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9 ago 2018

Tate No Yuusha Vol 08 Cap 18

Autor: Aneko Yusagi

Traductor: Lord


Editor: Lord




18 Epílogo Juntos de Nuevo

Volvimos al castillo del país al que Kizuna llamaba hogar y esperamos a que regresaran los demás. No tardó mucho en llegar la noticia de que habían vuelto.

"Vale, pero Cristal, sabes lo que intento decir, ¿verdad?"

"Oh. Um..."

Cristal estaba sentada al estilo de seiza y, aparentemente, Kizuna le daba un sermón. L’Arc y Therese estaban arrodillados detrás de ella. Parecía que todo el mundo estaba en problemas.

"¿Qué está pasando?"

"¿Hm? ¿Recuerdas lo que oímos sobre las olas hace poco? Estoy un poco molesta con Cristal por haber saltado sin más e ido a tu mundo para tratar de matarte" ‒ dijo Kizuna, cruzando los brazos.

"Kizuna, no es tan simple. Sentí que tenía que hacerlo por el bien del mundo..."

"Por supuesto que lo hiciste. Escuchaste una leyenda, asumiste que era verdad, te deslizaste a través de las grietas dimensionales durante una ola, e intentaste matar a los héroes que encontraste. ¿Es eso cierto?"


"Sí..."

Apenas podía creer lo que veían mis ojos. La severa y seria como una samurai Cristal bajó su mirada hacia el suelo avergonzada. Sabía que ella y Kizuna eran cercanas, pero parecía que Kizuna era el jefe.

"Kizuna. Sé cómo te sientes, pero ¿no quieres oír nuestra versión de la historia? ¿Eh?" ‒ preguntó L’Arc.

"Sí, sólo tratábamos de proteger este mundo que tanto aprecias..." ‒ interrumpió Therese.

Kizuna no estaba impresionada. Ella entrecerró los ojos y ladró ‒ "Bien, pues, respóndanme esto. ¿Pueden pensar en un momento en que las armas vasallas de otro mundo vinieron a través de las olas para matar a los héroes aquí?"

"Bueno, um..."

"¿No pueden responderme?" ‒ Soltó Kizuna. Todo el mundo apartó la vista.

Podrían haber mentido. Pero se conocían lo suficientemente bien como para no salirse con la suya. Cristal en particular parecía ser una mentirosa terrible.

"No, no, no puedo pensar en el tiempo pasado. No en este país ni en otro, aunque no tenemos conocimiento de lo que suceda en otras tierras".

Basándome en lo que había aprendido en este nuevo mundo, sentía que era probable que quienquiera que estuviera en el mundo al otro lado de las grietas de las olas era responsable de calmar las olas.

"¿No fuiste tú, Cristal, la que dijo que odiabas la idea de la paz construida sobre los sacrificios de los demás? ¿Cómo pudiste decir eso y luego salir corriendo a asesinar gente?"

“Yo...”

Kizuna realmente la estaba interrogando. Me gustó cómo sonaba. Pero deben haber disfrutado de su tiempo juntos antes de que Kizuna desapareciera. La casa de Kizuna lo dejó muy claro.

"Ok, escuchen. Es cierto que proteger al mundo y prolongar su vida es importante, pero eso no significa que puedan matar a otras personas para hacerlo. Sé que las leyendas están escritas así, pero ¿no creen que deberíamos buscar otra opción antes de apresurarnos a hacer algo así?"

"Sí, pero hicimos toda la investigación que pudimos. Y sin embargo..."

"No pudieron encontrar otra manera, ¿así que se escabulleron para asesinar a los héroes? ¿Eso es todo? Si no pueden encontrar una manera, ¡tal vez deberían seguir buscando! ¡Incluso si las armas vasallas de otro mundo vienen tras nosotros, eso no nos da una excusa para hacer lo mismo!" ‒ Gritó Kizuna. Cristal parecía intimidada.

No me había imaginado su relación así...

Parecían niños siendo regañados por su madre. Mis mejillas se alzaron.

"Sr. Naofumi, está sonriendo."

"¿De qué te ríes, chiquillo? ¿Tanto te gusta esto?"

Raphtalia me regañó, y L'Arc se unió, pero Kizuna lo miró con ira y él retrocedió.

"¿Qué hay de malo en eso? Trataron de matarme, y ahora están recibiendo un sermón. ¿Qué es lo que no les gusta?"

“Suspiro... Cristal ya es lo suficientemente cabeza dura, pero tú eres otra cosa, Naofumi” ‒ suspiró Kizuna, golpeándose la frente con la palma de su mano. Yo no estaba en desacuerdo.

L’Arc asintió junto con el sermón, pero no paraba de mirarme.

Podía ver de dónde venía, pero no había necesidad de preocuparse. No me consideraba un campeón de la justicia.

"¡Al menos, ahora que he vuelto, estoy firmemente en contra de su plan de ir a otros mundos y matar a sus héroes!"

"Um..."

"¡¿Lo entiendes?!"

"S... ¡Sí!"

"¡Eso va por L’Arc y Therese, también!"

"Claro, sí. Bueno, no quería pelear con el chiquillo. Destruir otro mundo para salvar el tuyo no es nuestro estilo".

"Muy bien. Y afortunadamente llegamos a esta conclusión antes de que pudiéramos derrotar a Naofumi" ‒ dijo Cristal.

L’Arc miró a Therese y luego a mí. Los dos parecían felices.

Si me iban a mirar así, entonces sólo había una cosa que decir ‒ "Entonces no deberían haber intentado matarme en primer lugar."

"¡Cállate, chiquillo! ¡Deja de tratar de actuar frio!"

"¡L’Arc!" ‒ Gritó Kizuna, y L'Arc inmediatamente cerró la boca.

Kizuna realmente podría comandar una habitación.

Nos conocimos por accidente, pero estaba celoso de su presencia dominante. Así es como deberían ser los héroes santos. O eso o era demasiado buena para el trabajo.

"Y, Cristal, por favor, piénsalo. Sabes que puedo luchar contra monstruos, pero no contra personas. ¿Qué crees que pasaría si alguien con un arma vasalla de otro mundo viniera por mí?"

“...”

Cristal no respondió. Podría ver por qué.

Kizuna no podía luchar contra la gente. Si alguien con un arma vasalla fuera tras ella, tendría que retroceder y depender de sus amigos. Pero los héroes eran convocados a las olas. ¿Ella realmente estaba siendo convocada a su muerte?

"Cristal, creo que hay una razón por la que los héroes santos son convocados a las olas."

"¿Una razón?"

"Sí. Nos convocan a las olas cuando podríamos morir allí. Eso me hace pensar que tal vez no necesitemos luchar en las olas. Nos convocan porque nos necesitan. Si eso es cierto, entonces tal vez sea porque el mundo tiene más tiempo hasta la próxima ola si los héroes la detienen, o tal vez puedan detener la fusión de los mundos".

“...”

"No sé si tengo razón. Pero basándonos en lo que dices, si los héroes existen para proteger el mundo, entonces no debería haber ninguna razón para que luchen en las olas. Y sin embargo, ¿no es el deber de los héroes hacer precisamente eso?"

Kizuna murmuró que no había estado luchando en las olas, porque había estado atrapada en el laberinto. Entonces ella agarró la mano de Cristal.

"No escriben sobre eso en las leyendas. Pero no puedo creerlo. No creo que debamos proteger nuestro mundo destruyendo otro. No podemos hacer eso."

"... Entendido. Me disculpo."

Cristal se volvió hacia mí y bajó la cabeza. No se me ocurría ninguna razón para estar enfadado con ellos. Claramente estaban haciendo lo que creían correcto, y eran a leguas mejores que los idiotas que me convocaron a Melromarc, sólo para llevarme a una trampa.

Sabía que eran buena gente. Después de que Kizuna desapareció hace tanto tiempo, el estado de su casa fue suficiente para probarlo. Protegían a sus amigos. Estaba claro que se cuidaban.

Incluso estaba un poco celoso de su relación.

Si Raphtalia hubiera sido elegida por un arma en nuestro mundo y yo hubiera desaparecido, ¿habría hecho lo mismo por mí?

La miré. Raph-chan estaba subiéndose a su cabeza desde el hombro.

"¿Qué pasa?"

"Puedo entender cómo se siente Cristal, así que no diré nada más."

Si fuera posible, quería tener el tipo de relación que Kizuna tenía con sus amigos. No era más que un deseo, pero me alegraría que Raphtalia sintiera lo mismo por mí que ellos por Kizuna.

"Mientras no intenten matarme más, ciertamente no voy a pelear con ustedes."

"Chiquillo..."

"Naofumi..."

"Genial. Así que todos podemos ser amigos, ¿verdad?" ‒ Dijo Kizuna, tendiéndome la mano.

Le di una palmada. ‒ "No soy del tipo que hace esas cosas." ‒ No soy del tipo que se pone lloroso por la amistad sentimental. Quiero decir que me gustaba ese tipo de cosas en los juegos y el manga, pero no había tenido suficientes experiencias positivas en estos mundos como para justificar el salto de fe que ese tipo de relación requería.

"De todos modos, podemos seguir trabajando juntos. Tengo algo que hacer, y me vendría bien la ayuda".

"Así es. ¿No querías recuperar el poder que le robaron a la bestia protectora de tu mundo?"

"Exactamente. Por eso vinimos aquí, para hacer que el tipo del libro de las armas vasallas, Kyo, pagara por todo el caos que trajo a nuestro mundo".

No lo había olvidado. Tenía que vengar la muerte de la Tortuga Espiritual… Vengar a Ost.

Raphtalia asintió con la cabeza, y también Rishia y Cristal y luego L'Arc y Therese. Todos estaban muy solemnes.

"Kizuna, puedo decirte esto sin duda: Kyo ya no es apto para llevar el libro. Las armas vasallas que tenemos han empezado a exigir su derrota y subyugación" ‒ explicó Cristal.

"Bueno, si ha hecho todo lo que dices, por supuesto que es un tema que necesita ser tratado. Si sus armas lo exigen, entonces no me interpondré en el camino. Naofumi, te ayudaré, así que por favor, permite que nuestra cooperación compense el daño que Cristal y sus amigos intentaron infligirte en el pasado".

"¿Qué importa si los perdono? Nuestros objetivos son los mismos. Si no detenemos a Kyo, este mundo también estará en peligro".

Había una buena posibilidad de que Kyo estuviese tramando algo con el poder que le había quitado a la Tortuga Espiritual. Probablemente tenía que hacer algo antes de poder usarlo a su antojo. Teníamos que encontrarlo antes de que lo lograra.

Maldita sea... No estábamos más cerca de lograr nuestra meta de lo que estábamos cuando atravesamos el portal por primera vez.

"¿Entendiste, chiquillo? Todo eso está bien, pero mira, todos están aquí juntos por primera vez en mucho tiempo. ¿Sabes cuánto tiempo lleva desaparecida Kizuna? ¡Vamos todos a celebrar esta noche!" ‒ L’Arc aplaudió, y los ayudantes que murmuraban por el castillo empezaron a correr por todas partes.

Parecía que se estaban preparando para una fiesta.

Todo el castillo entró en acción cuando él aplaudió. ¿Cuánta autoridad tenía L'Arc aquí?

De repente recordé que el rey se refería a un chico. ¿Podría ser?

"Oye, chico" ‒ grité.

L’Arc se volvió hacia mí, haciendo una mueca de dolor. ‒ "¿Qué? ¿Cómo sabes de eso?"

"Pensé que hablaban de ti. Eres una persona muy importante, ¿no?"

"No es que me guste. ¡Prefiero mi libertad!"

Sólo había oído un poco de parte de Kizuna, así que no sabía cómo ella terminó conociendo a L’Arc. Su padre era el rey y probablemente murió, y el país fue entregado a un príncipe menos que digno.

L’Arc parecía el tipo de persona detrás de la cual el pueblo se reuniría.

Al país parecía irle bastante bien, así que tal vez su reinado iba bien para el país.

Probablemente tenía gente buena trabajando para él. Era lo suficientemente carismático como para atraer a buena gente. Me pregunto si la búsqueda de Kizuna en el pasado tuvo algo que ver con ello.

"Verás, chico, voy a seguir llamándote ‘chico’ mientras me llames ‘chiquillo’."

"Bien, Nao... fu... mi."

"Hm."

Dijo mi nombre, pero parecía muy irritado.

Entonces se volvió y se quejó ‒ "¡No, suena todo mal! ¡Eres chiquillo, no ‘Naofumi’!"

"¡Eso no tiene sentido, chico!"

"¡No me importa, chiquillo! Ustedes quítense un peso de encima por ahora. Los llamaré cuando todo esté listo. Kizuna y Cristal, ustedes dos tómense el tiempo para volver a ponerse al día" ‒ ladró L'Arc, arrastrándonos fuera de la habitación.

Um... ¿Qué sigue? Miré a Raphtalia.

"A L’Arc le gusta celebrar, ¿no?" ‒ Dijo Ethnobalt. Había estado en silencio todo el camino de vuelta al castillo, pero ahora sonrió y habló. ‒ "Y sin embargo, creo que tiene razón. Deberíamos divertirnos esta noche. Kizuna, bienvenida de nuevo."

"... Gracias. Es bueno estar de vuelta... con todos ustedes" ‒ dijo Kizuna, mirando a todos. Parecía que estaba a punto de empezar a llorar.

¿Cuánto tiempo había estado atrapada en ese laberinto? No lo sabía exactamente, pero debe haber sido mucho tiempo. Ella había regresado a un lugar que creía que nunca volvería a ver. Si no hubiera tenido tanta suerte, podría haber acabado atrapado, como ella.

"¿Una fiesta? ¡Quiero caantaaaar!" ‒ Gritó Firo.

"¡Rafu!"

Firo y Raph-chan saltaron felizmente sobre mis hombros. Yo las dejé. Entonces me volví hacia Raphtalia y Rishia.

"Tienen razón. Deberíamos divertirnos esta noche. Para ser honesto, estoy exhausto."

"Fueh... ¡Qué maravilloso es reunirse con viejos amigos!"

Sí, tenían razón.

No había estado separado de Raphtalia por mucho tiempo, pero había sentido que su ausencia comenzaba a pasar factura, así que podía entender cómo se debía sentir Kizuna.

Cristal parecía tan feliz de volver a ver a Kizuna. Estaba radiante como una niña. No pude evitar sonreír también.

"Por ahora..."

"¿Qué pasa?"

Miré la katana desenvainada en las manos de Raphtalia.

"Kizuna, sé que todos están muy contentos ahora, pero ¿no crees que Raphtalia debería envainar la katana?"

"Oh si," ‒ dijo Kizuna, dándose la vuelta y volviendo hacia nosotros. Cuando lo hizo, dejó a Cristal con la mano extendida. Cristal puso una cara muy decepcionada, se veía rara en ella.

Estaba empezando a pensar que podría ser lesbiana.

“Entonces vayamos a una tienda que conozco y hagamos una. Son realmente buenos”.

Si hubiéramos estado en Melromarc, le habría pedido al viejo que lo hiciera, pero estábamos atascados en otro mundo, así que decidí someterme al juicio de Kizuna.

“De acuerdo”.

Kizuna nos sacó del castillo y nos llevó a la ciudad en su base.

***

"¡Vaya, si es Kizuna! ¡¿Cuánto tiempo ha pasado?!"

Kizuna nos llevó a un bullicioso herrero en medio de la ciudad.

Lo dirigía una mujer muy musculosa y masculina con una gema roja en el pecho. Debe de ser una de las personas de cristal.

La piedra preciosa de Therese estaba en su frente, así que supongo que diferentes personas tenían sus piedras preciosas en diferentes lugares.

"Cristal me dijo que habías desaparecido. ¡Estaba preocupada por ti! Ahora Cristal puede finalmente relajarse un poco. Cuando desapareciste, todos lo pasaron mal tratando de consolarla".

"Romina, tal vez podamos guardar eso para más tarde" ‒ dijo Cristal rápidamente, tratando de cerrar la conversación lo más rápido posible. Siempre había pensado que Cristal era fría y reservada, pero empezaba a parecerse más a una persona normal.

"Esta es Romina. Es la mejor herrera que conozco".

"Soy Naofumi Iwatani."

"Mi nombre es Raphtalia. Es un placer conocerla."

"¡Firo!"

"¡Rafu!"

"Soy Rishia. Encantada de conocerle".

"Siempre es agradable conocer nuevos clientes. ¡Espero verlos más seguido!"

La herrera me recordó al viejo de la armería de Melromarc.

"Si te traemos materiales y dinero, ¿puedes hacernos cosas nuevas?"

"¡Bastante, aunque me reservo el derecho de echar a los clientes odiosos!"

"¿Crees que soy odioso?"

"Hmm..." ‒ Romina se rascó la barbilla y me miró cuidadosamente. ‒ "En realidad, creo que nos llevaremos bastante bien."

"Bien".

Había algo atractivo para mí en la profesión; en la idea de encontrar el potencial de los materiales y luego utilizarlos para fabricar armas y herramientas personalizadas.

"La gente que puede entender la personalidad del Sr. Naofumi lo descubre con una sola mirada. Estoy un poco celosa" ‒ dijo Raphtalia.

"¿De qué estás hablando?" ‒ Ya debería saber que me gustaban las herramientas personalizadas.

"¿Así que? Estoy seguro de que pasaste por aquí para algo más que una presentación."

"Naturalmente. Tenemos muchos materiales que nos gustaría que vieras. Además, necesitamos una vaina para su katana," ‒ dijo Kizuna, dejando caer un montón de objetos sobre el mostrador.

"Ah, ya veo... Oh hey, ¡esto es muy bueno!" ‒ dijo Romina. Luego miró la katana de Raphtalia. ‒ "Bien, bien... Mira eso."

"Sí, es la katana de las armas vasallas."

"¡No esperaba verla nunca! Muy bien, entonces, te haré una vaina para eso."

"Gracias."

"No hay problema, estoy encantada de verla. Tengo nuevos clientes, nuevos materiales con los que trabajar.... ¿Qué más podría querer un herrero?"

"Gracias."

Romina empezó a medir la katana y a hacer unos bocetos rápidos.

"Naofumi, ¿por qué no le dices a Romina que te haga unos escudos o una armadura?"

"Buena idea".

"Oye, eso me recuerda. ¿No tenías alguna armadura de tu mundo? Apuesto a que a Romina le encantaría ver armaduras de otro mundo".

"¿Hm? Sí, todavía la tengo..."

Probablemente estaba hablando de la Armadura Bárbara +1 que había sido golpeada bastante en la lucha con la Tortuga Espiritual.

Saqué los pedazos que había guardado en mi bolso y los dejé caer sobre el mostrador.

"Tal vez ella también podría mirar tus cosas, Rishia. Quizás ella pueda hacerte algo bueno" ‒ le dije, sacando el Firo kigurumi de Rishia y poniéndolo en el mostrador junto a mis cosas. ‒ "Debe haber sido duro para ti, adaptarte sin tu kigurumi."

"Fueh..."

Raphtalia miró a Rishia y empezó a decir ‒ "No es que ella dependiera tanto del kigurumi..."

Se detuvo y parpadeó.

"Ok, tal vez si dependía."

"¿Fuueeh?"

Era difícil simpatizar con su sorpresa. Después de todo, Rishia fue la que dijo que lo usaba para que nadie pudiera verla llorar.

"¿Qué es esto? ¿Hacen algo?"‒  Dijo Romina, sosteniendo nuestras viejas armaduras y mirándolas con sospecha.

"Hey, Firo."

"¿Quuuééé?"

"¿Qué le pasó a tus garras?"

"¡Han desaparecido!"

Suspiré... No fue su culpa. La habían capturado y convertido en un espectáculo de circo.

Podría haber escapado si la hubieran dejado con sus garras, es decir, si todavía estuvieran en condiciones de funcionar.

Todavía tenía las Garras de Perro Karma en mi escudo, así que las saqué y también las puse en el mostrador. Cuando llegaron al mostrador, descubrí que no podía leer nada de la información sobre ellas.

"Estas cosas podrían haber dejado de funcionar cuando cruzamos entre los mundos. ¿Crees que puedes hacer algo al respecto?"

"Puedo hacer algo con la armadura esta, pero nunca he visto nada como lo de qué están hechos estos kigurumi y estas garras, así que..." ‒ Romina murmuró para sí misma mientras daba vuelta los artículos en sus manos. Encontró la piedra preciosa en el centro de la armadura bárbara del pecho y señaló hacia ella. ‒ "¡Fascinante! Este es un núcleo de piedra del Emperador Dragón".

"¿Núcleo de piedra? ¿Dragón Emperador? ¿Qué quieres decir?"

"Se parece al núcleo del Emperador Dragón que Kizuna derrotó hace mucho tiempo. Debe haber un Emperador Dragón en tu mundo, también."

"No lo sé. Sé que lo conseguí cuando derroté a un Dragón Zombi, así que tal vez sean lo mismo".

En realidad, cuando conocí a Kizuna, dijo que había sido convocada originalmente para derrotar a un poderoso monstruo llamado el Emperador Dragón. Debe haber tenido éxito.

"Estos tienen efectos fantásticos. Será mejor que tengan cuidado con ello".

"Bueno, la armadura es basura, así que no me sirve de nada ahora. Por eso te lo traje".

"Un punto excelente. ¿Cómo se llama esta armadura? No puedo leerlo".

"Armadura Bárbara".

"Ciertamente representa el papel."

Supongo que había tomado las partes de un puñado de bandidos... Quiero decir, ¡hey!

"¡Deja de decir eso! ¡Eso fue hecho para mí por un hombre muy talentoso!"

La verdad era que la armadura era realmente buena, pero su nombre la hacía parecer peor de lo que realmente era.

"Hay potencial aquí, así que veré qué puedo hacer."

"¿Cuánto costará? Si no puedes hacerlo, quizá no te necesitemos".

"Sr. Naofumi, somos nosotros los que hacemos la petición aquí. Por favor, sé un poco más educado..."

"¿A quién le importa ese tipo de cosas? Es amiga de Kizuna, así que no tenemos que ser ceremoniales, ¿verdad? ¡Si no puede hacerlo, me lo dirá!"

"Yo... supongo que sí..." ‒ Raphtalia suspiró.

Romina se echó a reír. ‒ "Eres todo un hombre de negocios, ¿no?"

"Naofumi es incluso mejor que Alto."

"¿En serio? Ese hombre es un monstruo cuando se trata de negocios".

"Estaba empezando a sospechar lo mismo, pero ¿realmente lo crees, Kizuna?" ‒ Preguntó Cristal, mirándome sospechosamente.

"Sí, es mejor. Alto toma el camino más largo para asegurar una venta, pero Naofumi puede vender lo mismo en poco tiempo y sin esfuerzo. Realmente tiene un don para ello."

"Decide si me estás halagando o insultando."

Necesitábamos dinero, y no teníamos tiempo, así que ¿qué otra opción tenía sino jugar un poco sucio en la subasta de agua sanadora del alma? No se quejó en ese momento.

Lo que sea. La verdad es que estaba bastante interesado en conocer a ese monstruo de negocios del que hablaban. Si se pareciera en algo al traficante de esclavos, me iría corriendo en la otra dirección.

Raphtalia suspiró y pareció decepcionada conmigo, ¡pero realmente no hice nada malo!

"Bueno, no te preocupes demasiado por el dinero. Eres amigo de Kizuna, así que haré lo que pueda para mantener los costos bajos. Yo además obtengo algo de dinero de la corona".

"Me alegra oírlo. Además, trata de no destruirla demasiado".

Me había encariñado con la armadura. El viejo que me lo hizo fue el primero en confiar en mí.

“Lo sé, lo sé. Pero ya basta de armaduras, ¿qué pasa con esta locura?” ‒ preguntó, sosteniendo el Firo kigurumi.

"¡¿Qué quieres decir con locura?!" ‒ Firo agitó sus alas, indignada por la implicación. Debió pensar que la estaban insultando. Aunque no fue tan sorprendente que ella dijera eso. Nadie en este mundo había visto nunca una reina firorial, mucho menos un kigurumi que se pareciese a una.

"¿Por qué estás enfadada?"

"Oh, ¿ella? Ella se transformó por alguna razón cuando cruzamos a este mundo. De donde venimos, se parece al monstruo en el que se basa el Kigurumi".

"Ah... ya veo. Se ve tan linda y graciosa, pero estás diciendo que su forma real es..." ‒ Romina sonrió un poco y se dio la vuelta.

No podía culparla. La forma de reina firorial de Firo era una vista extraña. Era enorme e imponente, mucho más que una firorial normal.

"A pesar de todo, si esto es equipo de otro mundo, me gustaría que me dejaras estudiarlo un poco. Con un poco de suerte, puedo hacerte algo bueno".

"Lo entiendo. Buena suerte."

No tenía nada que perder, considerando que no podíamos usar el equipo en el estado en que estaba. Si ella pudiera hacer algo útil con él, probablemente aumentaría nuestras posibilidades de supervivencia de aquí en adelante.

Una parte de mí todavía sentía que estaba ayudando al enemigo a fortalecerse, pero era la mejor opción que tenía.

"¿Necesitas algo más?"

"Creo que eso es todo por ahora, aunque también me gustaría ver qué tipo de escudos puedes hacer."

Simplemente usaría Copiado de Armas para conseguir mi propia versión del escudo que ella hiciera, y luego podría vendérselo a alguien o dárselo a uno de los miembros de mi equipo.

"Claro, pero con tantas órdenes en las que trabajar, no puedo hacerlas todas a la vez. Probablemente deberíamos cortar esta orden aquí. Entonces podré trabajar en otras cosas cuando todo esto termine".

"Eso es razonable."

"¡Genial! Tengo que decir que estoy muy emocionada de trabajar en esto. He estado tan aburrida con los proyectos que he tenido últimamente. Esto realmente sacudirá las cosas para mí."

¿Quién iba a decir que los herreros tenían tantas cosas de qué preocuparse? Cuando volviéramos al mundo del que veníamos, tendría que ir a visitar al viejo en su tienda de armas. Tal vez él también estaba aburrido. Además, definitivamente le interesaría ver la armadura bárbara después de que Romina trabajara en ella.

Si ella usara piedras preciosas de este mundo, él probablemente estaría encantado de verlas.

¿No es ese el tipo de cosas por las que los artesanos se entusiasmaban?

Dejamos nuestro equipo con Romina y luego dejamos su tienda.

"¿Qué debemos hacer ahora?" ‒ Le pregunté. Antes de que alguien pudiera responder, el aire se llenó de crujientes explosiones. Los fuegos artificiales estallaron en el aire sobre el castillo.

La gente del pueblo en las calles miraba las coloridas ráfagas y sonreían.

"Por ahora, disfrutemos de la celebración que están organizando para mi regreso. ¿No suena agradable?"

Cristal apretó la mano de Kizuna, sonrió, y se inclinó profundamente ante mi.

"Muchas gracias por ayudar a nuestra desaparecida Kizuna. Haremos todo lo que podamos para ayudarlos, pero por ahora, disfruten la celebración".

No iba a discutir. Teníamos que divertirnos a veces, ¿verdad?

De todos modos, era difícil relajarse en Melromarc, y no parecía que nadie de aquí estuviera tratando de aprovecharse de nosotros. 

"Muy bien, tomémonos la noche libre. Raphtalia, Firo, Raph-chan y Rishia, ¡vamos!"

"¡Está bien!"

"¡Parece taaaaaan divertido!"

"¡Rafu!"

"Fueh... ¿Qué deberíamos hacer primero?"

"¡Mira todos los carritos de comida!"

"¡Fuueehh!"

"¿Qué pasa?"

"¡Yay! ¡Comiiidaaaa!"

"¡RaFUUUUUU!"

Caminamos hacia la fiesta que llenaba las calles del pueblo. Cristal y Kizuna caminaban detrás de nosotros, como si nos estuviesen vigilando.


Todavía nos llevaría un tiempo conseguir lo que nos habíamos propuesto hacer, castigar a Kyo por sus fechorías. Pero por el momento, traté de convencerme de que no había nada malo en tomarme una noche libre.


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Delirios de Lord:
Y con esto finalizamos otro volumen más.
Pensar que aún faltan 3 más (los que tengo en mi posesión actualmente)