo siento, pero no voy a dejar que
hagas eso. Usaré mi autoridad como el Héroe del Escudo para asegurarme de que
sea protegido” ‒ dije.
“Ugh…”
¡Oh!
¡Bien! Me gustaba la forma en que me miraba. Actuaba como si lo apropiado fuera
tan importante, pero en realidad era un bastardo codicioso. Francamente, odiaba
a los de su tipo. Es por eso que enfadarlo se sentía tan bien. Los traficantes
de esclavos también eran escoria, pero este tipo era una escoria diferente. Me
di cuenta de que él me despreciaba en el fondo. De hecho, hacía que los
traficantes de esclavos parecieran buenos tipos, ya que nunca se sabía lo que ellos
pensaban.
“Jaralis,
¿verdad? Sólo tiene sentido que asumas toda la responsabilidad, ¿no? De ninguna
manera te voy a dejar salir del atolladero” ‒ le dije.
“Umm,
Sr. Naofumi, ¿por qué parece que está disfrutando tanto de esto?” ‒ preguntó
Raphtalia.
“¿Eh?
Porque él es probablemente el que está detrás de todo esto. Si las cosas salen
bien, planeo usar cualquier medio necesario para que confiese, ya sea tortura,
drogas o lo que sea” ‒ respondí.
“No
puedo creer que hayas admitido abiertamente algo tan extremo. Ni siquiera yo
esperaba eso” ‒ dijo Sadina.
“¿Hm?”
‒ Preguntó Firo.
“Oye,
Firo, si ese tipo dice más mentiras, siéntete libre de sacarle la verdad a la
fuerza” ‒ le dije.
“¡Okaaaay,
lo haré!” ‒ contestó ella.
“Estoy
bastante seguro de que puedo hacer un suero de la verdad con mi escudo. Nunca
tuve una razón para hacerlo antes de ahora. Tal vez haga uno absurdamente
poderoso y lo pruebe con él” ‒ dije.
Después
de todo, casi habíamos sido envenenados. Seguramente estaría bien usar un suero
de la verdad en el principal sospechoso.
“O
tal vez deberíamos ver si puedes beber más que yo. Incluso te daré una ventaja.
Quiero decir, vamos a competir usando frutas lucor, así que probablemente eso no
ayudará” ‒ continué.
Los
líderes de Siltvelt dieron un grito ahogado y se taparon la boca con las manos.
La idea de comer una fruta lucor les parecía bizarra.
“¡Oh,
Dios mío! ¡Yo también quiero participar!” ‒ exclamó Sadina.
“Oh,
sí, me estuviste contando todo sobre la fruta lucor antes, ¿no?” ‒ Le contesté.
Ella
mencionó que la fruta a veces se usaba para asesinar gente. Podría inducir
intoxicación aguda por alcohol.
“Eso
suena bien, ¿verdad? Tienes el privilegio de beber con un héroe. Incluso si te
emborrachas y terminas muerto, estarás muriendo feliz, ¿verdad?” ‒ Continué.
Todo
lo que él dijo era mentira. Sólo era un pedazo de escoria que arrastraba a este
país. Nada malo puede venir de deshacerse de él.
“En
cualquier caso, no puedes pensar en serio que voy a dejarte libre después de
que pierdas. No subestimes a los héroes” ‒ dije.
“¡Supéralo,
viajero de otro mundo!” ‒ Rugió Jaralis.
Sus
ojos ardían de rabia. Supongo que finalmente iba a mostrar sus verdaderos
colores. Apenas tuve que ponerle un cebo para que mordiera, atraparlo fue un
paseo. Pero en serio, me había cansado de oír sus excusas.
“Fohl,
date prisa y acaba con él. Atlas está disfrutando demasiado de su pelea. Va a
seguir con eso para siempre si no la detienes” ‒ le dije.
“¡No
tienes que decirme eso! ¡Estoy harto de juegos!” ‒ Soltó Fohl.
Fohl
se agachó, extendió las manos y apretó las palmas de las manos. ¿Qué era eso?
Parecía una pose que un personaje de un juego de lucha podría hacer antes de
usar un movimiento final realmente impresionante. O tal vez un movimiento
especial que pertenecía a cierto Super Vege…tal. Cualquiera de los dos habría
estado bien, siempre y cuando su cabello no se volviera rubio y en puntas. Eso
habría sido inaceptable.
“Técnica
del Puño de Hengen Muso…” ‒ dijo Fohl en voz baja.
Me
di cuenta de que se estaba concentrando mucho. Vi algo aparecer entre sus manos
antes de que las cerrara con fuerza para formar puños. ¿Significaba eso que
nada iba a salir disparado?
“¿Por
qué mira a Fohl con cara de decepción, Sr. Naofumi?” ‒ preguntó Raphtalia.
“Es
sólo que esperaba que disparara algo de sus manos después de hacer una pose
como esa. Quiero decir, incluso Melty sostiene sus manos frente a ella cuando
dispara magia y esas cosas, ¿cierto?” ‒ Le contesté.
“Creo
que entiendo lo que está tratando de decir, pero tengo la sensación de que te
estás imaginando algo diferente de lo que nosotros haríamos” ‒ dijo ella.
No,
no lo estaba. Sólo quería ver algún tipo de movimiento súper secreto, eso es
todo.
“¡Puño
del Asesino de Tigres!” ‒ Gritó Fohl.
Corrió
hacia Jaralis y golpeó con su puño la lanza en las manos de Jaralis y en su
estómago. No esperaba que consiguiera un golpe limpio tan fácilmente.
“¡Gaaaaaaaahhh!”
El
poderoso golpe de Fohl hizo que Jaralis volara por el aire y se estrellara
contra la pared, que se rompió cuando su cuerpo se estrelló contra ella. Había
volado entre Atlas y el minotauro mientras se miraban fijamente, y ambos cambiaron
su atención con sorpresa.
“¡Hmph!
¡Eso fue demasiado fácil!” ‒ declaró Fohl.
Se
cruzó de brazos con confianza. No sabía si Jaralis había sido débil o si Fohl
era realmente fuerte.
“Oh
Dios, eso fue impresionante” ‒ dijo Sadina.
“Supongo”
‒ respondí.
“¡Atlas!
¡Voy a ayudar!” ‒ Gritó Fohl.
“Eso
no será necesario. Soy yo quien debe luchar esta batalla” ‒ contestó ella.
“Hmph…
¡No me importa! ¡Adelante!” ‒ exclamó el minotauro.
“¡Atlas!”
‒ Fohl se quejó.
“¡Estás
en el camino, Hermano!” ‒ gritó ella.
Atlas
le dio a Fohl un fuerte golpe en el pecho cuando la ignoró e intentó interferir
de todos modos. Él se agarró el pecho y cayó de rodillas.
“Ugh…”
“Supongo
que eso significa que Atlas es la más fuerte aquí” ‒ dije.
Que
Fohl haya parecido fuerte debe haber sido una ilusión. ¡Pero en serio, Atlas!
¿Qué pasó con mostrarle a la gente de Siltvelt su orgullo y dignidad como servidor
del Héroe del Escudo?
“¡Muy
bien, entonces, allá voy! Esto termina aquí” ‒ bramó el minotauro.
“¡Así
será!” ‒ Contestó Atlas.
El
minotauro fusionó las dos hachas de batalla en una sola hacha y la mantuvo
detrás de él como si fuera a arrastrarla por el suelo.
“¿Otra
vez con eso? Las técnicas son mucho menos emocionantes una vez que ya se han
usado” ‒ dijo.
“Esta
es diferente. Ya la verás cuando te dé” ‒ contestó.
“Siento
decepcionarte, pero voy a ver a través de esto también”.
“¡Ja!
¡Esto fue divertido, heredera de Tyron!”
“N-no
me digas… Héroe del Escudo, ¡estamos en peligro aquí!” ‒ Werner me advirtió.
“Estamos
bien. ¿Quién te crees que soy?” ‒ Le contesté.
Yo
era el Héroe del Escudo. Mi valía como héroe sería cuestionable si no pudiera
resistir un ataque o dos. Y si había
un enemigo capaz de lanzar un ataque que no pudiera resistir, probablemente
sería lo mejor para todos si me quedaba y me aseguraba de que el enemigo se
hundiera conmigo.
“Atraparé
las balas perdidas que vengan hacia nosotros. Eso simplificará las cosas si eso
es todo lo que se necesita para demostrar que soy el Héroe del Escudo” ‒
continué.
El
minotauro fue corriendo hacia delante, y el suelo bajo sus pies se rompió y se
desmoronó con cada paso. Atlas corrió directamente hacia él.
El
minotauro dio un grito de guerra que hizo temblar la tierra y una masa
arremolinada de poder mágico salió de su boca y tomó la forma de un toro. Fue
una vista increíble. Incluso si fuera yo quien tratara de bloquear ese ataque
de frente, el impacto probablemente me habría hecho volar a mí y a mi escudo.
No es que planeara ser lo suficientemente descuidado como para tener que
enfrentarme a un ataque así.
“¡Estampida
del Toro de Hierro!”
El
minotauro levantó su hacha en el aire y luego la lanzó hacia Atlas. El hacha
tomó la forma de un toro y salió volando hacia ella.
“Oh
Dios, ese es en verdad un ataque potente y temible. Una técnica tan arcana es
ciertamente digna de elogio” ‒ dijo Atlas.
Y
sin embargo, parecía completamente relajada. El ataque fue directo a ella en
forma de un toro bravío. Atlas saltó hacia el toro y le clavó el dedo entre los
ojos. Con otro estruendoso grito de guerra, el minotauro se lanzó a la carga,
como para fusionarse con el toro bravío hecho de poder mágico. Atlas exhaló con
fuerza y un fuerte silbido resonó por toda la sala.
“¡Jaaaa!”
‒ gritó ella.
Pasó
de usar un solo dedo a usar toda la mano, y luego a usar ambas manos para
detener al toro enfurecido. Tenía la sensación de que podía ver algo así como
energía vital concentrada que emanaba de sus manos.
“Me
tomaré la libertad de atacar también. Esta es mi imitación de la técnica de
Hengen Muso Punto de Concentración… no, Orbe
de Concentración” ‒ exclamó.
Atlas
sostuvo al toro bravío en su lugar con una mano y comenzó a formar un pequeño
orbe de luz en su otra mano. Creció durante varios segundos antes de que ella
lo inyectara en el cuerpo del toro en el punto entre sus ojos. El minotauro
empezó a aullar pero luego se detuvo repentinamente.
“¡¿Urgah?!”
A
pesar de que estábamos observando desde relativamente lejos, pudimos ver el
pequeño orbe de luz atravesando el cuerpo del toro enfurecido hacia el corazón,
donde luego estalló. El poder mágico que había tomado la forma del toro bravío
se hizo añicos y se disipó, revelando una vez más al minotauro. Estaba parado
allí inmóvil con el dedo de Atlas descansando en el punto entre sus ojos.
“Espléndido.
Tu suavidad, más que la dureza, te distingue de Tyron. Pero tú eres claramente la
reencarnación de su espíritu” ‒ dijo el minotauro.
“Viniendo
de ti, no podría haber mayor alabanza. Acepto tus palabras con gratitud” ‒
contestó Atlas.
“Ojalá
pudiera decir que estoy deseando volver a verte en el campo de batalla… algún…
día”.
En
el momento en que terminó su frase, el minotauro cayó al suelo con un fuerte
golpe sordo. Atlas no parecía haber sufrido mucho daño. Eso no hizo que el
minotauro pareciera muy fuerte, pero quizá me equivocaba.
“Oye,
Sadina. ¿Qué tan fuerte era ese tipo con el que Atlas acaba de pelear?” ‒ Le
pregunté.
“Hmm…
Lo suficientemente fuerte como para no estar segura de haberle ganado sin tus aumentos
de estadísticas como héroe” ‒ contestó ella.
Usándose
a sí misma como el estándar no hizo las cosas más claras. Supongo que fue culpa
mía por preguntarle. A pesar de todo, ponerlo de esa manera debió significar
que era bastante poderoso.
“Él
no sólo tenía poder, sino también velocidad. Su estilo de lucha era creativo y
atrevido. Y cada uno de esos aspectos era del mejor calibre. Puedo decir con
confianza que era un guerrero único en su tipo” ‒ dijo Atlas con orgullo.
Miré
a Werner y al genmu y ellos asintieron de acuerdo.
“Era
considerado uno de los guerreros más poderosos de Siltvelt, sólo superado por
el Héroe de la Garra. Hablando de forma práctica, eso coloca a cualquiera que
pueda derrotarlo entre la élite de los guerreros” ‒ dijo Werner.
“Mestizo
o no, el espíritu hakuko de esa chica no podría ser más puro. No hay
encarnación más verdadera de un guerrero de Siltvelt que ella. Eso es un hecho”
‒ añadió el genmu con orgullo.
“Odio
admitirlo, pero tienes razón. Es digna de ser considerada una hakuko y miembro
de una de las cuatro razas de élite de Siltvelt. Sin embargo, como servidora,
todavía tengo dudas sobre su fortaleza, entre otras cosas” ‒ dijo Werner.
“¿Un
hakuko? Eso es irrelevante. Simplemente cumplí con mi deber como servidora del
Sr. Naofumi. Que tenga o no sangre humana corriendo por mis venas no tiene
ninguna consecuencia” ‒ contestó Atlas.
“¿Oh?
Bueno, eso también está bien. Podemos decidir quién estará al frente de las
cuatro razas de élite de Siltvelt en una fecha posterior. Lo que importa ahora es
prometer nuestra lealtad al Héroe del Escudo. Nada más” ‒ dijo Werner.
“No
estoy seguro de estar de acuerdo con ninguno de ustedes” ‒ murmuré.
No
podía entender cómo hacían las cosas en este país. Pero a pesar de todo, esto
significaba que finalmente seríamos capaces de ir en ese barco a Q'ten Lo y…
“Todavía
no… no he terminado… todavía… todavía no he perdido…”
Maltratado
y ensangrentado, Jaralis murmuró desafiante mientras se ponía en pie.
Delirios de Lord:
Siempre es refrescante ver a Naofumi burlándose de alguien.