Traductor: Lord
Editor: Lord
15
Epílogo Atardecer
Dos
días después de que termináramos nuestra ocupación de la capital oriental…
Fui
a visitar a Shildina, que ahora era paciente del hospital oriental. Acababa de
recobrar el conocimiento. Me acompañaba Sadina, que venía valientemente a
visitar a su hermana, y el chico, quien estaba disfrazado para ocultar su cara
y su cola. El cristal de video con Firo del otro día había sido difundido por
todas partes, y la gente creía que el Emperador Celestial había sido condenado
a una muerte espeluznante. Honestamente, el odio hacia él se había acumulado
tanto que parecía ser la única manera de apaciguar la ira de la gente.
Raphtalia,
mientras tanto, estaba ocupada con sus nuevos deberes después de la transición
de poder, y Atlas estaba dirigiendo un grupo en la limpieza de nuestros últimos
enemigos. Firo se había ido a jugar, diciendo que se había hecho amiga de los
niños de la ciudad. Ren e Itsuki estaban entrenando con Rishia.
Shildina
lentamente abrió los ojos con un gemido y movió la cara para mirar a su
alrededor.
“¿Así
que finalmente volviste en sí?” ‒ Dije.
Shildina
nos vio a Sadina y a mí en la habitación y trató de sentarse, pero no estaba
completamente recuperada y volvió a caer sobre la cama.
“¡Shildina!”
‒ Cuando el chico gritó, Shildina miró un momento entre él y yo e inclinó la
cabeza.
“En
serio. Acabas de recobrar el conocimiento y has pensado, ¿qué? ¿Volverás a
pelear con nosotros?” ‒ Agité la cabeza, medio asombrado, mientras le
preguntaba a Shildina esto. Simplemente volteó la cara, como si no quisiera
hablar.
“Realmente
le diste algo absolutamente importante a una persona que apenas conociste ¿no
es así?” ‒ Yo pinché. Alguien con quien había compartido tragos, sólo una vez,
le dio un pedazo de su alma. ¿En qué estaba pensando? Yo ni siquiera había sido
capaz de ayudarla al final. Raphtalia había sido la que la había salvado.
“En
realidad no. Fuiste el primer hombre que conocí que me pareció muy agradable,
así que te di una carta con un trozo de mi alma dentro. Era algo a lo que pensaba
que nunca podría renunciar.” ‒ admitió.
“¿Pensaste
que era agradable… lo tomaré como algo por tu amor por la bebida, ¿es porque me
comí la fruta lucor?” ‒ Le pregunté. Shildina asintió.
“Me
encanta la gente que puede aguantar la bebida.”
“¡Maldita
sea! Ustedes par de hermanas, ¡reaccionaron casi de la misma manera!” ‒ Grité.
Un verdadero par de borrachas.
“Oh,
cielos.” ‒ dijo Shildina.
“Detén
eso también. Te pareces a la hermana que dices odiar tanto.” ‒ le dije. Eso la
hizo callar. En serio, por la forma en que hablaba sabía que ella la odiaba,
pero ¿por qué actuaban de la misma manera? ¿Tan fuerte era su conexión
sanguínea?
“Pensé
que eras amable. ¿Eso está mal? Se sentía como, bueno, el primer amor.”
“Y
de todas las personas, tenía que ser el Dios de Siltvelt, el que estaba detrás
del Emperador Celestial revolucionario. Eso es demasiado.” ‒ espeté. ¿Fue
extraño que yo fuera el que dijera eso?
“Pero
al final, eres el hombre de Sadina. Eso simplemente apesta.”
“Aguanta.
¡Cuántas veces debo decirte que no soy el hombre de Sadina!”
“Oh,
cielos.” ‒ Sadina, por supuesto, se tomó ese momento para tomar mi brazo.
“Lo
siento, pero las cosas no son así entre nosotros.” ‒ La empujé mientras
respondía.
“¡Vamos,
diviértete conmigo!”
“¡Deja
de hacer esto más difícil!” ‒ En serio, su hermana se crió con un increíble
complejo en torno a ella. ¡Ojalá dejara de jugar con eso!
Sin
embargo, Sadina miraba a Shildina con una sonrisa suave en su cara, como para
demostrar que sólo bromeaba con que no estábamos juntos.
“Si
eres mi hermana, no puedes rendirte tan fácilmente. Si te gusta Naofumi, entonces
necesitas ser más agresiva.” ‒ dijo.
“¡Basta
de bromas!”
“No
te rindas, hermanita. Al menos puedes convertirte en su amante. Puede que no
seas capaz de derrotar a Raphtalia o a Atlas, pero creo que podrías tomar
posición, digamos, frente a Firo.” ‒ sugirió Sadina.
“¿De
qué estás hablando ahora?” ‒ Grité. Atlas era una cosa, pero Raphtalia era como
mi hija. Ansiar a mi hija me convertiría en un pervertido. No es que estuviera
deseando a Atlas tampoco.
¡En
cualquier caso, no tenía planes para enamorarme o tener una familia en este
mundo!
¿Firo?
Firo tenía a Melty, aunque recientemente se habían presentado esos problemas
con un acosador que portaba una lanza.
“Si
sientes algo por el pequeño Naofumi, ¡tendrás que luchar contra mí! ¿O
simplemente vas a huir?” ‒ Ante las palabras de Sadina, Shildina estrechó las
cejas y puso una mirada desagradable. Parecía tener una amplia gama de
emociones negativas, eso es seguro. Su estado mental era muy parecido al de la
gente de la aldea que había sido maltratada. Considerando su edad, quería
ayudarla si podía. ‒ “No es divertido si te das por vencida.”
“Por
favor, no las provoques demasiado.” ‒ No pude aguantar suspirar. Sadina era una
persona muy considerada, generalmente, pero parecía que estaba teniendo
dificultades para encontrar la distancia adecuada de su hermana.
“Parecía
que te estuviste divirtiendo mucho en el bar esa noche. Todo lo que hicimos fue
jugar a un juego.” ‒ dije. En vez de responder, Shildina se volvió hacia un
lado, como si no quisiera hablar conmigo en absoluto. Supongo que no iba a ser
capaz de persuadirla después de todo. Liberarla de su retorcida familia no iba
a ser fácil. Sin embargo, todavía simpatizaba con ella.
Continué.
‒ “Tienes un terrible sentido de la orientación, pero si quieres volver a jugar
conmigo, ven a buscarme. ¿Estaría bien eso?” ‒ Parecía que le gustaban los
juegos de cartas, así que ese parecía ser el mejor enfoque. S’yne estaba de
guardia fuera de la habitación, y me enseñó unas cartas.
A
ella también le gustaban los juegos.
Ella
se solapaba un poco con Raphtalia para mí, al estar en una situación tan
terrible; ¿fue sólo mi ego lo que me hizo querer ayudarla? Tal vez no sería
capaz de hacerlo. Pero aun así quería intentarlo, si podía.
“Hay
algo más que debo decirte. Shildina, has sido relevada de tu posición como
sacerdotisa de la carnicería. Si lo quieres, puedes seguir siendo la
sacerdotisa miko del dragón del agua. Debo mencionar que Sadina no tiene
intención de volver al puesto de sacerdotisa miko del dragón de agua.” ‒
expliqué.
“Ciertamente.
Tengo alguna conexión con el Dragón del Agua, pero no quiero ese puesto de
nuevo.” ‒ coincidió Sadina. Al oír esto, Shildina me miró con total sorpresa.
“La
sacerdotisa de la carnicería es una posición importante también, pero no hay
necesidad de que alguien que la odia tanto la lleve a cabo. Se pueden contratar
verdugos si es necesario.” ‒ declaré. Todo ese sistema necesitaba algunos
cambios extensos. Alguien haciendo el trabajo sucio para mantener el poder del
Emperador Celestial era una idea aborresible. Si fuera necesario, debería ser
alguien que pudiera compartimentarlo como un simple trabajo. ‒ “¿O quieres
seguir haciéndolo? Si es así, no te detendré, ¿pero estás de acuerdo con eso?”
“Estoy
en el lado derrotado, ¿y aun así no me vas a ejecutar? ¿No estabas planeando
que Sadina me mate?” ‒ se preguntó Shildina. Ah, así que eso era lo que ella
había estado pensando.
“Por
supuesto que no, nada de eso. De todos modos, Shildina, ¿podrías contarme más
sobre esos dos, sobre nuestros padres? Me temo que ya no puedo aguantar más.” ‒
dijo Sadina. Estaba claramente agitada, chispeando con electricidad estática mientras
cuestionaba a Shildina. ‒ “¿Te gustaría venir conmigo, tal vez? Estoy planeando
ir a casa y esparcir un poco de absoluto terror. Necesito asustar a esos dos
para que se aseguren de que no vuelvan a hacer otra Shildina.” ‒ Los informes
indicaban que, como miembro de las fuerzas derrotadas, ya estaban haciendo
cambios desesperadamente. Una parte de mí quería ver las caras de estos idiotas
a los que incluso el Dragón del Agua había abandonado. Pero si yo seguía
adelante, Sadina probablemente destruiría la aldea y luego me presentaría a sus padres, así que no tenía planes de
unirme a ella.
“Si
no quieres quedarte aquí, ven con nosotros. Al igual que el chico de aquí, no
te trataremos mal.” ‒ le dije.
“¡Podemos
divertirnos mucho juntos, estoy seguro! Aunque, primero tengo que ir y hacer
que esos dos paguen por esforzarse tanto.” ‒ dijo Sadina, que aún sigue
hablando de ello, lo que indica lo enojada que estaba. Al ver la condición de
Shildina, estaba claro que habían estado haciendo cosas bastante retorcidas.
“Pero…
después de todo lo que he hecho…” ‒ Shildina miró al chico, tan arrepentida, y
luego miró hacia abajo.
“Shildina.”
‒ dijo el chico en voz baja.
“¿Cuál
es la relación entre ustedes dos?”
“E-ella
era alguien que me protegía, como una hermana mayor. Alguien diferente de los
que intentan usarme. Una amiga.” ‒ dijo, mirándome.
“Eso
está muy bien. Una amiga, dices.” ‒ le dije. No parecía que ella le tenía mucho
respeto, así que había una alta posibilidad de que el chico pensara en ello
como amistad. Shildina le miró, con sus ojos muy abiertos, sorprendida.
“Mi
señor Emperador Celestial. No solo no pude controlar al dios del pasado, sino
que me volví contra Lady Makina y los otros tan cercanos a ti, derrotándolos
con mis propias manos. No soy digna de esas palabras suyas.”
“Hmmm,
sobre eso. ¿Cuánto recuerdas de lo que pasó?” ‒ Le pregunté. Para ser honesto
al respecto, su fracaso y la posesión del Emperador Celestial del pasado habían
contribuido masivamente a que ocupáramos Q’ten Lo tan fácilmente.
“No
podía moverme, pero lo recuerdo todo. Me resistí, pero herí a muchos otros… a Lady
Makina, a los guardias…” ‒ Shildina apretó sus manos contra su cara, como si
tratara de refrenar la locura. ‒ “No puedo creer que Lady Makina dijera esas
cosas.”
“¿Qué
dijo ella? ¿Dijo algo antes de que llegáramos?” ‒ Le pregunté. Shildina asintió
ante mi pregunta.
“Cuando
intenté liberarme frente a Lady Makina, bajo el control de ese extraño patrón.
Cuando pensé que iba a morir…”
Su
historia decía que, justo antes de que llegáramos, Shildina -poseída por el
Emperador Celestial del pasado- había acorralado a Makina cuando los patrones
de su cuerpo la habían empujado hacia abajo y la habían hecho colapsar. Como ya
había estado resistiendo al Emperador Celestial del pasado, intentando evitar
que matase a Makina, Shildina se había quedado temporalmente sin poder moverse.
“En
serio.” ‒ había dicho Makina, eligiendo ese momento para escupir unas palabras
de veneno vil, pensando que había ganado. ‒ “¡así que esto es lo que se siente
al ser mordido por tu perro mascota! Si te hubieras quedado en tu lugar, te
habría mantenido aquí hasta la hora acordada. ¡Todas esas dulces palabras mías
que tan fácilmente creíste! Niña tonta e idiota. ¡Levantando la mano contra mí!
¿No hay límites para tu idiotez?” ‒ Otras figuras clave también se habían
burlado de la caída de Shildina. ‒ “Era tan difícil retener mi risa, verte
creer en mí, ¡hasta defenderme! ¡Confiaste en mí tan ciegamente, yendo a morir!
Qué juguetito tan maravilloso fuiste.” ‒ Riendo de las luchas de Shildina,
Makina había continuado. ‒ “¡Eso es todo! ¡Esa es la cara que quería ver! ¡Hahahaha!
¡Es tan gracioso que podría vomitar!” ‒ Makina había declarado
escalofriantemente ante la sorprendida Shildina después de otro ataque de risa,
alargó la mano, aún incapaz de creer que esto estaba ocurriendo. ‒ “Dicho esto,
no necesito un pez tonto que se atreva a enfrentarse a mí, que se atreva a
atacarme. ¡Entonces muere! ¡Eres tan sucia que quiero escupir!”
Llamando
a la orca Teriántropa Shildina un pez, ja, qué comediante.
Luego,
mientras intentó acabar con Shildina, su cuerpo había sido tomado por el
Emperador Celestial del pasado, y eso había pasado hasta cuando aparecimos.
“Qué
perra total. El solo hecho de escuchar la historia me enoja.” ‒ escupí. Luego
se mató por si sola y tuvo la audacia de tratar de tomar el cuerpo de Shildina.
Si hubiéramos llegado más tarde, podría haber tenido éxito y haber logrado
escapar.
Fue
como escuchar las hazañas de la propia Bruja. Ella realmente era otra persona,
¿verdad? Casi no podía creerlo, pero por supuesto la línea de tiempo no
coincidía en absoluto.
Supongo
que significaba que podías encontrar perras en cualquier parte.
Miré
al niño, con sus propios ojos abatidos, y puse una mano sobre su hombro.
“Ella
trató de huir, dejándote atrás, y nuestras investigaciones sugieren que estuvo
bastante involucrada en el asesinato del Emperador Celestial. No tienes que
sentirte mal por esto, aunque sé que es de poco consuelo.” ‒ le dije y miré a
Sadina.
“Quiero
decir, la recuerdo. Ella también fue muy desagradable conmigo. Me gustaría
saber más sobre estas ‘dulces palabras’ que supuestamente usó.” ‒ comentó Sadina.
“Me
he encontrado a alguien muy parecida a ella en el pasado. Ella debe haber
pensado que podía aprovecharse de la gente.” ‒ dije. Después de todo, Sadina
era una persona muy observadora, así que la perra venenosa debe haber pensado
que era demasiado arriesgado tratar de ponerla de su lado.
“Suenas
como si hablaras por experiencia.” ‒ me dijo Sadina.
“La
hermana de Melty tiene exactamente la misma personalidad.” ‒ admití.
“Ah,
ya veo.” ‒ Lo captó rápidamente, y luego me volví hacia Shildina y el chico. ‒
“Sólo puedo imaginarme el dolor en sus corazones, causado por el aprendizaje de
la verdadera naturaleza de alguien que era importante para ustedes. Sin
embargo, entiendo perfectamente lo que es que me engañen.” ‒ les dije. Después
de todo, me habían incriminado por un crimen que no cometí. Eso definitivamente
me hizo simpatizar con los sentimientos de haber sido engañado. ‒ “Si te hubo engañado
tanto tiempo, deberías oír cómo terminó y estar contenta. Dale un buen ‘toma
eso’, ¿sabes?” ‒ Quería encontrar a Bruja y darle el mismo trato.
“Después
de eso, ¿el Emperador Celestial que estaba dentro de ti misma terminó con ella?
¿Eso es correcto?” ‒ Le pregunté. Shildina asintió ante mis palabras.
“Cuando
la saqué por mí misma, cuando era mucho más joven, había intentado apoderarse
de mi cuerpo y matar a los ministros y a Lady Makina. Me las arreglé para retenerla
bajo control, y esa fue mi carta de triunfo. Pensando en ello ahora, ella
estaba tratando de decirme quiénes eran mis enemigos todo el tiempo.” ‒ explicó
Shildina.
“Así
que ese era tu peligroso último recurso, potencialmente causando que te
salieras de control.” ‒ supuse. Afortunadamente, ella también había demostrado
ser algo sagrado, intentando extraer el pus infectado de esta nación. Pensando
de nuevo en su lucha con Raphtalia, desde una perspectiva podría considerarse
una forma extrema de entrenamiento. Como si estuviera tratando de enseñarle a
su todavía inexperta nieta algunas habilidades útiles.
“Significa
que las enseñanzas del Emperador Celestial del pasado no fueron un error. El
chico no está tan preocupado porque la hayas matado, ¿verdad?” ‒ Dije.
“Sí.
Creía en Makina, pero al pensar en ello ahora, había muchas cosas extrañas.” ‒
admitió. Realmente parecía que el chico no sabía mucho, pero se esforzaba en
entender las cosas una vez que se le explicaban… la bruja Makina había pensado
que le estaba engañando, pero que él había tenido alguna idea de lo que estaba
pasando todo el tiempo. No tenía un lugar adonde ir ahora, así que tal vez lo
tomaría bajo mi ala y le enseñaría en mis tierras.
Podría
terminar siendo otra Raphtalia.
“Shildina,
no tienes que preocuparte. Mira hacia arriba. Q’ten Lo está a punto de cambiar,
para mejor. No queda nadie aquí que pueda hacer las cosas difíciles para ti.
Quiero que vivas tu vida libremente.” ‒ dijo el niño y luego me miró e inclinó
la cabeza.
“Tú
también pareces tener seguidores leales. Cualquier maldad pasada será pasada
por alto. Realmente quiero que vivas como te plazca.” ‒ le informé.
“Pero
aun así…”
“Dicho
esto, puede que te resulte difícil si no arreglamos tu sentido de la
orientación.” ‒ le dije.
“Oh,
cielos.” ‒ exclamó Sadina. Era leve, pero la expresión de Shildina parecía
haberse iluminado.
“Si
sólo has visto Q’ten Lo, puede que no tengas un sentido real de la escala de
las cosas. Ven con este chico e intenta vivir en mi pueblo y en mi país por un
tiempo. Puedes tomar las decisiones difíciles después de eso. Todavía habrá
tiempo.” ‒ continué.
“Muy
bien. ¿Quieres beber conmigo otra vez? ¿Y jugar a las cartas?”
“Sí,
hay mucha gente que ama los juegos en el pueblo. Todos jugarán contigo si les
enseñas. Por supuesto, yo también me uniré, si tengo tiempo.”
“De
acuerdo. Muy bien.” ‒ dijo Shildina, levantándose de las mantas. ¿Ya se había
recuperado? Entonces era dura, igual que Sadina.
“¿Cómo
debo llamarte entonces? ¿Hermanita? ¿O sólo Shildina? Ahora, pues, es hora de
hacer equipo con tu hermana mayor y de ir a castigar a los que empezaron todo
este lío.” ‒ anunció Sadina.
“¿Hah?”
‒ Con una expresión confusa en la cara, Shildina fue arrastrada por Sadina.
“¡Oh,
cielos!”
“Sí,
vayan a cortar las relaciones con sus estúpidos padres. No tengo planes de
dejar que esta nación perdone las políticas que tu clan ha estado siguiendo.” ‒
les dije.
“¡Entendido!
Volveremos antes de que te des cuenta, pequeño Naofumi. Queremos que vengas a
ver la aldea en la que nacimos también, cuando tengas tiempo.” ‒ Sadina
anunció.
“Claro,
claro.” ‒ Quizás un recorrido por el cráter humeante, después de que esas dos
demonios terminaran con ella.
“¡Oh!
¡Naofumi! ¡Oh, cielos! ¡Suéltame!” ‒ Shildina protestaba mucho mientras la
arrastraban, pero las dos parecían llevarse bien, con quizás demasiada magia zumbando
y chisporroteando entre ellas.
“¡Shildina!
Hagamos un concurso de bebida más tarde. Ah, tal vez necesitas estar un poco
borracha para que el ambiente fluya. Entonces, aquí hay algo que recomiendo.”
“¡Oh,
ciel… ¡glup, glup!” ‒ Sus voces se alejaban cada vez más, pero podía imaginarme
claramente a ambas, en sus transformaciones de bestias, riéndose juntas.
(NT:
Allá arriba en ‘ambiente fluya’ usan ‘Juice flow’ lo cual, según urban
dictionary, tiene una connotación sexual. Así que no sé si hablan del momento
en que vayan a la aldea, o de cuando estén jugando con Naofumi después. Pasó lo
mismo que con el ‘bottlenose’ de capítulos atrás)
“Correcto.
Hora de volver al castillo para nosotros.” ‒ le dije al chico.
“Sí.
Muchas gracias por todo.” ‒ me dijo.
“No
hay necesidad de estar tan tenso, chico. Hay un montón de niños en mi pueblo.
Te trataré como a ellos.” ‒ Volví al castillo, con el niño y S’yne a remolque.
El niño, al que le gustaba la muñeca que S’yne llevaba, causó la mayor
impresión durante el viaje de regreso charlando alegremente con ella.
***
La
mayoría de los ajustes habían sido completados, y yo estaba en la terraza más
alta del castillo, con vistas a la ciudad vieja con Raphtalia. S’yne y los
otros estaban todos dentro, descansando a su manera.
Finalmente,
tuve la oportunidad de hablar a solas con Raphtalia.
La
puesta de sol se veía especialmente bella, quizás porque el aire era tan limpio.
La
ciudad estaba organizando lo que parecía ser una fiesta, una vez más, por
nuestra victoria en la batalla y por derrotar a las fuerzas del Emperador
Celestial. A estos tipos les gustaba mucho celebrar.
“Uf.
Finalmente hemos terminado con este molesto conflicto.” ‒ suspiré.
“Sí,
Sr. Naofumi, la batalla ha terminado, pero ¿qué piensa hacer ahora?”
“¿Eh?
Estoy planeando dejar el país a Raluva y a los otros líderes de la revolución
de este lado y volver directamente a la aldea. Hemos acabado casi completamente
las fuerzas del niño Emperador Celestial, así que no deberían tener problemas
mayores ahora.” ‒ El equipo derrotado seguía causando alboroto ocasional, pero
eran pocos en número. Con la presencia del reloj de arena del dragón, Raphtalia
podía mostrar su cara cuando la necesitaran, y el país podía gobernarse a sí
mismo el resto del tiempo.
“Uf.
Todo esto fue un gran alboroto.” ‒ comentó.
“¿No
estás contenta? Has aprendido mucho sobre tus padres. Por no hablar de llegar a
ser una verdadera reina, con trono y todo eso.” ‒ le dije. No había nadie que
pudiera asaltar la posición de Raphtalia ahora. Se había convertido en la
máxima representante de Q’ten Lo, una tierra que incluso Siltvelt había dudado
en tratar de tomar.
Reflexionando
sobre la cadena de acontecimientos, fue realmente una historia de éxito. Había
pasado de ser una simple chica de pueblo a ser la reina de todo un país.
“Quiero
aprender más sobre el país en el que vivían mis padres. Pero sin embargo, no
necesito ser el Emperador Celestial de Q’ten Lo. Siendo una chica de esa aldea,
la aldea donde todos viven, y luchando como su espada, Sr. Naofumi… eso es
suficiente para mí. Sólo siendo Raphtalia.”
“No
deseas poder, ¿verdad?” ‒ Le pregunté.
“Es
usted quien debe hablar, Sr. Naofumi. ¡Usted es el dios de Siltvelt!” ‒ Sí,
buen punto. Yo tampoco deseaba poder. Hice uso de todo lo que pude y no tenía
la menor intención de convertirme en el rey de Siltvelt.
Raphtalia
se sentó en el alféizar y miró la puesta de sol.
“Viniendo
a Q’ten Lo, he aprendido todo tipo de técnicas y maneras de usar mi fuerza. No
puedo evitar sentir que necesito hacerme más fuerte, mucho más fuerte, para
poder sobrevivir a las batallas futuras.” ‒ supuso.
“Sí,
lo sé.” ‒ suspiré. Cuando lo pensaba ahora, Raphtalia parecía haberse hecho más
fuerte a través de esta batalla. ‒
“Además, como dijo Sadina, ahora por fin puedo hacer que te pongas ese traje
de miko sin más problemas.” ‒ Mientras hinchaba alegremente el pecho, Raphtalia
casi se cae del alféizar, y apenas alcancé para agarrarla. ¡Caer desde esa
altura no sería agradable!
“Después
de todo esto, ¿eso es lo que le preocupa?” ‒ jadeó.
“¡Es
muy importante! Es el traje que mejor se adapta a ti, Raphtalia.” ‒ Poner a
Raphtalia en ese traje había sido el comienzo de todo esto, pero al final pensé
que las cosas habían salido bastante bien. Habíamos castigado a la escoria que
simplemente había visto sufrir a Raphtalia y como resultado salvamos a Q’ten Lo
de su corrupción enconada. El pariente de Raphtalia y Shildina parecían, por el
momento, estar yendo también en una dirección mejor.
“Bueno,
eso significa… je, je, je… que ahora tanto Siltvelt como Q’ten Lo me
pertenecen.” ‒ Dije.
“No,
eso tampoco es lo que quiero decir.” ‒ gimió ella. Sí, ya lo sabía. Pero aunque
no fuéramos a convertirnos en señores supremos, habíamos creado conexiones en
Siltvelt y Q’ten Lo. Cuando se tratara de una crisis, podíamos pedirles
cooperación. ‒ “En serio, Sr. Naofumi. Empujas tan fuerte, tan rápido, que es
realmente difícil seguirte el ritmo.”
“Ese
es un gran cumplido.”
“Me
estoy cansando de tener que corregirlo. Es suficiente por ahora.”
La
puesta de sol era realmente hermosa. Pensando en eso, continuamos viendo la
puesta de sol.
“De
todos modos, echemos un vistazo más tarde a las posesiones de tus padres,
Raphtalia. Sus recuerdos, baratijas. Tú también quieres echar un vistazo,
¿verdad?”
“Sí.
Sadina y otros de Q’ten Lo me han contado historias, pero ahora quiero saber más
de mis padres por mí misma.”
“Entonces
tomémonos un pequeño descanso. Todo ha sido una locura, así que este parece el
momento perfecto para descansar un poco. Aquí también hay aguas termales.”
“Si
puedo descansar con usted, Sr. Naofumi, entonces estoy feliz de hacerlo.” ‒ Los
pétalos de las luminarias Sakura entraron suavemente en la habitación. El
castillo en sí estaba hecho con madera de luminarias sakura, y a veces parecía
resplandecer de un suave color rosa en respuesta a Raphtalia.
“¡Aaaaaamoooooo!
¡Haz tu comida especial para mí!” ‒ Otra molestia ruidosa regresó. Pero hice
esa promesa.
“Oye,
Sr. Naofumi. Firo tiene un trabajo para usted. Haz su comida especial para ella
hoy, por favor.”
“Está
bien, está bien. Lo haré para celebrar que Raphtalia finalmente pueda usar el
traje de miko sin problemas.”
“¡¿Por
qué vuelve a mencionar eso?!”
Con
eso, salimos de la habitación. Al hacerlo, vislumbré algo, pero tenía que ser
un truco de la puesta de sol. Por un momento, me pareció ver a un hombre que se
parecía a Raphtalia, y a una mujer de aspecto amable que también se parecía mucho
a ella, ondeando su mano suavemente mientras ella se iba.
Luego,
dirigiéndome hacia la cocina para cocinar para todos, empecé a bajar las
escaleras, arrastrando a Raphtalia.
Delirios de Lord:
Finalizamos el volumen 14.
Por fin, ya Raphtalia puede usar el traje.
Sólo se tuvo que derrocar un gobierno, nada más.
¿Qué tal les pareció el volumen?
Siento que debido a mis apuros y falta de atención,
Siento que debido a mis apuros y falta de atención,
debí cometer varios errores de traducción a lo largo de este volumen
(más de lo normal) Pero ya está hecho xD Disfruten la lecutra
Antes de que empiece a preguntar, no sé para cuándo el PDF e.e