Traductor: Lord
Editor: Lord
043
El Ángel Asesinando al Dragón
--Esto es todo.
Liuchrome
que estaba dirigiendo la batalla instintivamente se dio cuenta.
Aunque
la línea del frente aún no había colapsado, Liuchrome ya había recibido
informes de que muchas formaciones cuadradas habían sido destruidas.
Hasta
ahora, antes de que una formación cuadrada fuera destruida, Liuchrome enviaría
soldados de reserva que esperaban en la retaguardia para evitar que sucediera.
Pero ahora incluso esa reserva había quedado vacía. Sólo quedaba la unidad de
caballería pesada requerida en el 'empuje final'.
Liuchrome
no era lo suficientemente estúpido como para enviar a la caballería al azar. Si
fuera para un asalto lo habría considerado pero era para defensa. El uso de la
caballería para retirarse era básicamente utilizar las tropas exactamente de
forma contraría a su propósito real.
La
caballería pesada que está vestida con una armadura completa es una tropa extremadamente
poderosa. Encima de eso, eran las élites de los Caballeros del Templo. Su
capacidad no estaba en duda.
(NT:
Quisiera traducirlo como ‘Caballeros Templarios’, pero usan la palabra ‘Temple’
y no ‘Templar’, sería una mala traducción)
Pero,
el mayor punto fuerte de la caballería es su movilidad y la capacidad ofensiva.
Por ejemplo, cuando el oponente está en una posición desventajosa, si tienen que
interceptar una carga desde el flanco por la caballería también, el enemigo
sería definitivamente sacrificado. Básicamente, si se utiliza la caballería con
una sincronización precisa, se puede lograr la victoria al instante.
Pero,
si la sincronización está en mal estado, las pérdidas no serían algo para
reírse.
Y
si fueran destruidas a la vez, tampoco tenían reservas para ellos.
Los
caballos que ellos utilizan junto con su armadura, en comparación con un
soldado, el costo y el tiempo en que se incurre para entrenar uno no pueden ser
siquiera comparados entre sí.
Tampoco
son útiles sólo en pocas situaciones, pero también son demasiado valiosos como para
usarlos imprudentemente.
Así,
todos los comandantes famosos en la historia del Continente Arc leían primero
el flujo del campo de batalla y luego utilizaban estas tropas para mostrar su
máxima fuerza.
Liuchrome
no era tan talentoso como esos famosos comandantes, pero conocía la utilidad de
cada tropa y no perdió la calma ante una situación desventajosa.
Su
aspecto exterior era ciertamente único, pero por dentro era racional, y alguien
que podía tomar decisiones tranquilas y confiables. Por eso Ars lo eligió de
entre todos sus subordinados, porque creía que Liuchrome podía concebir el
resultado deseado.
Y
ahora, Liuchrome se había dado cuenta más rápido que nadie de que si este flujo
de ocurrencias continuaba, los cruzados serían definitivamente aniquilados.
Por
lo tanto, antes de que tuviera que enfrentar la peor situación, decidió que
sería mejor retirarse por ahora.
Darle
órdenes a los Cruzados, que están aquí para cumplir la voluntad de Dios, no era
en absoluto una tarea fácil para un comandante mediocre.
No
podían retroceder, ni tenían planes, por lo tanto no había otra opción que
sacrificar a los Cruzados mientras rezaban a Dios por un milagro. Un comandante
mediocre sólo podía tomar la acción anterior.
Y
entonces Dios concedería un milagro a ese loco con un corazón lleno de
compasión; Liuchrome comprendía que tal cosa nunca pasaría.
Un
milagro se llama un milagro porque no está destinado a suceder. Depender de
esas cosas era lo mismo que aceptar la derrota desde el principio, Liuchrome
pensaba eso desde el fondo de su corazón. Esa es la razón por la que los que
lideran un ejército a la victoria no eran otros que los mismos humanos que
estaban luchando allí.
Y
en tal posición donde estaban a punto de perder, era su deber salvar a tantos
soldados como fuera posible. Liuchrome estaba a punto de ordenar el retiro, en
ese mismo momento...
*GUOOOOOOOO*
-
Con
un rugido capaz de sacudir los cielos, un gigantesco objeto negro caía de los
cielos.
Se
estrellaría directamente cerca de las líneas de frente donde ambos ejércitos
estaban chocando.
En
ese momento ambos ejércitos detuvieron sus armas y corrieron rápidamente en
todas direcciones para salvarse.
La
cosa que estaba cayendo finalmente se estrelló en la Colina Goldran que ya
estaba pintada con sangre.
Su
identidad era conocida por todos aquí, pero no se dieron cuenta hasta que había
caído al suelo.
Era
un dragón negro gigante.
Las
alas que podían crear una tormenta con sólo un aleteo fueron destrozadas en pedazos,
los pies que hacían temblar la tierra y las manos que tenían garras que podían
cortar cualquier cosa habían sido completamente cortadas del cuerpo y se podían
ver heridas increíbles.
La
cola que era como la pared de un castillo también había sido cortada y no se
encontraba en ninguna parte, el cuerpo que era como una fortaleza estaba lleno
de lugares donde las escamas habían sido destruidas o arrancadas y todo el
cuerpo estaba manchado de sangre.
Y
los ardientes ojos de fuego tenían menos brillo que un rubí desgastado. Todo el
mundo entendía que la vida de este gigantesco cuerpo se estaba agotando.
Lo
que había caído de los cielos no era otro que el cadáver del Rey Dragón
Gaevinal.
Nadie
notó que en la frente del cuerpo de este gigante Rey Dragón había una sombra.
Una
lanza en forma de cruz que había penetrado profundamente en la frente, y la que
la sostenía era una muchacha que llevaba un manto ensangrentado.
Se
había vuelto de un rojo tan oscuro que se desconocía si fue debido a los
chorros de sangre de su oponente o si era su propia sangre. Su hermoso cabello
plateado también estaba cubierto de rojo y había perdido su esplendor original.
Le faltaba el brazo derecho y tal vez porque su ojo derecho había sido aplastado,
estaba cerrado mientras lágrimas de sangre fluían de él.
Pero,
claramente estaba de pie mientras clavaba la lanza en el cadáver del Rey Dragón.
El ojo izquierdo abierto tenía un destellante brillo rojo y demostraba que
todavía estaba viva.
La
chica era Sariel.
Cada
uno de los que lucharon aquí fue testigo de la leyenda de un solo humano
derrotando a un dragón de nacimiento delante de ellos.
"----
Es un Ángel."
Alguien
murmuró.
"El
Ángel derrotó al Dragón."
Ángel,
había varias divagaciones sobre su identidad, pero las palabras que se habían
planteado aquí eran la creencia común de todos.
"Aah,
qué hermoso."
Mojada
de sangre y vísceras, habiendo perdido el brazo derecho y el ojo derecho, la
figura de la chica que sostenía firmemente la lanza en su mano era para cada
soldado de los Cruzados, lo más hermoso que jamás habían visto.
Una
escena tan viva, que nunca la olvidarían en toda su vida.
Pero,
para el Ejército de Daidalos, ¿qué aspecto tenía la chica?, al menos, no era lo
mismo que el de los Cruzados.
Sariel
derrotó a Gaevinal, ese hecho increíble fue entendido por todos y cada uno en
la Colina Goldran.
Pero
el sentimiento que tenían en sus corazones no era la excitación de poder ver
una leyenda; Fue la conmoción de la muerte del incomparable dragón.
(NT:
Acá utilizan la palabra ‘shock’ que puede deberse tanto a la conmoción creada
como al choque de la caída en sí)
En
cualquier caso, era lo suficientemente grande como para que todos olvidaran
moverse.
Y
el que se recuperó más rápido de todos ellos fue Liuchrome.
Frente
a los aturdidos subordinados que estaban allí, alzó la voz y proclamó así:
"¡Mirad!
¡El gran 7mo Apóstol Su Excelencia Sariel ha matado al malvado Rey Dragón!
¡Ahora es el momento, cuando aniquilaremos al malvado ejército de demonios!
¡Todas las tropas ataquen!"
La
orden de ataque de Liuchrome resonó claramente. Confiados en su victoria, los Cruzados
apretaron sus armas, gritaron y cargaron. Se enfrentaron al Ejército de
Daidalos que había perdido completamente su espíritu de lucha frente al hecho
de que el invencible Rey Dragón había sido asesinado.
“Apúrate,
rescata a Su Excelencia Sariel. Además, da la orden a la primera unidad de
caballería pesada para que ataque-"
Por
fin había llegado el momento de revertir todo. Esta era la única oportunidad de
que su ejército, con menos números, pudiera aniquilar al fuerte Ejército de
Daidalos. Con esto en mente, Liuchrome rápidamente dio órdenes una tras otra.
En
realidad, la diferencia entre el número de soldados de los dos ejércitos en la
Colina Goldran, en comparación con el inicio, era en la misma proporción. De
hecho, debido al estado de las formaciones, los Cruzados estaban en desventaja.
Aunque
el enemigo había perdido a su comandante, si los atacaban instantáneamente, se
convertiría en una batalla de desgaste y al final, los Cruzados perderían.
Pero,
en este momento, era una situación donde la diferencia en la moral decidiría el
resultado.
Los
Cruzados que estaban a punto de perder su línea de frente, recuperaron su
espíritu y confianza en la victoria con el logro de Sariel, y lanzaron un
contraataque.
Y
lo que Liuchrome pretendía era realizar la táctica conocida en el período de
los estados en guerra como Norikiri.
(NT:
Norikiri es una táctica en la que unidades de cinco a diez jinetes cabalgaban hasta
el enemigo para provocar confusión)
Lanzar
la caballería contra el desmoralizado enemigo, era una táctica destinada a
destruirlos rápidamente, la más fácil de usar así como la táctica más
confiable.
Y
este era el único momento en que se podía usar el tan esperado ‘Norikiri’.
Contra
esto, el Ejército de Daidalos, que no había podido recuperar su espíritu de
lucha, había caído en confusión.
Perder
a su Rey, ya sea para luchar, para correr o para retirarse; No podían tomar
ninguna de esas decisiones y se enfrentaron con los Cruzados que estaban en la
mejor forma ahora.
Y
finalmente, la tropa de plata de la caballería pesada que había recibido el
apoyo de mejora de los magos comenzó su carga de lanza para decidir el
resultado de esta batalla.
Frente
al ejército blanco, incapaces de hacer nada más que intentar defenderse
individualmente, se había decidido el destino del Ejército de Daidalos.
Esta
batalla que más tarde se conocería como la Batalla de Goldran, terminó con la
magnífica victoria de los Cruzados.