Traductor: Lord
Editor: Lord
05
Harem
Regresé
a mi habitación después de la fiesta de la noche.
“¡Rafuuu!”
Raph-chan
miró por la ventana al paisaje y chirrió. Había oído que algunos semi-humanos y
teriántropos eran nocturnos, y no había señales de que las luces se estuviesen
atenuando en la ciudad del castillo de Siltvelt. Había incluso algunos semi-humanos
que parecían murciélagos volando por el aire.
“Héroe
del Escudo, es hora de su baño. Por favor, sígame” ‒dijo una de las sirvienta.
“Sí,
dijeron que tocaba baño después de la fiesta” ‒ me dije.
“¿Rafu?”
Raph-chan
había sido hecha de un mechón de pelo de Raphtalia, así que eso la convertía en
una hembra, ¿verdad? A pesar de todo, no me gustó la idea de dejarla aquí en la
habitación. Decidí llevarla conmigo. Recogí a Raph-chan y seguí a la sirvienta
hasta la zona de baño.
Bajamos
por un pasillo en el primer piso del castillo que salía al patio y luego
continuamos hacia una zona que parecía un santuario rodeado de árboles. Podía
ver el vapor elevándose, así que probablemente eran los baños.
En
realidad, también había zonas de baño públicas en Melromarc. La gente de este
mundo parecía tomarse muy en serio la higiene personal. Pero cuando realmente
lo pensé, invocaban a héroes de Japón de forma regular. Con los héroes
contándoles sobre su cultura, tenía sentido que los hábitos de baño japoneses pudieran
ponerse de moda. Eso era conveniente para mí.
De
repente recordé todas esas veces enjuagándome con agua fría a la orilla del río
después de haber sido incriminado. Había recorrido un largo camino cuando lo
pensaba.
Mientras
recordaba, me quité la armadura y la ropa en lo que parecía ser el área de
vestir. La sirvienta me miraba fijamente, pero no dejé que me molestara. Estoy
seguro de que eso era parte del trabajo.
“Rafuuu…”
Raph-chan
parecía avergonzada. Se puso las manos sobre los ojos. Siempre tenía las
reacciones más lindas.
“Muy
bien. Vamos, Raph-chan” ‒ le dije.
“¡Rafuuuu!”
Si
tenía la oportunidad de bañarme, pensé que podría también tomarme mi tiempo y disfrutarlo.
Caminé hacia los baños. El vapor llenó completamente el aire. Podía distinguir
los contornos de varias figuras cuando miraba los baños. Dudé en decir gente,
porque las figuras eran enormes.
“¡Estamos
tan contentas de que hayas podido venir, Héroe del Escudo!”
Varias
chicas que probablemente pertenecían a hogares ricos salieron de la bañera e
hicieron todo lo posible por adoptar posturas seductoras.
“Deje
que nos encarguemos de lavar su cuerpo, Héroe del Escudo” ‒ dijo una de ellas.
“Siéntase
libre de elegir a quien más le guste de entre nosotras… y estaremos encantadas
de acompañarle de vuelta a su habitación” ‒ dijo otra.
Umm,
estaba bastante seguro de haber visto una o dos de ellas en el mercado de
esclavos de Zeltoble.
“¿Qué
le parece?” ‒ preguntó una de las chicas.
Sus
pechos rebotaban mientras caminaba, y un escalofrío corrió por mi espina
dorsal. ¡Me habían tendido una trampa! Claramente planeaban seducirme aquí y obligarme
hacer algo vulgar. Incluso si yo era el Héroe del Escudo, seguía siendo un
hombre. Alguien debe haber pensado que ver mujeres desnudas me excitaría y se le
ocurrió este plan.
Los
baños parecían un burdel. Estaban llenos de todo, desde mujeres de aspecto
normal hasta teriántropos masivos que eran al menos tan grandes como la forma
de orca de Sadina. Era como si yo fuera una especie de lascivo que se llevaría
a cualquier mujer a la que le pusiera las manos encima. O tal vez sólo
prepararon una gran variedad de mujeres y esperaban que una de ellas se
ajustara a mis preferencias.
“Lo
siento, pero no me interesa” ‒ dije.
Traté
de salir de la zona de baño, pero todas las mujeres salieron del agua y me
rodearon.
“¡Por
favor, no digas eso, Héroe del Escudo!”
“Aunque
piense que no le gustará al principio, estará en éxtasis antes de que se dé
cuenta. ¡Querrá más!”
¡Blech!
Los escalofríos… Me sentía mal. Hizo que mi piel se erizara. Quiero decir, Sadina
había dicho cosas que me hacían querer vomitar antes, pero esto estaba en un
nivel totalmente diferente. Me conformaría con Sadina un millón de veces antes
de tocar a una de estas putas. Al menos Sadina me daba a elegir. Siempre me
dejaba una ruta de escape. Incluso si decía cosas que me enfermaban, algo en su
actitud era reconfortante.
Nunca
pensé que diría algo así sobre Sadina. No tenía idea de lo absolutamente
repulsivo que era cuando alguien se tomaba en serio el tratar de seducirme. Y
ni siquiera a mí, sino al Héroe del Escudo. Incluso podría tener que revisar mi
opinión sobre Sadina, aunque sea ligeramente. Lo mismo ocurría con Atlas.
“¡Por
favor, elija, Héroe del Escudo! ¿Cuál de nosotras es la que más desea?”
“¡Quiero
dar a luz a su hijo, Héroe del Escudo!” ‒ exclamó una pequeña chica semi-humana.
Era
prácticamente una niña y decía cosas así. Me dio escalofríos en la columna
vertebral. Era como si Melty tratara de seducirme o algo así. Le habría dicho
que lo intentara de nuevo en otros diez años. Estoy seguro de que me habría
gritado.
“¡Dejen
de joder! ¡Fuera de aquí!” ‒ Grité.
Pero
las mujeres no se fueron. Se acercaban más a mí, paso a paso.
“¡Vamos,
chicas! Hagan lo mejor que puedan para seducir al Héroe del Escudo” ‒ dijo una
de las chicas.
De
repente, las mujeres me saltaron encima y yo dije tranquilamente el nombre de
una habilidad.
“Escudo
Estrella Fugaz”.
La
barrera del Escudo Estrella Fugaz se formó a mi alrededor y repelió a las
mujeres. El viejo de la tienda de armas me había salvado el cuello una vez más.
Nunca antes en mi vida había estado tan feliz de tener esta habilidad.
“Ugh…
¡Vamos, Héroe del Escudo! Vamos a divertirnos” ‒ dijo una de ellas.
“¡No,
gracias!” ‒ Grité.
“Oh,
¿en serio? ¡Vamos todas! Debemos romper este caparazón por el bien de nuestro
amado Héroe del Escudo” ‒ anunció.
“¡Sí!”
‒ gritaron al unísono.
“¡Qué
tal un no!” ‒ Grité.
Me
imaginé que los ignoraría e irrumpiría, empujándolos fuera del camino, pero los
refuerzos siguieron apareciendo hasta que la zona de baño estaba prácticamente
desbordada de mujeres. ¡Maldita sea! ¡Esto estaba mal! ¡Mis posibilidades de
escapar disminuían con cada segundo! Peor aún, ¡todas ellas empezaron a golpear
mi barrera en un intento de romperla!
¡Hablando
acerca de cómo no crear un ambiente!
Las mujeres estaban todas apiñadas alrededor de mi barrera defensiva y
golpeándola. Esto era una mierda aterradora de siguiente nivel. Tenía un
accesorio que añadía un efecto de contraataque a mi Escudo Estrella Fugaz, pero
sólo funcionaba en el mundo de Kizuna. Aún no había podido encontrar un
sustituto útil en este mundo.
“¡Raaaaawwwwrrrrr!”
¡¿Qué
demonios?! ¡Oye, elefante teriántropo!
¡Deja de intentar golpearme con todo tu peso, maldita sea! ¡Espera un
momento! ¡¿Esa cosa planeaba intentar acostarse conmigo también?!
Esta
barrera incluso había sido capaz de resistir uno de los ataques de la Tortuga Espiritual,
pero las mujeres continuaban a su alrededor, intentando destruirla.
“¡Mwahahahahaha!
Todo lo que tenemos que hacer es romper esta cosa y el Héroe del Escudo será
nuestro” ‒ gritó una de ellas.
“Grrrr…”
Mierda.
La barrera no mostraba signos de ruptura, pero todo el asunto seguía siendo
aterrador por una multitud de otras razones. Tenía que encontrar una forma de
salir de allí.
“Escudo
Portal”.
¡¿No
podía usar mi portal?! ¡¿Había alguien filtrado la información sobre cómo
interferir con nuestras habilidades de portal?! ¡No importaba! ¡Necesitaba
concentrarme en deshacerme de estas mujeres y salir de aquí! Probablemente
podría usar la barrera para repelerlas y forzar mi camino. Pero, ¿podría
realmente llegar hasta Raphtalia y las demás con un flujo interminable de
mujeres en mi retaguardia?
“¡Rafuuuu!”
Raph-chan
saltó sobre mi cabeza y empezó a chillar. Comenzó a enfocar su atención como si
estuviera recitando un conjuro mágico. Me preguntaba si sería posible hacer
magia cooperativa con Raph-chan. Si las cosas van bien, podría terminar
saliendo de este lío después de todo.
Concentré
mi atención en los chillidos de Raph-chan. No tenía ni idea de la clase de
magia que podíamos hacer. Pero dada la situación, cualquier cosa hubiera sido
mejor que quedarse sin hacer nada. Raph-chan y yo tejimos nuestra magia juntos
mientras continuaba caminando.
¿Oh?
Esas familiares piezas de rompecabezas de la magia cooperativa comenzaron a aparecer
poco a poco. ¡Bien hecho, Raph-chan! Venía de un mechón de pelo de Raphtalia,
así que su magia se parecía a la de Raphtalia. Estaba seguro de que podríamos
usar la misma magia cooperativa que Raphtalia y yo habíamos lanzado antes.
“¡Poder de dos, presta tu fuerza para
confundir al enemigo con una ilusión! Vuelve a hacer girar los hilos del
destino y convierte nuestra derrota en una victoria”.
“Rafu,
rafu, rafu…”
No
pude evitar sonreír cuando Raph-chan recitó su encantamiento. No sabía si era
porque Raph-chan era esencialmente un gran paquete de poder mágico o no, pero
el flujo de la magia se sentía aún más fuerte que cuando lancé el hechizo con
Raphtalia.
“¡Vena del Dragón! ¡Escuchen nuestra petición
y concédanla! ¡Como la fuente de tu poder, te lo imploramos! ¡Que el verdadero
camino se revele una vez más! ¡Muéstrale a nuestros enemigos una ilusión para
confundirlos!”
“¡El
Vacío es Forma!”
“¡Rafuuuuuuu!”
¡¿El
Vacío es Forma?! ¡Pensé que era La Forma es Vacío! Supongo que el significado
era esencialmente el mismo. Hicimos un hechizo que era casi el mismo, pero
diferente. Nuestra magia se extendió por toda la zona, afectando a todas las
mujeres. Casi parecían estar alucinando mientras tropezaban y luego estallaron
en un motín en un lugar diferente al que yo estaba.
“¡No,
espera! ¡Héroe del Escudo! ¡Ohhhh, eres un chico muy malo!” ‒ gritaban.
No
tenía idea de qué tipo de alucinaciones estaban viendo, pero empezaron a retorcerse
y a caer inconscientes, una por una. ¡De acuerdo! ¡Esta era nuestra oportunidad
de escapar!
“¡Rafu!”
En
ese momento, Raphtalia y los otros llegaron corriendo. Fue en el peor momento
posible.
“Recibí
una señal de socorro de Raph-chan, pero, umm…” ‒ La voz de Raphtalia se calló.
“Oh,
Dios mío” ‒ dijo Sadina.
Estaban
mirando a su alrededor y viendo la escena.
“¡Todas
parecen como si estuvieran diiviirtiiieeendose! ¿Estabas jugando con ellas, Aaaamoooo?”
‒ Preguntó Firo.
“¡Ugh!
¡Me ganaron en la recta final!” ‒ Atlas se lamentó.
“No
puedo creer que te acostaras con tantas chicas en una vez…” ‒ murmuró Fohl.
¿Él
en serio acaba de decir eso?
“¡Y
una mierda lo hice! ¡Deja de tener ideas tan ridículas! Raph-chan y yo hicimos
un poco de magia cooperativa y les hicimos ver una alucinación. ¡Ahora es
nuestra oportunidad de huir! ¡Vamos!” ‒ Grité.
“¡Eso
no será necesario!” ‒ Werner anunció mientras caminaba.
“Mis
más sinceras disculpas, Héroe del Escudo. ¡Llévense a estas mujeres de aquí de
una vez!” ‒ Gritó a sus lacayos, que luego comenzaron a llevarse a las mujeres
medio conscientes.
Ugh…
El lugar había empezado a apestar. Era difícil de describir, pero si tuviera
que decirlo, apestaba a mujeres. Quería salir de allí lo antes posible. De
repente recordé el trauma que había experimentado cuando Bruja me engañó.
“Héroe
del Escudo, por favor, perdónanos por este mal manejo” ‒ continuó Werner.
“¡Esto
está más allá de lo perdonable!” ‒ Grité.
“Este
es un servicio que los pasados Héroes del Escudo han disfrutado a través de las
generaciones. Asumimos que usted no sería diferente” ‒ contestó.
“¡Así
que por fin muestras tus verdaderos colores!” ‒ Grité.
Le
hice un gesto a Raphtalia y a los demás. Todos sacaron sus armas y se
prepararon para atacar. Pero Werner se quedó inmóvil con las manos a la
espalda, como diciendo que no tenía intención de luchar.
“Bueno,
bueno, bueno… Supongo que esto significa que el Héroe del Escudo es muy
exigente con sus mujeres” ‒ dijo una voz desde las sombras.
Y
entonces el león teriántropo de antes vino caminando. Werner miró al león y
luego frunció el ceño infelizmente.
“Jaralis,
elige tus palabras más sabiamente” ‒ dijo Werner.
Al
ser reprendido, el león que Werner había llamado Jaralis se encogió de hombros
y retrocedió. Pero seguía mirando a Fohl y a Atlas con una mirada de desprecio
en sus ojos. Fohl se dio cuenta de que los miraba fijamente y parecía
confundido. Yo había notado que la gente en Siltvelt miraba con envidia a los
demás sólo porque estaban bajo mi mando, así que él podía ocuparse de ello por
ahora. Quería volver a abordar lo que acababa de ocurrir antes de cambiar de
tema.
“¿Realmente
pensaste que dejaría que un montón de mujeres me sedujeran y luego haría
cualquier cosa con ellas?” ‒ Grité.
Desde
que me invocaron a este mundo, incluso el pensar en ese tipo de cosas hacía que
mi estómago doliera.
“Lo
siento mucho” ‒ dijo Werner.
Estaba
seguro de que él no sentía ningún remordimiento. En ese caso, lo usaría para
que aceptara mis demandas. Sí, me gustó esa idea.
“¡Si
quieres que pase por alto esto, entonces arregla el barco para Q'ten Lo ya!” ‒
Exigí.
“Me
temo que eso llevará más tiempo. Por favor, tenga paciencia con nosotros” ‒
respondió Werner.
“¿Realmente
necesitas más tiempo? ¡Habrá consecuencias si me mientes!” ‒ Grité.
“Realmente
es así” ‒ dijo.
Continué
interrogando a Werner por un tiempo, pero como un verdadero político, evitó
hábilmente hacer declaraciones concretas y se mantuvo firme en su posición.
“De
todos modos, vamos a usar mis habilidades de teletransportación para volver a
la aldea por ahora” ‒ dije.
“¡E-espere!
¡Eso sería un problema! Por favor, denos un poco más de tiempo” ‒ contestó.
“¿Por
qué quieres que me quede en el castillo?” ‒ Le pregunté.
“Sería
malo para la reputación del país que se fuera sin quedarse ni una sola noche” ‒
dijo.
Ah,
ahora tenía sentido. Los otros países habían dejado a Siltvelt a cargo de
hospedar y administrar el Héroe del Escudo. Si dejo el país porque me han enojado,
Siltvelt perdería su prestigio nacional.
“En
tal caso, no estaría claro si podríamos cumplir con su solicitud” ‒ continuó.
Tenía
la sensación de que lo que decía era razonable, pero aun así parecía
sospechoso. Qué fastidio.
“¡Entonces
no dejes que se corra la voz! ¡Sólo vamos a la aldea a dormir!” ‒ Dije.
“Umm,
Sr. Naofumi… ¿No cree que deberíamos darles una última oportunidad? De lo
contrario, nunca llegaremos a un acuerdo, y eso también sería un problema para
nosotros” ‒ dijo Raphtalia.
Werner
debe haberse dado cuenta de que yo no podría discutir con Raphtalia, porque una
mirada de alivio se extendió por su cara. ¡Maldita sea! Miré con ira a Sadina.
“Podemos
intentar llegar a Q'ten Lo sin la ayuda de Siltvelt, pero no hay garantía de
que podamos lograrlo” ‒ dijo.
¡Mierda!
¡Qué problema tan molesto!
“Bien”
‒ dije.
“Muy
bien. Pediré una votación para cumplir con su petición en una asamblea en un
futuro próximo. Haré todo lo que esté en mi mano para asegurar que reciba
nuestra ayuda, así que, por favor, calme su ira” ‒ contestó Werner.
¿En
un futuro próximo? ¿En una asamblea?
“¿En
qué clase de sistema engorroso funciona este país?” ‒ exclamé.
“Siltvelt
es supuestamente similar a lo que los héroes llaman una democracia. Los
representantes de las diferentes razas se reúnen y votan sobre los temas” ‒
explicó Sadina.
¡¿Una
democracia?! ¡Seguro que eligieron un sistema político molesto!
“En
el pasado, las opiniones de los hakuko y otras razas de élite tenían mucha
influencia política. Pero creo que eso cambió después de que la pérdida de una
guerra debilitó su posición” ‒ continuó ella.
Eso
significaba que Basura me estaba fastidiando incluso aquí en Siltvelt. ¡Dame un
respiro de una vez! Iba a pedirle a la reina que lo torturara cuando
volviéramos a Melromarc.
“¡Insensatez
absoluta! Las masas ignorantes pueden reunirse y discutir todo lo que quieran,
pero eso nunca será nada de valor” ‒ Murmuró Atlas.
¿Ella
no había estado alabando a Siltvelt antes? ¿Y, en cualquier caso, qué pasa con
ese comentario? Parecía una especie de dictador opresor.
“Está
bien, de acuerdo. Voy a dejar pasar esta. Pero quiero que se aseguren de que reciba
mi ayuda lo antes posible” ‒ dije.
“¡Por
supuesto! ¡Como desees, Héroe del Escudo!” ‒ Werner respondió.
Se
inclinó y luego abandonó la zona de baño. Después de eso, todos volvimos a mi
habitación. Bueno, Raphtalia y los otros tuvieron que quedar en espera en la
habitación de al lado para cumplir con las reglas de Siltvelt. Y así siguió la
noche.
Casi
olvido mencionar que Werner dijo que planeaban tener más mujeres esperándome en
mi habitación después de que regresara de mi baño. Recuerdo haber visto un
desfile de mujeres con aspecto decepcionado caminando por el pasillo cuando me
dirigí a mi habitación.
Delirios de Lord:
Jajaja. Que locura. La mayoría de los hombres soñarían con algo así.
Pero el pobre de Naofumi está traumado,
hasta el punto de haber despertado una serie maldita.