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6 sept 2018

Tate No Yuusha Vol 09 Cap 06

Autor: Aneko Yusagi

Traductor: Lord

Editor: Lord



06 Los Reformados

"¡Hyaaaa!" ‒ La mujer llamada Tsugumi levantó la lanza sobre su cabeza y la giró en círculo. En realidad no golpeó a nadie con ella, pero el movimiento produjo una onda de choque lo suficientemente potente como para hacer volar a Raphtalia y Yomogi.

"Ugh..."

"Uh..."

Ambas se llevaron la peor parte del impacto y sangraban por todas partes.

Esto no estaba bien. Intenté defenderlas, pero no fui lo suficientemente rápido.

A juzgar por la batalla que habíamos tenido con Yomogi, asumí que la lanza estaba haciendo sus ataques más poderosos. Yomogi no parecía tan imponente ahora, sin su espada especial.

Pero ahora Tsugumi era más rápida y más fuerte que Raphtalia. Sus habilidades estaban a la par de las de Eclair, quizás incluso mejor. Probablemente era tan buena como Raphtalia antes de ser elegida para empuñar la katana de las armas vasallas.

Sí, era bastante fuerte. Los que tenían un arma vasalla podían mejorar las estadísticas de crecimiento de los miembros de su equipo. Estaba adivinando que estas mujeres habían recibido un empujón de parte de Kyo.

Eran fuertes, pero eso no significaba que la victoria fuera segura, todavía no.


Firo siempre había sido mi carta de triunfo, la sorpresa de reserva cuando las cosas se ponían difíciles para Raphtalia.

Raphtalia acababa de poner sus manos en la katana recientemente, y ya se había vuelto tan poderosa que era casi tan fuerte como Cristal. Si esta mujer fue capaz de hacerla volar con un simple golpe de su lanza, debe ser muy poderosa también.

Teniendo en cuenta la facilidad con la que detuvo sus ataques, estaríamos en problemas si nos golpeara con una habilidad, o una técnica, o lo que sea. Trataría de bloquearla, pero ¿quién iba a saber si sería capaz de hacerlo?

Sin embargo, había otro problema que teníamos que enfrentar primero.

"Esa arma... Kyo debe haberla hecho." ‒ Murmuró Yomogi, su cara estaba pálida.

¿Finalmente había perdido la fe en él? ¿Le tenía miedo al arma? Era difícil de decir, pero definitivamente estaba nerviosa.

"Cálmate" ‒ dijo Raphtalia.

Yomogi volvió a la realidad, y agitó la cabeza ‒ “¿De dónde sacaste esa arma?”

"¿No lo sabes? Kyo me la dio como una forma de asegurar la partida de tus amigos los héroes santos y poseedores de armas vasallas."

Yomogi sacudió su cabeza con incredulidad ‒ "¡Mentiras! ¡Incluso si eso es cierto, debes saber lo peligrosa que es esa arma! ¡Kyo debe habértela dado sin darse cuenta del peligro en el que te puso!"

"Chiquillo, ¿qué sabes tú de esa arma?" ‒ preguntó L’Arc, deteniendo uno de los ataques de la mujer bestia.

No era el momento ni el lugar para sentarse a dar una conferencia sobre el arma, pero si funcionaba como la espada de Yomogi, todos estábamos en serios problemas. Teníamos que encontrar la manera de deshacernos de ella sin que se active.

"Esa cosa probablemente fue hecha con la energía que le quitó a la Tortuga Espiritual, es un monstruo. Te dará un poder increíble cuando la empuñes, pero tiene mente propia, y muy pronto enloquecerá y explotará".

Si el enloquecimiento y la explosión fueron parte del diseño o un resultado de un experimento era difícil de decir. Pero estaba seguro de una cosa: Kyo había tomado los Familiares Tortugas Espirituales (tipo mímico) y encontrado una forma de convertirlos en armas.

"¡Aún hay tiempo! Yo también tenía una de esas armas, y casi me mata. ¡Tienes que soltarla!"

Tsugumi contestó a la advertencia de Yomogi con un ataque.

Inmediatamente desplegué el Escudo Estrella Fugaz, y lo seguí con el Escudo Antiaéreo para protegerla.

"¡Jaa!"

"Ugh..."

El ataque rompió la barrera y el Escudo Antiaéreo, golpeando mi escudo con un estallido de chispas. Luego rompió el nivel de defensa del escudo y la armadura que llevaba puesta sufrió un pequeño daño. ¡El poder de esa arma era monstruoso!

Teníamos un verdadero problema entre manos.

"¡Jaa!"

"¡Para probar que Kyo tiene razón, no debes usar esa arma! ¡El Kyo que conozco no querría que hicieras esto!"

Tsugumi estaba desprevenida después de que bloqueé su ataque, así que Yomogi y Raphtalia corrieron a atacar. Pero Tsugumi fue demasiado rápida, y esquivó en el último segundo.

"¡Morirán aquí esta noche!"

Maldita sea...

"¡Segundo Escudo!"

Rápidamente bloqueé el ataque con Segundo Escudo, maniobré alrededor de su lanza, y agarré el mango entre mi brazo y mi torso, empujándola hacia atrás y desbalanceándola.

Afortunadamente, había aprendido un par de cosas sobre luchar contra un oponente que blandía lanzas cuando trataba con Motoyasu. Sólo había imaginado hacer ese movimiento antes, pero terminó funcionando.

Las lanzas son mejores para mantener al enemigo a distancia, así que si te acercabas, la lanza se convertía en una carga, sólo podías usar el asta.

Hasta cierto punto... fui capaz de contenerla.

"¡No tan rápido!" ‒ gritó.

Incluso el mango podría ser un arma con la cantidad adecuada de poder de ataque. Realmente me dolió.

"¡Therese!"

No tenía tiempo para lanzar hechizos, así que tenía que confiar en Therese para que me apoyara.

"Gran poder en estas piedras, escucha mi súplica y muéstrate. Mi nombre es Therese Alexanderite, y soy tu amiga. ¡Dales el poder de una protección inquebrantable! ¡Piedras Brillantes: Protección Endurecida!"

El hechizo de Therese surtió efecto, y sentí que mi nivel de defensa aumentaba.

El dolor desapareció casi por completo. La magia de Therese debe haber funcionado multiplicando mis estadísticas, así que si mi nivel de defensa ya era alto, entonces su hechizo funcionaba aún mejor.

"Ah, ¿ahora eres más fuerte? ¡Héroe de otro mundo! Kyo dijo que eras inútil aparte de la defensa, ¡pero ciertamente eres molesto!"

Supongo que habían estado chismorreando sobre mí. Espero que hayan oído hablar de mis efectos de contraataque.

Lástima que no dejó caer la lanza y huyó. Realmente lo hubiera preferido.

"¡Amo!"

"¡Rafu!"

Firo y Raph-chan saltaron sobre Tsugumi.

"Oigan, ¿qué están...?"

"¡Qué irritante!" ‒ Gritó Tsugumi, golpeándoles con su mano de bestia.

"¡Caramba!"

"¡Rafu!"

Antes de que Tsugumi pudiese rebanarles con sus garras, ambas desaparecieron en una bocanada de humo. ¿Adónde se fueron?

"¡Eso estuvo cerca!"

Firo reapareció a poca distancia, llevando a Raph-chan.

"¡Rafufu!"

Supongo que usaron la magia de ilusión de Raph-chan para escapar justo a tiempo.

"Tengan cuidado, ustedes dos. Aún no son lo suficientemente fuertes para esto".

"¡Estamos bien, amo! ¡Podemos esquivar los ataques de esa mujer!"

Supongo que Firo podría usar haikuikku si lo necesitara. Tendría que cargar su poder mágico, pero también podría luchar en ese modo de conservación de energía que Fitoria le enseñó.

Pero este no era el momento. El enemigo era demasiado peligroso.

"¡Arriba!"

Las dos saltaron sobre mis hombros.

"¡Podemos ser más fuertes si cabalgamos sobre tus hombros un rato!"

Ah, cierto. Eso debe ser lo que el aumento de habilidad mientras transportas (medio) hacía.

Esperemos que sea útil.

"¡Tsugumi!"

El grupo de mujeres se concentró en mí ahora, decidiendo que yo era la líder del grupo.

"¡Cuidado, chiquillo, parece que van a por ti!"

"Supongo que sí. ¡No se los pondré fácil!"

"Ciertamente. No podemos permitirnos la posibilidad de perderte, Naofumi. Tengo muchas piedras preciosas que requieren su hábil atención" ‒ exclamó Therese.

"¿De qué estás hablando?" ‒ Ladré. No sabía si me gustaba cómo pensaba Therese. Será mejor que L’Arc la contenga.

De todos modos, volvamos a los negocios.

"Fueh..." ‒ gimió Rishia, lanzando un ofuda.

"¿Qué...?"

“¡¿Qué?!”

Aleteó impotente de sus manos y golpeó a una de las mujeres bestias, provocando un grito de sorpresa. Podría sernos útil. Parecía muy débil y patético, así que probablemente lo ignorarían… sólo para que volviera y los mordiera luego.

De todos modos, todavía tenía agarrada la lanza de Tsugumi, pero no sabía cuánto tiempo podía conservarla. Con mi defensa reforzada, esperaba tumbarla en el suelo. Pero no tenía muchas esperanzas de que funcionara. Ahora que lo pienso, creo que no lo había logrado desde las islas Cal Mira.

En cualquier caso, lo estaba pensando cuando Tsugumi apretó con más fuerza la lanza, y su punta empezó a destellar detrás de mí. La punta de la lanza se rompió y crujió detrás de mí, y empecé a sentir como si me estuviera quemando.

¡Ya había pasado por esto antes! ¡Cuando luchaba contra el sumo sacerdote!

Él tuvo una réplica de las armas sagradas. Sus ataques habían ardido así.

Sólo había una cosa que hacer.

"¡Firo! ¡Sal de aquí y prepárate!"

"¡Ok!"

"¡Rafu!"

Firo sabía lo que quería decir. Agarró a Raph-chan y se fue volando.

"¡Sr. Naofumi!"

"Chiquillo, ¿estás haciendo lo que creo que estás haciendo? ¡Todo el mundo aléjense!"

"¿Qué? ¿Qué está pasando?" ‒ Gritó Kizuna mientras L’Arc se la llevaba con él.

"¡Sr. Naofumi!"

"¡Todo saldrá bien! Raphtalia, ¡ayuda a proteger a Yomogi y a Firo!"

No había hecho esto en mucho tiempo, pero no tenía otra manera de sobrevivir a los ataques de esta mujer bestia.

En cuanto a desbloquear el Escudo Corazón de la Tortuga Espiritual, puede que finalmente haya podido hacerlo en este mundo, pero el Escudo de la Ira era aún más fuerte.

Sabía que era arriesgado, pero tenía que proteger a todo el mundo del ataque que esta mujer estaba a punto de desencadenar, y no tenía ninguna otra idea.

Tenía que hacerlo. Preparé mi escudo y me preparé para usar el poder más prohibido que tenía.

El Escudo de la Ira… me veo obligado a recurrir a ti de nuevo.

¡Yo no quería hacer esto!

"¿Qu... qué?"

"¿Qué está haciendo ahora el héroe del otro mundo?" ‒ Yomogi gritó mientras L’Arc la sacaba a ella y a Raphtalia del peligro.

"El chiquillo acaba de cambiar a un arma que le hará daño, pero es lo suficientemente fuerte para detener sus ataques."

"¿Hacerle daño? Pero..."

"¿Lo ha usado Kyo?"

Las mujeres se reagruparon y vinieron corriendo hacia nosotros, viendo a Kizuna y a Raphtalia huyendo como una oportunidad. Atacaban en oleada tras oleada.

"¡Arrrhhhhh!"

"¡Toma eso! ¡Disparo Penetrante!"

Tenía mi agarre en el asta de la lanza, pero la punta de la lanza empujó contra mi escudo, desatando una habilidad mortal. Un estallido de energía salió de la lanza. Pero fui capaz de retenerlo.

Como tratar de meter el dedo en un grifo para detener el agua, los rayos de energía estallan de todos modos. La luz pasó a través de las murallas del castillo, y después quedó un cráter en el suelo a nuestro alrededor. Pero eso fue todo.

"¡ARRHHHHHH!" ‒ Rugió Tsugumi, preparándose para dispararme.

Tenía que llenarla de desesperación. Tenía que hacerle creer que no tenía esperanzas de victoria.

La lanza empezó a brillar, y el globo ocular del mango se abrió y miró a su alrededor en cortos y erráticos tirones.

"¡Todas! ¡Enfoquen su ataque en él!"

"¡Bien!" ‒ gritaron todas juntas.

"¡Entonces vengan a mí!"

Si me atacaban, no les iba a gustar lo que pasará después.

Tiré de la lanza y la giré, rozando a los atacantes.

"¡Ahhhhh!"

"¡Ugh!"

Apenas las había tocado, pero sufrieron mucho daño. Por suerte para ellas, la mitad de sus cuerpos habían sido reformados con partes de monstruos, así que estaban un poco chamuscadas, pero estaban bien. Un poco de magia sanadora las curaría.

"Eres malditamente persistente."

"Todo lo que tengo es un escudo. Tengo que hacer lo que pueda".

Codo con codo con ella, todavía podía seguir aguantando los ataques energéticos de Tsugumi.

Pero, finalmente, la habilidad pareció agotarse. Hubo un siseo de desinflado, y humo surgió de la punta de su lanza.

"¡Ríndanse ya!"

Tenía que terminar con esta pelea.

"¡No, gracias!"

"¡Entonces lo pagarán!"

Les pagaría por todo el dolor que han causado, y más.

"¡Therese! ¡Realiza un hechizo de defensa! ¡Firo, ayúdala! ¡Pongan a todos los que puedan en esto! ¡Protejan a todos!"

"¡Muy bien!" ‒ gritó Therese. Llamó a otros soldados y todos ellos comenzaron a invocar una barrera protectora.

Las llamas podrían ser tan poderosas que habrían convertido todo en cenizas. Pero, hice lo mejor que pude durante la batalla con Cristal, y ella había sobrevivido. Así que, sólo quería asegurarme de no hacer ningún daño innecesario. Usé el Escudo Antiaéreo por si acaso.

"¡Ugh!"

El escudo estaba empezando a apoderarse de mi mente. Un odio profundo ardía en mi cabeza, diciéndome que matara a todos.

Pero había gente a la que tenía que proteger, a la que quería proteger.

No sólo Raphtalia y Firo.

Después de la batalla con el sumo sacerdote, habían pasado tantas cosas. Ahora había más gente de mi lado, más gente que necesitaba mi protección. Cuanto más me importaban, menos podía usar este escudo.

Durante la batalla contra la Tortuga Espiritual, Ost había quitado la ira y el odio del escudo y lo había convertido en poder, poder que lo hacía aún más fuerte.

Sí... ahora mi ira tenía una dirección. No odiaba al mundo entero. Se centró en un solo punto...

Para proteger a mis amigos, tenía que controlar mi ira.

Rabia, odio, disgusto, repugnancia, resentimiento, furia...

No eran para todos. Tenía que concentrarme en los que estaban frente a mí.

"¡AAAAGHHHHHHH!"

La Maldición Oscura Ardiente S fue activada, rugiendo desde mi escudo.

"¡¿Pensé que sólo podía defenderse?!"

"¿No has estado prestando atención? ¡Por supuesto que puedo contraatacar!"

Llamas negras saltaron de mi escudo, abriéndose ante mí y corriendo sobre el enemigo.

"¡Ahhhhhhh!"

"¡Arrrughgh!"


Nunca antes había sentido tanto poder en estas llamas detestables. Eran más fuertes que nunca, rugiendo en mis oídos mientras quemaban todo lo que tenía delante.

"Whoa..."

"Así que ese es... Ese es el ataque prohibido de Naofumi..."

"Es un poco diferente al tuyo, ¿no? Bastante peligroso. Cristal necesitó agua sanadora del alma para resistirlo".

"¡Basta de charla! ¡Peleen!"

Sentí que el odio disminuía, pero sabía que volvería. Así es como funcionaba el ataque.

Sólo resistirlo era casi suficiente para volverme loco. Era una batalla que tenía que librar conmigo mismo. Pero ahora tenía amigos, Raphtalia, Firo y los otros. Tenía que protegerlos. Puede sonar un poco cursi, pero si quería proteger a mis amigos, no podría permitirme ser tragado por el odio.

"¡Maldita sea! ¡No nos vamos a rendir!"

Incluso después de ser golpeada con un ataque como ese, se negó a soltar la lanza.

¿Cómo iba a detener a alguien tan obsesionada?

Basura #2 era un verdadero asqueroso, por lo que sabía de él. Pero si había toda esta gente que todavía tenía sentimientos fuertes por él, supongo que también debe haber hecho algunas cosas buenas en su vida. Supongo que si todo hubiera salido como él quería, sus inventos nunca habrían sido usados, y todas estas mujeres no habrían terminado de esta forma.

Además, Cristal le advirtió al final. ‘No te muevas’, dijo ella.

Él es el que ignoró la advertencia, y por eso murió. ¿Por qué insistieron en hacer todo esto nuestra culpa?

¡Ah! El Escudo de la Ira se apoderaba de mi mente otra vez.

Tenía que mantenerme alerta. No podía permitirme perderme en el odio.

"¡Más poder! ¡Más! ¡Suficiente para destruir a estos tontos!"

Los enemigos quemados se pusieron lentamente en pie.

Como para regenerar lo que perdieron en las llamas, el lado bestia de sus cuerpos creció y se extendió.

¡Maldita sea! ¿Cuánto tenía que quemarlas para que se quedaran abajo?

"¡Hyaaaaaaa!"

¡Esto no es bueno! Al igual que lo que había ocurrido con Yomogi, la lanza brillaba de calor, y unas enredaderas parecidas a tentáculos salieron y se envolvieron al brazo de Tsugumi.

Pero a Tsugumi no pareció importarle. ¿Quizás fue por su mitad bestia?

¿Qué se supone que tenía que hacer? Kizuna cortó las enredaderas la última vez, pero...

"¡Ataque de Flor de Sangre!"

Kizuna estuvo sobre ella en un instante. Cortó a través de las enredaderas y se puso a salvo. Pero las enredaderas volvieron a crecer casi inmediatamente y volvieron a envolver el brazo de Tsugumi.

¿Realmente no se dio cuenta o no le importaba lo que estaba pasando?

El poder que ella emitía se hacía cada vez más fuerte. ¡Yo... no puedo aguantar mucho más!

"¡Este es el fin!"

La punta de su lanza de repente disparó... ¡sí, disparó estrellas!

No había duda en mi mente. Esta arma suya era una copia de la lanza de Motoyasu.

Este ataque fue probablemente la Lanza Estrella Fugaz.

"¡Ahaha! ¡Eso debería ponerle fin! ¡Muere!"

Me arrancó la lanza de la mano y me la apuntó, lista para disparar un rayo, cuando...

Hubo un sonido horrible, como el desgarramiento de la carne.

"¡Gyaaaaaahhhhh!"

La sonrisa desapareció de su cara cuando Tsugumi cayó al suelo. Se agitaba y retorcía.

“¡¿Tsugumi?!”

"¡¿Qué está pasando?!"

Las otras mujeres corrieron hacia Tsugumi, donde ella yacía en el suelo.

"¡Ahhh! Ag... ¡argh!"

Se movía violentamente mientras sus ojos se volvían hacia su cabeza.

¿Era la lanza la que estaba haciendo esto?

Antes de que tuviera tiempo de preguntarme, las mujeres que estaban encerradas en batalla con Raphtalia y L’Arc dejaron de pelear y empezaron a gemir. Era como si su medicina hubiera desaparecido de repente.

"¿Qué demonios está pasando?"

"¿Crees que NOSOTROS hicimos esto?" ‒ Las llamas malditas tenían el efecto especial de retrasar cualquier efecto restaurador por un tiempo, pero eso no habría sido suficiente para causar esto.

"¿No crees que esto tiene algo que ver con sus espeluznantes cuerpos de animales?" ‒ Preguntó Kizuna.

Pero no había tiempo que perder en eso.

"Kizuna, ella no son nuestro mayor problema ahora mismo."

"¡Tienes razón!"

La lanza aún estaba envuelta alrededor del brazo de Tsugumi mientras ella se retorcía en el suelo. Estaba chupando todo su poder, como lo había hecho con Yomogi. Eso significaba que probablemente estaba a punto de explotar.

¡Maldita sea! ¿Teníamos tiempo de lanzarla?

Estaba preocupado por ese globo ocular cristalino en el mango. Brillaba más que la espada de Yomogi, lo que me hizo temer que la explosión fuera a ser más grande que la última vez.

"¡Kizuna! ¡Espera!"

“¡¿Qué?!”

"No cortes las enredaderas todavía. Podría desencadenar la explosión".

No sabía qué mirar durante la lucha con Yomogi, pero mirando hacia atrás ahora, las enredaderas pueden haberlo causado.

"Quizá no explote mientras le esté chupando energía".

"¿Estás diciendo que deberíamos dejarla así?"

Ella tenía razón. Si ella se estaba moviendo en el suelo, entonces probablemente ya casi no tenía energía de todos modos. Si no fuéramos a ser crueles, tendríamos que llevarlas a un lugar seguro antes de dejar que explote.

A Kizuna y a Raphtalia probablemente no les gustaría ese plan. A mí tampoco me gustaba mucho, pero no teníamos muchas opciones.

No había suficiente tiempo para tener una discusión de cualquier manera.

"¡Ahhhhh!" ‒ gritaron todas de dolor. Entonces se pusieron en pie como bestias y comenzaron a aullar y a gritar.

A cuatro patas, empezaron a caminar y a acechar por el campo de batalla como los animales en los que se basaban.

"Maldita sea. ¡¿Qué demonios está pasando con esta gente?!" ‒ L’Arc gritó mientras trabajaba con Raphtalia y Yomogi para controlar a las bestias furiosas.

No se movían con inteligencia ni con un plan, pero eran más rápidas y difíciles de predecir que antes.

"Fueeh..."

"¡Rafu!"

Raph-chan hinchó la cola y lanzó un hechizo sobre las mujeres bestias merodeando. Todas se volvieron hacia una zona vacía del campo de batalla y corrieron a atacarla. Raph-chan debe haberlas engañado con algún tipo de magia de ilusión. A juzgar por lo que sabía de juegos, la magia de ilusión tendía a funcionar mejor contra enemigos salvajes. Por supuesto, por otro lado, había enemigos contra los que no funcionaba en absoluto.

"¡Alto! ¡Miren lo que le está pasando a Tsugumi! Abandonen su venganza y hagan lo que puedan para ayudarla".

Pero no estaban escuchando, o habían perdido la capacidad de escuchar.

"Será mejor que se calmen. Eso podría pasarles a ustedes después. Es mejor que ahorren sus fuerzas".

Entonces todas parecieron calmarse, como si hubieran perdido la voluntad de luchar.

"Eso es todo. Las que más enloquecieron fueron las más beligerantes".

“...”

"Ahhh... Ah..."

Como una esponja siendo apretada, Tsugumi se arrugó ante nuestros propios ojos. Sus mejillas se hundieron en sus huesos, y parecía una momia.

Probablemente estaba sucediendo debido a una combinación de dos cosas. La irracional furia que venía de su retorcido lado animal, y esa espeluznante lanza en sus manos. Hablando de la lanza, no tenía duda de que explotaría una vez que terminara de chuparle la vida.

"No puedo usar el portal."

Pero hay otra manera de usar el portal.

El problema era que sólo funcionaba con los miembros del equipo, pero aunque no lo configurara para teletransportarme, todavía podía abrir un portal a cualquier lugar donde hubiera estado antes. Esperaba poder usarlo para hacer algo con la lanza y Tsumugi, pero no funcionaría si ella no estaba en mi equipo.

Y había otro problema. La mitad bestia de su cuerpo estaba relacionada con el Tigre Blanco, que estaba teniendo un efecto interferente en mi capacidad para utilizar el portal también.

No había una buena salida.

Pero tuve otra idea.

"¡Echen magia de apoyo sobre ella! ¡No se olviden de reponer su magia y SP!"

"¡¿Qué estás pensando?!"

"Vamos a llevarla a algún lugar lejos de todo el mundo y luego correremos. Si no lo hacemos, esa arma nos matará a todos cuando explote".

"¿Pero qué hay de Tsugumi?"

"Pensaremos en algo para ganar un poco de tiempo."

Pero antes de que pudiera terminar de pensar, una risa espeluznante resonó por el campo de batalla. Vino del globo ocular de la lanza.

"¿Creen... que pueden... escapar?"

La voz sonaba y se cortaba, pero claramente pertenecía a Kyo.

No tenía que decírmelo. Sabía que se nos había acabado el tiempo.

"¡Parece que... falló... mucho para deshacerse de ustedes... aún así... esta es la...!"

Hubo un estruendo ensordecedor, y toda la lanza empezó a brillar, igual que lo que había pasado con Yomogi.

"¡Kyo! ¡No puede ser! ¿Éste fue tu plan todo el tiempo?" ‒ Gritó Yomogi, pero la voz de Kyo ya había desaparecido. Supongo que lo había cortado de su lado.

La lanza brillaba mucho más que la espada de Yomogi. Definitivamente estaba a punto de explotar.

"¡Jaa!" ‒ gritó Kizuna, corriendo hacia delante para cortar las enredaderas.

No podía darme el lujo de quedarme atrás y mirar.

Agarré la lanza y traté de lanzarla tan alto como pude. Sabía que estaba a punto de explotar.

No íbamos a lograrlo. Me sentí como un soldado tratando de lanzar una granada.

¿Qué debo hacer? ¿Qué PODÍA hacer?

El tiempo parecía ralentizarse.

Todo el mundo iba a morir.

Por lo que pude ver, el monstruo que tomó la forma de la lanza parecía haber muerto antes de que pudiera explotar. Lo mismo había pasado con Yomogi en la casa. Sentí, y no estoy seguro de por qué, que tal vez podría absorberla en mi escudo.

En la casa había priorizado tirar la espada, pero sabía que no había tiempo para eso ahora.

Sólo quedaba una cosa por intentar. Dejé que mi escudo lo absorbiera. Al principio hubo un poco de resistencia, pero luego, como si el escudo entendiera lo que estaba pasando, se deslizó fácilmente el resto del camino.

"¡¿Sr. Naofumi?!

"¡¿Qué?!"

"No hay tiempo. No tengo ni idea de si funcionará, ¡pero tengo que intentarlo!"

"¡Es una locura!"

"¿Qué otra opción tengo? Este escudo absorbió la luz de la última explosión, así que tal vez..."

Cierto… Esta cosa en forma de lanza probablemente había sido hecha de la energía de la Tortuga Espiritual. La energía liberada en la explosión probablemente estaba regresando al Escudo Corazón de la Tortuga Espiritual.

Un ícono de lanza parpadeaba en mi visión. ¿Intentaba decir que había un objeto extraño en el escudo? El icono estaba rojo y parpadeando.

¿Y si rompía el escudo? ¿Qué me pasaría en ese caso?

No tenía ni idea, pero si disminuía el daño a mi entorno, tenía que hacerlo.

"¡Escudo Prisión!"

"¡Sr. Naofumi!"

"¡Rafu!"

"¡Amo!"

Raphtalia y los demás estaban corriendo hacia acá, así que me encerré en el Escudo Prisión para mantenerlos alejados. Si el escudo explotara, también ayudaría con la onda expansiva.

"Chiquillo..."

"Naofumi, tú..."

"Naofumi..."

Los oí gritar a través de la pared de escudos. Luego me cubrí con mi propio escudo para protegerlos de la explosión.

Todavía estaba usando el Escudo de la Ira. Era el escudo más fuerte que tenía, ¡así que espero que sea suficiente para detener la explosión!

El ícono de la lanza roja parpadeó premeditadamente.

El icono del Escudo Corazón de la Tortuga Espiritual apareció y empezó a brillar con una tenue luz, como si estuviese absorbiendo la energía de la lanza.

Sucedió un segundo después. Hubo un fuerte golpe en lo profundo de mi cuerpo, y sentí algo rasgarse. La lanza debe haber explotado.

"Ugh..."

Una terrible sensación escalofriante recorrió mi interior, como si veneno se abriera paso por mis venas. Maldita sea. Pensé que podría morir.

No era mi estilo en absoluto, pero realmente podría terminar dando mi vida para salvar a esta gente. Maldita sea ¡Preferiría no morir si pudiera!

El Escudo Prisión normalmente no duraba mucho tiempo, pero aún no mostraba ningún signo de desaparecer. ¿Qué significaba? O la habilidad duraba más, o mi sentido del tiempo se estaba ralentizando.

Si este último era el caso, entonces se sentía como si un segundo se hubiera convertido en un minuto o más.

¡Maldición! ¡Maldita sea! Me dolía mucho. ¿Cuánto tiempo tenía que soportarlo? Sentí que podría perder la cabeza.

El dolor era diferente a todo lo que conocía, diferente de las llamas ardientes del Escudo de la Ira. Apreté mis dientes y eventualmente, la lanza comenzó a brillar y derretirse.

¿Había terminado?

"Ugh..."

Estaba tan mareado que pensé que podría caerme.

Me sentía como si me hubieran envenenado.

Estaba mareado y temía desmayarme en cualquier momento.

Todavía había problemas con los que lidiar. Todavía había enemigos fuera de la prisión. No podía permitirme desmayarme aquí. Todavía no.

Entonces vi... ¿un fantasma? ¿Una alucinación?

Brillando como un espejismo, pensé que vi a Ost venir corriendo para ayudarme a mantenerme en pie.

Ella no dijo nada, pero sus ojos me dijeron lo que pensaba.

Ella me apoyaba, me mantenía despierto y me daba energía.

Mis pies encontraron su lugar, y me levanté para estar de pie.

Cuando la busqué de nuevo, se había ido... o quizás no había estado allí desde el principio. Normalmente, me habría reído de la sugerencia de que alguien había regresado del otro lado para ayudarme. Pero este no era un momento ordinario.

Tenía que llevar a cabo la tarea que ella me había confiado.

Lo que significaba que no podía permitirme perder aquí y ahora con esta gente.

El Escudo Prisión finalmente desapareció, y todos vinieron corriendo hacia mí, sus ojos mojados por las lágrimas.

"¡Sr. Naofumi! ¿Te encuentras bien? ¿Qué pasó?"

"Estoy bien. Fue un poco duro, por un minuto."

Pensé que iba a morir. Todavía estaba un poco cansado, pero al menos podía mantenerme en pie.

"¡Todavía tenemos trabajo que hacer!" ‒ Grité, e inmediatamente todos volvieron a sus posiciones de batalla.

"¡Gaahhhhhh!"

Tsugumi estaba de nuevo en pie, asustada y actuando como una salvaje. Todavía parecía que ella podría morir en cualquier momento.

"¡Basta ya! ¿No ves que nos han engañado? Rindámonos, esta no es una batalla que nosotras debamos pelear" ‒  dijo una de las otras mujeres bestias. Tsugumi no le prestó atención. Ella seguía furiosa. Parecía que mataría a todo lo que se cruzara en su camino.

"Por favor, no tenemos derecho a pedirle esto, ¡pero por favor ayúdenos!"

Quise resistirme a la sugerencia, pero antes de que pudiese Kizuna corrió hacia delante y asintió.

"Bien. Sabemos lo que es ser usado y abandonado por Kyo. Y matamos a tu amigo. Tenemos una responsabilidad aquí."

"Obtuvo lo que se merecía, si me preguntas."

Kizuna se puso un dedo sobre sus labios, como para decirme que me callase.

Oye, ¿no deberían ELLAS callarse?

"Me di cuenta de esto durante la batalla, pero ya sabes que como Héroe de la Caza no puedo dañar a los oponentes humanos, ¿verdad? Bueno, tampoco puedo dañar a los semi-humanos como Raphtalia. Y aun así, puedo luchar contra ellas sin ningún problema".

"¿Sí? Bueno, están todas igual de jodidas, ¿no?"

"Eso no es lo que quiero decir. Es como... Cuando hiciste lo que hiciste para proteger a todos, me dio escalofríos. No dejaba de pensar que quería proteger a la gente como tú, que quiero salvar a la gente. Me preguntaba si había algo que pudiera hacer, ¿sabes? Y luego fue como si hubiera oído una voz. Como si la respuesta estuviera dentro de mí."

Kizuna parecía conmovida por su propio discurso. Pero se tomó su tiempo, ¿no? ¿Ya lo has hecho? ¿Qué ha pasado? No tenía tiempo de escuchar toda una oración aquí.

Quería decirte que te apures y vayas al grano, ¿quieres?

Kizuna desenvainó su cuchillo de atún y se giró para enfrentarse a la furiosa Tsugumi.

"Mi nombre es Kizuna Kazayama. Soy el Héroe de la Caza, uno de los cuatro héroes santos, y no puedo matar a un humano. ¡Por mi honor como héroe, las salvaré a todas!"

Rápidamente cruzó el campo de batalla.

Tan pronto como entendí lo que estaba sucediendo, despejé mi mente y le lancé un hechizo de apoyo.

"¡Zweite Aura!"

Pronto se enfrentó a la furiosa Tsugumi. Ella gritó.

"¡Rompe! ¡Eliminador de Escamas!"

Hubo un destello, y un sonido aplastante, e innumerables espadas formaron un arco por el aire, cortando a Tsugumi.

Muchas de las habilidades de Kizuna enfatizaban su velocidad.

"¡Gah!"

Tsugumi se puso tiesa como una tabla.

"Pensar que yo... Si me muevo, yo... como el amo..." ‒ murmuró.

Un segundo después y todo el pelaje de su lado bestia se le cayó. Los cortes deben haber sido más profundos que eso también, porque el pelaje fue seguido de chorros de sangre.

"¡Ahhhhh!" ‒ gritó todo el mundo. Corrí a revisar el cadáver.

Pero…

"No tienes que preocuparte por ella. Es más dura de lo que parece".

Estuve seguro de que estaba muerta, pero no lo estaba. La levanté y se la mostré a todos.

La mitad de su cara estaba cubierta de laceraciones, pero respiraba profunda y constantemente.

"Zweite Sanar" ‒ le casteé el hechizo en la cara.

A medida que el hechizo surtía efecto, su cara se veía cada vez más humana. Como si la parte de la bestia hubiera sido asesinada y vencida.

Las otras mujeres vinieron corriendo, suspirando aliviadas cuando se dieran cuenta de que ella estaba a salvo.

"Pasará un tiempo antes de que se recupere".

Todavía había lugares donde tenía partes de tigre blanco, pero ya no actuaba de forma extraña.

Tomaría tiempo curarla completamente, pero parecía que iba a estar bien.

... Y todo gracias a nuestro Héroe de la Caza residente, supongo.

Ella no podía cazar humanos, por lo que su ataque solo había herido el lado bestia de Tsugumi. Fue como una operación quirúrgica.

Pero, ¿‘Eliminación de Escamas’? ¿Qué era eso, como limpiar un pescado? Tal vez ella debería ser la heroína de la limpieza, o la heroína de la desintegración.

"¿Todavía tienen ganas de pelear?"

Miré a mi alrededor y miré a los ojos a cada una de las otras mujeres. Lentamente se sentaron y anunciaron ‒ "Nos rendimos. Hemos sido usadas."

"Probablemente no quieran oírlo, pero necesitan pensar en quién pueden confiar."

Después de todo lo que había pasado con Perra, sabía de lo que estaba hablando.

"De todos modos, al menos saldrán vivas de esto por ahora."

“...”

"Honestamente preferiría deshacerme de ustedes aquí y ahora, pero..."

Las mujeres parecían conmocionadas y aterrorizadas.

"Pero supongo que el comandante de por aquí las quiere vivas a todas. Sólo soy un forastero aquí, así que no tengo nada que decir".

Además, mis brazos estaban ocupados con Tsugumi. No podría luchar contra ellas ahora aunque quisiera.

Bueno, las cosas podrían ser peores.

"Naofumi..."

"Sr. Naofumi..."

Raphtalia me miró con los ojos llenos de emoción.

¿Qué? ¿Realmente pensaron que las iba a matar a todas?

"Rafu..."

"Estoy caansaaadaaa" ‒ se quejó Firo.

"De todos modos, hablemos de ello. No es momento de discutir" ‒ dijo L'Arc.

Supongo que ellas ya no querían pelear. Simplemente se rindieron.

"Kizuna, encárgate de las otras como lo hiciste con ella."

"¡Claro que sí!" ‒ dijo, acercándose a las mujeres.

Suspire. Pronto iríamos a la guerra. No necesitábamos lidiar con esta mierda ahora.

"¡Espera! ¿Y Cristal?"

Las mujeres prestaron atención cuando Kizuna preguntó por Cristal.

"¡Así es! La estrategia que Kyo tenía..."

Oh, dame un respiro. ¿Hay más?

"¡Iba a enviar tropas al reloj de arena del dragón mientras atacábamos el castillo!"

Lo sabía. Fue fácil predecir su estrategia superficial. Hizo lo que más nos molestaba.

"Es justo como dijiste, Naofumi."

“Me está volviendo loco. Ustedes” ‒ dije, volviéndome hacia las mujeres. ‒ "¿Pueden convencer a esta gente de que detenga el ataque?"

Ellas asintieron.

"¡Si nos traicionan, Cristal y yo las mataremos!"

"¡En marcha!"

"¡Sí!" ‒ L’Arc gritó.‒  "¡Soldados! Ocúpense de los heridos, de las reparaciones y de los informes. ¡Me voy!"

"Sí, bueno, supongo que este es tu país después de todo. No es divertido quedarse sentado y ser atacado, ¿verdad? ¡Vamos a terminar esto!"

"Sí. Expongamos la verdad a los engañados" ‒ dijo Raphtalia.

"¡Sí! ¡Transcripción de Retorno!"

Kizuna usó su habilidad y nos llevó de vuelta al reloj de arena del dragón.

Mis alrededores cambiaron instantáneamente a la habitación que albergaba el reloj de arena, y desde la habitación, pude escuchar los sonidos de la batalla rugiendo afuera.

"¡Danza Circular Formación Cero: Flor de Luna de Nieve Inversa!"

A través de una puerta, oí a Cristal gritar y vi una explosión de pétalos de flores nevados. Vi siluetas de gente cayendo.

Había gente retorciéndose en el suelo. La plaza se había convertido en un campo de batalla.

Cristal estaba bebiendo la botella de agua sanadora del alma que yo le había dejado, y disparando habilidad tras habilidad.

Kizuna era bastante poderosa, pero Cristal también lo era.

Sus habilidades se habían vuelto aún más filosas después de discutir con Raphtalia los métodos para mejorar las armas vasallas.

Me alegraba de que Cristal se haya quedado. Esa fue la elección correcta.

Ninguna de las tropas enemigas la había pasado todavía.

Kyo no había enviado a muchas de ellas. No debe haber estado pensado que lo esperaríamos.

En realidad, la principal fuerza de ataque al castillo, las mujeres de Basura #2, también habían sido bastante escasas.

El enemigo parecía haber perdido su voluntad de luchar con mi llegada. O eso o sabían que ya estaban peleando una batalla perdida cuando llegamos allí.

"¡Todos ustedes, cálmense! ¡El Héroe de la Caza está aquí para salvar a aquellos de ustedes que se han perdido en la locura! ¡Detengan la lucha ahora!"

“Kyo sólo nos está usando” ‒ Las mujeres que habían estado peleando con nosotros en el castillo gritaron.

Las otras luchadoras que aún estaban en combate se volvieron y respondieron ‒ "Pero, ¿qué pasa con...?".

Casi oigo el nombre de Basura #2, pero hubo un accidente cerca que ahogó la voz. ¿Alguna vez iba a saber su nombre?

"¡Saben de lo que estoy hablando! ¡Alguien aquí va a perderse! ¡Le pasó a Tsugumi en el castillo! ¡Ella tenía un arma que casi explota y nos mata a todos! ¡Sólo somos peones en el juego de Kyo!"

"Pero... Pero..."

"Si quieren seguir luchando, entonces sigan luchando. Raphtalia, Kizuna, L'Arc, Cristal; todos. Así es como son. No tenemos tiempo para entretenerlas. Atrápenlas vivas o no. Traten de mantener los daños al mínimo".

"¡Recibido! ¡Guardaremos la charla hasta que nos hayamos ocupado de esta gente!" ‒ Kizuna se disparó como una bala, cortando a través de la mitad bestia salvaje de las mujeres. Solo fue un ataque, pero las aparentemente inmortales mujeres cayeron al suelo. Aquellas que permanecían conscientes se retorcían de dolor.

Algunas de ellas permanecieron de pie, desesperadas por continuar la lucha. Raphtalia se encargó de ellas en un instante.

La fuerza realmente viene con los números, ¿no? Quería tener a más gente de mi lado.

"¿Qué es lo que buscan? ¿Qué le iban a hacer al reloj de arena del dragón?"

Las mujeres capturadas se volvieron hacia su líder, quien les ofreció un colgante. Parecía el tipo de piedra preciosa que los aventureros de este mundo usaban para buscar objetos de caída.

"Él dijo... Dijo que si registrábamos el reloj de arena del dragón en esto, entonces... ganaríamos..."

"Me imaginé que era algo así. Él quería recrear el Retorno de la Vena del Dragón. Entonces podría haber enviado tantas tropas como quisiera al centro del castillo".

Hablando de fuerza en números, podría haber enviado a todo su ejército. La victoria estaría casi asegurada.

L'Arc, Cristal y Raphtalia pueden ser algunos de los luchadores más fuertes de la zona, pero había un límite a lo que podíamos enfrentarnos solos.

"Fue sólo una idea. No puedo creer que realmente..."

"Así es como es él. Incluso envió tres ataques separados".

Envió a Yomogi a atacarnos en la casa de Kizuna. Luego envió a la mitad de las mujeres de Basura #2 al castillo, y la otra mitad al reloj de arena del dragón para asegurarse de que pudiera enviar más tropas.

"De todos modos, tienen suerte de que Kizuna las detuviera. Podrían haberse vuelto locas en cualquier momento. Pueden odiarnos por esto si quieren, pero al menos deberían darse cuenta de por qué murió su comandante".

Les di la espalda y continué ‒ "Probablemente podamos curarles con medicinas, pero no sé si la gente del castillo querrá ayudarles. Tal vez se me ocurra algo".

"¿No eres encantador, Naofumi?" ‒ Dijo Kizuna.

"¡Eso es lo grandioso del Sr. Naofumi!"

"¡Rafu!"

"Es una de tus mejores cualidades, chiquillo."

"¡Cállense ya!"

Finalmente, la noche había terminado. Mucho había pasado, demasiado, para mi gusto.


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Delirios de Lord:
Jaja, Naofumi se hace el chico duro.
Aunque es capaz de hacer lo necesario cuando debe.