Ilustración de とうか |
Traductor: Lord
Editor: Lord
Había un pequeño parche de árboles situados a cierta distancia de la Villa Coda, y dentro de esos árboles estaba una pequeña casa.
La casa era más o menos del tamaño de dos habitaciones de seis tatamis. Había dos pequeñas ventanas en sus paredes que fueron diseñadas para permitir la máxima cantidad de luz y el viento en la casa, debido a la falta de vidrio en este mundo.
Sus paredes estaban hechas de ladrillos secados al sol puestos encima uno del otro, y estaba cubierto de enredaderas de hiedra. La luz que se filtraba a través del dosel arqueado por encima de ellos calentaba el aire circundante causando que la casa tuviera un toque de elegancia.
Alguien había estacionado un carro en frente de la casa. El vagón estaba cediendo ante el peso de una pequeña montaña de cajas, sacos, y libros atados con cuerda.
Después de ver la cantidad de equipaje en el carro y el burro pastando junto a la carretera, uno podría preguntarse si esto era demasiado para una pobre bestia de carga.
Frente a este montón de cosas había de pie una persona, obviamente, con problemas, agarrando un paquete de libros.
Ella era una chica con el pelo de plata, y parecía estar alrededor de los 14 ó 15 años de edad. Llevaba un Kantoi.
(NT: Un Kantoi es algo entre un poncho y una túnica)
"Maestro, no podemos seguir acumulando cosas en el carro."
No importa lo que hicieran, ellos simplemente no podían
meter cualquier otra cosa en el vagón. La chica le dice este hecho con calma a
la persona dentro de la casa.
"Lelei! ¿No puedes pensar en algo? "
Un anciano de barba nevada asomó la cabeza por una ventana
cercana, con una expresión de "no puedo aceptar eso" en su rostro
arrugado.
"Tendría más sentido dejar las frutas Coam y las peras
Lochte atrás."
La chica llamada Lelei quito los sacos llenos de frutos
maduros de la carreta, uno tras otro. Colocó el paquete de libros que tenía en
la mano en el espacio que quedo vacío.
Frutas COAM y las peras Lochte eran unas hierbas medicinales muy eficaces
contra fiebres altas. Sin embargo, estas fiebres eran raras, por lo que no eran
particularmente necesarias a corto plazo. Y aunque eran raras, no eran
inalcanzables por cualquier tramo, por lo que los libros preciosos que acababa
de cargar tomaron prioridad sobre ellos.
El anciano de pelo blanco dejó caer los hombros.
"El Dragón de Fuego no debería haber despertado por
otros 50 años, ¿por qué ahora...?"
La noticia del ataque del Dragón de Fuego en la aldea de los
elfos se había extendido como la pólvora.
Normalmente, habrían dejado todo y huirían, pero desde que
les habían advertido de antemano, aún quedaba algo de tiempo para hacer las
maletas. Como resultado, el pueblo estaba lleno de actividad con todo el mundo
haciendo sus preparativos para escapar.
El anciano gruñó y se llevó los sacos que Lelei había bajado
de la carreta de nuevo a la pequeña casa. Había una puerta secreta debajo de la
cama donde planeaba ocultarlos.
Mientras tanto, Lelei guio al burro y lo engancho a la
carreta.
"Maestro, será mejor que se monte rápidamente."
"¿Ah? ¿Qué estás diciendo? No estoy interesado en
montar una niña como tú. Tu hermana mayor sería mucho mejor... Oh sí, tu gran y
rebotante hermana... "
"..."
Lelei miró al anciano con la mirada más fría que pudo
reunir. Luego procedió a solidificar el aire en un bulto y lo lanzó hacia él.
El aire solidificado era sólo tan duro como una pelota de goma, pero aun así
dolía cuando golpeaba a alguien.
"¡Oye! ¡Para! ¡La magia no es un juguete! La magia no
se debe utilizar para la ganancia o disfrute personal... ¡Ey! "
"..."
"Aunque todavía hay un poco de tiempo, no podemos jugar
así. Vamos a irnos pronto".
"Lo sé, lo sé, no hay necesidad de apresurarse...
realmente no puedes aceptar una broma, ¿verdad?"
El anciano agarró su bastón en una mano y se acomodó en el
asiento junto a Lelei. Lelei, por otro lado, miró al anciano y le habló.
"Bromas son para el entretenimiento entre amigos,
padres, amantes y otras personas estrechamente relacionadas. Sin embargo, una
vez que comienzan a tomar una naturaleza sexual, hay que comenzar a tomar la
otra parte en consideración también. Por ejemplo, sería totalmente inaceptable
empezar a hacer chistes lascivos en torno a una adolescente. Esto bien podría
dañar irreparablemente la relación con ellos. Creo que esto debe ser de
conocimiento común para las personas maduras, ¿no? "
El anciano suspiró profundamente mientras su discípulo le
daba una conferencia.
"Huu... Estoy tan cansado. Ojalá no tuviera que envejecer”.
"Objetivamente hablando, eso es incorrecto. Yo siento
que el Maestro es tan resistente como una cucaracha”.
"Eso es a lo que yo llamo grosero. ¿Es así como un
discípulo debe hablar? "
"Así es como me criaron desde la infancia, y yo fui
criado por mi Maestro."
Después de sus palabras no reservadas, Lelei golpeó
ligeramente el burro con su fusta.
El burro obedientemente trato de avanzar, pero no pudo,
porque el vagón de la carreta estaba sobrecargado.
"..."
"... Como dije, estamos llevando demasiado."
"Eso se esperaba. Además, fue usted quien dijo que
podíamos seguir montando cosas, Maestro”.
"..."
Lelei rápidamente saltó de la carreta.
Ella sentía que sería mejor mantenerse caminando a quedarse
quieta en un vehículo inmovilizado.
"¡Oi, oi! Lelei, ¡tienes que tener más paciencia! Si
sigues así, nadie va a querer casarse contigo, ¡y eso sería una vergüenza!
"
Cuando el viejo hombre dijo esto, él tomó la fusta y golpeó
al burro. El burro hizo todo lo posible, pero como era de esperar, el vagón se
negó a moverse.
Lelei notó que una de las ruedas estaba incrustada en el
suelo, alrededor de un tercio de su diámetro. Si se dejaba atorado así, era
natural que el vagón no pudiera moverse.
"Maestro, creo que usted necesita bajarse de la
carreta."
"No, no te preocupes. Después de todo, ¿no tenemos
esto?"
El anciano levantó su bastón, y Lelei suspiró. Imitando el
tono de su maestro, ella respondió:
"La magia no es un juguete. La magia no se debe
utilizar para ganancia o disfrute personal... "
El sudor corría como una cascada por la frente del anciano, y
se apresuró a responder.
"Somos magos, no caminamos como el resto de la
Humanidad."
Sin embargo, no podía desafiar la mirada de Lelei, que era
totalmente carente de calidez o la compasión.
La boca del anciano abrió con un gran "ah ~", y
comenzó a cantar las palabras que él no había dicho durante mucho tiempo.
"..."
Su solemnidad como educador se enfrentó con los otros
sentimientos en su corazón. Podía ver
qué el próximo movimiento del anciano tomaría algo de tiempo. Después de un
rato, miró a Lelei con una expresión incómoda en su rostro.
"Yo... lo siento."
"Eso está bien. Después de todo, sé cómo es el Maestro”.
Lelei era una niña que no endulzaba sus palabras.
Después de usar la magia para aligerar el peso del equipaje,
el burro podría sacar fácilmente el carro y la montaña de carga. Y así, Lelei y
su maestro se sentaron en la carreta y dejaron la casa que habían ocupado
durante muchos años.
Mientras conducían el carro al centro del pueblo, Lelei notó
muchas familias con vagones llenos de cosas, al igual que ella y su Maestro. No
solo utilizaban carretas, también llevaban carros de heno y arneses de arado, y
algunas personas incluso había cargado sus caballos con alforjas.
Lelei miró de cerca a los demás aldeanos, como si estuviera
estudiándolos.
Su Maestro habló.
"Eres una niña inteligente. Todo el mundo debe parecer
tontos a tus ojos”.
"Es natural que los seres humanos buscarían huir con
todo lo que pudieran cargar una vez que escucharon de la venida del Dragón de
Fuego."
"Dijiste que era natural para los seres humanos... ¿eso
quiere decir que son tontos, entonces?"
"..."
Lelei no podía negar las palabras de su Maestro.
Si realmente valoraban su propia vida, ellos deberían tirar
todo inmediatamente y correr tan lejos como pudieran. Detenerse para tomar
algún equipaje sería solamente perder el tiempo que podrían dedicar a huir, y
el propio equipaje les restaría velocidad. Sería demasiado tarde para
abandonarlo cuando el Dragón de Fuego llegara.
Para empezar, ¿por qué los seres humanos aún luchan tan duro
para sobrevivir? La muerte era inevitable - iba a suceder tarde o temprano.
¿Cuál era el punto de prolongar lo poco que duraba sus vidas?
Lelei analizo lógicamente el tema mientras lo consideraba, y
el viejo estaba agonizando sobre cómo hablar con ella.
Cuando llegaron al centro de la aldea, el camino a seguir
fue bloqueado por una cola de vagones.
"¿Qué está pasando más adelante?"
La columna de los vagones no se movió, pero el Maestro de
Lelei recibió una respuesta de alguien delante.
"Ah, es Kato-sensei. Y Lelei también. Ah, estamos en
problemas ahora. Alguien sobrecargo su carro y el eje se rompió, y ahora se ha
quedado atascado en el medio de la carretera y bloqueo a todos. Todos estamos empujando,
pero nos tomara un tiempo.
Serían atrapados por los vagones detrás de ellos, incluso si
querían dar la vuelta y tomar otra ruta. Esto era lo que algunos podrían llamar
una trampa-22.
(NT: Una Trampa-22 es una situación paradójica en el que no
se puede escapar de algo debido a las reglas contrarias. Por ejemplo: Para
tener un trabajo necesitas experiencia, pero para ganar experiencia necesitas
un trabajo).
Como su Maestro estaba hablando con el aldeano, la atención
de Lelei fue atrapada por un grupo de hombres misteriosos, que hablaban una
lengua que nunca había escuchado antes.
"El socorro en desastres es parte de nuestro trabajo
también. ¡Comiencen por remolcar lejos el vagón afectado! ¡Itami-taichou, por
favor pregúntele al jefe de la aldea por el permiso para iniciar operaciones, y
Tozu, dile a la gente detrás que ha habido un accidente y que tomen otro
camino! ¿Por el idioma? ¡Utiliza el lenguaje corporal! Kurokawa, vaya asegurarse
de que nadie está herido más adelante”.
A primera vista, estos hombres estaban todos vestidos de verde...
Bueno, verde y algunos otros colores, como el marrón.
No, parecía que también había una mujer entre ellos.
Parecían estar usando cascos; ¿eran soldados de alguna parte? Sin embargo,
ellos no llevaban armadura. Al parecer, pertenecían a un grupo que Lelei no
conocía.
Aunque ella no estaba muy segura de lo que decían, los
hombres y la mujer saltaron a la acción bajo las órdenes de un hombre de más o
menos 45 años de edad.
Desde su punto de vista, parecía ser su comandante. Se
sentían como una especie de organización militar, de esos que contenían su
violencia con las normas y reglamentos.
Le dijo a su maestro que iba a "comprobar las
cosas", y se bajó de la carreta.
El carro que fue la causa de este incidente estaba más o
menos quince vagones delante.
Uno de sus ejes se quebró, y el carro estaba tendido en el
camino. Podía ver el equipaje disperso, un hombre en el suelo, así como una
madre con su hijo. El caballo colapso en el camino, su boca chorreando espuma.
Agitaba sus miembros, ya que luchaba para levantarse, y así los habitantes del
pueblo que querían ayudarlo a ponerse de pie no pudieron acercarse.
"Usted, muy peligroso, rápido regrese."
Era uno de los hombres de verde.
Sus palabras no eran claras, pero a juzgar por sus gestos,
estaba buscando que ella se devolviera.
Sin embargo, Lelei se
dio cuenta que la madre y el niño caído resultaron heridos. Ella dejó de lado
al hombre y continuó, ignorando el caballo agitandose a su lado.
"Aún esta con vida."
El muchacho era un poco más joven que Lelei, de unos diez
años de edad. Después de darle una rápida mirada una vez más, encontró con que
se había golpeado la cabeza, la cara y extremidades se fueron tornando poco a
poco pálidas. Su sudor fluía como si exprimieran un trapo, y su cuerpo estaba enfriándose
rápidamente.
La madre estaba inconsciente, pero su condición era estable.
El niño era el que estaba en peligro.
"Lelei! ¿Qué estás haciendo? ¿Qué pasó?"
Ella se volvió y vio que el jefe de la aldea estaba gritándole.
A su lado había un hombre de verde. Debe de haber ido a informar al jefe acerca
de esto.
"Jefe, creo que la causa fue la sobrecarga de la
carreta y la podredumbre en el eje. El niño está en gran peligro, pero sus
padres deben estar bien. El caballo está más allá de poder ser ayudado".
"¿Esta Kato-sensei cerca?"
"Él tiene su cabeza ocupada con los vagones de atrás.
Él me dejó venir aquí para echar un vistazo”.
Mientras hablaba, la mujer de verde comenzó su triaje* con
el niño que Lelei había mirado. Su técnica le sugirió que había sido entrenada
médicamente. El hombre de verde al lado del jefe, de unos treinta años de edad,
comenzó a señalar a su equipo.
(NT: Triage
es una palabra francesa que significa
clasificar, seleccionar o elegir. Así se ha denominado también al proceso con
el que se selecciona a las personas a partir de su necesidad de recibir
tratamiento médico inmediato cuando los recursos disponibles son limitados. Su
traducción es triaje)
De repente, un grito resonó.
"¡Peligro!"
"!"
El sonido de una explosión siguió poco después, y cuando
Lelei miró hacia atrás, el caballo destrozado yacía inmóvil en el suelo. Había
fallado por un pelo, pero si hubiera llegado más cerca, todo el peso del
caballo - diez veces la de un hombre - habría caído en la parte superior de
Lelei.
Todo lo que Lelei sabía era que los hombres de verde habían
hecho algo al caballo frenético, y que la habían salvado.
♦♦♦♦♦
Los ejércitos aliados, reunidos bajo la bandera del Imperio,
se desvanecieron en el lapso de una noche.
Si esto fuera en Japón, habría sido puesto en los titulares de todos
los periódicos o estuviera desplazándose a través de señales electrónicas en
las zonas comerciales. Pero en este mundo, para los residentes del Distrito
Especial, los movimientos del ejército eran desconocidos para ellos. Incluso si
perdían la guerra, sólo se intercambiarían un conjunto de reglas por otras, y
no afectaría mucho su vida cotidiana.
La razón por la cual esto era así es porque este país era un
territorio disputado. A veces, una de las partes lo tomaría, y a veces la otra
parte la conquistaría. Dado a que sus gobernantes cambiaban tan a menudo, era
imposible que las personas sintieran alguna lealtad hacia ellos.
En este mundo, siempre y cuando la casa de uno no fuera un
campo de batalla, y las familias de uno no fueran reclutadas para luchar en el
campo de batalla, a la gente común no le importaría nada sobre su país.
Aun así, la vida de las personas habían sido afectadas.
La reciente agresividad de los bandidos fue la causa.
Este mundo era gobernado por los soldados y caballeros, pero
ninguno de ellos actuó para suprimir el bandolerismo. Esto se debía a que las
obligaciones de los nobles y sus caballeros no se extendían a mantener el orden.
Lo único que les importaba era el "control". En
verdad, los nobles no eran diferentes de los bandidos. La forma de robar a los
campesinos era llamada "impuestos", mientras que los segundos no utilizaban
tal pretensión. Ambas partes se negaron a aceptar cualquier forma de reproche y
respondieron a cualquier negativa de pagar con la fuerza bruta.
Incluso cuando los nobles o caballeros cabalgaban para dar
caza a los bandidos, eran como pastores correteando fuera a los lobos, lo que
significaba que iban a dejar de perseguirlos una vez que los bandidos
desaparecieran de su vista. Francamente hablando, nada de lo que hicieran
tendría otro efecto.
Desde que los bandidos desesperados luchaban más de lo
normal e incluso llegaban a matarlos por suerte, los nobles y sus tropas no
estaban demasiado entusiasmados con correrlos y terminar con los bandidos. Esa
opinión era difícilmente rara. Incluso en Japón, se grabo una película sobre siete samuráis
contratados por los aldeanos para defenderlos de los bandidos rampantes,
mientras que el señor de la tierra no hacía nada para ayudar.
Dicho esto, los bandidos preferían cuando habían menos
nobles y caballeros alrededor.
Hasta hace poco, tenían que esconderse en las sombras, pero
ahora podían moverse libremente.
Un cazador inteligente consideraría que matar a todas las
presas no dejaría ninguno para el futuro. Por suerte, o por desgracia, una
persona inteligente no se hubiera convertido en un bandido, por lo que la
mayoría de los bandidos eran crueles y despiadados en extremo.
Por ejemplo, había una familia que huyó de su aldea, ya que
recibieron la noticia de que un dragón había sido visto en la vecindad.
El padre conducía su carro con su caballo de arado, y en esa
carreta estaban todas las posesiones de la familia, su esposa de 32 años y su
hija de 15 años de edad.
Los aldeanos huyeron todos como si fueran animales pastando.
Sin embargo, a diferencia de los herbívoros salvajes como búfalos o cebras,
esta familia no se movió en un grupo. No había tiempo para eso, no cuando un
dragón podría atacar en cualquier momento.
Así que ignoraron los gritos de los aldeanos para que se
detuvieran, y abandonaron el pueblo por su cuenta.
En su segunda noche, se encontraron con un grupo de
bandidos.
El hombre espoleó desesperadamente su caballo, pero no había
manera de moverse rápido debido al vagón
sobrecargado. Sin manera de resistirse, la familia fue capturada por los
bandidos montados en caballos.
El hombre fue asesinado al instante, y se llevaron a su
esposa e hija.
En la oscuridad, más de una docena de bandidos se reunieron
alrededor de una fogata y alegremente rebuscaron en su botín.
Su presa no había estado llevando monedas y billetes, pero si
llevaban provisiones. Llenaron sus vientres con la comida que habían capturado.
Se turnaron para violar a la madre y la hija, pero los bandidos más importantes
ya habían saciado sus deseos bestiales y se relajan con el vino.
"¡Jefe! ¡La Villa Coda está a punto de hacer un
movimiento!"
Desde que el Dragón de Fuego apareció, decenas de aldeanos
habían huido. Cargados con el equipaje, no podían moverse rápido, ni podían
defenderse. ¿Por qué no atacarlos? No había ninguna razón para no hacerlo. Ellos
podrían matarlos y saquearlos.
Después de escuchar hablar a su subordinado, el jefe se río
con satisfacción. Era una buena idea, por lo que debería seguir adelante y hacerlo.
Pero al pensar en ello...
"No tenemos suficiente gente."
Sería pedir demasiado de su banda de veinte hombres tomar un
pueblo entero.
"Sobre eso, ¿por qué no obtenemos más chicos de esta área?
De esa manera, podemos trabajar juntos para traer el mejor botín”.
Esta era también una buena oportunidad para reclutar más
manos.
Con bastante gente, podrían atacar con éxito a pueblos
enteros, e incluso ciudades. Si jugaba bien sus cartas, él - expulsado por su
señor - incluso podría aspirar a convertirse en un señor por sí mismo.
De un bandido a un señor. El dulce sueño de ir desde un
pequeño ladrón miserable al gobernante de su propio dominio llenó su mente.
Los momentos finales del jefe de los bandidos sin nombre se
gastaron imaginando un momento en que él sería feliz. ¿Era eso algo bueno, o
algo malo?
De cualquier manera, su cabeza cayó de su cuello, con un sonido
curioso y cómico como de "goro".
Rodó por el suelo y entro a la fogata.
El hedor del pelo y carne quemada inmediatamente llenó el
campamento.
Biológicamente hablando, una cabeza cortada podría conservar
la conciencia durante varios segundos. Siendo ese el caso, el jefe habría
experimentado la cabeza cayendo al suelo. Su campo de visión habría rodado con
él, y antes de darse cuenta de lo que estaba pasando, habría visto lo que solía
ser su cuerpo chorreando sangre.
Después de eso, en el rápido ennegrecimiento de su campo de
visión, habría visto la diosa de la muerte de pelo negro bañándose en su sangre
fresca.
Lo primero que se le ocurriría a cualquiera cuando viera a aquella
chica seria "negro".
Su piel era tan pálida que era casi transparente, su pelo y
ropa eran negros y sus ojos eran piscinas sin fondo de obsidiana.
La cabeza cortada del jefe de los bandidos voló con un
"Pyun".
Ella sostenía una alabarda pesada en sus manos.
Era un arma que parecía que alguien había adjuntado una pesada plancha a un eje
largo. No era algo que una niña frágil podría oscilar como un palito de fosforo.
Tampoco era algo que una chica en encaje negro debería estar manejando. Que
ella pudiera usar un arma de este tipo con sus delicados, delgados brazos y sus
pequeños dedos, pálidos como el jade blanco, iba mucho más allá de la capacidad
imaginativa de cualquiera.
Apoyó la alabarda sobre sus hombros, y exhaló con fuerza.
La chica estaba rodeada por los cadáveres dispersos de los
bandidos.
"Bueno, eso fue divertido. Ojii-san-tachi, gracias por
esta noche”.
Ella agarró el dobladillo de la falda e hizo una reverencia
con elegancia.
A primera vista, parecía estar alrededor de los 13, y a
juzgar por su belleza y movimientos refinados, ella parecía ser una chica muy
bien educada. Tenía una brillante sonrisa en su rostro, pero esa sonrisa no
llegaba a sus ojos. Sus pupilas negras estaban llenas de una oscura hambre,
como un abismo insondable.
"Gracias por ofrecer sus vidas para mí. Le doy las
gracias en nombre de mi Dios. Mi Dios está muy satisfecho con su regalo, y él
dice que debo disfrutar yo misma con ustedes ".
"...¡Qué! ¿¡Qué demonios eres tú!?"
Entre los bandidos supervivientes, uno de ellos logró gritar
con mucho más valor del que sentía, a pesar de que sus entrañas estaban
congeladas por el miedo. Merecía elogios por ser capaz de hablar a pesar de las
circunstancias actuales.
"¿Yo?"
Ella sonrió adorablemente.
"Yo soy Rory Mercurio. Apóstol de Emroy, Dios de la Oscuridad”.
"¿E-es esa la ropa formal de las sacerdotisas del
templo de Emroy? ¿Una de ella, una de los Doce Apóstoles, Rory La Reaper?! "
"Ara ~ ¿sabías? Mhmh ~ correcto”.
Con la cara sonriente de la muchacha, los bandidos se
dispersaron como hojas.
Dejaron todo atrás y huyeron con todas sus fuerzas,
impulsados por el miedo a la muerte.
"¿Qué, qué diablos? ¿¡Cómo podemos luchar contra un
apóstol!?"
"Oh, no. No no no no no. No se pueden huir”.
Rory saltó, llevando la pesada plancha de metal que parecía
pesar varias veces más que ella. Ella persiguió a los bandidos que huyeron como
un carnívoro feroz cazando a su presa.
La alabarda destrozaba las cabezas de los bandidos como si
estuviera partiendo sandías en la playa, y sus alrededores estaban llenos de
trozos de carne.
"UEH, Abbah ... aiiiieeeee!"
Rory se alzó sobre el hombre caído. Ella oscilo la alabarda
ligeramente, dejándola caer detrás de sus piernas antes de levantarla por
encima de su cabeza.
Su piel blanca como la nieve estaba teñida de rojo por los
chorros de sangre.
"Ufufu ... Dios-sama así lo dijo, tu sabes. La meta de
toda vida es la muerte. Ningún humano puede escapar de ella. "
Un grito lastimero sonó justo cuando la alabarda cayó.
♦♦♦♦♦
"Haa ... haa ... haa ... ¿por qué? ¡¿qué está haciendo
un apóstol de Emroy aquí ?!"
El hombre maldijo su mala suerte mientras corría con todas
sus fuerzas.
Un grito lastimero resonó desde la distancia. Rory La Reaper había cobrado otra alma.
"¡Maldita sea, maldita sea!"
No había caminos en el desierto por la noche. El campo
estaba lleno de pantanos, formaciones rocosas, matorrales espinosos y árboles.
El hombre tropezó en ocasiones, su cuerpo estaba cubierto de barro y sudor, y
rasgó su ropa.
Una vez más, un aullido resonó por delante de él.
Se resbalo en el barro.
Su cuerpo se deslizó por el piso, y se golpeó la cabeza
contra el suelo.
"Maldita sea, maldita sea, maldita seeeeeaaaa, ¡¿por
qué mi suerte es tan condenadamente
mala?!"
"Ara ~ ¿no te estabas divirtiendo?"
Se oyó el ruido de unos pasos.
Al escuchar la voz, tan clara como una campana, él
desesperadamente miró hacia arriba. La chica vestida de negro se alzaba sobre
él, iluminada por el halo de plata de la luna.
"¿No te estabas divirtiendo ahora? ¿No matabas personas?"
Ella plantó la punta afilada de su hacha entre las piernas
abiertas del hombre, a un pelo de su ingle.
"¡Aiiieeee! ¡Yo, yo, yo nunca he matado a nadie!"
"Ara, ¿realmente?"
"¡Es verdad! ¡Este fue el primer trabajo que hice desde
que me uní! Las mujeres también, ¡me dijeron que tenía que esperar hasta el
final ya que yo era el chico nuevo! Ni siquiera puse un dedo en ellas!"
"¿Hmmmmmm?"
Rory pensó brevemente sobre esto antes de hablar con el
hombre de nuevo.
"Los otros jii-sans todos han sido llamados a estar con
Emroy. ¿No te sientes solo?"
El hombre negó con la cabeza con desesperación. No estaba
solo, no solo en absoluto.
"Sin embargo, ¿no sería triste si tu fueras el único
que quedara fuera?"
"¡No, por favor, me gustaría quedar fuera!" El
hombre rogó.
Rory lo miró con una mirada fría que era tan afilada como un
cuchillo.
"¿Qué debo hacer contigo, entonces ~?"
Mientras decía eso, Rory dio una palmada.
"Ya lo tengo, esto debería ser una buena idea. Puesto
que tú no has hecho nada todavía, ¿por qué no empezar ahora?"
Con eso, la chica vestida de negro agarró una de las piernas
del hombre.
Podía sentir una fuerza inimaginable que desmentía su
delicada apariencia.
"Ru run ra ~" canturreaba para sí misma, mientras
arrastraba al hombre como un trapeador.
"¡Duele! ¡Por favor pará! Gwaahhhh! "
El desierto estaba lleno de rocas y arena. Le arrancaba la
ropa del hombre en pedazos mientras era arrastrado, y luego raspo su sudorosa
piel desnuda. Pronto su cuerpo estaba cubierto de su propia sangre.
"¿Quién te gustaba más entre la madre y la hija?"
"¡Noooo! ¡Por favor pará! Gueeehhh ... "
"Que no se pare la ceremonia, este es el final para ti,
de todos modos. Se lo preguntaré amablemente para que puedas hacerlo”.
Rory agarró la pierna del hombre y lo tiró.
Aterrizó en un montón irregular al lado de la madre y la
hija.
"Bien, adelante entonces. Es tu turno."
El hombre negó con la cabeza frenéticamente.
Las piernas de las mujeres desnudas permanecieron extendidas,
un testimonio hueco a su violación. Sus brazos estaban levantados, como si saludaran
al Emperador.
Ninguna de las dos se movían. Por el aspecto de las cosas,
habían dejado de respirar.
"Ara ~ Que molesto. Ellas dos ya pasaron”.
Al parecer, habían sido violadas hasta la muerte.
"Así que lo siento, no lo hice a tiempo."
Rory cerró sus ojos sin pestañear y bajó la cabeza. Luego
sonrió al hombre.
"Aun así, ya que están ahí, ¿por qué no hacerlo de
todos modos?"