Traductor: Lord
Editor: Lord
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El Estado de los Asuntos dentro de la Familia Spada
"Es
bueno tenerte de vuelta, Charl." ‒ Nell le dio la bienvenida a la tercera
princesa de Spada después de haber pasado un mes bajo arresto domiciliario por
el propio rey.
"¡¡Nell!!
¡¡Te he echado mucho de menos!!" ‒ Charlotte saltó al voluminoso pecho de
Nell con la fuerza de un perro solitario que no ha visto a su amo desde hace
mucho tiempo y que finalmente se ha reunido con él. Ella saltó a esas colinas
gemelas generosas que le faltaban a la amiga más pequeña.
"Acabo
de darme cuenta, pero parece que estás mejor ahora, Nell. Espera, no sólo eso,
has crecido, ¿no?" ‒ Y para confirmar su crecimiento, Charlotte sintió que
esas tetas merecían una buena caricia. Y que grandes eran. Las pequeñas manos
de Charlotte no podrían ahuecarlas en su totalidad. Así que han crecido aún
más, ¿no? Estoy tan celosa… Charlotte
gemía internamente, pero en primer lugar, Charlotte dijo que su amiga había
crecido con el doble significado de que ahora emanaba un aire más maduro que la
última vez que la vio.
Antes
de su crisis nerviosa, eso es. Nell parecía haber caído en una profunda
depresión antes de que Charlotte fuera castigada, pero la chica de enfrente
parecía estar en plena forma.
"Sí,
ahora estoy bien, como puedes ver." ‒ Nell le dijo con una sonrisa ‒
"Siento haberte hecho preocupar, Charl".
"¡Oye,
todo está bien mientras estés mejor!" ‒ Charlotte la tranquilizó. Luego,
con una sonrisa sabia ‒ "Lo sé. Iskia debe haber sido un gran obstáculo
para ti. Pero saliste de ello como una mejor persona, y eso es todo lo que
importa".
Ella
no sabía exactamente qué causó realmente este cambio en su amiga alada, pero no
quería entrometerse. Tampoco se entrometería en el tamaño del sostén que la
bien dotada princesa llevaba actualmente, aunque podía sentir claramente que se
habían hecho más grandes.
"Bienvenida
de nuevo, Charl. Tú misma te ves más o menos igual que siempre." ‒ Safiel
dijo eso naturalmente mientras fue detrás de Charlotte para tocar su trasero.
Un acto amistoso de toqueteo femenino, por así decirlo. ‒ "Pero parece que
estos bollos han crecido un poco."
"¡Oye,
cuidado!" ‒ Charlotte gritó mientras saltaba al aire como una gata
asustada. Los ojos de Safiel, con su Mirada Amatista y sus anteojos, dejaron
ver una chispa a sus amigos por la sobrerreacción que tanto extrañó el mes
pasado.
"El
rey debe haberte hecho pasar por dificultades." ‒ Safiel comentó en tono
divertido.
"¡No
me lo recuerdes! ¡Pensé que iba a morir, tantas veces!" ‒ Tanto mental como
físicamente, quiso decir Charlotte.
Cada
nalgada del hombre más fuerte de Spada, el conocido como el Rey de la Espada,
dolía como no tenías ni idea. Duelen mucho. Charlotte apenas pudo mantener la
cordura durante el calvario. El castigo y la tortura demostraron que el rey aún
mantenía una gran precisión en su técnica, ya que no dejaba que su hija cayera
inconsciente mientras maximizaba el dolor.
"Ugh.
Fue tan horrible…" ‒ Charlotte recordó ‒ "Pensé que preferiría morir
muchas veces… siempre me escocía, y fue tan vergonzoso… que en algún momento él
entró en un ritmo, fue tan jodido…".
El
castigo de Charlotte, días tras días de azotes agonizantes que se acumularon en
un total de 7.010 azotes, le había dejado un profundo trauma. Temblaba como
lágrimas acumulándose en sus ojos ante el mero pensamiento.
Los
ojos de Safiel se abrieron de par en par al escuchar eso. Tenía muchas ganas de
verlo.
"¡Te
ves bien para mí!"
"¡No
estoy bien para nada, idiota!"
Kai
había venido y había descartado por completo el dolor y la resistencia de
Charlotte, lo que la enfureció mucho. Kai a menudo era agredido por parte de
sus propios padres, por lo que él pensó que sólo salió con un castigo menor.
Charlotte no quería lidiar con esta idiotez.
Aunque
ese no fue el final de sus frustraciones.
"¡Nero,
qué pasa!" ‒ Ella gritó ‒ "Por fin he vuelto después de tanto tiempo,
¡lo menos que puedes hacer es poner una sonrisa! ¡¿Cómo es que te ves enfadado
conmigo?!"
"Tú
sabes muy bien por qué. Es por tu culpa que tenemos que hacer la misión de
emergencia ahora". ‒ La cara de Nero parecía decir que ella era un grano
en el culo.
Charlotte
estaba acostumbrada a la actitud del príncipe extranjero, pero esta vez no pudo
evitar sentirse molesta. ¿Por qué no
puedes pensar en mis sentimientos por una vez? Quería quejarse, pero se lo
tragó antes de que se le saliera de la punta de la lengua.
"Oh,
cállate." ‒ dijo Charlotte suspirando. ‒ "Tú también querías tomarla".
"No,
de verdad que no." ‒ dijo Nero con firmeza. ‒ "Pero la votación está
hecha, así que..."
Charlotte,
el último miembro de [Wing Road], había votado a favor de aceptar la misión de
emergencia. Nero y Safiel habían votado en contra, y Nell, Kai y ahora
Charlotte estaban a favor. Lo que significa que [Wing Road] se enfrentaría a la
misión titulada Únete a Gladiador en la Guerra por Spada. Esto cambió la
tendencia opuesta a las intenciones de Nero, pero…
"…
Averigüemos qué tan dura es esta guerra."
"¡Muy
bien! ¡¡Estoy deseando ir!!" ‒ Alentó Kai, y mientras observaba a su amigo
de mente simple, Nero se dirigió al apremiante asunto…
"¿Cómo
va a funcionar esto?" ‒ Le preguntó a Charlotte. ‒ "¿Van a permitirte
hacer esto?"
Charlotte
era una princesa primero, aventurera después. Y al igual que el hermano y la
hermana Elrod, era probable que a ella también se le prohibiera participar en
cualquier guerra.
"Está
bien" ‒ dijo la chica pelirroja distante ‒ "Padre también lo hizo en
su día".
Érase
una vez, cuando Leonhart era todavía el segundo príncipe de Spada, se había
zambullido en el campo de batalla sin el permiso de su propio padre, el Rey. No
lo había hecho una vez, sino dos veces. Dos cargas, sin remordimientos.
La
primera fue cuando el Rey Dragón Garvinal marchó con su ejército a la tierra de
Spada en lo que más tarde se conocería como la Segunda Invasión de Gallahad.
Leonhart, que entonces tenía 13 años, se había saltado su ceremonia de entrada
en la Academia Real de Spada y había corrido todo el camino hasta la fortaleza
de la montaña de Gallahad para unirse a la lucha.
La
segunda vez fue cuando muchos de los clanes de bestias del sur de Pandora
formaron una alianza y atacaron Fahren, un estado vecino. Esto ni siquiera era
una guerra por Spada, pero el joven príncipe había usado su estatus de
aventurero para participar de todas formas. Para entonces ya tenía 18 años, y
esta vez se había saltado la ceremonia de graduación de su academia para unirse
al frente de guerra.
(NT:
Imagino que Scallop cambió Fauren por Fahren)
Pero
incluso ese ingobernable príncipe era ahora un respetado rey de Spada. Muchos
dicen que se había calmado con la edad.
"Sabes,
lo he pensado mucho." ‒ Charlotte dijo solemnemente. ‒ "El castigo de
mi padre fue duro, pero realmente abofeteó la realidad en mi cara".
"¿No
querrás decir, en el culo?"
"¡Cállate,
Safi!"
Aparte
de eso, Charlotte realmente lo pensó a su manera, y aunque se sintió un poco
avergonzada, decidió abrirse a sus amigos.
"Creo
que mi padre me está poniendo a prueba."
Y
no, no quiso decir eso en el sentido de que él quería que reflexionara sobre su
fracaso en Iskia.
"Si
no voy ahora, si me quedo como se supone que debo… no habrá una segunda
oportunidad."
Lo
que no era malo, al menos para el país, ya que ser gentil y mansa puede decirse
que son los atributos deseados para una princesa.
"Si
hay algo que no quiero ser, es una princesita débil que se sienta protegida en
el castillo. ¡No me dejaré convertir en una herramienta para un matrimonio
político!"
Charlotte,
como se ha mencionado, era la tercera princesa de Spada. Lo que implica que
tenía dos hermanas mayores.
Pero
ninguna de ellas estaba en Spada. Su hermana mayor estaba en Fahren, y la
hermana del medio en Rune.
Entre
la nobleza, la persona que Charlotte más respetaba después de su padre, era su
hermana mayor. Ella era su heroína.
La
primera princesa era fuerte. Charlotte creía que su hermana mayor era mucho más
fuerte que ella, incluso cuando tenía la misma edad que ella. Era el muro de un
modelo a seguir, moviendo grandes y voluminosas espadas en una mano como si no
fuera nada, la viva imagen de su padre en su juventud.
Aunque,
ella tenía un poco de sangre caliente; su espada se movería antes que nada. Sin
embargo, estaba llena hasta el borde de integridad y empatía por el pueblo. Era
cosmopolita y de mente amplia, un rasgo que faltaba en muchas jóvenes nobles, y
era amada por ello.
La
joven Charlotte siempre había admirado a esta fuerte hermana mayor que forjó su
propio camino en la vida. Se podría decir que su personalidad actual está
directamente influenciada por esto. Ella, por supuesto, no podía compararse con
la primera princesa en términos de tener su propio camino.
A
pesar de todo eso, su hermana, con su espíritu y voluntad indomables, había sido
retenida por su matrimonio. Su compañero iba a ser el príncipe de Fahren. Un
elfo oscuro, naturalmente.
La
primera princesa no tenía propensión a discriminar por raza. Ella simplemente
no podía aceptar que se la utilizara como instrumento político para reforzar la
unidad entre las naciones. No había tenido un amante en ese momento, pero
odiaba la premisa de que no se le permitiría elegir a su pareja en matrimonio,
lo que quizás sería el mayor acontecimiento de su vida.
Enfurecida
por el hecho de haber sido comprometida con un hombre que ni siquiera había
conocido, la primera princesa había tomado su espada para desafiar a su padre,
el rey Leonhart, en un día pacífico en el que supuestamente el rey estaba
cumpliendo con sus obligaciones diarias.
Sin
embargo, resultó que Leonhart había estado esperando tranquilamente a su hija
para actuar, en su propia mano estaba la legendaria espada que sólo se le
permitía portar a un verdadero rey de Spada.
Este
duelo dentro de la sala del trono entre padre e hija sería grabado para siempre
dentro de los tomos de la historia de Spada.
En
cuanto al resultado, no es necesario decirlo, ya que los acontecimientos que
siguieron fueron tales que la primera princesa de hecho se casó con el príncipe de Fahren. Había perdido el duelo
y se había doblegado a la voluntad del vencedor. Era una spadiana en corazón y
alma, y por ello no ofreció ninguna queja por resolver los asuntos de esa
manera.
Charlotte
seguía sintiendo pena por el dolor y el pesar de su hermana, que seguramente se
había tragado su orgullo. No pudo atreverse a mirar a los ojos de su hermana en
la ceremonia de matrimonio donde seguramente se había forzado a sonreír.
Su
marido no era ni mucho menos el tipo de hombre fuerte que su hermana aprobaría.
Era pequeño, y tenía una delicada figura femenina. Y su hermana, que era su
futura esposa, había sonreído, reído y actuado como si fuera el día más feliz
de su vida. Al menos, eso es lo que la joven Charlotte creía. Y esto la hirió
hasta el infinito.
Este
acto continúa incluso ahora,
seguramente para mantener relaciones amistosas entre Spada y Fahren. Una vez al
año, la princesa mayor visitaba su casa, y con una botella de buen vino spadiano
en la mano, les contaba a todos su satisfactoria vida de casada. Ella agarraba
a sus hermanos menores, el primer príncipe Eisenhart y el segundo príncipe
Wilhart, por el pescuezo de sus cuellos, y pasaba la noche fanfarroneando.
Charlotte
se entristecía de que su hermana siguiera siendo la misma, una mujer que hacía
todo lo posible para que su familia no se preocupara por ella. ¿También sería
así algún día? ¡No, ella se negaba a tener tal fin!
O
al menos, su segunda hermana, la segunda princesa lo hizo.
La
segunda princesa, en completo contraste con la primera, era una chica
tranquila. Al igual que Wilhart, la hermana mayor no tenía talento para las
artes marciales o mágicas. Era una joven estudiosa, refinada y bien educada,
todos los rasgos ideales de una princesa.
Charlotte
no era muy cercana a su plácida hermana. Tenían personalidades tan contrastadas
que Charlotte se había preocupado de cómo empezar una conversación. Y como tal,
nunca hablaron mucho. La joven Charlotte la veía de vez en cuando, leyendo en
silencio un libro dentro de los archivos del castillo.
Ella
había pensado que esta hermana, siendo la bien educada princesa que era, no
lucharía en contra de su propio compromiso con algún noble extranjero, pero la
realidad fue muy diferente.
¿¡La Segunda
Princesa de Spada se ha Fugado con un Noble Noble de Rune!? fue el titular de la primera
página de todos los periódicos de ese día. Y este título no era mentira.
Fue
a la luz de este incidente que Charlotte, por primera vez, sintió que entendía
a su segunda hermana mayor. Ella la entendía muy bien, ya que también tenía a
una persona en su corazón. Y ella la respetaba por ello, por la voluntad de
usar cualquier medio por amor.
Afortunadamente,
Leonhart mostró tolerancia por la descaro de su segunda hija y aceptó
tácitamente el acuerdo. La princesa del medio también visitaba su casa de vez
en cuando, y también hablaba de su vida feliz.
Charlotte,
la tercera princesa, había sido testigo de las vidas divergentes de sus
hermanas mayores, y se había construido a su imagen. Ella sería fuerte como su
hermana mayor y también tendría amor verdadero como su segunda hermana. Como
tal, seguramente alcanzaría la mayor felicidad.
"¡Por
eso necesito ser aún más fuerte!" ‒ proclamó Charlotte. ‒ "¡Tallaré
mi propia leyenda en esta guerra y haré que mi padre reconozca mi fuerza!"
Tanto
Nero como Nell conocían la situación de las hermanas mayores de Charlotte, y
comprendieron la cantidad de resolución que su amiga tuvo que haber reunido
para hacer esta proclamación. De hecho, como amigos de infancia, los hermanos
Elrod también tenían buenos recuerdos de esas hermanas, y por eso creían que
Charlotte, que admiraba mucho a ambas, no había escogido sus palabras de
improviso, ni en rebelión infantil.
"Te
estás emocionando demasiado, Charl." ‒ Dijo Nero con un tono ligeramente
exasperado. ‒ "Seguimos siendo un equipo, ¿recuerdas? Hagamos lo que
siempre hacemos y todo saldrá bien. No te fuerces a ti misma".
"Mm…"
‒ Charlotte asintió mansamente. Se sonrojó levemente al sentir el genuino
cuidado de Nero a pesar de sus perezosas palabras. ‒ "Gracias, Nero."
"Ejem," ‒ tosió Safiel ‒ "ahora
que está decidido, sugiero que empecemos."
Safiel
era nigromante, una clase especializada que requiere mucha más preparación que
la mayoría. De ahí su llamada a apresurar las cosas. Mientras que un guerrero o
un espadachín puede necesitar afilar sus armas, ella necesitaría realizar un
meticuloso y largo mantenimiento a sus sirvientes no-muertos, decenas si no
cientos de ellos.
"Jeje" ‒ se rió Kai ‒ "tienes
toda la maldita razón en eso… Lo sé, iré a buscar a Kurono y tendré un combate".
"Asegúrate
de evitar ser noqueado por un solo golpe en el estómago ahora." ‒ Safiel
se burló.
"¡Puedes
apostar a que no seré noqueado! ¡Lo recibiré de pie esta vez!"
"¿Así
que vamos a partir de la premisa de que te va a golpear de nuevo?" ‒ Esto es demasiado estúpido, incluso para mí,
Safiel suspiró, y los dos se fueron del comedor.
"Bien,"
‒ dijo Nero mientras los despedía ‒ "así que supongo que iré al gremio a
aceptar formalmente la misión."
"Fufun~" ‒ Charlotte tarareó ‒
"Voy contigo".
"No,
gracias". ‒ Dijo Nero, no porque no quisiera, pero no vio ninguna razón en
ello. Sin embargo, Charlotte se sintió descorazonada por el frío rechazo, y su
expresión se transformó en un ceño fruncido que estaba justo en el ángulo
correcto que Nero no notaría.
"Onii-sama"
‒ dijo Nell por consideración ‒ "por favor, ve con Charl esta vez. No te ha visto en todo un mes, así que estoy
segura de que tiene mucho de qué hablar".
"¿N-Nell?"
‒ Charlotte se puso nerviosa.
"Haah" ‒ suspiró Nero ‒ "de
acuerdo, lo haré".
"Espera,
no te hagas una idea equivocada, ¿de acuerdo?" ‒ Charlotte gritó
desesperadamente. ‒ "No me sentía sola ni nada, así que no me
malinterpreten."
"Uh,
sí, bueno, fuimos a muchas misiones sin ella. Se lo contaré todo".
"¡E-e-e-eso
es! ¡Quiero oír hablar de las misiones! ¡Sólo eso!"
Charlotte,
que seguía poniendo excusas frenéticas que sólo ella conocía, y Nero, que no
estaba realmente molesto por las excentricidades de su amiga de la infancia en
este momento, parecían llevarse bien como de costumbre, ya que dejaron sus
asientos y salieron juntos.
"Mi
hermano puede ser tan denso a veces." ‒ Nell se dijo a sí misma con un
suspiro. Ella era la única que quedaba y también se levantó para irse. ‒
"Bueno, buena suerte, Charl."
Ella
no necesitaría devolver las vajillas de 4 personas que habían sido dejadas
allí, ya que los camareros eran los encargados de ese trabajo. Así que, sin
nada más que hacer allí, Nell estaba a punto de irse…
"Buenas
tardes, princesa". ‒ Alguien, una voz un tanto familiar, la llamó por
detrás. Sentía que debía reconocer quién era, pero no podía ubicarlo.
Esta
extraña desconexión se debió al hecho de que, en sus recuerdos, esta voz tenía
un tono de voz mucho más infantil.
"…
¿Lily, -san?" ‒ Se dio la vuelta para encontrar la hada con la que tenía
una profunda historia. La mujer diabólica que había perseguido sus pesadillas
por quién sabe cuánto tiempo.
"¿Me
permite un poco de su tiempo? Tengo algo que discutir". ‒ Dijo la hada
que, por fuera, no se veía diferente de la adorable niña que se había
convertido en un espectáculo famoso en la academia.
Pero
su comportamiento actual no mostraba nada de esa pureza e inocencia. Viendo
esto, Nell concluyó que todo era un acto, que esto, justo frente a ella, era su
verdadera naturaleza retorcida.
"Por
supuesto. Por favor, adelante." ‒ Nell hablaba normalmente, con su
dignidad de princesa, pero podía sentir que su expresión se había vuelto fría.
Esto
ciertamente no se debió al miedo. Porque ya no era débil. No, esta era Nell
enfrentándose a su peor enemigo, con la vigilancia entrenada de un aventurero
experimentado.
"Gracias."
Dos
miradas se cruzaron en silencio. La hada sospechosa de verde esmeralda y el
azul hielo de la princesa.
"Pero
no aquí" ‒ dijo Lily. ‒ "Hablemos en un lugar donde podamos estar solas,
¿sí?"
"Claro,
si tienes algún lugar en particular, por favor, muéstrame el camino."
Para
los espectadores, la princesa de Avalon y la alegre pequeña hada habían
abandonado juntas el comedor de la academia.
Pero
en lo que respecta a Nell, su enemiga, Lily, que finalmente había mostrado sus
verdaderos colores, había provocado un duelo implícito. Y ella lo había
aceptado intrépidamente.
Delirios de Lord:
Dicen que masajear dichas zonas hace que crezcan.
¡Le crecieron las nalga de tantos golpes! jajaja.